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𓏲★. i love you.

PÁGINA DIECISIETE
Te amo.

Luego de acomodar algunos documentos en la Editorial Meisei decidí volver a mi nuevo hogar, solamente el tener que observar a mi hermano salir del despacho de mi esposo es lo que me pone de mal humor, él me dedicó una mala cara, abandonando el departamento, en eso es que noto que Hyunjin se encontraba posado en el umbral del despacho, viéndome con una media sonrisa de costado. Bufé molesta, en realidad, no quería estar en un mismo lugar que Felix Stefano debido a que no confiaba en sus palabras.

Todavía tenía en la cabeza las palabras de Lee Minho, cuando le pedí que me buscara datos sobre mi bella familia—nótese el sarcasmo—y fue ahí que me informé de que mi hermano mayor Enzo Stefano está bien con su esposa, que se estaba encargando de algunos negocios que dejó mi esposo en Italia, mientras que mi madre tiene los cuidados posibles, ya que aún seguía en depresión por la muerte de mi padre, fue Hyunjin quién se encargó de que la atienda unos buenos doctores especializados en el estado de Vittoria Stefano.


—Ya quita esa cara, amor.

—Te dije que no es confiable.

—¿Por qué dices esas cosas? Es tu hermano mayor.—dijo, mientras pasaba una mecha de mi cabello detrás de mi oreja izquierda.—No entiendo cómo es que crees esas cosas, Miki.

—Porque es mi hermano, lo conozco.

Mentí, porque evidentemente no le comentaría la manera en la cual sabía ciertas cosas y menos tenía ganas de que empiece a dudar de mis contactos, aun cuando Hwang Hyunjin debería de ser más inteligente que yo, por algo se estaba encargando de la mafia italiana y era la persona con mayor responsabilidad.

Por demás de que a Minho lo necesito vivo.

—Ya sabes lo que dicen, mantén a tus enemigos cerca.—recordó, dejando un pequeño beso en mi frente.—Es lo esencial en este labor.

Sin embargo, aunque me lo haya dicho con una sonrisa tierna entre sus labios, parecía que él ya sabía lo que Felix estaba organizando detrás de su espalda, no obstante, no iba a negar que de la misma forma me encontraba nerviosa. Debido a que el pecoso era mi hermano, y si alguien lo tenía que matar, me gustaría que fuésemos uno de sus hermanos o su propia madre, quien le dio la vida, al menos, cuando sepa la verdad detrás de la muerte de mi padre. Realmente, Felix es una basura.

Y si él pensaba que pasaría lo mismo con mi esposo, el rubio está demasiado equivocado, porque Hyunjin no es idéntico a nuestro padre, es muchísimo peor que Maurizio Stefano.

—Basta de esta charla, Miki, quiero retomar todo el tiempo perdido contigo. Eres mi esposa y te extrañé, quiero que estemos de la misma forma que desde el primer día. ¿Si? Salgamos a cenar—entró a su oficina, tomando su billetera.—, luego vayamos al acuario y veamos en el camino qué más podamos hacer.

—Bien...

Alargué la e, mientras que por dentro me estaba matando debido a que era verdad, yo también lo extrañaba como nunca. Era mejor dejar que ellos hagan lo que quieran, que se maten si es lo que el rubio está buscando, pero yo solo me voy a centrar en estar bien con mi matrimonio, salir con mis amigos y seguir con mi sueño soñado. Nada más que eso.

—¡Hyunjin, no!

Chille entre risas, viendo que me quería llevar a uno de los baños del acuario. Estaba demente si pensaba que sería capaz de hacer algo así, aun cuando sí lo era en su momento, empero, yo solo quería estar disfrutando con el pelinegro de ojos celestes y guapote que era mi esposo. Se veía tan hermoso con esa sonrisa, ese lunar debajo de su ojo color mar, mientras apretaba mi mano con dulzura y suavidad, obteniendo las miradas de algunas personas, ambos géneros.

Los comprendía.

Yo también reaccionaría de ese modo.

