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𓏲★. off mask.

PÁGINA SEIS
Fuera máscara.


Me quedé toda la noche con ella, ya que no se podía dormir fácilmente, empero, entendía sus razones, no está acostumbrada a verme de esta forma y no quería que lo haga, solo que llegó el momento, no podía ocultar más esta face debido a que los celos que sentía por ella eran inmensas. Eran tantas que me daban miedo, miedo por lo que pueda pasar en algún tiempo de ceguera completa, la noté tan dormida que me levanté de la cama, yendo al baño privado que teníamos en nuestro cuarto. Frente al espejo, me vi nervioso. Mis manos temblaban, belfos titubeantes y ya no toleré más este sentimiento de terror por lo que Miki pueda ver o pensar de mí, no quería que me deje en este mundo de mierda solo.

No podía estar sin Miki Stefano, esa mujer era lo único que me mantenía cuerdo, o... era lo que estaba queriendo creer. Sin embargo, el sonido de mi celular me saca de mis pensamientos y voy a verificar rápido, no quería despertarla con el sonido constante, con lo que costó que se pueda quedar completamente dormida.


» Señor Hwang, su hermano insiste en reunirse. «
— Park Seojung.

Las 15 llamadas perdidas me dan a entender que aquel estuvo insistiendo mucho a mi asistente y suponía que era algo importante, quizás nuestra madre se murió y quería joderme la existencia, o tal vez, simplemente, quería molestarme otra vez con que vuelva al negocio familiar, pero era algo que no iba a suceder ni bromeando. No obstante, sabía que si no aceptaba reunirnos sería capaz de averiguar mi nueva localidad y venir a visitarme, no quería que mi querida y bella esposa lo vea, así que aceptaré vernos en otra parte que no sea el departamento o algún lugar cercano que Miki pueda presenciar. Ojalá que nunca se entere de esto, empero, cuando ese momento llegue esperaba que no se enojara con mi persona, tenía buenas razones para que la pelirroja no conozca a la familia Hwang.


10:49 a.m

Me desperté hace media hora, pero aún no me podía levantar de la cama por varias razones evidentes. La primera era que no me podía sacar de la cabeza lo que Hyunjin le hizo a Renzo, era algo que no podía superar aún, además de que tampoco podía creer en sus palabras, al menos, es lo que mi subconsciente me pedía a gritos que no dejara pasar, no obstante, a la misma vez hay una necesidad en fingir que no sucedió nada y que, solamente, fue un error, que todo lo que me dijo era verdad.

Es ahí en que recuerdo las palabras de mi vecina adolescente.

»Comprendo que usted quiera lo que todo el mundo quiere, unnie, un amor que la consuma, pasión, aventura, e incluso, un amor de peligro. Pero, tal vez, ese peligro la pueda llegar a... matar. ¿Sabe?«

¿Ella sabrá algo?

¿O por qué me comentó eso? No, ya basta. De repente me senté en la cómoda cama con sus blancas telas, negando con la cabeza la imagen de ayer a la noche. Únicamente, me preparé para irme a mi trabajo, tenía muchas cosas que organizar primero, pero cuando bajé todas las escaleras puedo ver que en la cocina había un hombre de pelo negro con ropa cómoda puesta y se encontraba cocinando algo.

—¿Mmh?—volteó a verme, estaba concentrado en la música y en la sartén prendida.—¡Oh! Buenos días, princesa. ¿Cómo has dormido? Espero que bien, estoy prepara... ¿Dónde te ibas?

De repente preguntó, capaz, porque estaba con ropa formal, zapatos de tacón negro, y mi bolso con mis pertenencias. Estaba muy lista en irme a la Editorial, pensando que Hyunjin podría estar en su estudio, últimamente se la ha estado pasando ahí encerrado.

—Iba a ir a la editorial...

—Ah, ya veo...—se apoyó en la cerámica, viendo el suelo apenado. Dejándome ver uno de sus tatuajes y el cabello sobre su cara.—Pensé que hoy nos tomaríamos el día. Ya sabes, apenas llegué de Los Ángeles y... Bueno, yo...

Ni siquiera él mismo sabía qué decirme, sabía que estaba haciendo todo esto por lo que pasó el día de ayer, aún así no quería charlar sobre aquello, pero tenía muchísimas dudas de lo que sucedió con su cadáver. ¿Su familia se enteró?

Pero lo más importante: ¿Dónde está el cuerpo? ¿Lo enterraron? ¿Lo lanzaron al Río Han? ¿Lo mutilaron y se lo dieron de comer a los perros? ¡¿Qué pasó con él?! Mio Dio, esto es mucho para mí y mis pensamientos. Era por eso que preferí dar un paso al frente, lo mejor era que me vaya a trabajar, necesitaba estar a solas y tener un día común y corriente.

