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Capítulo 15: Pruebas

El sol de la mañana le hizo abrir los ojos. Ace dormía a su lado, completamente desnudo, con sus manos todavía sobre la almohada, atadas al cabecero de la cama y tapado únicamente medio trasero hacia abajo con la fina sábana gris.

Tras mirarle, dejó caer una vez más la cabeza sobre la almohada, tapando con su mano sus ojos como si así fuera a desaparecer lo que había hecho. ¡No una vez! ¡Tres malditas veces! Aquella noche había sido una locura. Si Lami se enteraba de algo de aquella noche, él era hombre muerto. Por eso mismo, se giró hacia las manos de Ace y desató la cuerda con sus ágiles dedos. Él aún dormía, estaba agotado por la pelea y fiebre, aunque también debía sumarle la noche de sexo.

Desnudo como estaba, apartó la sábana con rapidez y se levantó. Recogió la ropa del suelo, dejando la ropa de Ace sobre la cama. No quiso despertarle, pero sí recogió el bote de aceite que había utilizado y cualquier evidencia que pudiera indicarle a su hermana lo que había ocurrido la noche anterior.

Tomó su ropa y caminó desnudo hacia el aseo. Allí se lavó la cara y se aseó un poco antes de vestirse. Todo su cuerpo estaba lleno de tatuajes, esos que marcaban lo que él era. Su pasado estaba narrado en cada uno de ellos y también, su futuro. Con todo recogido y aseado, Law salió nuevamente al cuarto. Ace ya tenía el pantalón puesto y se restregaba una muñeca con su mano.

- ¿Estás bien? – preguntó Law al ver cómo apartaba la esposa como podía para acariciarse la muñeca.

- S- Sí, estoy bien – sonrió Ace – es sólo...

- Pasa – fue hasta él buscando por el camino algo para poder abrir las esposas.

- ¿Tienes las llaves?

- No, pero eso no es un problema para mí.

Miró en su botiquín y encontró un clip, solía utilizarlo pocas veces, pero siempre llevaba algunos por si acaso necesitaba escapar o abrir alguna puerta. Las manos del menor estaban dañadas, llenas de heridas por los golpes, con cortes y costras dolorosas en los nudillos, pero aun así, esas manos eran suaves y varoniles. Lo dobló frente a Ace y lo metió por la cerradura, moviendo el clip hasta que las esposas cedieron. Al sentirlas libres, Ace abrió los ojos como platos, sintiéndose libre al fin.

- Gracias.

- Déjame verlas. Te las curaré y vendaré. Por cierto... de lo de anoche... preferiría que no dijeras nada, sobre todo a tu hermano o a Lami.

- Vale.

- En un rato seguramente vendrá Bepo para hacerte pruebas así que voy a curarte las muñecas antes de que aparezca.

Sólo tocar sus manos era una tortura. Su piel, su aroma, esas sonrisas inocentes de niño pequeño que Ace tenía, el leve sonrojo por la fiebre... ¡Demasiado atractivo! Y no podía permitirse caer nuevamente. ¡Ya se había pasado esa noche! Desinfectó las heridas y tomó una venda para vendar las muñecas. Ace dejó escapar algún gesto de dolor, aunque no pronunció palabra alguna.

- Law, ¿crees que me pasa algo malo? – preguntó Ace captando la atención de Law, quien dejó de vendar un segundo antes de continuar.

- No, sólo son unas pruebas, nada más.

- ¿Es por la fiebre?

- Sí. Necesito saber de dónde viene, generalmente la fiebre sube porque el cuerpo combate alguna infección, pero no tienes ninguna.

- ¿Qué crees que ocurre?

- No lo sé, Ace, por eso voy a hacer pruebas. Y si te portas bien, dejaré que vayas sin esposas.

- Lo prometo – sonrió Ace.

¡Quería besarle! Esos labios finos pero seductores le llamaban. No podía dejar de mirarlos ni siquiera vendando la muñeca. Pasaba de su muñeca a sus labios, una y otra vez y cuando quiso darse cuenta, ya estaba muy cerca. El ruido de alguien tocando a la puerta le hizo separarse y agradeció que Ace ni se hubiera percatado de su intención. ¡Era demasiado inocente ese chico!

- Voy a abrir. Debe ser Bepo.

