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Capítulo 30: Se fundieron el uno con el otro.

Al día siguiente, estaban Biagio y Kristen practicando con sus armas, sus profesores eran Alexander y Anikka, mientras practicaban disparando a objetivos hecho de madera por el carpintero y el anciano Adler, Alexander también estaba probando su arma nueva, él se compró una escopeta Winchester 1897, le costó trece mil monedas, habían escopetas más caras y más baratas pero esta era la mejor opción según él, por otro lado Anikka compró una pistola Ruger Standard MK II 1993, una muy linda y buena pistola, le costó once mil quinientas monedas, fue ayudada por Alexander.

- Alexander, así que ¿A ti te gustan las escopetas? - Preguntó Biagio mientras disparaba su pistola a los objetivos.

- Si, creo que últimamente me gustan más las escopetas, mientras más antiguas mejor, hubiera deseado que hubiera en la tienda algún Blunderbuss del siglo dieciocho. - Dijo Alexander con un tono de voz desanimado.

- ¿Qué es un Blunderbuss? - Preguntó Kristen con un tono de voz que reflejaba curiosidad.

- Ah, creo que en español se llama Trabuco y en italiano es archibugio. - Dijo Biagio mientras intenta apuntar.

- Es un arma que se usaba por el siglo dieciocho y es un predecesor de la escopeta, se caracteriza por tener un pico ancho y es difícil de recargar y usar, pero vale la pena el riesgo, es bastante potente. - Dijo Alexander con los ojos iluminados de la emoción.

- Ya deja de hablar de armas como si fueran algo hermoso. - Dijo Anikka mientras suspiraba de la decepción.

Ellos seguían practicando hasta que se les acabaron las balas, ellos tienen suerte que las balas sean baratas, o si no estarían en graves problemas.

Luego de terminar de practicar con sus armas, Biagio y Kristen ya estaban bastante familiarizados con sus armas, es decir, las pistolas son las armas más fáciles de aprender a usar.

Biagio estaba teniendo algo de problemas con su Mauser Kar 98k, ya que es un arma bastante potente y es un fusil de cerrojo, tiene que quedarse quieto en un lugar para apuntar y disparar.

Luego del entrenamiento con armas, Biagio fue a entrenar sus músculos, como de costumbre, más específico ejercicios de calistenia con peso, había algunas herramientas hechas por el carpintero y el anciano Adler.

- Cariño ¿Tus músculos no están más definidos ahora a comparado cuando llegaste? - Preguntó Kristen mientras lo miraba entrenar con asombro.

- Puede ser, estoy haciendo ejercicio físico las veinticuatro horas del día, aunque hubo semanas que estuve inactivo, tampoco es que haya comido mucho como para perder mi forma, pero estoy seguro de que, si no hubiera terminado lastimado todas esas veces, mi cuerpo estaría como los dioses jaja, es broma. - Dijo Biagio mientras se ríe incómodamente.

- Tus músculos ya parecen a los de los dioses... - Murmuró Kristen en un tono bajo mientras mira hacia abajo levemente avergonzada.

- ¿Eh? ¿Dijiste algo? - Preguntó Biagio con curiosidad mientras hace su ejercicio de calistenia.

- ¡Ah! No, no dije nada. - Dijo Kristen mientras hace el ademán de sacudir la cabeza para negar algo.

- ¿Está bien? - Preguntó Biagio con una expresión facial que reflejaba confusión.

Luego de dos horas de entrenamiento corporal, Biagio fue mandado a talar árboles como de costumbre, este se ofrecía siempre ya que lo ve como un valioso ejercicio para el tren superior, como los bíceps, tríceps, antebrazos, agarre, pecho, tórax, deltoides, trapecios, músculos del cuello, etc.

Kristen había sido mandada por Anikka a buscar la cosecha del huerto de papas, patatas, zanahorias, remolachas, perejil y cebollas, también no olvidar de las papas, rúculas, repollo, puerros y romeros silvestres que fueron encontrados en la montaña, también sembraron.

Las semillas de todas esas plantas que no eran silvestres, por obvias razones, la obtuvieron de la aplicación de la tienda en sus celulares.

Después de terminar de recolectar las cosechas que estaban maduras y luego plantar más, Kristen se dirigió a bañarse, ya que estaba sucia de tierra por recolectar las cosechas, antes se bañaban con el agua del río, y las chicas se ayudaban vigilando para que ni un hombre quiera espiar, pero en todo este tiempo ninguno lo hizo, así que por eso podían defenderlos de Agustina cuando esta los tachó de violadores y asesinos.

