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𓏲★. family secret.

PÁGINA NUEVE
Secreto familiar.


Me pareció extraño que a la vuelta a Corea mi esposo no me haya dicho absolutamente nada sobre Bang Chan, únicamente, me comentó que estaba feliz de que, al menos, le haya dicho que en su momento estuve con él, pero que no pasó nada más. Admito que me sorprendí, empero, a la vez estaba contenta de que no haya pasado nada más, cuando estábamos a punto de ingresar al departamento mis ojos pueden observar a la adolescentes que de vez en cuando tenía la oportunidad de pasar tiempo con ella, solamente que la última vez las cosas se pusieron incómodas debido a que el pelinegro de mi esposo le informó, de mala forma, que a mí me excitaba el puto dubcon y que por eso parecía algo que no era.

Desde entonces me da pena verla a la cara.

—Señorita Miki...

—Wonyoung, ¿cómo estás?

—Vengo a despedirme.

—¿Q-qué?—balbuceé, confusa de su información.—¿Por qué? ¿Acaso Hyunjin le dijo algo a tus pad-?

—No, no, señorita. Su esposo no tiene nada que ver con la decisión que tomé.

—Oh, es tu decisión.

—Sí, iré a vivir a Italia.

—¡¿Italia?!

Me sorprendí de esa notificación, lo menos que pensaba era que la jovencita se vaya a vivir a mi ciudad natal.

—Oí que usted estudió su carrera allí, y pensé: ¿Cómo ser ella si no voy a su universidad? Tal vez, ese sea el lugar que necesito para aprender en la misma forma que usted.

—Ah... Eso me sorprende.

Comenté confusa aún.

Abrí más la puerta para ingresar a mi casa antes de despedirme, ya que puedo ver que los padres de Wonyoung estaban listos para abandonar el pasillo, no obstante, antes de cerrar la puerta, observo a mi esposo haciendo unos gestos de felicidad, sus fanales celestes estaban cerrados, mordía su labio inferior y movía sus brazos de arriba hacia abajo, gozando el momento.

Lo voy a matar.

—Bueno, señorita, ya me voy.

—Ten un buen viaje, Wonyoung.

—Gracias, unnie.—ella sonrió, empezando a caminar con sus padres al ascensor. Mientras que yo le hacía gestos a mi esposo para que deje de hacer eso.

—¡Hyunjin!

Regañé cuando cerré la puerta.

—¿Umh?

Me miró asustado.

Eran las 22:40 p.m cuando Hwang Hyunjin decide abandonarme en el departamento con nuestras mascotas, para irse con sus amigos a un restaurante, iban a festejar el cumpleaños de Jung Wheein, una de sus amigas más cercanas en la oficina. Estaba feliz, al menos, iba a tener una noche con mis mejores amigos, me costó muchísimo que Jungkook decida venir con el resto, ya que algunos estaban ocupados y otros ofendidos conmigo.

Aún creían que tomé una mala decisión.

Empero, terminamos pasando la noche entre risas, comiendo, bebiendo, compartiendo cada momento juntos. Me gustaba estar así con ellos debido a que me recordaba cuando estábamos en la universidad, siempre de fiestas y hablando de cosas que no nos interesaba para nada.

—¿Cómo les está yendo?—indagó Minhyuk, mientras me veía preparando los daiquiris para el resto de nuestros amigos.—MJ hyung me dijo que también viste a Bang Chan.

Blanqueé mis ojos de escuchar que Kim Myungjun no puede ser capaz de mantener los secretos de la oficina en la oficina, Park Minhyuk no trabajaba con nosotros en la editorial, por lo tanto, se suponía que no tenía que saber nada de aquello y menos el resto.

—Es un chismoso.

—Oye, se supone que somos amigos.

—Lo sé,—veo que se apoya en la isla de la cocina.—simplemente que no quiero que los demás sepan que Chan apareció.

—¿Por qué?

—Jimin empezará con sus comentarios y no es lo que quiero, además, sabes que es capaz de decirle a su mamá y ella se lo dirá a mi esposo.

—¿Qué hay con eso, Miki? Se supone que Hyunjin confía en ti, que es amable y no sería capaz de no creerte a ti, ¿verdad?—me miró confundido. No obstante, ¿cómo le decía a él que Hyunjin no es lo que parecía?—Me estás hac...

—¡Sí! Obviamente, Min, pero no quiero que le diga nada.

—Pero, ¿por qué?

—Tiene miedo de que Hwang sepa la verdad.—contestó Myungjun, apoyándose en la isla, entre que comía el pedazo de pizza que sobró.—En algún momento él sabrá lo que realmente pasó ese día, Miki-ssi.

—Basta. Fin de la charla.