Se levantó para abrir la puerta. Como bien anticipaba, Bepo estaba al otro lado con su hermana, quien entró como alma que lleva el diablo, apartando a su hermano de un empujón y dirigiéndose junto a Ace.

- ¡Ace! – gritó la niña acercándose a él y sentándose donde anteriormente estaba Law -. ¿Estás bien? ¿Ha bajado tu fiebre? – preguntó.

- Sí, estoy bien – sonrió Ace para calmar a la chica, lo que hizo que Law estuviera incómodo con eso.

- Voy a llevarme a Ace para hacerle una ecografía y algunas pruebas más – comentó Bepo.

- Me gustaría estar presente – afirmó Law.

Law miró hacia atrás, observando cómo Lami sostenía las manos de Ace y miraba el vendaje con preocupación. Sin embargo, Ace sonreía sin saber que Lami realmente le amaba. Así era Ace, tan sólo trataba de calmarla y Lami malinterpretaría todo creyendo que tenía posibilidades con él.

- Ace, vamos. Tengo que iniciar las pruebas – confirmó Law.

- Pero, Law... - se quejó su hermana queriendo pasar más rato con Ace.

- Lo siento, Lami, pero las máquinas están preparadas. Seguro que tú también estás preocupada, será mejor acabar cuanto antes las pruebas.

- No te preocupes – sonrió Ace – volveré enseguida y verás que todo está bien – la calmó Ace, poniéndose en pie y siguiendo a Law.

Sin lugar a dudas, Law parecía enfadado o eso le pareció a Ace cuando pasó por su lado y no pronunció palabra. Su ceño estaba fruncido y por un instante, pensó que había cometido algún error o había hecho algo mal. Se dignó a seguir por el pasillo a Bepo, aunque se giró un par de veces para ver a Law que iba a su espalda en silencio. Todo el ambiente había cambiado en un instante y no entendía el motivo.

- Toma esto – le tendió Bepo una bata de papel a Ace al entrar en la oscura sala – yo voy a preparar todo, póntelo y túmbate en la camilla.

- ¿Qué es eso? – preguntó Ace al ver el aparato, aunque Bepo ya se había marchado.

- Vamos a hacerte un tac, una radiografía y luego una ecografía.

- ¿Dolerá? – preguntó Ace.

- No – dijo de forma seca.

- Oye, Law... ¿He hecho algo mal? – preguntó ante la incertidumbre de Law.

- No. ¿Por qué preguntas algo así?

- Es que... estás raro.

¿Raro? Él no estaba raro o eso pensó Law, aunque era cierto que ver a su hermana intentar ligar y seducir a Ace le había sentado un poco mal. Quizá su actitud fría y más después de lo de anoche le hizo creer esas cosas a Ace.

- Ace... cámbiate y túmbate en esa mesa. Sólo es una fotografía de tu interior, ¿vale? No pasa nada.

Law siguió a su compañero y entró al otro lado de la cabina. No quería hablar del tema del sexo allí, no con Bepo escuchando al otro lado del cristal en la sala principal. Si se llegaba a enamorar de ese chico, ¡no! Incluso sin enamorarse, un simple encaprichamiento o un leve favoritismo hacia él, sería una gran debilidad. Sus enemigos aprovecharían eso contra él. Sobre todo Doflamingo. Él ni siquiera sabía qué tramaba ese tipo para estar allí de "esclavo".

Doflamingo tenía mucha influencia y estaba claro que algo buscaba o algo necesitaba para fingir ser un esclavo. Sin embargo, no lo era, eso también lo supo cuando un día observó la comida que le daban. Muy diferente a la de los esclavos. ¡Tramaba algo! Pero no quería pensar en eso ahora, sino en Ace y en descubrir el origen de su fiebre.

La primera imagen del tac salió y pudo ver en la pantalla los órganos. Impresa habría sido mucho mejor para él, pero eso tardaría más, por lo que por ahora, miró por encima del hombro de Bepo y trató de ver algo que le diera una pista para entender qué ocurría en su cuerpo.

- No se ven anomalías. La costilla aún está fracturada pero no parece que la lesión haya empeorado, de hecho... está mejor que antes.

- Es por el hielo y el tratamiento. Tiene suerte de que no esté peor.

- No sé, Law... no veo nada raro.

- ¿Qué es eso? – preguntó Law hacia un punto más abajo, en el límite de la imagen.

- Son los pulmones y... el estómago, el hígado y eso... - señaló Bepo lo que no se identificaba bien – debe de ser el riñón.

