Chen Mao procedió a explicar su plan, el plan consistía en el beneficio territorial, es decir, ellos tienen la altura, tienen la ventaja en ese ámbito, la altura es el punto estratégico más valioso, ya que el enemigo tendrá que dedicarse a subir o disparar desde abajo, lo cual la cadencia de tiro se ve reducida.

Además de todo eso, deben de preocuparse también de los ataques de sus enemigos que están en la altura, pueden atacar de cualquier forma y los enemigos al estar abajo, pueden disparar y las balas no pierden cadencia.

En conclusión, el campamento tiene la ventaja absoluta del punto estratégico, además que debajo están los enemigos del helicóptero, no la tendrán nada fácil en subir.

- Ese es mi plan, habrá que comprar varias armas de fuego de largo alcance para matarlos fácilmente. - Dijo Chen Mao mientras cierra su mapa.

- Yo tengo una Kar 98k, es un arma que no es tan cara, su potencia y cadencia de tiro es excelente. Dijo Biagio mientras le muestra el arma a Chen Mao.

- Oh, buena arma ¿Cuánto te costó? - Preguntó Chen Mao mientras apunta el arma hacia el paisaje.

- No más de dos mil monedas. - Dijo Biagio mientras acepta el rifle de cerrojo que Chen Mao le devolvía.

- Barato, me gusta, creo que me compraré esta y le daré en la sien a ese desquiciado de Jesús Miguel García López.

- No te dejaré, yo le daré entre medio de los ojos. - Dijo Biagio mientras señala en su frente.

- Vaya que están motivados. - Dijo Alexander después de suspirar.

- Jaja, perdona, debo estar sonando como un asesino psicópata, pero es que ese tipo quiere hacer daño a mi novia, no lo permitiré. - Dijo Biagio mientras le agarra el hombro a Alexander.

- Nunca te cuestioné, esta gente loca debe morir, porque si no seremos nosotros. - Dijo Alexander y luego le agarra el hombro a Biagio también.

Todos comenzaron a bromear y a pasarla bien entre ellos, Chen Mao y los demás de su grupo se llevaron bien con los del campamento, menos Yaroslav Sokolova.

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Veena Lal Jalla iba con su grupo, caminando por el bosque por horas, cuando de la nada le dio mucha hambre.

- Mierda, tengo hambre, corderito, ven, trae la comida. - Dijo Veena mientras hace una seña a uno de su grupo.

- Si jefa. - Dijo el subordinado de Veena mientras se acercaba y arrastraba algo en el suelo.

Al llegar frente de ella, el subordinado sostuvo esa cosa que estaba vendada de tela que estaba siendo arrastrada por él.

Veena comenzó a desatar la tela, una vez que terminó, lo que había dentro era un cadáver de un hombre, que fue asesinado por un corte en la yugular.

- No es lo mejor, pero algo es algo. - Dijo Veena mientras toma su cuchillo.

Acto seguido le corto la pantorrilla al cadáver, le costó algo, ya que ella es una mujer delgada y la pantorrilla es una parte que tiene carne magra.

- Hoy estoy con ganas de comer carne magra, esto es perfecto. - Dijo Veena con una sonrisa y luego tararea.

Los subordinados estaban intentando hacer todo lo posible de no vomitar, ya que se podía ver la grasa amarilla que cubría la carne debajo de la piel.

Veena terminó de cortar la pantorrilla y procedió a hacer una especie de osobuco de humano, luego armó una fogata y colocó la carne a cocinar.

- «Voy a guardar las nalgas y muslos para después, son las partes más blanditas, grasosas y deliciosas, me sienta mucho darle un mordisco y comérmela cruda, pero tengo miedo de que me pase algo al ser carne cruda.» - Pensó Veena mientras babeaba por los osobucos humanos cocinándose a fuego lento en la fogata.

Veena todavía no dio el segundo paso, para volverse una caníbal hecha y derecha, comer carne humana cruda, pero es posible que no le falte mucho.