Pero ahora, con el baño que fabricó el anciano Adler junto a los demás chicos, no hace falta vigilar, ya que tiene seguro la puerta del baño, dentro hay un piso de piedra lijada y ordenada, las paredes son de madera, dentro también hay como una fuerte grande hecha con madera, piedra y el cemento primitivo que habían hecho.

En esa fuente grande, es en dónde se pone el agua, debajo hay algo parecido a un horno, al prender fuego en esa parte, el agua de la fuente se calienta y entonces pueden bañarse con agua caliente, ya que se acerca el invierno, es lo más parecido a un calefón primitivo.

El baño está en una parte aislada que conecta con el río, para tener más privacidad, justo cuando Kristen se estaba yendo para bañar, vuelve Biagio todo sudado de talar árboles, moviendo con todas sus fuerzas la carreta de ramas que usa para arrastrar los pedazos de madera y troncos.

- Chicos, ya ha anochecido y está llegando el invierno, creo que me voy a bañar, tengo frío. - Dijo Biagio mientras se frota los brazos del frío.

- Dices eso, pero estás sin playera jaja, eres todo un loco amigo. - Dijo Alexander mientras se ríe.

- En mi madre rusia andábamos en calzones por la nieve a menos veinte grados Celsius y no llorábamos, - Dijo Dmitry para presumir de su hombría.

- Jajaja ¿Esperas que te creamos? Sabemos que esos son solo estereotipos de Rusia. - Dijo Camille mientras se ríe sentada alrededor de la fogata.

- Pero es verdad. - Dijo Dmitry con un tono de voz desanimado porque nadie le creía.

Kristen escuchó lo que estaban hablando mientras se escondía en la oscuridad, en ese momento recordó las palabras que le dijo Anikka poco después de que ellos tuvieron esa pseudo pelea cuando ella le pidió que le prometa que los dos sobrevivirán.

- Kristen ¿Acaso no quieres hacer el amor con Biagio y tener su momento lindo de intimidad? - Preguntó Anikka con una expresión facial que reflejaba curiosidad.

- ¿¡Qué!? Eh... Si... Quiero... - Dijo Kristen levemente sonrojada por la repentina pregunta de Anikka.

- Entonces debes ser más atrevida y agresiva, debes hacer el primer movimiento porque los hombres temen de hacer los primeros movimientos, por miedo a que los denuncien y les arruine la vida, aunque aquí eso no pasaría, eso solo les beneficia a los hombres malos, los chicos buenos como Alexander o Biagio nunca harán el primer movimiento en sus vidas. - Dijo Anikka con un tono de voz que reflejaba seguridad en sus palabras.

- Es... Está bien... ¡lo tendré en cuenta! - Respondió Kristen con una expresión facial que reflejaba determinación.

Volviendo a la realidad, Kristen se decidió, así que fue corriendo al baño y entró, primero se aseguró que era solo Biagio el que iba, se desvistió, se lavó el cuerpo, y esperó dentro del baño mientras se tapaba con una toalla, por último, dejó la puerta sin seguro, para que él pueda entrar sin problemas.

Ella estaba muy avergonzada, pero su determinación y voluntad le permitía seguir ahí adentro, Biagio se acercó al baño y golpeó la puerta para ver si había alguien dentro, nadie respondió.

- «Que extraño, puedo sentir el calor emanando de dentro, alguien dejó el agua calentándose.» - Pensó Biagio mientras golpeaba otra vez, pero nadie respondía.

Biagio, extrañado, decidió entrar porque nadie respondió y se encontró con el paraíso, vio la bella silueta del bello cuerpo de Kristen que estaba tapada por una toalla, rápidamente él entra en pánico.

- ¡Ah! ¡Lo siento, ahora salgo! - Gritó Biagio mientras cierra los ojos y se da vuelta para irse.

Pero Kristen le agarró del brazo y no le permitió que se vaya, ella estaba decidida de darle su virginidad en ese momento, así que no iba a permitir que se vaya, era el momento perfecto, en un lugar cerrado en la intimidad sin nadie alrededor para que los escuchen.

- ¿Kristen? - Preguntó Biagio confundido, nervioso y emocionado.

- Por favor... No te vayas. - Dijo Kristen con un tono de voz tierno y avergonzado.

- ¿Estás segura? - Preguntó Biagio mientras intentaba calmarse.

