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𓏲★. ability.

PÁGINA DIECINUEVE
Capacidad.

Pero mientras me estaba marchando para el baño privado del departamento, podía sentir sus pasos pesados detrás de mí, para ello, oyendo lo enojada que se encontraba y, entonces, sus pequeñas manos van a mis brazos, girándome con brusquedad. Pude observar lo molesta que estaba conmigo, comenzando a golpear sobre mi pecho desnudo y yo tratando de contener las ganas de pararla, no quería enojarme con ella, no quería que esto se vuelva algo abusivo.

Aunque... ya lo era.

—¡¿Por qué mierda me buscaste entonces?!—lanzó el primer grito.—¡¿Por qué carajos sigues detrás de mí, Hwang?! ¡Si no me amas déjame!

Cerré los ojos, conteniéndome. Stefano comenzó a empujarme, a darme unos golpes en el cuerpo, hasta me rasguñaba, dejando que de a poco la sangre vaya saliendo de mis brazos y de mi rostro. Al parecer, no le bastó con desfigurarme la cara ese día.

«Aguanta más, Hyunjin.»

Trataba de poder tranquilizarme, pero la verdad que ya no podía controlarme, mi vida se volvió un desastre desde que ella se marchó, así que todo esto era su mierda, su culpa, hasta... el golpe que le tuve que dar para que me deje de lastimar el pecho que me generaba dolor, sin embargo, más dolor me daba a mí el tener que pararla de esta forma. Miki no se iba a dejar pisotear de ninguna manera, muchísimo menos yo, que terminé por empujarla fuerte, tanto que me acerqué hasta estampar su espalda contra la pared y jalando de su cabello, logrando que su rostro esté a centímetros de la mía. Entonces, una guerrera se armó en el departamento, la pelirroja en el intento de zafarse de mi agarre empezó a lanzar todo lo que estaba a su alrededor. Empero, lo que en realidad está haciendo era lo que más me daba molestia, no dudé un segundo en soltarla con brusquedad, tanto que su cabeza golpeó un poco la pared y mi mano terminó a un costado de su cara.

Jodida mierda.

—Perdón, y-yo...

—Vete a la mierda, Hwang.

Se volteó, yéndose enojada.

En estos momentos me estaba queriendo matar por dentro, juraría que nunca más iba a caer tan bajo, golpeé la pared de la ira que estoy sintiendo conmigo por no poder reconocer mi propia fuerza. No obstante, me distraigo en el momento en que veo que la pelirroja está muy dispuesta en abandonar el departamento, así que el pánico volvió a reencarnarme.

No se podía ir.

Solamente que la puerta principal es abierta de repente, ahí se puede ver a la universitaria que tanto fastidio me generaba, ni siquiera la podía ver en estos momentos, sencillamente que me sorprendió ver a algunos amigos de mi propia esposa y a los míos. Todos están juntos. Esto parecía una reunión nada agradable y donde la típica pareja estaba discutiendo en medio de todos los invitados.

—Miki, ya vámonos.

—Unnie, ¿estás bien?

Pero parecía que ni ella ni yo éramos conscientes de que en realidad no estábamos solos. Aunque me asaltaba la gran duda de cómo estas personas podían entrar a mi casa sin que la seguridad hiciera nada.

—¿Alguna vez amaste tanto a alguien que casi no puedes respirar cuando estás con esa persona? Conoces a una persona y ninguno de los dos sabe qué es lo que los impactó, tienes ese cálido y confuso sentimiento.

Me quedé sin palabras, había creído que yo iba a ser la persona que iba a tratar de detener sus pasos, pero cada vez que esa mujer abría la boca, últimamente, era para tratar de dejarme de una manera nada sutil para mi gusto. Estaba con su chaqueta en la mano, mirándome con lágrimas en sus mejillas, que me desgarraban.

No quería que llorara.

—Unnie...

—Hyunjin, ya paren con esto.

—Sí, hyung. Los vecinos se están quejando.

