Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34: ¡Tensión!

Dos días después:

Law abrió los ojos con pesadez. Ni siquiera tenía fuerzas ni para levantarse de la hamaca de red. Se giró y miró por la ventana. Todo se movía, meciéndose suavemente al ritmo de las olas. ¡Dos días en alta mar! Pero él ni siquiera había salido del cuarto que le habían ofrecido. Lo compartía con Luffy y con Sabo, pero estos dos ya se habían marchado. Llevaban un par de días ideando locuras de planes para recuperar a Ace, pero él estaba agotado.

¡Llegaron tarde! Esa era la conclusión de aquella aventura. Doflamingo se lo había llevado y ni siquiera tenía una idea de adónde. Lo que sí estaba casi seguro, es que estaba bien. Mientras ese individuo pensase que el niño podía ser suyo, Ace estaría a salvo o al menos, eso quería creer.

En el barco de los revolucionarios, todos buscaban la ubicación donde habían huido esos bastardos, pero él no podía ser de ayuda en esos temas, así que prefirió quedarse en el cuarto. Bepo era el que más preocupado estaba, trayéndole algo de comer pese a que él apenas estaba probando bocado.

¡Frente a él! Lo había hecho todo según el plan. Lo mantuvo en la enfermería a salvo, pero aun así... algo salió mal. No debió pasar algo así. Un único error cometió, ¡besarle! Confesarle que no tenía nada con Sabo, ese beso había provocado todo el jaleo, provocó que saliera tras su hermana y le dejase solo en la enfermería, a merced de esos tipos.

Podía quedarse allí todo el día echándose culpas encima, pero la verdad era que no podía saber que Doflamingo tramaría algo semejante. Todos sabían que no fue su culpa, pero aun así, él sentía que quizá... si no hubiera salido de la enfermería, si no le hubiera besado... pero ya no podía hacer nada excepto esperar y ver si encontraban el paradero de ese desgraciado.

No fue hasta casi el anochecer, cuando se dignó a incorporarse y salir a cubierta. Los marineros trabajaban sin cesar, pero él se fue a uno de los laterales donde no había nadie y apoyó sus brazos en la barandilla. ¡Sólo agua! Es lo único que se veía. Era mejor vista que desde su submarino, sin duda alguna. Debía estar en estos momentos bajo el agua, concretamente bajo el barco donde él estaba. Bepo lo tripulaba y por las noches, solía sacarlo a superficie, deteniéndolo junto al barco y subiendo a bordo para comprobar el ánimo de Law. ¡No es que fuera a montar una fiesta precisamente!

- Estoy bien, Bepo, lárgate – pronunció Law al escuchar unos pasos a su espalda.

- No soy Bepo.

La profunda voz de aquel hombre hizo que Law se girase al instante y se irguiera, identificando al líder de los revolucionarios. El padre de Luffy siempre imponía con su semblante, por eso mismo, Law permaneció en silencio expectante por el motivo que había llevado a alguien de su categoría a hablar con un simple sicario.

- Me han dicho que estuviste tratando a Ace. Seré claro, quiero todos los informes.

¡Eso era malo! No malo en sí, sino que Law se olía que quería sus informes para pasarle el caso a otro médico. No se fiaba de él y lo entendía, era un sicario o lo había sido al menos. En estos momentos estaba muy confuso hasta con lo que era o debía ser.

- Se los traeré – comentó Law intentando evitar una confrontación, sin embargo, cuando pasó al lado del revolucionario, se detuvo – pero traérselos no implica que tenga un médico cualificado a bordo para atenderle.

Dragon dejó escapar una sonrisa arrogante. Sabo, su segundo al mando, le había hablado muy bien de Law y su carácter. Allí estaban los dos reunidos, dos de las personas más escurridizas e importantes de esa nueva era y ninguno parecía querer dar su brazo a torcer.

- ¿Por qué debería fiarme de ti? Eres un sicario.