- No, no... justo al lado del riñón.

- No se ve muy bien, ¿parte del intestino grueso?

- Ni de coña, no ahí. Demasiado arriba. Saca otra imagen pero no de tórax, hazla más abajo, quiero ver toda la zona abdominal.

- Law... será sólo algún órgano.

- Quiero confirmar que no tiene lesiones más abajo. Es boxeador, puede que recibiera algún golpe más abajo del tórax.

Bepo enfocó la máquina desde la cabina para centrarse en el tórax, esta vez del abdomen. Ambos se quedaron perplejos cuando la imagen apareció en el monitor.

- ¿Eso es...? – preguntó Bepo.

- No puede ser – dijo Law con los ojos muy abiertos ante lo que veía – es... imposible.

- Pero... es un útero. Al lado de los riñones, lo que veías eran...

- Las trompas de Falopio.

- Venga ya, Law, no puede ser, es un hombre y de hecho, mira... tiene órganos masculinos.

- Mira esto – susurró Law señalando una parte del útero – esto no es de un útero normal.

- ¿Qué quieres decir?

- Que no nació con el útero.

- ¿Intentas decir que es artificial?

- Necesito más pruebas pero... esto lo han puesto ahí. No entiendo el motivo, aun así, no puede estar funcionando, es imposible en un hombre.

- Hay hombres que nacen con úteros.

- Pero no funcionan. Es una malformación genética, tan sólo se les extirpa y ya está. No creo que esto sea natural, aunque nunca había visto un caso así.

Otra preocupación salió a la luz en Law. ¡Él había mantenido relaciones con Ace! Y no era el único problema, no le preocuparía demasiado si sólo fuera un útero en mitad de su cuerpo, pero mirando las placas, veía que estaba conectado. Aun así, todo lo que él conocía de medicina le decía que era imposible que pudiera quedarse embarazado, no un hombre. Pese a haber estudiado casos de hombres que nacían con esa malformación, el útero no funcionaba. Eso le calmó.

- Yo haré la ecografía – dijo Law.

Salió de la sala y le pidió a Ace que le acompañase a la de al lado para la ecografía. No fue hasta que estuvo solo junto a Ace cuando resopló, preocupado por lo que veía a la vez que intentaba calmarse por los datos médicos. ¡Imposible! Ésa era la palabra que se repetía, era imposible que funcionase y debía calmarse. El sexo que había tenido no llegaría a nada, sólo era eso, sexo. Que tuviera un útero no cambiaba nada y tenía que mentalizarse.

- Estás blanco – susurró Ace -. ¿Qué ocurre? ¿Qué es lo que tengo?

- Tienes... un útero.

¡Un momento de silencio! Un tenso silencio que fue roto por la carcajada que Ace soltó al instante creyendo que le estaba tomando el pelo. Law esperó, pero en cuanto el menor vio el rostro de Law y que éste se lo tomaba en serio, cesó toda risa.

- ¿Me vacilas? Yo no puedo tener un útero, soy un hombre.

- El tac no miente, Ace, tienes un útero completo, con trompas de Falopio y conectado a... bueno... a tu única entrada, lo que es... raro y un poco macabro.

- Venga ya... sólo me falta que me digas que estoy embarazado.

- Creo que no – intentó quitarle ese miedo – es decir... para que un útero funcione necesita reciclar los óvulos. ¿Tienes reglas?

- Eso es asqueroso. ¡NO! Claro que no. ¿Crees que sangro por el cu...? – se calló al ver que diría una palabra malsonante - ¿Estás mal de la cabeza?

- Si no tienes reglas es porque el útero no funciona. Es decir, el cuerpo humano elimina los óvulos viejos y genera nuevos para que haya mayor probabilidad de quedarse encinta. Si tu cuerpo no lo hace, aunque funcionase sería un óvulo viejo y eso es inviable. Es muy complicado que pudiera funcionar. Pero... - indagó entre las conversaciones que había tenido con Ace – dijiste que no siempre habías sido boxeador, que te llevaban a una sala con instrumental.

- Sí – susurró Ace – pero tenía doce años, ni siquiera recuerdo demasiado de aquello.

- No te asustes, ¿vale? Pero creo que te hicieron algo, de hecho... creo que tu útero es artificial.

- ¿Ahora soy un experimento?

- Tómalo así si quieres.

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