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𓏲★. tradition.

PÁGINA DIECISÉIS
Tradimento.

Succionaba su vagina rigurosamente, mientras que mis ojos veía a la muchacha que estaba sufriendo de placer en la cama. Extrañaba tanto su tacto, sus gemidos, esa forma que tenía de ser y no desaprovecharía la oportunidad de volver a tenerla bajo mi mando. Mis manos van a sus dos melones, chupando y mordiendo, ocasionando que su espalda se torciera de placer ante el tacto de mi lengua y dientes. Entre que me acomodaba sobre sus piernas, una de mis manos va a su cuello, sujetándola y darle un beso profundo. Cruzando nuestras lenguas, sentí su mano con algunos anillos bajando lentamente sobre mi abdomen, el choque de sus anillos me daba escalofríos, desabrochó mi cinto y la bragueta del pantalón, sacando mi pene de su lugar, sentir sus manos sobre mi masculinidad me daba unos sentimientos perturbadores. Eso solo me incitaba a meterme dentro de ella hasta que quede exhausta.

—Házlo.

Pidió mordiendose sus labios, simplemente, tuve que ceder a su pedido. Me quité los pantalones de un solo movimiento, introduciéndome dentro de ella para comenzar con los movimientos que a ella tanto le fascinaba. Aferró sus uñas sobre mi espalda, rasguñando y eso me ponía todavía más. Me era imposible no besarla, mientras que la estaba cogiendo, de un tiempo a otro, la que me estaba cogiendo era ella debido a que se encontraba arriba mío, dando esos movimientos que me ocasionan ganas de seguir aquí por el resto de mi vida.

Solo de verla así.

Ver qué sus labios terminaron bajando de a poco hasta llegar a mi falo hacia que cierre los ojos por verla de esa forma. Mordí mis labios, entre que corría un poco de su cabello, para que no le sea molestia en el paso en que me está haciendo un rico sexo oral. Una sonrisa pasó por su cara. Lamía todo el palo, completo, y se lo metía, así lo estuvo haciendo hasta que no pude más y me vine en su cara.

Sonríe de costado.

—Eres una maldita pervertida.

—Y tú un maldito acosador.

Me encontraba con las manos sobre la cama y ella estaba entre mis piernas, viéndome con esa mirada de seria que me volvía loco. Mierda, era una necesidad para mí vida tenerla, extrañaba ese color rojo de su cabello, esa cara cínica que siempre llevaba consigo misma, de verdad que estaba a punto de la desesperación sin poder verla una vez más.

—No me vuelvas a dejar solo nunca más.

Miki no me decía nada, solamente, se mantenía muda y con los luceros en los míos, parecía que estaba esperando algo más de mí, únicamente que no quería asustarla con las cosas que tenía qué decirle y hacerle entender en la locura que me hizo pasar en estos últimos meses sin tenerla sobre mí.

Me hizo mucha falta.

—Espero que hayas terminado con tu castigo.

—Lo hice. Estaba molesta contigo.

—Lo sé, perdóname por eso.

—Quiero que sepas que jamás podría alejarme lo suficientemente de ti, eres mi esposo y te amo demasiado para hacerlo.—expresó con sus ojos hermosos en un tono brilloso.—Eres quién me llena, quién me completa y quién me acepta con todas mis locuras, así que jamás podría estar tan alejada de ti, Hyunjin.

Cómo no supe que decirle, la besé.

Para que entienda que sentía lo mismo por ella, pero de una forma totalmente diferente, sabía que estaba esperando algunas palabras de mi parte, únicamente que me levanté de la cama, viéndola apenas para decirle que junte sus cosas que nos iríamos a la nueva casa. Ella pensaba que volveríamos a Italia, cosa que no era así, en ese lapso de tiempo le expliqué que ahora nos encontrábamos viviendo en Corea, simplemente que alejados de la urbanización.

Aun cuando no por completo. Debido a que era un barrio con ciertas personas alrededor, por suerte eran personas adultas con dinero, eran personas que no tenían ganas de el simple hecho de socializar con sus vecinos. Eran ese tipo de personas que me agradaban, porque yo tampoco tenía ganas de que sepan sobre mi vida privada, muchísimo menos sobre mi bella esposa Miki Stefano, no me gustaba cuando los hombres se acercaban a ella para nada.

—¿Aquí?—se sorprendió, viendo el verde y el único edificio blanco que se encontraba frente a sus hermosos ojos cafés. Asentí, viéndola con una media sonrisa.—Es enorme.

—Es verdad.

—Dime qué no somos los únicos aquí, Jinnie, porque creo que me dará un ataque.

