𝟎𝟑𝟎. showered in blood and flowers
CAPÍTULO TREINTA: BAÑADA EN SANGRE Y FLORES.
—¿KarlHeinz? ¿Realmente eres tú? —murmuró Yusuki. Aunque la imagen del hombre frente a ella era inconfundible, no podía evitar dudar. Después de todo, habían pasado años desde la última vez que lo había visto. Además, el Rey de los Vampiros nunca había sido conocido por ser alguien confiable.
El hombre sonrió—. Solías llamarme tío Tougo, ¿recuerdas? —preguntó con anhelo, a lo que la chica negó. A pesar de todo, eso no desanimó a KarlHeinz, sino que continuó con su humor complacido—. Bueno, no debería sorprenderme. Eso fue casi una vida atrás. Yo solía llamarte la manzana de mis ojos en ese entonces. Supongo que aún lo eres, pero no puedo realmente seguir llamándote así cuando has crecido tanto, ¿no crees?
La pelirosa frunció el ceño—. ¿Dónde están todos?
—Ah, ¿en serio? ¿No me ves en más de diez años y preguntas por mis hijos? Debo admitir que eso duele, Yuu.
La vampira quería protestar porque no le llamara así, pero no podía hacerlo. No cuando él tenía el poder de acabar con ella en un segundo, y no cuando sabía que era alguien que se deja llevar por sus impulsos. La realidad era que estaba igual, o incluso más, atrapada que cuando los Fundadores la habían tomado de rehén. Por lo que debía mantener la calma si quería salir de esta.
—Lo siento, uh... tío Tougo, pero solo estoy preocupada por ellos. Hace instantes, estaban peleando contra--.
—Los Fundadores, lo sé —KarlHeinz agitó una mano frente a su rostro, quitándole importancia—. Tendrías que tenerles más fe, Yuu. Son mis hijos, ¿recuerdas? Además, tomaron tu sangre. Carla y Shin no tienen oportunidad contra ellos.
Yusuki entrecerró los ojos—. ¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque todo es parte de mi pequeño proyecto —KarlHeinz sonrió con vehemencia—. Podríamos decir que todo está prescrito.
—Prescrito...
—Por mí —concluyó el hombre, juntando las manos en un gesto de celebración—. Pero déjame contarte bien, desde el principio, Yuu. Estoy seguro que entenderás una vez que te explique todo. Solía creer que serías mi miko, pero obtuviste un papel mucho más significativo. O, debería decir, tú misma te creaste ese lugar. En serio Yuu, estoy muy impresionado por todo lo que has logrado.
—No tengo idea de lo que está hablando —espetó Yusuki.
—Mis disculpas —KarlHeinz dio una pequeña reverencia, entonces bajó de lo que parecía ser un trono invisible y la alcanzó. Chasqueó los dedos y una mesa de té junto con dos sillas elegantes aparecieron de la nada. Con otro ademán de las manos, las sillas se movieron y KarlHeinz se sentó, mientras que Yusuki fue golpeada en la parte trasera de las rodillas por el borde de la silla para caer sentada—. ¿Qué té te gustaría tomar?
—No quiero té, gracias.
La mirada ámbar se posó sobre ella con ligero recelo—. Siempre fuiste rebelde, incluso de pequeña.
—¿Es por eso que no me hiciste tu miko?
El vampiro negó y su sonrisa se tornó mordaz—. Tu propia existencia es un acto de rebelión. No puedes ser una miko cuando ese es el caso. Ya ves, te convertiste en algo mucho más exquisito.
Yusuki solo lo miró, y KarlHeinz sirvió té para ambos sin importar su negativa. Entonces, le dio un sorbo.
—Bueno, voy a intentar no hacer esto muy largo. ¿Sabes lo que es Endzeit?
La vampira arqueó una ceja—. No, ¿debería?
—No realmente —KarlHeinz rió—. Endzeit es una enfermedad que solo afecta a los Fundadores, y los lleva a su muerte. Y Carla tuvo la mala suerte de contraer la enfermedad años atrás, y ya está cerca a perecer. Es bastante gracioso, ¿no? Que una raza inmortal muera por algo tan mundano como una enfermedad.
