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Capítulo 28: Futuro.

Marco miraba una y otra vez hacia Ace. Su celda estaba frente a la suya, siempre había sido así y de esa forma, con tantos años para conversar, habían acabado siendo buenos amigos en ese infierno. Hoy le ocurría algo. Ya no era sólo ese vomito repentino de la mañana, sino lo pensativo que estaba. Sus ojos reflejaban miedo y nunca antes había visto esa sensación en él, ni siquiera cuando tenía que ir a pelear a la jaula sabiendo que cada día, podría ser el último.

- Ace, ¿quieres hablar de algo?

Él negó con la cabeza. ¡Sí le ocurría algo! Era algo grande. Marco se percató enseguida. Desde que había vuelto de la enfermería tenía ese rostro, esa mirada perdida y asustada.

- Marco, esto puede ser una pregunta rara pero... ya que tú estudiaste algo de medicina. ¿Crees que un hombre podría quedarse embarazado?

- Imposible – dijo sin más – es completamente imposible. ¿Qué es lo que te preocupa, Ace?

- ¿Recuerdas los experimentos?

- Sí, claro que los recuerdo. ¿Tú...? – no se atrevió a preguntar del todo lo que le venía a la mente.

Su respuesta estaba dada en un supuesto natural, pero sabiendo sobre los experimentos y la mirada que Ace tenía, empezaba a ponerse en el peor de los casos. ¿Y si realmente un hombre podía quedarse tras esos experimentos?

Ace asintió con la cabeza, dando a entender a Marco que era un "sí, él estaba embarazado". Aquello hizo que Marco se posicionara mejor para poder mirar a su compañero. Sus manos se agarraron a los barrotes de hierro y esperó unos segundos.

- ¿Qué preguntas tienes, Ace? – intentó calmarse él mismo para poder ayudar a un confundido chico.

- Demasiadas. Tengo... muchas dudas sobre el futuro. ¿Qué le ocurrirá al niño? ¿Nacerá en este ambiente? ¿Se criará como yo en una mugrienta celda para acabar boxeando para esos asquerosos nobles? ¿Qué le ocurrirá a mi cuerpo en el embarazo? ¿Es mejor tenerlo o...? – no pudo acabar la frase.

- Yo puedo hablarte sobre los cambios que sufre el cuerpo de una mujer – comentó Marco – el primer trimestre, que me imagino es donde estás ahora, puedes esperar una fatiga extrema, que quieras dormir más de lo normal, vómitos debido a la hormona del embarazo, malestar matutino, micción frecuente...

- ¿Micción?

- Sí, quizá tengas más ganas de orinar. Esto es provocado porque el útero está en crecimiento y para hacerse espacio empujará los órganos. Empieza empujando la vejiga, así que es posible que sientas más ganas de ir a orinar. También puedes sufrir desvanecimientos, debido a que necesitas sangre adicional para dar soporte al bebé. Síntomas emocionales... entre otras cosas.

Ace escuchaba con cuidado todo lo que Marco le decía. No quería contarle todo esto a Law, así que Marco era su única salida para entender un poco por lo que iba a pasar.

- El segundo semestre viene con dolor en las piernas, quizá sufras calambres durmiendo, es por la presión que el niño en crecimiento ejerce en los nervios. Intenta dormir de lado. Tendrás hinchazón, dolor de espalda, dolor de estómago, puede que algo de dolor mandibular y aunque algo raro, podrías sufrir contracciones de Braxton Hicks, es como un parto falso, se produce porque tu útero se prepara para el trabajo del parto. Son irregulares, no deberían ser importantes. Hacia la mitad del segundo trimestre, es posible que notes que el bebé se mueve. Durante el primer trimestre, debido a las náuseas y todo el malestar es muy posible que no quieras nada de sexo, pero en el segundo trimestre vuelven las ganas, por lo general.

- ¿Podría tener relaciones incluso con el niño?

- Depende, Ace. En principio el bebé está protegido por el líquido amniótico. Si tu situación está bien y es un embarazo de bajo riesgo, no hay ningún problema. De hecho, además del líquido amniótico, también se segrega una mucosa que previene infecciones.

- ¿Y tu opinión que no sea la médica? ¿Sería recomendable? – preguntó.

- Creo que lo que tú sientes, el feto también, y al acabar el acto sexual, normalmente sientes una sensación gratificante, creo que eso llega al bebé. A nivel médico, creo que durante el acto sexual, hay más afluencia de riego sanguíneo y eso oxigena el útero, así que es beneficioso para el bebé. Creo que también hacia el final del embarazo, puede ayudar a las dilataciones debido a los orgasmos. Los músculos están trabajando así que... no sé, Ace, es sólo mi opinión como médico. Pero entiendo que la "madre" no quiera tener sexo, con todos los síntomas y los cambios hormonales, es posible que no le apetezca nada.

