Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10: Antes de hora

Law fue el primero en abrir los ojos. ¡Era la primera noche que dormía sin complicaciones! Su hermana no se había abalanzado sobre él, no tenía un cuchillo sobre su cuello y Ace seguía en su sitio, con su brazo libre sobre el radiador apagado y su rostro encima de su brazo, agarrado a ese aparato para poder dormir un poco.

Durante unos segundos, se quedó estático en la cama. Las mantas le daban calor pero fuera, empezaba a hacer frío. Elevó un poco la cabeza y se fijó nuevamente en el moreno frente a él. Realmente era un buen chico, ni siquiera había hecho el amago de intentar escapar y dormía como mejor podía en esa incómoda posición.

Con aquello en mente, se levantó y tiró de una de las mantas de su cama para ir hacia el chico. Desató su mano del radiador y colocó la segunda manta encima de él. Ace agarró enseguida ambas mantas, colocándolas mejor sobre él, dando a entender a Law que tenía frío.

Sin embargo, Ace abrió los ojos con lentitud, enfocándose en el sicario frente a él. Todo su cuerpo estaba entumecido y dolía por haber permanecido demasiado tiempo en la misma posición.

- Me has soltado – susurró Ace al ver su mano libre del radiador.

- Ya estaba despierto.

- Claro – sonrió con inocencia.

Así era Law y empezaba a comprenderle. Simplemente era un hombre que jamás se fiaría de nadie. Una vez despierto y pudiendo controlarle, ya no necesitaba mantenerle atado, era lo suficientemente fuerte como para bloquear cualquier ataque a su persona. Era un hombre inteligente y temible, pero por alguna razón, Ace no se sentía amenazado por él. Quizá porque sabía que tarde o temprano moriría, ya fuera en la jaula o a manos de ese sicario de helado corazón.

- Oye, Ace... llevo un tiempo preguntándome algo y creo que tú tienes la respuesta a ello.

- ¿De qué se trata?

- Es... sobre la enfermedad de Lami. Cuando la di por muerta, estaba muy enferma, no habría aguantado ni un año más, pero está viva y eso es porque alguien tuvo que darle la medicación que inventé. Sé que los nobles no se preocupan por los esclavos, así que ellos no pudieron dársela aunque al principio creí que era la única opción posible pero...

- No sé nada al respecto – fue la respuesta de Ace, pero por los ojos que había puesto y cómo había cambiado la mirada, supo que mentía.

- Ace, yo creé esa medicina y sé que los nobles tienen mucho dinero y son muy temerosos, seguramente la comprarían sólo por tenerla, por si en algún momento la necesitasen. He revisado los armarios de la enfermería y falta un bote. No creo que los nobles tuvieran plomo ámbar en su cuerpo. ¿Lo robaste para ella? – preguntó directamente.

- Yo no soy médico, Law. ¿Cómo iba a saber qué medicamento era? ¿Cómo iba a robarlo?

- Tú no sabrás de medicaciones, pero Lami sí, ella pudo decirte qué bote era y tú siempre estás herido por los combates, tenías acceso a la enfermería.

- Yo no he robado nada – volvió a afirmar Ace, pero sólo hizo que Law sonriera al ver ese ligero sonrojo, cómo desviaba nuevamente la mirada de él y la posaba en el suelo. ¡Había sido él! Pero afirmar que había robado a los nobles le metería en problemas si se enterasen.

- Vale – dijo finalmente Law entendiendo lo que ocurría – lamento haber sacado conclusiones precipitadas. Te creo, no hiciste nada. Pediré algo para desayunar, seguro que tienes hambre.

Se dirigió hacia el teléfono de la habitación tras revisar las muñecas de Ace. Las esposas seguían allí y aún podía ver las heridas que dejaban en su piel, pero ni aun así podía quitárselas. No podía bajar la guardia con él. Podría parecer un chico inocente y dulce pero... también conocía su resistencia y lo buen boxeador que era.

Ya alcanzaba el teléfono cuando unos golpes en su puerta sonaron. ¡Eran rápidos para el desayuno! Ni siquiera le había dado tiempo a pedir que lo trajeran. Volvió a colgar el teléfono y caminó a la puerta. Al abrir, dos celadores estaban allí con una orden en la mano. Law la tomó, sin poder impedir que entrasen en la habitación mientras Law leía la orden para devolver a Ace al calabozo.

- Esto... esto es imposible – susurró al leer las últimas líneas – me prometieron dos semanas – se enfadó.

- Tiene un combate esta noche.

- Su lesión no está curada, no puede pelear en esas condiciones.

- No es un tema para debatir conmigo – dijo el celador – me han ordenado llevarlo al calabozo y esta noche, entrará a la jaula.

- ¡Maldita sea! – se quejó Law, tirando el papel al suelo - ¿Cómo pensáis que gane con esa lesión? Estáis incumpliendo el plazo, no puedo ejercer como médico si pasáis por encima de mis consejos y las fechas que doy para la recuperación.

- Como he dicho, no soy la persona con quien hablar el tema.

El guardia tomó con rudeza la cadena que unía las manos de Ace y tiró de ella. ¡Le había hecho daño! Podía verlo por el gesto de dolor que puso el moreno al levantarse del suelo tras el tirón, pero no se quejó. Siguió al guardia que mantenía la cadena fuertemente apresada en sus manos. Sin embargo, cuando pasó junto a Law, éste se metió en medio, colocando su mano en el pecho del guardia y golpeándole hacia atrás para evitar que pasase.