—¿Qué tiene que ver esto con nosotros? —presionó Yusuki, más que incómoda e impaciente. Aunque el propio Rey de los Vampiros le había confirmado que los Ancestros no tenían otro destino más que perder, no podía evitar preocuparse de todas formas. No cuando, minutos atrás, había presenciado cómo ni Shin ni Carla parecían tener problema con plantarse frente a ellos.
—A eso voy, Yuu. Toma tu té, va a enfriarse.
Bajo la mirada inmóvil de KarlHeinz, Yusuki finalmente tomó el té de mala gana. La taza volvió a ser colocada sobre su plato a juego sin emitir sonido, y su acompañante la miró con una sonrisa de aprobación.
—Veo que Reiji hizo un buen trabajo contigo para enseñarte los modales en la mesa.
Yusuki frunció el ceño—. ¿Cómo lo sabes?
KarlHeinz tomó otro sorbo antes de responder—. Yuu, yo lo sé todo. Pero eso no es lo importante aquí. Ahora que los Fundadores están más cerca que nunca del fin, creí que finalmente podría crear una nueva raza. Una raza que piensa y siente como los humanos pero que use la magia y posea habilidades sobrenaturales como las razas demoníacas.
>>Para poder crear esto, necesito de un Adán y una Eva. Adán puede ser cualquiera que cumpla con tres simples requisitos: debe tener el cuerpo de un vampiro, el corazón de un hombre humano, y aceptar su amor por Eva. Mientras que Eva es una mujer humana con el corazón de la hija del Señor de los Demonios.
Los ojos de Yusuki se abrieron—. ¿Te refieres a Yui? ¿Yui es parte de tus planes?
—Cariño, todo lo que pasa está dentro de mis planes. De lo contrario, doy por terminado ese mundo.
Yusuki tuvo miedo de preguntar a qué se refería con eso.
—Como decía, se supone que la sangre de Eva elegiría un Adán que obtendría el poder de controlar el mundo, y sus descendientes, la nueva raza, cambiarían todo como lo conocemos. Ese es el Proyecto de Adán y Eva. Bastante sencillo, ¿no crees?
La pelirosa asintió por cortesía, y evitó mediar palabra tomando otro trago de té.
—Pero entonces llegaste tú. Cuando te cree, honestamente no pensé que llegarías lejos.
—Espera, ¿qué? —no pudo evitar interrumpirlo. Un nudo se formó en su garganta, y su estómago se sentía terriblemente vacío—. Mis padres... no...
—Oh, tus padres son Mako y Katsuo. No tienes razón para dudar eso. Pero lo que no sabes es que yo te di sangre de Giesbach, el Rey de los Ancestros y padre de Carla y Shin, y de Burai, el Rey del clan de las víboras.
—Tú... estás bromeando, ¿no?
KarlHeinz esnifó por la nariz—. ¿Luzco como alguien que jugaría sobre algo como eso? —devolvió la taza a la mesa y sacudió la cabeza—. Cuando estabas en el estómago de tu madre, inyecté la sangre de ambos reyes en tu saco amniótico. Como dije, solo estaba probando cosas. No pensé que lograrías nacer con tantas mezclas de demonios en tu sangre, mucho menos que llegarías a vivir tanto. Pero aquí estás. Como dije, tu existencia es un acto de rebelión.
Yusuki apartó la mirada, no soportando aquellos ojos dorados que parecían atravesarla. Tragó saliva con dificultad, las ganas de vomitar que la abrumaban no parecían querer echarse atrás. Sus uñas se enterraron en la superficie de la silla.
—Y... ¿qué tiene que ver esto con tu proyecto? Dijiste que entendería todo, pero siento que solo estuviste escupiendo información en mi cara sin parar.
El Rey de los Vampiros se levantó de su asiento con una sonrisa empática, solo para colocarse sobre sus rodillas frente a ella.