Empecé a caminar, mientras que escuchaba las quejas de mi esposa a mi costado. Miki estaba un poco frustrada, se oía en su tono de voz y en la forma en que buscaba mi mirada, queriendo recibir alguna respuesta de mi parte, pero tenía que admitir que era gracioso verla de ese modo. Me fascinaba.

Reí apenas.

—¿Qué pasaría si dijera que así es?

—Bueno... Supongo que diría que lo aceptaría por unos pocos días, trataría de convencerte de que no es una buena idea y, por fin, nos iríamos de este barrio desierto, cariño.

—Oh, ¿de verdad?

—Claro, odio estar sola y alejada.

—No estarás sola. Me tendrías a mí.

—¿Y cuándo te vayas? No, no me importa, no me gustaría estar alejada de la civilización, Hwang. Además,—dejó de caminar, logrando que nos miremos.—ya es mucho con aceptar que me hayas traicionado y que seas el nuevo Don de la familia Stefano.

Siguió caminando.

Dejándome a mí atrás por un breve momento, sabía que Miki me lo sacaría en cara cada vez que pueda hacerlo. Era parte de su personalidad para mi mala suerte, sin embargo, también me gustaría que sepa que las cosas han cambiado bastante en estos últimos meses en que se fue de mi vida, por demás de que ella misma fue la culpable de mi cambio tan repentino, creo que hasta me volví más sádico por su culpa.

Culparme no le servirá de nada.

No era idiota, sé muy bien con quién me casé y conozco a la perfección a mi esposo, sabía que pensaba que me merecía esto, porque me alejé de él por unos meses. Solo iba a tratar de evitar este malentendido para centrarme en el enorme edificio que parecía La Casa Blanca, estando en el ascensor el pelinegro tocaba mi mano apenas, rozándolos. Su forma de decirme que me extrañó, siempre fue así, pero nunca se le escapó decirme un maldito te amo. Cuando salimos del ascensor puedo ver a algunas personas mayores pasando con sus perritos, algunos vestidos con ropa deportiva, elegantes y algunos hombres en cada esquina, los cuales conocía perfectamente. Eran los que trabajaban con mi padre, sin embargo, una persona en especial llamó mi atención por mera complicidad, tanto que me quedé sorprendida y no fui la única persona.

—¡¿Unnie?!

—¿Wonyoung? ¿Qué haces aquí?

—¡Vivo aquí, unnie!—exclamó asombrada, tanto que corrió un poco para abrazarme. Pero la enorme sonrisa que traía se borró al instante en que vio a mi esposo.—Oh. Sigue aún con él.

—Jodete, mocosa. ¿No deberías estar en la otra punta del mundo?

—Déjeme decirle que no le funcionó, porque me mandaron para aquí otra vez.

—¿De qué hablas?—cuestioné aturdida.

—Ah, ya veo. Aún no le contó.

—¿Contarme qué?

Hyunjin rueda los ojos, torciendo su mandíbula, parecía que estaba muy molesto de solo tener que verle nuevamente el rostro a la adolescente. Sencillamente, seguía con sus manos en los bolsillos de su pantalón negro para mirarme con un ademán, diciéndome que entraría a la casa con mis maletas para que lo guarden en el cuarto de ambos, dejándome a solas con la mujercita que llevaba unos cuadernos sobre su pecho, apretujándolos.

¿Nunca dejaba eso?

—Bueno, veo que me perdí de muchas cosas.

—Así es, su esposo es un loco manipulador.

—Dime algo que no sepa...—farfullé, inflando mis cachetes.—Pero explícame. ¿Qué pasó?

—El señor Hwang le dijo algo a mis padres, cosa que me llevaron a Italia pero me devolvieron a Corea. Mi madre en forma de castigo me alejó de mis amigos, me quitó mis redes y me mandó a este lugar, en el cual tengo la vigilancia en todo momento y no puedo ser libre. Estoy con mis libros, estudiando, hasta que a mis padres se les ocurra sacarme de esta cárcel, unnie.

Carajos, Hyunjin sí que está mal.

Y se nota que no la quiere.

—A veces me pregunto qué le habrás hecho a Hyunjin para que te odie tanto.

—Tengo tantas opciones, unnie...

Entré al departamento.

Observando lo enorme que era este sitio, parecía que el muchacho de ojos azules que era mi esposo, es dueño de la gran mayoría del edificio, porque el lugar era muy grande, solamente, para dos personas y dos perros. Claro, es lo que pensé por un momento hasta que mis fanales ven a la gran mayoría de hombres, algunos armados, otros jugando, y bueno, ver a Felix Stefano es lo que me genera más confusión que nada.