Después de una media hora, la carne ya estaba cocida y bastante tierna, así que Veena decidió comer, ella estaba devorando la carne humana con una sonrisa, le estaba encantando.

Uno de sus subordinados, que estaban comiendo carne cocida de lobo, mientras miraba a su jefa comer carne humana, no pudo aguantar más y decidió preguntar.

- Disculpe jefa, disculpe la osadía, pero me gustaría saber ¿A qué sabe o a qué se parece el sabor de la carne humana? - Preguntó el subordinado mientras le daba un mordisco a su carne cocida de lobo.

Veena dejó de comer y lo mira con una expresión facial que expresaba confusión, ya que ni ella sabía cómo explicarlo.

- Mmm... Veamos... En realidad, su sabor es único, no comparte el mismo sabor con otro animal, pero si puedo decir que el sabor se asemeja un poco al del cerdo, pero muy poco, es decir el sabor es único ¿Cómo puedo explicarlo? Se podría decir que la carne humana sabe a carne humana, es como decir la carne de vaca sabe a carne de vaca, son sabores únicos. - Dijo Veena mientras pone una mirada confundida, ya que no sabe cómo explicarle a su subordinado curioso.

- Mmm... Que confuso... - Dijo el subordinado y luego le da otro mordisco a su carne cocida de lobo.

- ¡Ya sé! ¿Por qué no pruebas y das tu veredicto? - Preguntó Veena mientras le ofrece la carne a su subordinado.

- L... Lo lamento jefa, pero debo rechazarlo... - Dijo el subordinado mientras comienza a temblar de miedo.

- Cuando tu jefa te ofrece algo debes aceptarlo. - Dijo Veena con una expresión facial que expresaba locura.

- S... Si... Lo siento, lo aceptaré con gusto. - Dijo el subordinado mientras acepta la carne humana cocida.

- Así me gusta mi lindo corderito, ahora cómelo. - Dijo Veena mientras mira a su subordinado esperando a que coma.

- S... Si jefa... - Dijo el subordinado y luego le da un mordisco rápido, mastica y se lo traga.

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Mientras tanto, el sicario desquiciado mano derecha de un narcotraficante famoso de México, estaba reclutando personas de las nuevos que ingresaron recientemente, logró encontrarse con un grupo de cinco personas.

- Dime novato, si ustedes son un grupo y son cinco personas, eso significa que ¿Los dividieron en diez grupos de cinco personas? - Preguntó Jesús Miguel García López a el líder del grupo de cinco personas.

- Si, así es ¿Quién demonios eres? - Preguntó el líder del grupo de los nuevos.

- ¿Qué quién soy? Soy tu nuevo jefe. - Respondió el sicario mexicano Jesús Miguel con una leve sonrisa.

- ¿Ah? ¿Acaso crees que seré subordinado de un viejo calvo, gordo y roñoso? Jajaja. - Respondió el líder del grupo nuevo y luego los cinco comenzaron a reírse.

- Ah, vaya falta de respeto a tu jefe, eh... ¡Chicos! - Dijo el sicario mexicano Jesús Miguel mientras hace una seña con sus manos.

Acto seguido desde los arbustos y plantas, salieron diez personas, tres tenían arma de fuego, uno tenía una pistola, otro una escopeta y otro un subfusil, mientras que los demás tenían armas blancas como cuchillos, hachas, machetes, espadas y ballestas.

Al presenciar esto, el grupo de cinco personas nuevas se llenó de miedo, un movimiento o palabra en falso y eran acribillados, ya que ellos solo contaban con cuchillos y nada más.

- L... Lo siento, no quería ofenderlo, seremos tus subordinados, por favor perdónenos. - Dijo el líder del nuevo grupo de cinco personas.

- Claro que te perdonaré, después de todo soy una persona bondadosa y carismática, pero mereces un castigo. - Dijo el sicario mexicano Jesús Miguel García López.

- ¿Eh? - Preguntó el líder del grupo de cinco personas.

- Traeme a este idiota. - Dijo Jesús Miguel mientras hace una seña a uno de sus subordinados con arma de fuego.