—Iré a trabajar, Hyunjin. Lo siento.

—Descuida, seguro que a Kkami y Beethoven le gustará lo que cociné, mi amor.—me observó sonriente. Como si nada estuviese mal.—Ten un buen día en la Editorial, cariño.

—Gracias. Nos vemos.

Abandoné el departamento, mientras que tenía la cabeza en otra parte, ya que ni siquiera pude escuchar lo que me estaba diciendo Wonyoung en el ascensor, muchísimo menos cuando me crucé a Jimin antes de subirme al auto para irme a mi trabajo. Tenía la cabeza y mente en otro lado, pero entonces recordé a mi familia, un presentimiento me decía que Maurizio tenía algo que ver con el comportamiento de mi esposo, sin embargo, a la vez pensaba que si mi familia sabe de esto... con más razón querrán tener a Hyunjin en la familia.

—¿Señorita Stefano?

Detuve mis pasos en el estacionamiento de la Editorial Meisei, sorprendida de ver a un sujeto de 1,85 a un costado de mi auto, viéndome con una cálida sonrisa en su faceta trigueña.

—¿Si? ¿Nos conocemos?

—Aún no, lastimosamente.

Fruncí mi cara, no lo conocía y jamás siquiera vi su cara en alguna parte de los lugares que más transcurría.

Por ende, mi lado cuidadoso tenía desconfianza del muchacho que parecía tener unos 30 años, muchísimo más vestido con ese típico traje negro y, entonces, comprendí que podría ser una persona corriente, que solo quería mantener una charla conmigo o hasta podría ser otro empresario u abogado que quería tener una conversación conmigo debido a lo que mi empresa se dedica.

—Estoy casada, si es lo que ust...

—¡Oh, no!—rio, mostrando unas pequeñas arrugas en su cara.—No, claro que no. Jamás miraría con otros ojos a los miembros de mi familia.

—¿Su familia?

—Hwang Jinyeop, hermano mayor de su esposo.

Desde que llegué al departamento tenía la mente puesta en otra parte, con más razón cuando se fue a trabajar como si nada, como si me quisiera lejos de ella y no me dejaba tranquilo para nada. No obstante, pensar en la reunión que tuve con Hwang Jinyeop me ponía de los pelos, no quería que sea capaz de hacer lo que me dijo, no quería tenerlo en mi vida nuevamente.

—¿Ella está bien?

Recordé que Jeongin me vino a visitar después de salir de su trabajo, estaba mirando algunas fotos que se encontraban colgadas y puestas por toda la casa, como si ya no recordara las caras de nuestros amigos o mi esposa misma.

—No, Jeongin. No lo está.—respondí evidente.—Vio a su esposo matando a golpes a alguien. Ahora cree que soy un asesino.

—¿Y no lo eres?

—¿Qué dijiste?

—No, nada.—volteó a verme sonriente, como si no pensara lo contrario.—Pero ella es tu esposa, hyung, seguramente te va a perdonar, es parte del matrimonio, ¿o no? Amarse en todo instante, enfermedad, prosperidad y... esas cosas que dijo el sacerdote cuando se casaron las dos veces.

—Hmh...

Asentí en un murmullo, tratando de evitar hablar de esas cosas, concentrándome en otros temas como charlar de la repentina aparición de mi hermano mayor. Empero, antes de poder decir algo la puerta se abre, el perfume de mi esposa se hace oler de inmediato, eso me hizo sonreír, llegó antes de lo que pensé, capaz eso significaba que me perdonó y que Jeongin tenía toda la razón.

Pero la felicidad se borró rápidamente.

—Encontré a tu hermano en el camino.

—Hola, dongsaeng.

Me quedé petrificado, lo menos que creí era que Miki se encontrara viéndome muy sonriente y con la mirada puesta en nosotros dos, pero no quería empezar una discordia frente a tantas personas, y menos después de lo que sucedió la noche anterior, es por eso que me encamino a ellos con una expresión fingida de amor y sorpresa por el ser mayor inmundo que me dieron mis padres.

—Qué sorpresa verte...—saludé fingidamente.—Otra vez y dos veces en el jodido día...

Susurré lo último, para que solamente él y yo podamos oírlo claramente. Pero puedo ver que él tenía muy claro lo que haría dentro de pocos minutos, Jeongin se terminó despidiendo de nosotros y me dejó a solas con mi esposa y mi odioso hermano mayor.