A las pocas semanas se cumplió un año de que nos mantuvimos alejados, disfrutamos cada día de libertad entre ambos, eran horas recordando la hermosa persona que conocí hace 2 años. Cada día... también me daba cuenta de que Hwang Hyunjin no era la misma persona que antes, no la que yo conocí, desaparecía por las noches a escondidas, cada vez que le hacía una pregunta sobre aquello, me mentía, decía que eran negocios y a veces iba a las exposiciones de arte con ellos mismos.

Irónico.

Porque antes a mí me llevaba con él. Seguía dándome esa prioridad de esposo que tanto me gustaba, porque fuimos a festejar nuestro aniversario atrasado, solamente que a la madrugada—en medio del sexo—se marchó del departamento con sus amigos y esos empleados de mi padre. Otra vez dejándome a solas en mi casa, obviamente que no dudé en llamar a la universitaria para que pasemos el día del viernes. Ese día la estuve ayudando con algunos exámenes, por un tiempo me olvidé de lo enojada que estaba con mi esposo por dejarme sola.

No obstante, en los próximos días en que estuve sola Jang Wonyoung no me pudo hacer compañía, y mis amigos vivían lejos para venir a verme en plena madrugada, por lo tanto, la única compañía eran los perros y una copa de vino blanco. Estuve así por 6 meses más, tanto que se volvieron eternos, quedándome callada, sin decir una sola palabra, pero era algo que me estaba dando cuenta de que nunca cambiaría, porque Vittoria no dudó en visitarme cuando supo por lo que estaba pasando.

Fue la primera vez que noté que ella me miró con una mirada de tristeza y cariño de madre. Me abrazó fuertemente, ese podía pude notar que ella necesitaba llorar entre mi cuerpo, ya que fue lo que hizo. Me explicó que estaba muy enojada consigo misma, por darse cuenta de que arruinó mi hermosa vida con Hyunjin antes de conocer a mi familia, estuvo tan enfadada en hacer una segunda boda, pero porque ella se disculpe no iba a solucionar nada del derrumbe de mi vida.

Se cumplieron 2 años.

2 años desde que Hyunjin dejó de ser el mismo hombre del cual me enamoré, en esos meses en que me estaba dando cuenta de su cambio tan repentino, tomé la decisión de restarle importancia y seguir mi vida como si nada, disfrutando de mi trabajo, de mis amigos más cercanos y de mi esposo. Haciendo como si nada hubiera pasado, sin embargo, ahora lo que en verdad era una molestia para mí, es que mi esposo no me pueda corresponder un simple te amo. Siempre que se lo decía cambiaba la charla rápidamente, o se iba de mi lado con una sonrisa fingida en su linda cara, cada día me estaba dando cuenta de que esta relación no iba a funcionar, no podría funcionar si él no me habla sobre eso, si él no me dice por qué no me podía corresponder un jodido te amo, así que ese fue el inicio de nuestra primera pelea después de meses.

—Te amo, Hyunjin.

Mencioné melosa, después de tener un encuentro sexual en uno de los baños de una fiesta de beneficencia italiana. Era mi primera vez en este país después de haberme escapado de la casa familiar Stefano. En el momento en que le dije eso al pelinegro con su cabello en un estilo mullet, me dedicó una mirada penetrante, puedo ver cómo pasó saliva con fuerza, abrió sus labios queriendo decirme algo, simplemente que la cerró para acomodarse su cabello.

Evitando mis ojos.

Nos encontrábamos encerrados en uno de los baños de la fiesta, el lugar era muy grande de colores amarillentos claros, largos baños privados, elegantes puertas y gigantes espejos, lavamanos por doquier, se podía oler un delicioso olor a lavanda, la verdad es que parecía que todos se encontraban en un perfecto orden, menos yo.

Ya me estaba hartando.

Expulsé una risa nerviosa, mezclada con la ironía de los sentimientos encontrados que estaba atravesando. Supuse que él se percató de aquello, que me observó anonadado, y a la vez parecía estar asombrado de volver a oír ese sonido salir de mi boca, fueron bastantes meses sin tener una discusión, empero, esta discusión no iba a terminar como antes, no habría sexo de por medio y menos alguien golpeado. Debido a que estaba decepcionada de la persona que tenía enfrente en estos momentos.

—¿Me amas?

