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Capítulo 17: Anciano.

Biagio avanza rápidamente por la pradera, ya que está oscureciendo y casi ya no hay luz. Pero, al final le gana la noche y a mitad de camino, ya no se puede ver nada.

- «Parece que al final, tendré que dormir aquí afuera.» - Pensó Biagio mientras camina hacia unos árboles.

Biagio se recuesta en el árbol y saca de un bolsillo de su mochila una cantimplora con sopa dentro, era una infusión de carne de yak y de oso pardo, esta sopa le dará energía para el día siguiente.

Termina de consumir su sopa de yak y oso pardo, ya han pasado dos horas desde que se instaló debajo del árbol, se armó una cama improvisada con hojas y ramas, eran pasado de las nueve de la noche y ya no había nada de luz, solo la linterna de su teléfono celular.

- «Hoy dormiré temprano, así me levanto temprano mañana y vuelvo a la hora del almuerzo.» - Pensó Biagio mientras se dispone a dormir recostado en un árbol.

Biagio se despierta y se encuentra en su habitación en su casa en Palermo Italia, se levanta y se mira al espejo, volvió a cuando tenía diez años y habían rechazado su confesión otra vez.

Él siente que todo esto es lo más normal del mundo y no duda de que es un sueño, ya que Biagio no sabe ni tiene sueños lúcidos.

Entra al baño y a limpiarse los dientes y asearse para ir al colegio, pero llega Adelina de doce años y comienzan a pelear por quien se limpia primero. Al final Adelina como siempre, termina cediendo, ya que Biagio había comenzado a llorar y ella no puede soportar que su hermanito llore, le duele el corazón, Biagio siempre fue un llorón y mimado cuando era niño.

Al final terminan de asearse y se sienta en el comedor con su familia, con su padre que falleció hace años, era un hermoso momento para Biagio, él realmente desea volver a esos momentos como para soñar con esto.

Biagio se despierta de su nostálgico sueño y rápidamente recuerda la realidad, que está secuestrado en este entretenimiento mortal para los millonarios que están perturbados de la cabeza.

- «¡Maldita sea! Un sueño... Debo dejar el pasado atrás, pero sigo soñando con esos hermosos momentos, soy un fracasado mires por donde lo mires.» - Se insultó Biagio mientras se levanta de su cama improvisadas.

Mira la hora y se da cuenta que eran las cinco y media de la mañana y ya se veía el sol en el horizonte, ya era hora de retomar el camino.

- «Bien, volvamos.» - Pensó Biagio mientras volvía a caminar.

Biagio se dirige al oeste, el lado contrario de dónde estaba el lago, para volver a la montaña y llevar la comida a sus compañeros de campamento.

Pero escucha a una persona gritando cerca, Biagio escucha y es como si estuviera huyendo desesperado y gritando del miedo.

- «¿Qué es eso? Parece un anciano gritando.» - Pensó Biagio mientras mira a los alrededores y luego se da cuenta de un hecho objetivo.

No decía en ningún lado del mensaje o el mensaje de voz, que este juego mortal sería solo entre gente jovenes, es decir, no decía nada que los "participantes" serían todos jovenes, pensar en ese hecho hizo que el salga corriendo hacia la dirección en la que se escuchaban los gritos.

Segundos después, lo que Biagio estaba pensando se había confirmado, ya que vio a un señor de edad bastante avanzada, bastante delgado y desnutrido, corriendo de tres lobos de pradera montañosa.

El anciano se cae al suelo y del miedo queda petrificado, ya que los lobos lo miraban con unas ganas de comerle hasta los huesos.

- «¡Maldición! Son tres lobos ¿Qué hago?» - Se preguntó Biagio mientras corría hacia el anciano y los lobos.

Los lobos estaban a punto de atacar al anciano, pero Biagio llama la atención de los tres lobos hambrientos.

- ¡Oigan! ¡Malditos perros! ¿¡Quieren comida!? ¡A por ella! - Gritó Biagio a los tres lobos que lo miraban en guardia.

Al terminar de decir eso Biagio lanza diez kilogramos de la carne de la vaca hacia un lado lejos del anciano y los tres lobos de pradera montañosa fueron corriendo a comer la carne fresca cuando sintieron el olor a sangre y carne.

Biagio fue rápidamente hacia el anciano y lo ayudó a levantarse, luego rápidamente salieron rápido de ese lugar, dejando a los tres lobos tragando los diez kilogramos de carne.

Luego de casi trotar doscientos metros, se detienen a descansar, ya que el anciano no podía más, estaba muy débil y desnutrido.

- Señor tome por favor, beba agua. - Dijo Biagio mientras saca su cantimplora con agua.

- P... Pero el agua es tuya, la necesitarás. - Dijo el anciano mientras respira agitadamente.

- Tranquilo señor, yo ya bebí agua, por favor beba esto. - Dijo Biagio insistiendo al señor con una cara amable.

- Está bien, gracias joven, muy amable. - Dijo el anciano con una sonrisa amable mientras recibe la cantimplora.