- Porque conozco el caso de Ace a la perfección y como bien has dicho, como sicario, haría lo que fuera por dinero.

- ¿Ahora quieres sacarme dinero? – sonrió Dragon, apoyando sus brazos donde antes los tenía Law, pero dando la espalda al mar para no perder ojo de ese individuo tan peligroso.

- No he dicho eso...

- Hablemos con honestidad por una vez. Me importa una mierda quién seas o lo que seas, lo que quiero es a Ace aquí, sano y salvo.

- También yo.

- ¿Por dinero... o hay algo que no me cuentas?

- ¿Qué quieres que te diga? – endureció Law la mirada.

- La verdad. ¿Por qué te importa tanto traer a bordo a Ace?

- Eso no es asunto suyo.

Law volvió a caminar. Él no tenía ningún problema en darle la espalda al revolucionario. Tampoco es que se fiase demasiado y sabía que podía matarle en cuestión de segundos, pero algo le decía que no lo haría.

- ¡Realmente te has enamorado! – rió Dragon, provocando que el pie de Law frenase en seco y todo su cuerpo se paralizase.

¡Enamorado! Era lo único que un sicario como él no debería hacer, era lo único en lo que se prometió no caer, era el único sentimiento que no podía decir en alto a nadie, pero... ¡Sí! Se había enamorado y eso siempre sería una gran debilidad. Cuanta más gente lo supiera, peor estaría él.

- ¡Yo no...!

- Ahórratelo – se quejó Dragon – si vas a soltarme el rollo de "yo no me he enamorado", "soy un sicario", o cualquier rollo de esos, ni lo intentes. Conozco bien a la gente, dicen que la calo bastante rápido y con la información que he reunido de ti, estoy completamente seguro de que Ace consiguió llegar hasta ti. No te preocupes, no has sido el único que has caído en su embrujo.

Law pareció extrañarse por esas palabras. Ya no creía que hablase sólo de un amor de pareja, algo físico, sino de un amor diferente. Mirando fijamente a Dragon, éste finalmente se dio la vuelta y observó el horizonte. El sol ya estaba cayendo y la noche comenzaba. ¡Nunca antes había visto un cielo tan estrellado como aquel!

- La primera vez que le vi, creí que era un delincuente. Estaba lleno de moratones, su cabello sucio al igual que su piel. Llevaba una tubería como arma – sonrió Dragon al recordar aquella escena – me recordó a un pobre diablo de la calle, pero a Luffy le encantaba ir a jugar con él. Se pasaba el día persiguiéndole por todos lados. No le di importancia pero... un día, Luffy me pidió si se podía quedar a dormir. ¡Mi esposa corrió a prepararle un baño en cuanto le vio en tan mal estado! Cuando salió con el pijama limpio que le prestó mi mujer, entonces me fijé en sus marcas. Limpio, remarcaban el doble. Un morado tan intenso en esa piel blanca... eran terriblemente notorias.

- Palizas – susurró Law.

- No me di cuenta al principio, pero ese día... supe que no iba en ese estado porque quisiera, sino porque escapaba de su casa o pasaba poco tiempo allí. A partir de ese día y tras una larga charla con mi esposa, Ace acabó viniendo todas las noches a ducharse y dormir a nuestra casa. Mi mujer preparaba cena para los cuatro. Cuando quise darme cuenta, ya le quería como a mi propio hijo y Luffy lo adoraba. Ace es parte de mi familia y haré lo que sea para recuperarle.

- Él siempre se ha referido a Luffy como su hermano.

- Sí – sonrió Dragon -. ¿Te puedes creer que los pillé un día a ambos junto a Sabo bebiendo sake en la pequeña casa de madera que se hicieron en un árbol? Quise reñirles en serio, eran muy pequeños para tomar alcohol pero... cuando vi que sólo era un sorbo y estaban convencidos de que así se convertían en hermanos de sangre, me bajé de las escaleras y fingí no haber estado nunca allí. Se podría decir que me enamoré de esa inocencia de Ace, no enamorarme en el sentido en el que tú lo has hecho, sino en un sentido más familiar. Es mi hijo y cualquiera que diga lo contrario se las verá conmigo.