Ella estaba sacando las copas del mueble de arriba, mientras Jinyeop estaba sentado en la sala de estar. Allí aproveché el momento de preguntarle de dónde demonios se cruzó al imbécil que estaba gozando de mis muebles caros y mi luz.

—¿Estás bien? Pareces enfadado.

—Claro que no, amor.

—Entonces, dícelo a tu cara.—comentó, sirviendo el vino en dichas copas negras.

—Emh, ¿dónde lo cruzaste exactamente?

—¿Para qué quieres saber eso?—me miró, sosteniendo las dos copas en sus manos blancas y decoradas con los anillos de compromiso y de matrimonio.—Toma, llévale la copa y ten un momento con tu hermano, supe que no se han visto por un largo tiempo.

—¡¿Me dejarás solo con él?!

Expresé molesto, porque no quería estar una segunda vez en el día con esa persona que no era de mi total agrado. Miki goleó de mi brazo con su mano libre, ya que ella tenía su copa en la mano izquierda.

—¡Hyunjin...! ¡Es tu hermano...!—me regañó en murmullos con esa mirada aterradora que siempre ha tenido.—Ve con él, yo aprovecharé en darme una ducha y cambiarme, luego iré por algo de comer para los tres. Porque se quedará a cenar. Ya te voy avisando.

Comentó antes de que pueda decir algo más, debido a que estaba listo para soltar mi nula necesidad de que Jinyeop se quede a cenar en mi casa con mi familia, empero, ella se adelantó. Entonces, no me quedó de otra que ir a la sala de estar y entregarle la copa de vino, se lo quería tirar encima, pero era un sillón crema y salía bastante caro, además de que mi esposa aún no desaparece completamente de las escaleras.

Así que me tenía en la mira.

—Qué clase de esposo no le dice a su esposa que tiene una familia, hermanos y una madre.

—No te quiero oír.

—Cuidado, hermano mío, qué Miki te puede oír.—advirtió con una sonrisa perversa. Dirigiendo la copa de vino a sus labios.

—¿Qué carajos haces aquí?—fui al grano cuando las pisadas de mi esposa desaparecen por el pasillo de arriba, acompañada por su perro.—Hemos hablado, Jinyeop.

—No, yo hablé. Tú solo escuchabas lo que tu hermano mayor te decía, pero no te importó en lo absoluto, Hyunjin. Además,—dejó la copa en la mesa de vidrio.—te dije que haría algo que te molestaría y aquí estamos, hermanito, mi idea era sorprenderte, pero el sorprendido fui yo. Imagínate,—rio nervioso.—no ver a tu querido hermanito por más de 6 años, no encontrarlo por ninguna parte, está completamente fuera del mapa y, ¡boom! Lo encuentras por las calles de Los Ángeles, siendo un famoso pintor, y la cereza del pastel. Está casado.

Lamí mis labios.

Trataba de contenerme, por eso fue que bebí el vino blanco de un solo trago, aun cuando era la bebida que más odiaba en el mundo y solo lo ingeria por mi bellísima esposa. Empero, con mi hermano presente no podía hacer u decir nada más, porque me conocía a la perfección, porque no lo quería ver en estos momentos.

—¿Para qué has venido?

—Es estúpido que siquiera preguntes, Jinnie. Estoy aquí porque quiero que vuelvas a ver a mamá, Yeji e Injun, ellos no tienen la culpa de los problemas que nosotros hayamos tenido con papá antes de su muerte. Te extrañan, también son tu familia.

—Solamente tengo una familia, y ustedes no son parte de ella.—me levanté del sillón. Muy decidido en echarlo de mi hogar.—Así que ya vete de mi casa, Jinyeop.

—¿Qué es lo que te aterra, Hyunjin?

Indagó, terminando de tomar el vino que aún se encontraba dentro de la copa. Lo que más me estaba molestando era que se veía tan calmado en mi sillón, viéndose en una postura elegante y me hartaba que se vea de ese modo.

—Largo.

—¿Tienes miedo de qué tu esposa sepa realmente como eres?—supuso, pensativo. Era la misma expresión que utilizaba nuestro padre. Jinyeop era la viva imagen de mi padre y mi padre no era mi persona favorita en todo el mundo.—Espera, por tu rostro puedo ver que... Ella ya vio lo que escondes detrás de esa falsa máscara, ¿verdad, Hyunjin?

Fui con todo hacia él, simplemente, me faltaba tomarlo de la camisa y sacarlo de mi sala de estar, pero el sonido de los pasos de Miki Stefano acercándose a las escaleras fue lo que detuvo mi accionar y salvarle el culo a mi hermano mayor. Porque si no ya lo hubiese hecho.

Hubiera terminado igual que papá.

Muerto.

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