Se veía relajado hablando con Hyunjin.

Pero eso se va al verme a mí. ¿Qué carajos hace aquí? ¿Y por qué mierda está muy cómodo charlando con Hwang Hyunjin? Era algo que me estaba jodiendo aún más, mi cabeza no paraba de hacerse millones de preguntas sobre su aparición tan cómodamente en mi nuevo hogar. Supongo que mi esposo se percató de aquello, ya que se apoyó en el sillón gris para verme con una sonrisa apretada.

—Felix está viviendo aquí.

—¡¿Qué?!

El recién nombrado se comienza a acercar de a poco hasta donde yo estaba, que no era ni cerca del centro de la sala de estar, me asombré de simplemente verlo por aquí, pensé que seguiría estando en Calabria y odiando con todo su ser a mi esposo, nuevo Don de la familia.

Ya que esa era su molestia.

—Así es, hermanita, soy el nuevo consigliere.

—Hyunjin, explicación ya.

Mi esposo asiente con la cabeza, parándose de su lugar, acercándose a nosotros y separándonos debido a que Felix se acercó mucho a mi cara y mi mano estaba preparada para darle vuelta la cara de una golpiza.

—Es verdad. Felix es mi consigliere, es bueno en ese labor, por eso lo escogí.

—¿Por qué él? Pensé que Jeongin era tu amigo.

—Tsk. Ese mocoso...—murmuró Felix.

—Cierra la puta boca, Stefano. Jeongin es mejor persona de lo que tú podrías ser en toda tu puta vida.—expresé molesta.

—Necesitaba a un consigliere, no a un amigo.

—Los consigliere son de la familia.

—Lo dice quién odiaba a Giovanni Conte.

—Me generaba malas vibras, cómo tú, idiota.

—Ya basta, estaremos viviendo jun...

—No.

—Claro que no.

Ambos respondimos, porque eso jamás pasaría. No cuando yo esté viviendo aún, Felix era una mierda, mi padre siempre tuvo razón en todas esas palabras y Minho me lo confirmó con las cosas que le pedí que me averigüe de mi propia familia debido a que ya no podía confiar en ninguno de ellos. Por la sencilla razón de que creen en la palabra de los hombres, siempre van a seguir con las generaciones pasadas y nunca se ponen a pensar con claridad y razonamiento, ni cuando mi padre estaba vivo.

Solo por eso.

—Felix se tiene que ir.

—Está bien, él se irá.

—Oh, gracias por defenderme.

—Aprende a saber dónde está tu lugar, imbécil.—notifiqué enojada, pasando por su lado y dando la típica chocada de hombres. Empezando a recorrer el departamento en la gran búsqueda de la habitación donde me estaría quedando por mientras.—Carajos.

Me sorprendí al ver la habitación matrimonial. Era dos veces más grande que el cuarto que tuve en mi adolescencia en Italia, pero tampoco era la gran cosa, mis pensamientos sobre la nueva habitación fueron interrumpidos por unas manos alrededor de mi cintura y me dio a entender de que mi esposo ya estaba sobre mí, aun cuando se podía notar desde lejos que no estaba de buen humor al enterarme de que mi hermano estaba viviendo con nosotros. En su momento lo quería a Felix.

Hasta que supe todo.

—No te enojes.

—Te traicionará cuando menos te lo esperes.

—Oye, no seas mala.—rio, pasando uno de sus brazos sobre mi hombro. Logrando, de alguna forma, acercarnos aún más.—Es tu hermano.

—Y es por eso que te digo que tengas cuidado.

—No me importa él ahora, solo tú.

Suspiré exhausta.

Me gustaría poder creerle, hacer como si nada hubiera pasado y más en estos meses, solo que las cosas han cambiado, mis pensamientos no eran lo mismo, creía que podría entender el puesto que tenía mi esposo y estaría de su parte, empero, las cosas se tornaron un poco perturbadoras al saber que mi hermano está cerca de nosotros, cerca de mi familia y eso me daba demasiado miedo.

Felix es peligroso.

Hyunjin tenía que saberlo.

¡hola, mi gente! (⁠◕⁠ᴗ⁠◕⁠✿⁠)
ha pasado tiempo desde la
última actualización, pero bueno
vine con el capítulo 16 y para
anunciar que estamos de a poco
cerca del final, aunque también
me quería disculpar con ustedes
porque no me gustó nada este cap
(⁠╯⁠︵⁠╰⁠,⁠) pero bueno me voy a
esforzar para que los próximos
capítulos sean mejores.

¡tengan una buena tarde!

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