La cabeza de Yusuki daba vueltas pero, cuando volvió a enfrentarse a los ojos de KarlHeinz, sintió como si la calma fuera forzada sobre su cuerpo. Sus uñas dejaron de enterrarse en la madera para que sus manos fueran tomadas entre las suaves manos pálidas del hombre, y la sonrisa que le dedicó dejó su respiración atrapada en su garganta.
—Tú cambiaste todo, Yuu. Gracias a la combinación de razas demoníacas en tu sangre junto con la de los Fundadores, eres inmune a Endzeit, y puedes curar a Carla.
Las piezas del rompecabezas encajaron en su cabeza, y la pelirosa concluyó sin perder la calma—. Entonces quieres matarme, ¿no? Para permitir que tu nueva raza avance.
—No, no. Yuu, eso nunca —negó inmediatamente—. Tú haces todo más fácil. Sé que tu corazón no está tan podrido como el del resto de nosotros, las razas demoníacas. No sé si se debe a la combinación única que resultaste ser o al cuidado sin comparación que recibiste por parte de tus padres. Pero, sea cual sea la razón, tu corazón no está tan oscurecido como el nuestro. Esto, combinado con tu habilidad para controlar a los que tomen tu sangre, solo facilita mi plan.
Yusuki frunció el ceño—. Yo no controlo a nadie.
—Ah, cierto, cierto. Olvidé mencionarlo antes. Mi hermano cree que la función de tu sangre es solamente volvernos más fuertes. Y en parte es cierto, tu sangre sí funciona así. Pero su verdadero objetivo es controlar a los que la tomen. El hecho que nos vuelve más fuertes es solo la forma en que tu sangre los lleva a depender de ella, es bastante natural si lo piensas.
—Excepto por el hecho que no funciona así —señaló la pelirosa—. Como dije, no controlo a nadie.
—Eso es solo porque no lo has intentando hasta ahora —argumentó el inmortal, y la chica no pudo discutirle ese punto. A pesar de eso, seguía recia a creer que, si fuera a dar un orden, alguno de los vampiros fuera a obedecerla por más que no quisieran—. Además, creo que todavía no has llegado al nivel para que acaten tus órdenes... excepto por Shu, ¿no? Si no me equivoco, él fue quien bebió más de tu sangre, al punto que ahora no puede vivir sin ella.
Yusuki entrecerró los ojos—. Eso es solo--.
—El proceso natural —asintió KarlHeinz—. La próxima vez que lo veas, dale una orden. Verás que la cumple sin pensarlo —animó, pero Yusuki desvió la mirada y no emitió palabra. Por más que fuera cierto, ya no se sentía tan cómoda usando las habilidades especiales de su sangre sabiendo su origen—. Y estoy bastante seguro que Laito y Ayato no están lejos de estar igual que él.
La vampira se encogió en su lugar, la imagen de los dos hermanos avecinándose sobre ella no le brindaban tanta seguridad como la había tenido con Shu. No tenía dudas de que ellos no serían tan misericordiosos como el rubio, y la posibilidad de que dominaran su sed y se detuvieran antes de matarla eran bajas. Especialmente porque probablemente estarían peleando el uno contra el otro a ver quién tomaba más.
—¿Ya puedo volver? —inquietó—. Ya escuché lo que tenías para decirme, ¿puede volver a ayudarlos?
KarlHeinz se puso de pie nuevamente—. Pero todavía no te conté la mejor parte —musitó mientras volvía a ocupar su asiento—. El Proyecto de Adán y Eva seguirá, pero también quiero continuar con el tuyo, Yuu. Lo titulé el Proyecto de la Manzana, ya sabes, en honor a tu viejo apodo.
—Preferiría no ser parte de ningún experimento.
—¿Entonces prefieres que te mate? —KarlHeinz arqueó una ceja y, ante la ausencia de respuesta, sonrió y juntó las manos—. Bien, necesito que elijas a alguien.
Yusuki frunció el ceño—. ¿Que elija a alguien? ¿Qué quieres decir?
—Para que entiendas, necesito que tú también elijas un Adán, llamémosle así. Entonces, ¿quién será el afortunado?
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