El anciano bebe desesperado y al terminar de beber el agua suelta un suspiro de satisfacción.

- Muchas gracias joven, me ha salvado la vida. - Dijo el Anciano con una expresión feliz en su cara.

- No hay de que, por cierto, tome esta otra cantimplora, hay una sopa de carne de yak y oso pardo, esto le ayudará recuperar energías. - Dijo Biagio mientras le ofrece la cantimplora con la sopa.

- Pero joven ¿Esta no es su comida del día? No puedo aceptarla. - Dijo el anciano con una expresión amable mientras empuja la cantimplora rechazándola.

- No es eso cierto señor, yo ya comí hoy, usted la necesita más. - Dijo Biagio mientras le vuelve a ofrecer la sopa.

- No joven, quédese tranquilo, yo estoy bien. - Dijo el anciano mientras hace una sonrisa amable.

- «Que anciano más terco, solo acéptelo por favor.» - Pensó Biagio mientras vuelve a intentar ofrecerle la sopa al anciano.

Para Biagio, era obvio que, si el anciano no comía algo en ese momento, después la salud de su cuerpo no tendría mejora, por eso se le ocurrió una idea.

- Señor si no acepta la sopa supongo que la tiraré. - Dijo Biagio mientras abre la cantimplora y amaga con tirarla.

El anciano mira a Biagio amagando con tirar la sopa y pone cara de desesperación, no le queda de otra que aceptar las buenas intenciones de Biagio.

- Está bien, la tomaré. Joven, usted es bastante terco. - Dijo el anciano mientras suelta una leve sonrisa de resignación.

- Jajaja... - Dijo Biagio mientras piensa que él es el terco.

El anciano bebe la sopa lentamente, para que su cuerpo no rechace una comida, ya que se nota que estuvo sin comer y beber por mucho tiempo.

El anciano termina de beber la sopa y lleno, le agradece a Biagio por salvarle la vida de los lobos y por alimentarlo.

- Joven, muchas gracias, en serio, muchas gracias, llevaba desde que llegué aquí, comiendo muy pocas veces y bebiendo agua de dónde podía, he perdido seguramente más de diez kilogramos de peso, en serio ¡Muchas gracias! - Dijo el anciano con una sonrisa y a la vez soltando lágrimas.

- No hay de que señor, es mi deber, por cierto, yo pertenezco a un campamento en dónde hay como cincuenta personas más, venga conmigo, la gente es buena y agradable. - Dijo Biagio mientras se levanta y le extiende la mano para ayudarlo a subir.

- Está bien, se lo agradezco mucho. - Dijo el anciano feliz, mientras acepta la mano de Biagio.

- Por cierto, me llamo Biagio Mancini, soy de Italia y tengo veintitrés años ¿Usted? - Preguntó Biagio mientras extiende su mano para hacer un saludo formal entre hombres.

- ¡Oh por dios! ¿Dónde están mis modales? Disculpe. Yo soy Adler Bauer, soy de Alemania y tengo setenta años ¡Gracias por ayudarme! - Respondió el anciano y acepta el saludo de Biagio.

Después de saludarse Biagio y Adler se fueron caminando hacia la montaña para ir al campamento de Alexander y Anikka.

Caminan un tiempo y Biagio para sacar conversación decidió preguntar algunas cosas a Adler.

- Señor Adler ¿Cómo usted llegó a la situación en la que estaba? - Preguntó Biagio con curiosidad.

- Ah, es una larga historia, te lo resumiré - Dijo el anciano Adler mientras mira a Biagio con una leve sonrisa.

- Está bien, también está bien si no quiere contarme. - Dijo Biagio nervioso porque no se dio cuenta que su pregunta puede ser dañina.

- No, está bien, te lo contaré. Fui secuestrado cuando volvía de la farmacia hacia mi casa, desperté en este lugar horrible y me uní al grupo de un hombre mexicano, pero ese grupo era muy sádico, malo y asesino, así que voluntariamente me fui, pero fui obligado a dejar todas mis cosas y mis monedas, así que con lo único que me quedé es con mi teléfono celular que ni sé cómo funciona, con mi ropa y mi vida. - Dijo el anciano Adler mientras pone una expresión triste en su cara.

- ¡Qué desgraciados! - Gritó Biagio del enojo porque le hicieron eso a un señor mayor.

- Me hace feliz que te enojes así por mí, pero no lo hagas por favor. - Dijo el anciano Adler mientras miraba a Biagio con una sonrisa triste,

- ¿Por qué? - Preguntó Biagio con curiosidad.

- Porque el hombre mexicano antes de venir aquí era la mano derecha de un narcotraficante famoso en todo América y no solo es la mano derecha, sino que también es un sicario experimentado. - Dijo el anciano Adler con una expresión de miedo en su cara.

- ¿En serio? ¿Tan peligroso es? - Preguntó Biagio mientras tragaba saliva de los nervios.