—Miki-ssi,—Wonyoung se aproximaba paulatinamente al cuerpo de mi esposa—algunas personas aparecen tras el error de su vida, y permíteme compartirte algo crucial. Hwang Hyunjin fue un error monumental, tendrás muchísima suerte. Así que vámonos ya.

Atrajo delicadamente el brazo de mi esposa.

Entonces, lo entendí. Presumí que esas personas estaban intentando prevenir que ella se aproximara a mí, pero fracasaron en el intento, porque ahora todos estamos congregados en un apartamento con diversos objetos quebrados en el suelo. No obstante, la pelirroja optó por ignorar la observación de la más joven y seguir dirigiéndose a mí.

—Solíamos experimentar esos escalofríos, Hyunjin. Pero ahora se sienten como si estuviéramos enfermos al vernos, porque ahora estamos frente a frente, exudando veneno con cada palabra que pronunciamos.

—Así somos, ¿o no?

Miki ríe a lo bajo, entre que yo estoy tratando de encontrar su mirada.

—Engaños, desconfianza, palabras ambiguas. ¡Vaya! Esto se parece a un matrimonio de verdad.—exclamó, riendo con ironía.

—Jungkook, cierra la boca...

—Sí, voy a cerrar la boca cuando paren con todo este show de mierda.

—Kookie, por favor...—rogó uno de sus amigos.

—Estoy harto de ver a mi amiga llorar todo el tiempo desde que se fue de su vida, así que arreglen su pelea de una vez, así nos podemos sentar a tomar algo.

Opinó Jungkook. Otra vez podíamos escuchar las voces de nuestros amigos hablarse entre ellos, que ni siquiera les incumbía, esa decisión era solamente de ella y mía.

—Miki, solo...

—Hwang, nos empujamos, tú tiras de mi cabello, yo te araño, nos golpeamos. Nos encontramos tan desorientados cuando estamos en esos momentos de locura que eso mismo se apodera de nosotros y es que tomamos decisiones impulsivas—expresó, limpiándose las lágrimas con brusquedad de sus mejillas rosadas—. ¿Tenemos que seguir engañándonos?

Decidí hablar antes de que fuera capaz de tomar una decisión trascendental.

—Sé que dijimos e hicimos cosas que no queríamos, lo último que deseo es herirte...

—Demonios. Ya entiende, siempre caemos en los mismos patrones. Tenemos el mismo carácter, somos iguales, tan iguales que algún día nos vamos a destrozar, Hyunjin. ¿No te inquieta eso?

Nuestros amigos se percataron de que la conversación ya era demasiado seria, tanto que todos nos estaban mirando con el ceño fruncido. Podía ver que Changbin no le quitaba la mirada a I.N, Jimin tiraba discretamente de la camisa de Jungkook y le hacía señas, MJ y Minhyuk miraban el suelo, tratando de que su amiga los viera, Wonyoung miraba a Miki con asombro, realmente nuestros amigos nos estaban observando muy confundidos sobre lo que estábamos a punto de hacer.

—Pero cuando se trata de amor eres igual de ciega que yo.—recordé.

Sin embargo, Miki ya se estaba yendo. Tanto que antes de poder llegar a la puerta, ella se volvió a mirarme, con esa mirada tan triste y desgarradora, parecía el inicio del final después de todo.

—Amor, por favor, regresa. Ni siquiera es tu culpa, es la mía, puedo cambiar si no te gusta. Además,—reí nervioso, mientras lágrimas caían por mis mejillas y no me importaba que los demás me vieran así—nuestra relación no es tan loca como parece.

—Es cierto.

Opinó Seo Changbin, tratando de ayudarme. Aunque seguro que lo estaba haciendo por la amenaza. Pasó lo mismo con la mayoría de nuestros amigos, quienes de inmediato empezaron a mover su cabeza en afirmación, hasta los amigos de ella.

Miki me veía.

—Claro, capaz eso es lo que ocurre cuando un tornado se topa con un volcán.

—¡Qué buena frase...!—halagó Jimin a Jeongin.—Miki-ah, esto es lo que sucede a veces en las relaciones fuertes.