- Si, segura, quiero... Hacer contigo lo mismo que hicieron Alexander y Anikka, quiero hacer... el amor contigo. - Dijo Kristen con todo el valor que tenía.

Ella hizo esa petición con todo el valor, determinación y voluntad que tenía, él lo sabía, también sabía que no podía negarse a esta situación o ella quedará humillada para toda la vida, debía aceptar por su felicidad y también por la de él, ya que por obvias razones él quería en ese momento abrazarla y hacerle cosas atrevidas, como toda persona que ve a la persona que ama sin ropa.

- Está bien, hagámoslo, pero espera que me lave el cuerpo antes. - Dijo Biagio mientras le acaricia la mejilla a Kristen.

- S... Si. - Dijo Kristen mientras camina a un rincón con la toalla para esperar.

Pasaron como diez minutos y Biagio estaba listo para la acción, hace diez minutos tenían un problema, es decir, no tenían un preservativo, pero en esos diez minutos que tardó en bañarse ellos pidieron una caja por la aplicación de la tienda, justo la talla grande, ya que él estaba bastante dotado.

Kristen se tapó la cara de la vergüenza al ver al tremendo "amiguito" de Biagio, ya que era más grande de lo que se imaginaba.

Biagio se acercó a ella, la abrazó y luego la besó, fue un beso largo y profundo, más que un beso francés, por ese beso, Kristen comenzó a perder fuerzas, sus piernas comenzaron a temblar, ya que se estaban besando profundamente mientras él le abraza a ella estando totalmente desnudos.

Ella sentía el tacto de su piel, sentía a esos poderosos brazos abrazándola con fuerza, pero a la vez delicadeza y también sentía su "amiguito" tocándole mientras la abrazaba, así que rápidamente él encendió el interruptor de ella.

- C.. Cariño, no aguanto más, hagámoslo rápido. - Dijo Kristen mientras salta encima de él y lo tira al suelo.

- Vaya que eres atrevida. - Dijo Biagio con una sonrisa en su rostro.

- C... Cállate y disfruta. - Dijo Kristen levemente enojada pero también levemente avergonzada.

En ese momento estos dos, este par de tortolitos, se fundieron entre ellos, disfrutando cada rincón del cuerpo del otro, se volvieron uno en cuerpo y alma, se entregaron la primera vez de cada uno hicieron todas las cosas atrevidas que uno podría imaginar.

Los gemidos resonaban del baño, pero como no había nadie en un diámetro de cien metros, nadie escuchó, o eso querían creer, pero había alguien escuchando.

- «Maldita seas, así que Kristen si me traicionó, ya no te necesito maldita perra, voy a llamar a esa persona al final.» - Pensó Agustina mientras mira hacia la dirección del baño.

Ellos estuvieron alejados del grupo del campamento porque ya nadie los quería cerca por lo que hizo uno de sus subordinados.

- «Maldita seas, los haré pagar a todos.» - Pensó Agustina mientras se aleja del baño y se dirige a la zona de su pequeño grupo.

Ella llegó a la zona de su grupo y saca un Walkie Talkie de su mochila, días antes le había llegado esa radio de un dron, tenía una carta de Jesús Miguel García López decía.

"Soy el lider de un grupo bastante grande, mi subordinado estuvo espiandolos desde abajo con binoculares, se ha percatado que ustedes están bastante alejados de los demás, si tiene problemas con ellos, no dude en llamarme.

Atte: Jesús Miguel García López."

Agustina enciende el walkie talkie y nerviosa se queda en silencio un segundo, pero al final decide que debe dar el paso o si no nunca podrá tener lo que quiere.

- ¿Hola? ¿Está ahí Jesús Miguel García López? - Preguntó Agustina con un tono de voz que reflejaba algo de nerviosismo.

- Si, estoy aquí, si me llamas, eso significa que quieres unirte a mi ¿No? - Preguntó Jesús Miguel a través del walkie talkie.

- Si, si logras dominar este lugar, yo me quiero quedar con una de las chicas para mi uso personal. - Dijo Agustina mientras hace una leve sonrisa siniestra.

- ¿Oh? ¿Cuál? Dime el nombre y su ocupación, así podré saber a quién no debo tocar. - Dijo Jesús Miguel mientras hace una leve risa burlona.

- Se llama Kristen Skogen y es la doctora del grupo. - Dijo Agustina sin pensar ni temer en nada a las consecuencias.

- ¿Mmm? - Preguntó Jesús Miguel con asombro.