- Me preocupa mucho el parto, Marco. ¿Cómo y por dónde va a salir?

- Deberías preguntarle eso a Law, él tendrá tus pruebas, yo no he visto cómo está tu cuerpo por dentro, Ace, no sé qué hicieron en ese experimento. Es posible que no pueda salir y entonces... tendrán que abrirte. Una cesárea. En serio, Ace, hazme caso y habla con Law.

¿De quién sería el niño? Es lo que se preguntaba ahora Marco. Hasta donde él sabía, Ace era virgen, se había mantenido así durante muchos años y ahora... estaba embarazado y no estaba seguro de nada. Había pasado mucho tiempo con Law, quizá... pero... también estuvo con Doflamingo.

- ¿Crees que debería tenerlo?

Aquella pregunta pilló por sorpresa a Marco. Él no era partidario del aborto, sin embargo, viendo la situación de Ace y siendo lógico, era traer al niño a un infierno y eso es lo que seguramente ese chico estaba planteando. ¿Qué debía decirle?

- No lo sé, Ace, ésa es una dura decisión que debe tomar la persona por sí misma.

- Sí, también creo eso, pero... es duro pensar en todo esto. Bepo me dijo que lo pensase fríamente, pero cuando lo hago, sólo veo la parte negativa que tendrá que vivir el niño. No veo nada positivo.

- Me encantaría poder ayudarte con esto, Ace, pero... yo no puedo tomar esta decisión por ti.

- Lo sé.

- Tienes que hablar todo esto con Law, Ace.

***

- ¡No! Esto se acaba aquí ahora mismo – se quejó Law, caminando hacia uno de los cajones de la encimera y ordenando el instrumental.

- Law, por favor. Sólo me falta el plano del área científica. Finge un poco más, sólo unos días – intentó ganar tiempo Sabo.

- Esta mierda me está creando problemas con Ace – se quejó – no voy a seguir fingiendo que tú y yo tenemos algo, porque estoy convencido de que Ace sabe esto y es por eso por lo que me está evitando. Así que se acabó. Seré claro con él y le diré que entre tú y yo no hay nada.

- Dame dos semanas – intentó convencerle Sabo – dos semanas y bajaré a esos laboratorios, haré el plano y me iré, llevaré todo a los revolucionarios. Todos vendrán aquí y sacarán a Ace y a Luffy. Te lo prometo.

- Sabo, se acabó. No voy a seguir poniendo en riesgo a Ace. Seré claro con él.

- Te traeré toda la documentación sobre Ace – dijo finalmente, lo que hizo que Law dejase de ordenar el instrumental.

- ¿Qué?

- Bajaré a esos laboratorios, haré el mapa y te traeré todo lo que vea del expediente de Ace. Sabrás exactamente lo que le hicieron. Todo. Te lo prometo. Dame dos semanas.

- ¡Maldita sea, Sabo! – dio un fuerte golpe Law sobre la encimera -. ¿Sabes cómo está Ace? Está desanimado. Ha liberado a su hermano, no tiene ya nada por lo que luchar y yo no puedo darle ánimos porque creo... que él piensa que tengo algo contigo. ¿Cómo me deja eso, Sabo? Me acosté con él, más de una vez y luego se entera que se supone que tú y yo tenemos una relación. ¿Cómo crees que se siente? Y no me dejas decírselo porque tu mierda de plan se vendría abajo.

- Law, por favor... dos semanas.

Resopló, porque no le quedaba más remedio que aceptar. Eran dos semanas... y el ejército revolucionario llegaría. Al menos eso es lo que Sabo prometía. ¿Hasta qué punto podía confiar en su palabra? Quizá podía confiar en él, pero... ¿Podía en la armada revolucionaria? ¿Ellos cumplirían lo que decían?

- ¿Cómo narices van a entrar?

- Con bombas de humo. Con los planos que tengo pueden llegar hasta la celda de Ace y sacarle sin problemas envueltos en el humo. Y nosotros saldremos desde la ventana de la enfermería.

- Es un asco de plan – se quejó Law nada contento con aquello.

La puerta se abrió, impidiendo que pudieran seguir hablando, sin embargo, Law se fijó en Ace que venía custodiado por dos guardias y con sus muñecas encadenadas. Por unos instantes, se miraron fijamente, hasta que Ace agachó la mirada creyendo que interrumpía algún momento entre ambos.