- E... Espera... ¿Qué me harán? ¡Piedad! - Gritó con pavor el líder del grupo de cinco personas.

El subordinado de Jesús Miguel le trajo al tipo frente a él, acto seguido el sicario mexicano saca su cuchillo y le abre la boca al líder del grupo de cinco personas y procedió a cortarle la lengua.

- ¡Aaahh! ¡Aaaaahhh! ¡Ahaahaahah! - Balbuceó el líder del grupo de cinco personas mientras no paraba de sangrar.

- Médico, atiéndelo ya, el será mi asesino silencioso, este es el castigo por insultarme, ahora no podrá decir nunca palabra más en su vida jajaja. - Dijo Jesús Miguel luego se rio desquiciadamente.

- ¡Aaaahhh! ¡Aaaaaahhh! ¡aahahaasah! - El tipo seguía gritando y balbuceando cosas sin sentido por la falta de su lengua.

Los otros cuatros se quedaron en silencio presenciando la horrible escena, sabían que, si se ponían en contra o decían algo, iban a terminar igual o peor.

Después de unos segundos más el tipo al que le cortaron la lengua se desmayó, haciendo ahora más fácil que el médico lo atienda.

- Si no quieren terminar igual que él, sean obedientes y vengan. - Dijo el sicario mexicano Jesús Miguel García López con una leve sonrisa de satisfacción al verlos asentir sin dudar.

Después de lo sucedido el grupo de desquiciados comandado por Jesús Miguel García López, dejaron el lugar para buscar a más grupos de los nuevos ingresantes.

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Al día siguiente, en el grupo del campamento, estaba Biagio entrenando calistenia después de cazar para los futuros almuerzos y cenas, como siempre sin playera para no sudarla, estaba Kristen al lado de él haciéndole plática.

Hasta que llegaron Chen Mao y Alexander Green junto a más personas y se sentaron cerca de ellos, en una fogata apagada ya que era de día con asientos de troncos alrededor.

Biagio pensó el algo hace unas horas y quería preguntar a Chen Mao si era buena idea o si era posible su idea.

Él terminó su serie de fondos de tríceps y se dirigió a Chen Mao, que estaba hablando con los demás sobre cosas triviales.

- Dime Chen ¿No sería buena idea reclutar a algunos de las cincuenta nuevas personas que ingresaron recientemente? - Preguntó Biagio mientras se secaba el sudor.

- No, sería muy peligroso, ya que, según el mensaje de los managers, son todos, personas maliciosas y llegaron aquí por voluntad propia. - Respondió Chen Mao a la pregunta inocente de Biagio.

- ¿En serio? Pensaba que quizás haya una persona buena entre tantas malas o que haya una persona mala que alrededor de tantos desquiciados no se vea tan mala, pero al parecer soy muy inocente. - Dijo Biagio mientras se rascaba la parte trasera de su cabeza.

- No eres inocente, Alexander me preguntó lo mismo jaja, al parecer es algo lógico ¿Supongo? Aunque puedan tener razón, lo mejor sería no arriesgar. - Dijo Chen Mao mientras se acuesta en el suave pasto.

- Entiendo... - Dijo Biagio y luego procede a secarse su sudor nuevamente.

- Por cierto ¿Podrías no andar por ahí sin playera? - Preguntó Chen Mao con una expresión de incomodidad.

- ¿Por qué? ¿Te molesta? - Preguntó Alexander mientras mira a Chen Mao con una expresión facial que expresaba confusión.

- No es eso, en realidad se podría decir que ¿Me gusta? - Dijo Chen Mao con una expresión facial que expresaba una leve vergüenza.

- ¿Ah? - Preguntó Biagio con una expresión facial y un tono de voz que expresaban confusión.

- ¿Eh? - Preguntó Kristen con una expresión facial y un tono de voz de incredulidad.

- Soy bisexual, así que si feo un hermoso dorso masculino, sudoroso y bien entrenado, no es mi culpa que algunas reacciones fisiológicas sucedan. - Dijo Chen Mao mientras intenta apartar la mirada, levemente avergonzado.