Suponía que ni siquiera nuestros mejores amigos podían terminar con nuestra relación, solo que la pelirroja estaba muy concentrada en el cerrojo de la puerta. Tenía un miedo enorme de que tirara con fuerza de ese material y se fuera de mi vida, aunque al mismo tiempo también pensaba que si eso sucediera, ella volvería.

Siempre volvía.

—Por favor, no hagamos esto.

—¿En verdad es lo qué quieres?—asentí, muy seguro de que no la quería perder para siempre, la apreciaba muchísimo como para alejarnos.—Dime la palabra entonces.

Me quedé estático.

Petrificado.

Sin reaccionar.

Miki Stefano expulsa una risa a lo bajo, se podía notar a kilómetros que era una falsa, que por eso mismo me miró con seriedad, parecida que estaba demasiado molesta conmigo, sus luceros color cafés se posó en cada miembro de nuestros amigos que se encontraban en el departamento. Noto que me vuelve a ver.

—Si en realidad me quieres en tu vida de nuevo, Hwang, dime cuánto me amas, dímelo enfrente de nuestros amigos como si fuesen testigos del milagro que dirás para que me quede. Dímelo, dilo antes de que cruce el portón de este maldito edificio. Te voy a dar tiempo.

No dije nada. Me quedé callado, sin poder procesar lo que ella estaba por hacerle a nuestro matrimonio.

—Unnie, ¿no creés qué es mucho...?

—Ya, Hyunjin, dícelo.

Mis amigos apenas sabían lo que en realidad me costaba pronunciar esas palabras, pero veo que los amigos de ella sí que lo sabían debido a que han bajado la mirada de inmediato. Jimin quiere ir detrás de la pelirroja, su mejor amigo lo detiene, sin siquiera mirarle a la cara, porque parecía que esta era mi decisión y ya la estoy cagando de nuevo. Abrió la puerta y salió. Wonyoung salió detrás de ella, verificando que de verdad esté abandonando el edificio.

La menor entra apenas, viéndome.

—Oye, se está yendo de verdad.

—¡Hyung! Ve.

—Ella se irá..., de verdad se irá.—dijo Minhyuk.—Si no quieres cometer una locura, te aconsejo que vayas a buscarla.

—¿Hasta el portón dijo, no? Ya está afuera.

—Hyunjin-nim...

—Está bromeando, siempre dice eso.

—Hwang, no parece estar bromeando...—demandó Changbin, viendo desde la ventana.—Ni siquiera ha volteado un solo momento.

Admito que me están generando miedo, pero no iba a caer en la propia trampa de mi esposa, la conocía muchísimo más que estas personas y sabía que no sería capaz de dejarme solo, ella me ama, nunca sería capaz.

—¡Hyunjin, ve! ¡Ahora!

Digamos que el grito que me dio Jeon Jungkook fue el que me sacó completamente de mi trance, es ahí en que salgo corriendo del departamento, voy bajando las escaleras lo más rápido que puedo, sin embargo, cuando llegué a la salida ya era muy tarde, porque la pelirroja que tanto me encantaba ya no se encontraba más. Puedo escuchar los pasos de algunas personas detrás de mí, observándome en el peor estado de confusión, porque no podía creer que en verdad ella se ha marchado de mi vida.

Otra vez.

Lo peor de todo es que es por mi culpa.

Tenía gran esperanza de que sea capaz de venir detrás de mí, tenía las esperanzas de que al sentir presión social, al menos, volvería en sí y se daría cuenta de todo lo que está perdiendo por no decirme una palabra que demuestra amor y cariño, porque no le estaba pidiendo nada más, simplemente que me diga lo mucho que me amaba, apreciaba, lo muchísimo que quería que yo esté en su vida a pesar de todos los altibajos que hemos tenido últimamente.