Le pregunté con el corazón en la garganta, tanto que se podía oír mi voz a punto de quebrarse en el intento de buscar alguna respuesta del chico que me observaba sin decirme una puta palabra al respecto. Hyunjin lamió sus belfos, mirándose en el espejo con fanales tristes, buscando algo muchísimo más interesante que yo. ¿De verdad no me diría nada? ¿Ni una mentira? Es que cada día me daba a entender que realmente nunca me quiso y que quizás...

—No me gusta por dónde está yendo esta conversación, volvamos a la fiesta.

Ordenó, girándose completamente, sin verme a la cara en el trayecto. Hasta que volví a abrir la boca, porque no me iba a quedar callada en este momento, no ahora.

—Contéstame, Hwang. Házlo... o me tendré que ir de tu vida para siempre. Porque no me pienso quedar en un lugar en el cual no me quieren.

Rápidamente, el pelinegro se da media vuelta. Observándome molesto, triste y parecía estar entrando en un estado de desesperación.

Entonces, fue ahí en que se dio cuenta de que no estaba bromeando con lo que le estaba diciendo, además, él sabía que siempre terminaba haciendo lo que cumplía, pensé que era un claro ejemplo la promesa que le hice a mi padre. Hyunjin dejó el cerrojo, mirando el suelo brilloso, buscando su respuesta por esos lugares. O..., simplemente, estaba pensando en la mentira que me podría decir, solamente para que me deje de molestar.

—Al convertirme en una persona que te ama podría convertirme en una persona que me ama a mí... ¿Entiendes ahora, Miki?—me dijo con un brillo en sus ojos celestes, un brillo que me hizo sentir una perra por dentro.

—No puedo comprender por qué razón no te amarías a ti, eres... una hermosa persona ante mis ojos, Hwang, y tampoco puedo entender la razón de que me estés haciendo todo esto a mí. A la única persona que está completamente enamorada de ti, sin importar lo complicado que eres y todos los laberintos de locura que hay en tu jodida cabeza.

Parecía que era la primera vez que me estaba escuchando decirle todas estas palabras bruscas mezclada con dulzura, ya que me estaba mirando con esos hermosos luceros brillosos, era una reacción qué rara vez se veía en él, Hyunjin comienza a caminar de nuevo a mí, hasta quedarse en el mismo lugar que hace un momento. No comprendía para nada la forma en la cual estaba actuando, pero parecía que quería seguir escuchando mis palabras.

Estas cursis palabras que nunca me salían decirlas, supongo que en parte también era su culpa, la manera distante en que él se convertía conmigo, cuando le decía la palabra prohibida, ocasionó que esa Miki linda se desvaneciera de a poco, a tal punto en que ya no era tan una buena esposa con el chico de ojos celestes. No obstante, si esta era la manera en que pueda ocasionar un poquito de amor de él hacia mí, lo haría sin importar las consecuencias, porque yo sí lo amaba y sería capaz de ir a la guerra, simplemente, por él, porque Hwang Hyunjin es todo lo que me quedaba. Es una de las pocas personas que se quedó conmigo a pesar de saber mis oscuros secretos, así que sí, diría todas las cosas penosas del mundo solo para que me vea una vez más con esa esencia.

—Siempre pensé que amarme era tan difícil y complicado, pero entonces te conocí, Hyunjin. Tú volviste las cosas más fáciles, me hiciste sentir amada... aunque nunca me lo digas. Tal vez no necesito que me lo digas, pero—cerré los ojos, expresando el sentimiento.—se sentiría tan bien que tu esposo te diga una palabra de esa magnitud.

Describí llena de emociones.

Sin poder recibir algo a cambio, porque la puerta fue abierta repentinamente, dejando la figura de Franco Russo, aunque ninguno de nosotros lo estaba mirando directamente a la cara, él decide hablar de todos modos.

—Jefe, nos tenemos que ir.

—Estoy teniendo una conversación con mi esposa, Franco.—respondió mirándome.

—Jefe, es muy importante. Tenemos que ir...

—Váyanse.

—¿Q-qué? ¡No! No podemos dejarlo aquí, estará en peligro si lo dejamos en un baño de damas.—contestó sorprendido, tratando de buscar la mirada de mi esposo. Y cómo estaba entrando en pánico, Franco no tuvo mejor idea que dirigirme la mirada.—Señorita Miki, dígale algo.

Eché un suspiro.