- Si, he visto con mis ojos como torturaban a sus enemigos, le cortaban la lengua o le hacían una corbata colombiana y muchas cosas horribles más, son muy peligrosos. - Dijo el anciano Adler mientras se agarra la cabeza del pánico.

- No se preocupe señor Adler, a menos que sepan escalar, no podrán subir nunca a nuestra montaña. - Dijo Biagio para calmar al anciano Adler porque estaba entrando en pánico.

- ¿Es así? Me alegro mucho entonces. - Dijo el anciano Adler mientras respiraba profundamente.

- «Así que hay un hombre así de peligroso rondando por la isla, debería decírselo a Alexander cuando vuelva, esto se podría poner muy peligroso.» - Pensó Biagio mientras mira nervioso al anciano Adler y luego suspira.

Biagio y el anciano Adler caminan por media hora más, pero sucede el peor escenario posible de los que podían haber sucedido.

Detrás de un árbol que estaba cerca de Biagio y el anciano Adler, salieron tres tipos que estaban escondidos, eran los tres tipos que siguieron a Biagio al inicio que ahora se habían unido al mexicano sicario.

- Aquí estás viejo de mierda, como te gusta huir ¿No? - Dijo el chico uno mientras mira con cara de loco al anciano Adler.

- ¡Oigan! Ese es el chico rata que seguimos hace meses ¿Sigue vivo? - Dijo el chico dos con cara de asombro.

- ¡Matémoslo esta vez! - Gritó el chico tres con una cara muy enojada.

Se quedan mirando unos segundos y luego los tipos comenzaron a perseguir a Biagio y al anciano Adler.

- ¡Señor Adler, súbase a mi espalda! ¡Vamos! - Gritó Biagio mientras se ponía su mochila en la parte frontal de su cuerpo.

- Pero... - Dijo el anciano Adler con miedo y nervios.

- ¡Vamos súbase por favor no hay tiempo! - Dijo Biagio mientras miraba como los tres tipos locos se acercaban a ellos corriendo.

El anciano Adler deja de dudar y se sube a la espalda de Biagio, ahora cargando casi noventa kilogramos en su espalda sale corriendo despavorido hacia la montaña, el anciano Adler estaba muy desnutrido y delgado, estaba pesando cuarenta kilogramos, bastante por debajo de su IMC normal, eso benefició a Biagio, si fuera más pesado, tendría que haberse quedado a pelear y a morir en el intento.

Biagio ya está acostumbrado a llevar ese peso en su espalda, ya que usualmente llevaba los animales que cazaba, como cien kilogramos en sus hombros y espalda, hacia la parte con nieve de la montaña para refrigerar la comida, pero es muy diferente eso a que llevar casi noventa kilogramos y correr desesperadamente para salvar sus vidas, pero sus vidas ahora mismo eran más importantes y Biagio ya estaba recuperado de los tazos que le dejó su primera su primera pelea con el primer oso pardo.

- «¡Maldita sea! ¿Por qué ahora? ¿Qué hacemos ahora? ¿Podré escalar con tanto peso en mi espalda? Mi cuerpo lo soportará, pero ¿Mis brazos? No, es mi deber, debo intentarlo por lo menos hasta la primera parte de la montaña en la que se puede pisar tranquilo.» - Pensó Biagio llenándose de determinación nuevamente.

Biagio sigue corriendo mientras sigue alzando la mochila con los casi cincuenta kilogramos de comida junto al anciano Adler con cuarenta kilogramos de peso corporal.

- ¿Cómo ese tipo puede correr tanto con tanto peso? ¿Está loco? - Preguntó chico dos mientras respira agitadamente por correr tanto.

- ¡No lo sé! ¿Será sobrehumano? - Preguntó chico uno dando lo máximo que puede.

- ¡Me importa una mierda! ¡Lo vamos a matar igual! - Gritó chico tres mientras seguía corriendo como un loco.

Biagio mira hacia atrás y ve que lo siguen siguiendo esos tres malditos locos y se desespera ya que ya estaba perdiendo poco a poco su estamina.

- «¡Maldición! ¿Qué hago? ¿En serio moriremos aquí?» - Se preguntaba Biagio, pero sucede el peor escenario posible otra vez.

Así como si la desgracia lo persiguiera, el pie de Biagio choca con una piedra y se cae al suelo, produciendo que los tres tipos locos lo alcanzaran.

- ¡Maldición! - Gritó Biagio de los nervios y enojo.

- Joven ¿Qué hacemos? - Preguntó el anciano Adler con miedo y dolor por la caída.

Biagio se levanta del suelo, luego piensa y se tranquiliza, porque no le queda de otra que hacer y emplear todo lo que aprendió con Alexander.

- Lo único que me queda es pelear ¡Vengan! - Gritó Biagio mientras sacaba su cuchillo de caza táctico y se pone en pose de pelea.

Biagio peleará a muerte, por primera vez contra tres personas para proteger a una persona inofensiva que no se puede defender y por supuesto, también para proteger su propia vida.

Fin del capítulo 17.

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