- Yo ni siquiera sé cuándo caí – susurró Law – me contrataron para acabar con él y... pensé en hacerlo. La primera vez que me enfrenté a él en la jaula, si no hubiera habido aquella revuelta de presos, lo habría hecho, todo por dinero. En el mundo en el que yo me he movido, no importaba nada más, hasta que me reencontré con mi hermana. Creí haber olvidado toda clase de sentimientos, creí dejarlos atrás y hacer sólo lo que más me conviniese, pero al final, no pude hacerlo.

- Ace tiene ese don de llegar a la gente. Hablas con él un par de veces y cuando te das cuenta, ya no quieres dejar de hablar con él.

- Sí, algo así – susurró Law al darse cuenta de que él también había vivido algo parecido.

- ¿Qué planes tienes, Law?

- Recuperar a Ace.

- Me refiero a futuro. ¿Qué harás cuando lo traigas a casa con nosotros? ¿Te marcharás? ¿Volverás a tu antigua vida de sicario?

- No he pensado en nada.

- Sé sincero, Law. ¿Qué querrías hacer?

- No tengo ideas claras, la verdad, sólo hay una que no puedo apartarme. Quiero estar con Ace, pero arrastrarle a mi vida es una locura. No quiero que él se vea afectado en todo esto y...

- ¿Has pensado en unirte a los revolucionarios?

Aquello pilló por sorpresa a Law. ¿Era una oferta? Estaba acostumbrado a trabajar solo. Ir de un lado a otro, recoger encargos, hacer trabajos y cobrar. Dragon observó la reacción de su interlocutor. Estaba absorto ante aquella información, casi incrédulo por ella.

- Bueno, nunca nos viene mal gente que sepa defenderse y combatir. Eras sicario, tus habilidades nos vendrían bien y además, Sabo y Luffy me han dicho que eres el mejor cirujano que conocen. Tener un buen médico sería estupendo.

- Acostumbro a trabajar solo y... puede que no llevase muy bien eso de recibir órdenes – se quejó Law.

- Es la contrapartida, pero en cambio, podrías estar con Ace. Él estaría aquí, con su familia. Piensa la oferta.

Dragon se movió de la barandilla dispuesto a irse. Ese gesto tensó a Law. ¡Aún no le había traído los expedientes de Ace! Pero él ya se había puesto en marcha para irse.

- No le he traído los expedientes – añadió Law, haciendo el amago de volver hacia la puerta para buscarlos.

- Déjalo. Confío en que traerás de vuelta sano y salvo tanto a Ace como a ese niño.

¡Una prueba! Es lo que le pareció a Law. Dragon sólo había ido a hablar con él para asegurarse por sí mismo de sus intenciones con Ace. Ahora que estaba convencido de que amaba a su hijo, le dejaba en paz. Parecía confiar hasta cierto punto en él. Al menos eso le hizo sonreír. Había algo que ese hombre le ocultaba.

- Sabes dónde está, ¿verdad? – preguntó Law al ver que Dragon se iba. Éste se giró un segundo para devolverle la sonrisa. ¡Era un sí!

El barco estaba virando y por tanto, se dirigían hacia donde se encontraba Ace. ¡Quería llegar pronto! No sabía si Doflamingo tendría un buen médico para llevar el embarazo y era uno de alto riesgo. Ese experimento no estaba bien ejecutado y Ace ya estaba bastante avanzado, aun así, le faltaría todavía unos meses para dar a luz. Intentar sacarle ahora sería complicado pero dejarle con Doflamingo no era una opción tampoco. Todo era difícil pero no le quedaba más remedio que confiar en los revolucionarios y tratar de seguir los planes intentando mantener a Ace a salvo. Ellos buscaban lo mismo a fin de cuentas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro