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𓏲★. entrance to the bride.

PÁGINA TRES
Entrada a la novia.


Ansiaba gritarle en la cara por última vez, que eso simplemente no iba a suceder.

Pero hablar con Vittoria Stefano era como hablar con una pared, ya que no parecía escucharme y mucho menos haría caso a lo que yo, su única hija entre dos hijos varones, tenía que decir. A veces, creía que simplemente no quería escucharme ni entender mi punto de vista sobre la mayoría de las cosas debido a que siempre terminábamos haciendo lo que a ella le gustaba o lo que ella consideraba correcto. Empero, así era tener una relación con mi mamá, lo peor de todo es que mi padre siempre apoyaba lo que la loca de su mujer le decía. Expulsé un bufido ruidoso, para que sepa que no me gustaba para nada lo que acababa de hacer y muchísimo menos el comentario que lanzó a mi reciente esposo.

—Ya te lo dije, Vittoria, no.

—¿Y tú qué opinas, Hyunjin?

—Ya nos casamos, no habrá otra boda.—le respondí.

—Bueno, no estaríamos teniendo esta conversación si nos hubieras avisado de tu boda.

—Por algo no te invité.

Repliqué, la ira evidente en mi voz. La expresión en el rostro asiático de mi madre dejó claro que no le gustó para nada lo que le dije. Quizás era el momento de que supiera lo que pensaba de ella y de mi familia, a pesar de que el único problema era ella.

Hyunjin ya conocía a mis hermanos, aunque nunca se habían visto en persona, solo a través de las llamadas que ellos me hacían.

—Está bien por mí, cariño.

—¿Ya ves? No te costaba nada socializar más con tu familia, Miki. De acuerdo, vayan a juntar sus cosas así nos vamos para Italia.

—Mam...

—Quédate tranquila que ya le envié correo a tus amigos para que vayan a la boda con pasaje y hospedaje gratis.—demandó mi madre, manteniendo sus ojos en la pantalla de su celular.—Respecto a ti, Hyunjin... Pásame el cont...

—Yo les comunico a mis amigos sobre la fiesta, quédese tranquila, señora Stefano.

—Es una boda, pero está bien. ¿Tu familia?

—Mamá.

—No podrán asistir, están ocupados.

Vittoria me echó una mirada.

Eran una de esas miradas que solo podían tener las madres. La cual te decía absolutamente todo lo que estaba pensando, bueno, empezando porque a ella no le agradaba el chico que está a mi izquierda, desde el instante en que supo que me casé con un «extraño», inició con sus preguntas íntimas sobre el hombre con el cual me encontraba casada por 3 meses. Sabía que está haciendo todo esto para encontrarle un error y qué mi padre la pueda apoyar, así me divorciaba de él. Sin embargo, no iba a pasar eso.

Era mi decisión.

—Nos vemos en el aeropuerto, niños. ¡In fretta!¹—exclamó, saliendo de la casa como si nada hubiese pasado.

—¿Qué dijo...?

—No tenías qué aceptar si no querías.—ignore su pregunta para ofrecerle mis dudas al respecto de la respuesta que le dio a mi madre.

—Sabes que haré cualquier cosa para que estés feliz, corazón, eres lo único que me importa.

Le sonreí feliz.

Debido a que era una persona que me hacía muy dichosa, después de eso, fuimos a empacar nuestras cosas para irnos de Corea del Sur, ya que nos esperaba un viaje de 11 horas y media, eran unas horas tan largas para mi gusto. No obstante, no iba a negar que me gustaba saber qué podría volver a ver a mi familia de nuevo. Aunque no haya pasado tanto tiempo de la última vez, lo estaba sintiendo de ese modo, tal vez, teníamos una cultura muy unida y era lo que me haría mal al final del día.

—¡Mia ragazza!

Sonreí tímida, uniéndome al abrazo que mi papá estaba esperando de su hija. Mientras que nos encontrábamos abrazados, él emprendió a decir muchísimas cosas velozmente, tanto que por un plazo me olvidé de mi lengua natal y me estoy sintiendo bugueada. Sin embargo, agradecí que uno de mis hermanos despegó a nuestro padre de mis brazos para poder abrazarme él.

—Te extrañé, ragazza.

—Yo también, Enzo.

—¿Y este adonis?—burló mi hermano mayor. Todavía viendo a mi esposo.—Por fin nos vemos frente a frente, Hwang Hyunjin.

—Ciao, Enzo.

Obviamente que mi hermano no soportó la distancia y lo abrazó. Lastimosamente, era algo que mi cónyuge tenía que acostumbrarse si quería formar parte de la prole, ya que éramos de una cultura que el contacto físico lo era todo en la familia, así nos expresábamos. De todos modos, tiré del brazo del pelinegro, evitando el borne que estaba haciendo mi hermano mayor a él.

—Sospecho que tú eres el esposo de mi hija.

—Sí, señor Stefano.

En el santiamén en que Hyunjin dijo eso, mi papá me observó con esa inspección profunda, ocasionando que mis luceros vayan al suelo. Porque se percató de que no le he comentado ese «leve» secreto que tenía mi familia, ¿por qué? Capaz, me desconcertaba pertenecer a este clan familiar, que para mí, no hacían nada bueno por la sociedad. Apareció mi hermano arruinando el momento de su mirada estoqueadora.

—Hyunjin, ¿cómo estuvo el viaje?

—Hola, Felix. Estuvo tranquilo.

—Me alegro por ustedes, ¿quieren ver su alcoba? Donatella preparó todo para que se sientan cómodos.—instruyó, admirándonos con una sonrisa en su semblante.—¿Me los puedo llevar? ¿O quieres hablar con ellos de algo más, padre?

Mi papá aún me seguía viendo.

Supongo que en estos momentos tenía una mirada de lástima, o, tal vez, volví a hacer sentir mal a mi gente por lo que yo pensaba respecto a todos ellos. Es por eso mismo que ni siquiera mirándonos a la cara le dijo a Felix que nos podíamos ir. En el transcurso hasta dentro de la casa, mi hermano del medio no detuvo la conversación con mi esposo, diciéndole algunas cosas y dialogando sobre una parlamenta que tuvieron minutos antes de que nos podamos volver a ver todos nuevamente.

Felix abrió una puerta, dejándonos ver la pieza que fue mía en algún momento. Simplemente que estaba recientemente decorada, nuevos muebles, nuevos colores y demás cosas que no le estaba dando atención. Después de haber sacado algunas prendas, me dirigí al balcón en donde puedo visualizar el minuto justo en que mis creadores están platicando seriamente, entonces, la mirada de mi madre se cruza con la mía y a los segundos mi papá hizo exactamente lo mismo, era algo que me estaba molestando demasiado, debido a que sus rostros de vez en cuando me daban mucha intranquilidad.

—¿Amor?

—¿Mmh?—giré mi cabeza sobre mis hombros. Viéndome más que confusa.—¿Qué sucede?

Hyunjin salió de zambullirse, se encontraba con unos pantalones endrinos sueltos, una camisola blanca, dejándome ver sus brazos practicados y algunos tatuajes que se hallaban por todo su lindo y epicúrea anatomía. No obstante, puedo notar que no despojaba sus fanales celestes de los míos, eran esos faroles que me volvían lunática desde el etapa en que me admiraba cálidamente. Sin mencionar que su melena negra estaba recién lavada y algunas gotas se caían, dejándolo jodidamente sexy.

—¿Estás bien? 

—Sí, no te preocupes.

—¿Estás peleada con tu padre? Creo que no le caí muy bien...—tartajeó, vislumbrando un costado del cuarto. Eso hace que acceda a la habitación otra vez.—Sabía que debía de estudiar mi italiano antes de aparecer.

Expulsé una risilla, acercándome cada vez más a su cuerpo.

—Relájate, le agradas.

—Ni siquiera le agrado a tu madre, Miki-ssi.

—Vittoria no importa aquí, no le tienes que hacer caso.

—Mmh... Está bien.—enmarañó sus bazas rodeando mi cintura, viendo mis labios.—¿Te parece estrenar la habitación... o... no es buena idea? 

Supongo que el hecho de bajarle la cremallera del pantalón fue la confirmación de que estaba de acuerdo con su plan perverso. Me agaché sobre su miembro, liberándolo de su bóxer. Lamí mis labios, preparándome mentalmente para lo que iba a hacer. Cuando pasé la lengua sobre él, pude sentir una corriente eléctrica recorrer su cuerpo y su mano se posó en mi cabeza, indicándome que lo tomara en mi boca. Comencé a lamerlo y chuparlo, observando cómo lo disfrutaba.

Por supuesto, habríamos continuado si no hubieran interrumpido con un golpe en la puerta.

—Papá quiere que nos reunamos en la oficina.

—Ahora vamo...

—La familia. 

Enzo transformó la cara de inmediato.

Esa era una indicación a que algo malo está pasando y también el instante en que ellos podrían aprovechar para joderme la existencia. Le pedí a Hyunjin que me espere unos minutos a que yo pueda conversar con mi familia, entre que me encaminaba con mi hermano mayor al estudio de mi padre puedo mirar que está la esposa de mi hermano, sin contar a algunos hombres que ni deberían de estar aquí, pero verla a ella digamos que me hizo enardecer de una manera alucinante.

—Pensé que era solo la familia.

—Sí, únicamente la familia, Miki.

—¿Y por qué yo no puedo traer a mi esposo entonces? ¿Uh?—me molesté con mi padre. 

—Hyunjin no es parte de la familia aún, Miki. 

—Es mi esposo, papà.

—Si fuese tu esposo le dirías la verdad y no te avergonzarías de tu clan familiar. 

Solté una risa irónica, no podía creer que sea capaz de decirme una cosa así solamente porque no estaba de acuerdo con nada de sus estúpidas decisiones.