- ¿Qué sucede? ¿No puedes? - Preguntó Agustina con un tono de voz enojado.

- No, no, no me malentiendas, claro que puedo, ella será toda tuya. - Dijo Jesús Miguel mientras se tapa la boca para no reírse.

- Bueno, gracias. - Dijo Agustina con un tono de voz que reflejaba confusión.

- Bueno, mañana te llamo temprano, no te atrevas a no atenderme. - Dijo Jesús Miguel y luego cortó la llamada.

El desquiciado sicario estaba sentado en su asiento de huesos, riéndose desquiciadamente por la situación, ya que le parecía gracioso.

- «Así que esa perra lésbica va por la mujer que yo quiero, vamos a dejarla ilusionada por un momento, cuando hayamos terminado de usarla, la torturaré mostrándole como violo a la doctora Kristen en frente de ella, las mujeres son objetos sexuales que solo existen para satisfacer a los hombres.» - Pensó Jesús Miguel García López con una expresión facial que podría helar los huesos hasta al mismísimo diablo.


*******


Volviendo al campamento de Alexander, una hora después Kristen y Biagio salen del baño en silencio para que nadie los detecte, se vistieron luego y fueron hacia dónde estaba el grupo por separado para que parezca que no estaban juntos.

Pero claramente personas como Alexander y Anikka se habían dado cuenta que habían pasado un momento atrevido, tierno y lleno de pasión entre ellos, se les notaba por sus caras y también porque los dos estaban recién bañados.

- Bien, están todos ahora, Biagio, Kristen, mientras ustedes no estaban, llegó un dron con un walkie talkie, con una carta que decía que llamemos rápidamente, que es importante. - Dijo Alexander mientras muestra el dispositivo a todos.

- ¿Entonces a que esperas para atender? - Preguntó Biagio con curiosidad.

- Quería esperar a que estén todos aquí. - Dijo Alexander mientras activa el walkie tañkie.

Alexander enciende el walkie talkie y rápidamente escucha sonidos a través del dispositivo, eran voces de personas.

- ¿Hola? ¿Para que enviaron este walkie talkie? - Preguntó Alexander con un tono de voz que reflejaba confusión a través del dispositivo.

- Ah, hola, soy el líder del grupo sigilo, me llamo Chen Mao. - Dijo la voz misteriosa a través del walkie talkie.

- ¿Chen Mao? Soy Alexander Green, el líder de este grupo ¿Qué necesitas de nosotros? - Preguntó Alexander con un tono de voz que reflejaba liderazgo.

- El sicario mexicano Jesús Miguel García López, el líder del grupo con el que mi grupo está en conflicto siempre, ha estado observándolos desde hace rato, quiere matar al líder, dominar a los miembros y obtener a Adler Mauer y a una chica llamada Kristen Skogen porque es doctora, ese tipo hace cosas grotescas a las mujeres, los ve como algo menos valioso que un objeto sexual. - Dijo Chen Mao mientras hace sonidos de desagrado.

- ¿¡Qué!? - Gritó Biagio con una expresión que reflejaba ira pura y absoluta.

- Oye, tranquilo amigo, sigamos escuchando al menos. - Dijo Alexander mientras intenta tranquilizar a Biagio.

- Bueno, sigo, ese tipo a mujer que encuentra le hace cosas inimaginables, no hay que permitir que se acerque a ustedes y que obtenga más poder. En mi grupo somos veinte personas, iremos hacia su montaña y unámonos, si somos más, mejor para pelear con ese desquiciado. - Dijo Chen Mao con un tono de voz amigable.

- Está bien ¿Dónde están? - Preguntó Alexander con un tono de voz que reflejaba seriedad y confianza.

- Estamos al otro lado de la isla, si vamos de una forma para que esos desquiciados no se den cuenta, tardaremos en llegar a la montaña como una semana. - Dijo Chen Mao mientras hace calculos con sus dedos de las manos.

- Está bien, pero ¿Cómo sabes todo eso de ese desquiciado mexicano? - Preguntó Alexander con curiosidad y desconfianza.

- Tengo a un subordinado infiltrado en ese grupo de desquiciados, el también vendrá por obvias razones. - Respondió Chen Mao a la pregunta de Alexander con fluidez.

- Está bien, los esperamos. - Dijo Alexander con una sonrisa en su rostro.

- Si, nos vemos. - Dijo Chen Mao y luego cortó la llamada del walkie talkie.




Fin del capítulo 30 y del primer Arco argumental "Primera etapa".

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