- ¡Genial! – exclamó Law con ironía –. Hazme el favor, Sabo, y márchate. Tengo que hablar con Ace.

Éste le miró casi suplicando que no le dijera nada, pero no estuvo nada seguro si Law le haría caso o no. Aun así, caminó hacia fuera, saludando con una gran sonrisa a Ace. Ese mes había podido hablar algo con él, pero no podía parecer demasiado cercano pese a las ganas que tenía por abrazarle.

- ¡Ace...! – susurró su nombre como si quisiera decirle algo, pero finalmente, mantuvo el silencio y salió de allí.

- Ya podéis retiraros. Yo me ocupo de esto – les ordenó Law a los guardias – pasa, Ace, ven a esta camilla.

¡Miedo! Eso es lo que veía en sus ojos y no estaba seguro del motivo. Su analítica había salido perfecta. ¿A qué tenía miedo? ¿A Doflamingo quizá?

- ¿Qué es? – preguntó Law inquisitoriamente, lo que confundió a Ace.

- ¿El qué?

- Lo que me ocultas. Veo el miedo en tus ojos. ¿Qué es?

- No es nada – apartó la mirada, un claro indicio de que sí ocultaba algo.

- En unas semanas te toca pelear de nuevo – dijo Law, lo que alarmó más a Ace. Para entonces debía haber tomado una decisión respecto al niño. ¿Iría a un combate sabiendo que estaba embarazado y podían dañarle o abortaría? – no puedo ayudarte si me ocultas información.

- ¡TE HE DICHO QUE NO ES NADA!

¡Gritos! Ace nunca gritaba y eso alarmó a Law. Le ocurría algo y era algo grave, algo que lo tenía al borde de los nervios. Con fuerza, Law lo levantó de la camilla y lo empotró contra una de las paredes.

- ¿Es por lo que te hizo Doflamingo? ¿Mi relación con Sabo? ¿Es porque nos acostamos? ¿Qué narices es, Ace?

- ¡DÉJAME EN PAZ!

- ME NIEGO – gritó Law también – conozco cada una de las marcas de tu cuerpo, sé todo lo que ese desgraciado te hizo y pagará por ello. Eso te lo aseguro.

- No es por él – se quejó Ace.

- ¿En serio? ¡No te creo!

- ¡TE DIGO QUE NO ES ÉL NI LO QUE ME HIZO! – se enfadó todavía más.

- ¡Y YO NO TE CREO! NO CREO NI UNA PUTA PALABRA TUYA. SIEMPRE ME ESCONDES COSAS, ME MIENTES, FINGES ESTAR BIEN Y LUEGO CASI MUERES EN ESA CAMILLA.

- ¡Joder, Law! Te digo la verdad – intentó defenderse.

- ¿En serio? Veamos si es cierto.

Con un rápido movimiento, los labios de Law apresaron los de Ace. Todo un mes, ese chico le había estado evitando, todo un mes entero donde él se moría por probar sus labios de nuevo pero él... siempre huía.

La fuerza que Ace ejerció y el poco movimiento de sus labios, le indicó a Law que sufría y, entonces, las lágrimas llegaron. ¡Había sido una mala acción! Porque después de lo de Doflamingo, él estaba demasiado débil, estaba asustado y desde luego, no debió besarle como lo hizo. Le habían forzado a tener sexo, destrozado por dentro, con horribles marcas por fuera. Casi murió en aquella mesa y él ahora... seguramente le había hecho rememorar todo aquello.

Se separó al instante, viendo cómo todo el cuerpo de Ace caía. Su espalda resbaló por la pared y sus piernas no podían sostenerle. Law se apresuró a agarrar su cuerpo bajo las axilas y evitar que cayese demasiado rápido, sin embargo, él se agachó junto al chico.

- ¡No me hagas daño! – lloró Ace una vez sentado.

- ¡Joder! Lo siento, Ace. No debí hacerlo, lo siento.

Con sus manos en la cabeza del chico, acercó el rostro hasta que golpeó su pecho y dejó que llorase contra él.

- Lo siento de verdad. No tenía que forzarte a esto. Yo no quiero ni voy a hacerte daño, pero estoy preocupado por ti.

Las manos de Ace se agarraron a la cintura de Law, apresando su camiseta con fuerza a la altura de la espalda baja. Ace pensó que aquel era el momento. Tenía que decirle que estaba embarazado, pero las palabras se negaban a salir. Tan sólo podía llorar.

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