- ¡Ah! L... Lo siento. - Dijo Biagio mientras se tapa con su toalla con una expresión facial que expresaba vergüenza y sonrojo.

- ¡Que sepas que él es mío! - Dijo Kristen con una expresión facial y tono de voz que expresaba pánico.

- Lo sé, tranquila, soy bisexual, pero soy más de mujeres. - Dijo Chen Mao y luego se ríe.

- ¡Ah! ¡Qué sepas que ella es mía! - Dijo Biagio mientras también hace una expresión facial que expresaba pánico.

- ¡Tranquilos todos! ¿¡Por qué persona me toman!? No soy tan imbécil como para buscar o ligar a personas que ya están en parejas. - Dijo Chen Mao mientras hace una expresión facial que expresaba enojo y luego suspira.

- Ya sabemos que están muy enamorados y que son tóxicos entre ustedes y mientras lo acepten, está todo bien y es saludable, pero no metan a terceros en esto. - Dijo Anikka mientras hace una sonrisa burlona.

- Es cierto, deben aprender más de nosotros, jeje. - Dijo Alexander mientras rodea su brazo en el cuello de su novia Anikka con suavidad y delicadeza.

Biagio y Kristen se miraron avergonzados, luego se disculparon diciendo "Lo siento", ya que armaron una escena el vano.

- Jajaja, son muy graciosos, me agradan mucho. - Dijo Chen Mao después de reírse inocentemente.

- Con este par de tortolitos uno nunca se aburre, siempre emanan esa aura de fresa que al verlo y sentirlo te enfermas de diabetes jaja. - Dijo Anikka y luego se rio sarcásticamente.

- Vamos, no se burlen, que estos dos ya están rojos de la vergüenza. - Dijo Alexander mientras señala a los tortolitos avergonzados por la escena que hicieron.

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Mientras tanto, en los alrededores del lago, hay un grupo de cinco personas con un hombre de líder, este es Jorge Alberto Flores, un salvadoreño de treinta y seis años y miembro de rango alto de la organización criminal internacional muy peligrosa y agresiva llamado "Mara Salvatrucha" o también conocidos, como los Maras, su trabajo era asesinar y de forma muy crueles.

José Alberto Flores, es experto en degollar y destripar, su trabajo es tan cruel y perfecto que se ganó el apodo de "José el destripador" por la mismísima DEA y ahora está aquí en el entretenimiento mortal.

Este tipo decidió ingresar por voluntad propia al entretenimiento mortal en la segunda etapa ¿Por qué? Porque ahora mismo El salvador, con su actual presidente Nayib Bukele, se puso manos a la obra y con mano dura, está acabando con los Maras y todas las organizaciones criminales en El Salvador, reduciendo considerablemente la delincuencia en el país, siendo venerado y aclamado por toda Latinoamérica.

Así que José Alberto Flores, sin tener donde escapar, este decidió ingresar a este "entretenimiento", en dónde puede matar y destripar todo lo que quiera.

Apenas ingresó, pasaron unas horas y ya asesinó a dos personas, como decía su especialidad y su apodo, este destripó a sus presas, los demás cuatro de su grupo, no tuvieron de otra que seguir calladitos a este loco, para que no los maten.

- Me encanta matar, nunca podría aburrirme de esto. - Dijo José Alberto mientras lame su cuchillo lleno de sangre.

También unas de las razones por la cual José el destripador entró al entretenimiento mortal es que, si el queda entre los cinco supervivientes, ganará el juego y podrá irse, pero él puede elegir en donde quiere volver, así que puede pedir que lo dejen en cualquier lugar que no sea El Salvador y salvarse de la cacería de cazadores que está haciendo el gobierno salvadoreño.

Después de caminar por un tiempo, José el destripador y su grupo visualizó a otro grupo de cinco personas, el grupo de Veena Lal Jalla y sus cuatro corderitos.

- Es hora de la cacería. - Dijo José el destripador mientras lamía su cuchillo con sangre seca.

Fin del capítulo 32.