Demandé, presionando el botón de la licuadora. Ocasionando un gran ruido en el departamento y sucedió lo mismo con mi cabeza, porque no quería que mi propio esposo conozca lo que en verdad sucedió cuando conocí a Bang Chan, y muchísimo menos cuando terminamos, no era lo que yo necesitaba, tenía una hermosa vida en estos momentos y todo estaba perfecto.

Todo estaba en orden.

Hyunjin no tienen porqué saber.

Él no debe dé.

—¿Felix?

Pregunté confundida, ya que estaba parado con un semblante serio frente a la puerta de mi casa. Se encontraba de una forma completamente diferente a lo que siempre era.

—Hola, hermanita.

—No es que quiera sonar grosera, pero—dije mirando ambos lados.—¿qué haces aquí?

—¿Me dejas pasar?

No quería siquiera estar frente al enorme edificio que le pertenecía a mi familia por años, pero era la única manera de quitarme a mi familia de encima, o a Jinyeop, por lo que fui directamente al ascensor, se suponía que yo me iba a hacer cargo de tener una conversación con el nuevo socio de la empresa. Se suponía que si hacía eso mi hermano mayor me dejaría de joder una vez en su vieja existencia, no obstante, lo único que quería hacer era irme.

Si no me hacía cargo fue por algo.

Los números y reuniones no son lo mío.

—Señor Hwang, el señor Lee está adentro.

Asentí, desinteresado.

Por suerte tenía a Park Seojung a mi lado en cada momento, ella era la única persona que me mantenía informado de lo que debería de decir o hacer en estas ocasiones. Era muy inteligente, lástima que su hermano Jimin no haya sacado ese lado. Reí de solo pensar en eso.

—Señor Lee, el hermano del señor Jinyeop ya está aquí.—informó la asistente de mi hermano. Entonces, puedo ver que el sujeto se da la vuelta.—Los dejaremos a solas.

—Ella se queda.

—Está bien.—contestó la mujer mayor, saliendo de la sala de reuniones.

—Por fin te conozco.

—Hwang Hyunjin.

—Lee Minho, tu nuevo socio.

—¿Tan rápido?—me asombré.

—Perdón la demora, hubo mucho tráfico.

Me giré, observando que se encontraba mi amigo con un rostro de cansancio en su cara. Al parecer, ambos estábamos muy sorprendido de lo que estaba pasando.

—¿Hyunjin? ¿Qué haces...?

—I.N, él es el hermano de Jinyeop.

—Cuando me dijiste, no pensé que era el mismo.—comentó, dejando su celular en la larga mesa de vidrio.—Pero... qué gusto que estemos trabajando juntos después de todo.

—Es verdad.

Todavía no estaba entendiendo muy bien lo que estaba sucediendo, porque el hombre de cabello gris se encontraba muy tranquilo, sus manos en los bolsillos de su traje y con una media sonrisa en su cara. ¿Por qué carajos me hizo venir hasta aquí entonces? ¿Para nada? ¿Solamente para que conozca a una persona que ya conocía y a un hombre que parecía loco por su expresión?

Mierda, le gustaba joderme.

—Oí que estás casado con Miki Stefano.

De a poco voy levantando la mirada, sin entender cómo es que tenía esa información, pero ver a Jeongin de reojo me puede dar a entender que él pudo ser una de las personas que le comentó aquello.

—¿Qué hay con eso?

—No, nada importante. Pero me sorprende que estás casado con la hija de un mafioso italiano.

—¿Mafioso?—reí desgastado, dejando mis cosas en la mesa larga.

—Sí, conozco muy bien al señor Maurizio.

—¿Cómo?

—Siamo partner.

Expulsé una risa con más razón, suponía que esta persona también era parte de los hombres de mi suegro. Minho da unos pasos, quedando a poca distancia de mi cuerpo derecho.

—Quiere una respuesta.

—Le dije que lo pensaría.

—Hyunjin, te voy a decir esto de socio a socio.—notificó seriamente.—No quieres hacer enojar al jefe en estos momentos, muchísimo menos cuando está a punto de tocar el arpa, quiere una decisión para esta noche y es mejor que lo hagas rápido.

Cerré la puerta detrás de mí.

Notando que el departamento se encontraba muy solitario, las luces estaban apagadas y los perros estaban acostados en el suelo de la sala, la pantalla mostraba una fogata, eso me da a entender que Miki estaba dormida en el sillón blanco de nuestro living. Besé su frente, acariciando su pelo pelirrojo despacio, no quería levantarla. Empero, unos pasos me alarman que velozmente me di la vuelta, muy dispuesto en atacar, simplemente que me relajé al momento en que vi al pecoso de mi cuñado, él levantó las manos al aire cuando notó mi forma de mirarlo.

—Perdón...

Elevé la cabeza, indicándole que mejor vayamos a la cocina para no despertar a su hermana de su plácido sueño. Me quité la chaqueta, poniéndolo sobre el respaldo del taburete, me senté allí, comiendo lo que Felix mandó al microondas para que se caliente.