Simplemente que yo ya me encontraba en el portón del departamento, observando cómo algunos de nuestros amigos se encontraban en las gigantescas ventanas de la casa, todos estaban, menos él, me quedé mirando esa ventana durante pocos segundos, supongo que esto siempre tuvo que ser de esta forma, ya qué, al cabo sabía que esta relación iba a tener un final desastroso. Me encantaría poder decirme que ya no significa nada y que la separación que estábamos teniendo no me está afectando en lo absoluto, sin embargo, era lo que les dije a mis amigos al momento en que volvimos a la casa de Park Minhyuk.

Ellos no me creían, pero tuvieron qué.

Jimin y Jungkook fueron las personas que pudieron rescatar algunas de mis pertenencias que se encontraban todavía en la casa matrimonial, fue Myungjun la persona que me ayudó a buscar a un abogado para hacer el papeleo del divorcio, mientras que yo me encontraba acomodando mis cosas en el nuevo departamento, estaba más en el centro de la ciudad, en donde sabía que Hwang Hyunjin ya no podía visitar con regularidad. Por la misma razón de que se tenía que ocultar hasta que se puedan solucionar los problemas que se generaron hace pocos meses, cuando supo el secreto que le terminó contando su consigliere. Porque así fue.

Tres meses fue el tiempo que se estuvo demorando el papeleo para firmar el divorcio por completo, en todo ese tiempo he llorado como una perra, sufrí como jamás lo he hecho, y cómo siempre, mis mejores amigos estaban a mi lado para detenerme, para detener cada vez que recaía con ganas de decirle a Hyunjin que era mentira, y así mismo fue, hasta que supe la gran noticia que hizo que tomara una decisión.

—Estás embarazada, unnie. Dos rayas.

Admito que solamente me duró una semana lo de la mujer fuerte, empoderada y perrísima, que después ya quería correr a los brazos de mi esposo, para terminar dándole la razón de que siempre volvía. No obstante, saber que estaba embarazada de dos meses fue la única razón que me detuvo, porque no iba a tener a este niño en la vida el cual su padre estaba viviendo, no iba a permitir que el bebé se críe de la misma manera en que yo me crié.

No lo permitiría.

Así que esa era la única razón por la cual me encontraba en estos momentos sentada frente a unos papeles blancos, Hyunjin ni siquiera se apareció aún, por lo tanto, todavía no se podía empezar a firmar las cosas, pero eso me estaba volviendo cada vez más loca. Tanto que ya me cansé y tomé la birome entre mis dedos, hasta que la puerta se abre de repente, dejando que mis fanales vean a un hombre alto, melena negra en un corte reciente, vestido de traje con una mirada muy seria.

«¿Por qué se ve tan sexy?»

Traté de borrar esos pensamientos, y solo me concentré en los papeles que estaban en la larga mesa de vidrio. Un juez iba a decir algunas palabras, diciendo los bienes que se iban a repartir, nosotros estábamos en un completo silencio, me encantaría poder levantar la mirada y verlo por última vez, únicamente que no podía atreverme a tanto, sentía que sí lo hacía le iba a decir toda la verdad, decirle que lo extraño mucho, que lo necesito como si fuese mi puto oxígeno, y que estaba esperando un hijo suyo, no obstante, tenía que pensar en el bien de ese bebé que estaba en mi vientre.

—¿Señor Hwang? ¿Señora Stefano?

—¿Si?—elevé la cabeza.

—Disculpe, ¿la birome?

Me anoné cuando escuché el tono de su voz, parecía que había pasado tanto tiempo desde la última vez en que lo escuché, pero de recordar eso me trae malos recuerdos. Así que, simplemente, me concentré en las palabras que me estaba diciendo mi abogado, ninguno firmaba nada todavía, parecía que estábamos esperando uno al otro, hasta que empecé a firmar, ahí fue donde pude ver que Hyunjin firmó todo rápidamente y se levantó de la silla marrón, antes de abandonar el lugar escuchamos su voz autoritaria.

También, algo que me sorprendió.

—No quiero ningún bien material, déjeselo todo, pero todo a ella... y a su bebé. Felicidades, Miki Stefano.

Halagó, marchándose de la escribanía.

¿Así termina?

¡ahhhh! me quiero
poner a llorar porque
me da pánico que no les
guste el final :'(((

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