—No me avergüenzo de mi clan, sino de lo que hacen. 

—Es lo mismo, ragazza.

—Tú ni siquiera me platiques, Vittoria. Has hecho algo aunque te dije que no quería.

—Ten más respeto por tu madre, Miki.

—¿Madre?—bisé riéndome.—No, una madre cuida de sus hijos, no los mete a la boca del lobo. Además, ¿reunión familiar? No comprendo por qué Giovanni está aquí, no es de la familia.

—¡Stai zitto, marmocchio!—abroncó mi padre. Parándose de su silla y propinando la mesa de madera, contemplándome con molestia.—Giovanni Conte ha hecho bastantes cosas por esta familia y no voy a permitir que le faltes el resto, Miki. Es el consigliere² de esta familia.

—No me hagas repetirlo de nuevo, Maurizio.

—Valentino no será mi mano derecha, que te quede muy claro.

—Lombardi es mucho más...

Fare L'indiano³.

Que me haya interrumpido fue lo que más me molestó, mucho más decirme la típica frase que me decía su madre antes de fallecer, esa maldita vieja cada que tenía la oportunidad de callarme lo hacía bruscamente y lo peor de todo es que no podía hacer o decir nada al respecto de aquello. Estaba muy dispuesta a irme de aquí, pero Felix se interpuso a que no me vaya, era el más consentido de Maurizio, por lo que siempre hacía lo que él quería y es una cosa que me jodía completamente.

—Si quieres que aceptemos a Hyunjin debes decirle la verdad.

—Yo ni quería estar aquí, Stefano. 

—Me gustaría que seas feliz, mi querida hija. Pero si decides alejarte de la familia tendrás que... Avere quealche santo in Paradiso.

—Descuida, mia madre. Si algo me llega a pasar ustedes tendrán la culpa.

—Vittoria, detente.—ordenó Maurizio, sujetando la muñeca de mi madre.—¿Quieres renunciar al sottocapo?

Cuando mi padre pronunció aquello, mis hermanos y con la esposa de Enzo, observaron a mi papá enfurecidos, o mejor dicho, sorprendidos de lo que acababa de anunciar. Era un cargo que yo no tenía ganas de tomar y se suponía que eso lo haría Enzo Stefano o hasta el mismo Felix Stefano, pero no yo, no la menor de la familia.

—Padre, ¿de qué hablas?

—Sono confuso adesso...

—¿Eres gracioso, padre? ¿Umh? ¿Te divierte verme jodida?—pregunté asombrada.—No estoy de acuerdo con lo que ustedes hacen en Calabria, ¿y piensas qué me haré cargo cuando tú no puedas? ¡Obvio que no! 

—Miele, per favore... 

—Está bien, aceptaremos a tu, disque esposo, en la familia.

—Vamos, escucho tu condición.

—Será el sottocapo.

—¡Padre!

—Hyunjin no será bueno para el puesto, papá.

—Concuerdo con Felix, Hyunjin no debería de ser el sottocapo.

—Dame una razón, Miki. 

Pegaba reiteradas veces la cara del hombre que estaba ya tirado en el pasillo del hogar que se formó entre los recientes casados Hwang, mientras que el de cabellos negros no paraba un segundo en magullar el rostro de un muchacho que fue de visita a la casa de su vieja amiga de infancia, pero bastó presionar con cariño la mano de la pelirroja para que su esposo se enloquezca y pase a la acción. Llegó a un punto en que su mano no era lo suficientemente una buena herramienta de golpear, agarró el florero en sus manos huesudas con algunos anillos y golpeó el cráneo del sujeto, en ese momento, uno de los amigos del chico de fanales claros, se acercó rápido a detenerlo. Sencillamente que era muy tarde para poder pararlo, está envuelto en la locura y los celos, así que el esfuerzo que está haciendo Yang Jeongin no era suficiente.

—¡Hyung, ya déjalo!

—¡Hyunjin, no!—exclamó su segundo amigo que ingresó al departamento en el tiempo en que oyó los gritos del menor desde el pasillo del lado exterior.

—¡Por favor, ya basta!

—¡Lo es-tás matando...!

Fue lo único que pudo salir de los labios de su esposa, oír su voz temblando fue lo que detuvo al hombre a que siga golpeando el cuerpo inconsciente del amigo de Miki Stefano. Sin embargo, los ojos celestes de Hyunjin observaron la mirada asustadiza de la mujer que quería a muerte, eso fue lo que hizo aparecer las lágrimas en sus ojos claros.

¡In fretta!¹

significa: de prisa, hacer
las cosas lo más rápido
que se pueda hacer.

Fare L'indiano².

significa: hacerse el
indio, fingir que no se
entiende nada de lo que
uno está diciendo.

Consigliere³.

significa: consejero del
Don, lo asesora con
decisiones importantes.

Sottocapo⁴.

significa: subjefe, sustituye
al Don en caso de que
esté incapacitado.

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