—¿Qué haces aquí? No es por sonar maleducado, pero me sorprende.

Felix me miró de reojo, parecía muy cansado.

—Ya veo por qué están casados.

—¿Umh?—musité con la boca llena.

—Nada. Estoy aquí porque mi padre quiere una respuesta, Hyunjin.

Bufé, molesto.

¿Me estaría asfixiando hasta que tome una decisión? Giré de a poco mi cabeza, viendo que Miki se encontraba muy dormida en el sillón. Además, tenía muchísimo miedo de responder a esa pregunta, no quería perder lo bonito que tenía con ella y parecía que mi esposa realmente no quería que estemos en ese mundo de la corrupción y asesinatos.

—Ella no tiene que saberlo...

—Ese es el maldito problema... —susurré, volviendo a mirar el plato de comida—. Si tu hermana se entera, mi vida podría irse al carajo... A tu padre eso no parece importarle. ¿Por qué debería importarme a mí? ¿Eh? Demonios.

—Porque vio algo en ti.

—¿Qué?

—Maurizio tiene algo especial, elige a pocas personas para que sean parte de la familia, él es quien escoge a nuestras esposas, a nuestros hijos y nuestros amigos.—demandó tristemente con sus ojos castaños en la silueta de su hermana.—Él vio exactamente lo mismo en ti, Hyunjin, y es mejor que lo aceptes. Cuando mi padre muera tendrás la libertad de hacer lo que quieras. Si tan solo lo hablaras con mi hermana... Podrían ingeniar un plan.

—¿Un plan?

—Sí. Tal vez sea la única forma de que Miki lo entienda y lo acepte.

—Mmh...

—Pero todo depende de ti.

—¿De qué hablas?—lo miré confundido.

—La avaricia, la ambición y el narcisismo siempre están en el medio de esa decisión.

—No entiendo.

—Mi padre fue el sottocapo de su padre, le prometió a mi madre que esperaría el momento en que su padre muera para cambiar las reglas del juego.—comentó entre risas.—Adivina qué pasó después. Ahora tú y yo estamos teniendo esa misma conversación.

—Felix.

Advertí, no estaba para sus estúpidos juegos. Él echó un suspiro, rodeando la isla y sentándose a mi costado, observando a su hermana.

—Puedes tener y hacer el mismo plan que Maurizio, pero está en ti si quieres quedarte con tu esposa o con todo lo que obtendrás cuando mi padre muera, Hwang Hyunjin.

—Tu hermana me importa.

—Ya sé, se nota que la amas.

Fruncí mi entrecejo, expulsando una risa desgastada. Ya que me asombraba que todo el mundo se estaba dando cuenta de aquello, pero que yo no se lo pueda decir.

—De acuerdo.

—¿Eso qué significa?

—Acepto el puesto, hasta que tu padre muera.

—Bien.—se levantó del taburete que estaba al lado mío, agarró su chaqueta, sin quitarle la mirada de encima a su hermana.—Para eso se tienen que mudar de Corea del Sur, tienes que estar en Calabria, además, tienes que estar antes de que mi padre fallezca. El Don tiene que confirmar tu puesto, presentarte a sus amigos, a los socios, tienes que conocer un poco el negocio familiar, y lo más importante, a quiénes tendrás que asesinar.

Felix se marchó, no sin antes dejar un beso en la cabeza de su hermana pequeña.

Estaba muy nerviosa.

Mi hermano vino hasta Seúl para decirme que mi padre se encontraba muy enfermo, y que era muy probablemente a que no pasaría de la semana, era por eso mismo que estaba pensando en decirle a mi esposo que sería bueno que nos vayamos a quedar a Italia hasta que mi padre se vaya del mundo.

Pero no sabía si él querría.

—Buenos días, amor.—dejó un beso sobre mi cabeza, acercándose al taburete de enfrente.

—¿Cómo dormiste?

—Incómodo, no dormiste conmigo.

—Umh... Me hubieses levantado.

—En realidad, me iba a dormir contigo, pero estabas tan cómoda ahí, que te quise dejar como estabas, amor.—rio, comiendo de su kimchi.—¿Está todo bien? Estás extraña...

—Felix vino.

—Sí, lo vi anoche.

—Mi padre está muy enfermo.

—¿Quieres qué vayamos? ¿No es cierto?

—Amh.

—Tu hermano Felix me pidió que vayamos, al parecer, tu padre quiere pasar sus últimos días con sus hijos.

Arrugue mi cara.

—¿De verdad te dijo eso?—él asintió.—Vaya, jamás pensé que Felix diría una cosa como esa, normalmente prefiere tenerme alejada de la casa y... de papá.

—¿Por qué dices eso?

—Mi padre siempre dijo: Non fidarti mai del fratello di mezzo.

Irónico.

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