Debido a que Minho me explicó lo peligroso que podría ser que yo venga con mi esposo a esta gala de beneficencia en Italia, el principal enemigo era uno de los invitados y todos sabían que podría salir mal esto. Así que sí, ya sabía lo que estaba a punto de suceder, solamente que estaba teniendo una charla con mi esposo y no quería parar esto, ya que podría ser la última que tendría con Hyunjin.

—Te prometo... que algún día estaré listo y te lo diré, pero no me puedo permitir amarme, Miki.—informó sinceramente.

Reí irónica, chasqueando mi lengua y moviendo mi cabeza en afirmación. Comprendiendo que si no era ahora mismo, nunca más podría hacerlo. Era el momento de tomar una decisión para mi futuro con él, sabía que no me podría alejar, y ni siquiera por mi propia cuenta, sino porque él se aseguraría de mantenerme cerca.

—Se acabó, Hyunjin.

—Entiendo qué están pasando por un mal momento en su matrimonio, pero no es el lugar para hablar sobre eso. Nos tenemos que ir.—interrumpió Russo.—Felix está tratando de distraerlos y ustedes están arruinando el momento de escapar.

Hyunjin da un paso al frente.

—¿Qué me quieres decir?

—Esto se terminó, no te quiero más en mi vida.

—¡¿Solo por no decir esa palabra?!

—No me importa, enójate todo lo que quieras, pero yo voy a tratar de asegurarme de seguir mi vida en otra parte, un lugar muy alejado de ti. Sé que si me quieres...—moví mis cejas irónica, echando una risa de paso.—Bueno, si tienes algún sentimiento por mí, simplemente me vas a dejar en paz y no vas a intentar buscarme para tenerme en un lugar en el cual no me aman.

—Estás dramatizando, Miki.

Comentó, sujetando mi brazo.

Sencillamente que hacer eso en estos instantes era lo que más me estaba cabreando, ya que no me gustaba que me toquen cuando estoy tomando una decisión tan grande cómo esta y menos cuando la emoción del enojo me estaba cegando.

—Hyunjin, suéltame.

—Vendrás conmigo.

Ahí fue donde se escuchó unos tiroteos por los pasillos de los baños, Franco Russo ingresó al baño rápidamente, armándose para atacar en el momento en que entren en el baño. Mientras que el pelinegro y yo nos veíamos seriamente, era como si fuese algo normal y cotidiano en nuestras vidas, al menos yo lo veía de ese modo, además de que preferiría estar muerta qué seguir en las manos de éste hombre. Un hombre que no me amaba.

—Quita tu mano de encima si no quieres que tu rostro tenga un adorno, cortesía mía, que te hará recordarme por el resto de tu vida. Hasta el día en que mueras, ¿me oíste, Hwang?—advertí, notablemente irritada.

Franco echa una risa.

—Yo que usted le hago caso, jefe.

—Ya lo oíste.

—Oh. Ahora sí me escuchan...—murmuró.

—Sé que no lo harás.

—¿Qué te hace pensar eso?

Hwang Hyunjin sonríe de costado, mirándome con egocentrismo en su mirada.

—Porque me amas.

Entonces, comprendí que era un buen momento para que este muchacho ególatra sepa con qué clase de mujer se metió desde un inicio, él ni siquiera se había percatado de que su esposa estaba armada, porque mi mano de inmediato bajó a mi muslo izquierdo, de donde saqué una navaja negra, con una decoración especial en ella, y le hice un rajo en su labio derecho.

La cual comenzó a sangrar.

—Mírale el lado positivo, Hyunjin, tendrás un hermoso recuerdo mío para la memoria.

La puerta se abrió de inmediato, donde ingresaron esos hombres, empezando con las amenazas y los disparos. Para ello, Hyunjin sacar su arma rápidamente, defendiéndose, aun cuando me estaba cubriendo a mí, no obstante, de algo me tenía que haber servido el estar en esta vida desde pequeña, me deslicé en el suelo por los baños individuales hasta llegar al último. Para eso, pararme sobre la tapa del inodoro, observando esa abertura la cual tenía mi medida exacta. Estando a punto de irme, pude ver por última vez a mi esposo, a esa persona que tanto amaba y que estaba por dejarla atrás.

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