- No vas a llevarte a mi paciente – se cabreó Law, poniéndose en medio de la puerta.

¡No podía pelear! No con esa fisura en su costilla. Si hoy peleaba, era posible que le matasen o agravasen su lesión hasta tal punto que necesitaría demasiado tiempo para recuperarse del todo.

- Apártate ahora mismo – ordenó el guardia.

- No pienso poner en riesgo su salud, me contrataron para curarle.

- Te contrataron para que volviera a la jaula y se tiene en pie.

- No está en condiciones de pelear.

- Law, estoy bien. Apártate, por favor – le dijo Ace al ver cómo el guardia se enfadaba – por favor.

- No voy a apartarme, Ace.

- Law, maldita sea – se quejó Ace, gritándole por primera vez en mucho tiempo, sacando ese carácter del primer día – si no combato yo, llamarán a Luffy, déjame ir. Puedo combatir.

¡Idiota! Era un completo idiota pero las palabras no le salieron. Quiso gritárselo, maldecirle por oponerse a su propio tratamiento y tiempo de reposo pero sabía que daba igual lo que le dijera. Él siempre antepondría a su hermano, no podría evitar que entrase de nuevo a la jaula si así sabía que su hermano estaría a salvo.

La puerta se cerró tras Law, incapaz de decir nada al respecto. ¿Qué podía decir? Le entendía, él también habría hecho lo que fuera por su hermana. Ahora mismo, no tenía un plan para sacarle de esa jaula y le faltaban ases bajo la manga para hablar con el noble. ¡No podía ofrecerle nada!

- ¿Y Ace? – escuchó tras de sí a su hermana, quien entraba por el cuarto en ese instante seguida por Bepo - ¿Dónde está, Law?

- Se lo han llevado – dijo sin más.

- No, no, no... ¡Law! – gritó Lami – tienes que hacer algo, no dejes que se lo lleven de nuevo, le meterán en la jaula.

- No puedo hacer nada, Lami.

Su hermana intentó irse del cuarto, seguramente para buscar a Ace o para meterse en algún lío con los nobles, por lo que Law bloqueó su salida primero y cerró la puerta tras él dejando a Bepo fuera.

- Tú no te vas a ningún lado – le amenazó Law.

- Pero hay que ayudarle y si tú no lo haces... yo...

- ¿Tú qué, Lami? Sólo te meterás en problemas y ni yo podré sacarte de ellos. Quédate quieta, además tenemos que hablar.

- Hablaré contigo después de encontrar a Ace.

- Siéntate de una maldita vez, sé que Ace robó la medicación para ti – se enfadó, consiguiendo que Lami abriera los ojos y se sentase de golpe en el sillón frente a él.

- No... él no...

- No me mientas, sé que lo hizo. Deberías estar muerta, ya no sólo por el incendio de la casa sino por la enfermedad. Te dieron la medicación y tu enfermedad simplemente avanza más despacio, una dosis no es suficiente para erradicarla pero sí para frenar su avance significativamente. Necesitas más dosis de la medicina. Estoy creando más para ti. Supongo que Ace no podía robar otra dosis o se habrían dado cuenta que faltaba.

- No se lo digas a ellos, por favor, vas a meterle en un lío. Además... no tomé la dosis entera, sacó un botecito y he ido inyectando cierta dosis cada ciertos meses para conservar el bote, se me acabó hace un año – susurró Lami entre las lágrimas que empezaron a brotar de sus ojos.

- Ven aquí.

Era la primera vez que Law abrazaba a su hermana desde su reencuentro. Hasta ahora no había sido capaz de mostrar ni un ápice de sus sentimientos, pero hoy, viéndola llorar, aterrada y preocupada por Ace, le había tocado en lo más profundo. ¡No quería ver a su hermana llorar! Eso jamás.

- No dejes que le hagan daño, por favor – suplicó su hermana – haré lo que quieras, me portaré bien pero... ayúdale. Le quiero.

Aquellas palabras cayeron como un balde frío en Law. "Amor", él no creía en ello, pero era cierto que esos últimos días junto a Ace le habían hecho tener otra perspectiva de él. Por algún extraño motivo, se sentía enfadado y dolido con ese sentimiento de su hermana hacia el moreno. Ni siquiera entendía el por qué se sentía tan extraño.

- Lami... él es mayor que tú, lo sabes, ¿verdad?

- Sólo tiene diecinueve años.

- Y tú catorce – le añadió Law – eres... una niña ante sus ojos.

¿Por qué intentaba quitarle esa idea del amor a su hermanita? ¡No lo sabía! Pero era casi como una urgencia el querer hacerlo.

- ¿Y qué? Ahora la diferencia se ve muy grande porque soy menor, pero... cuando yo cumpla los dieciocho, él tendrá sólo veinticuatro años, son cinco años, no es mucho.

- Dios, Lami... no puedes enamorarte de él, te hará daño. Él no te ve con esos ojos, para él eres como... una hermanita pequeña a quien protege y ayuda, no te ve como novia o algo de tipo amoroso.

- ¿Por qué no? Yo sé que puede quererme y yo... yo le amo de verdad.

- Lami, quizá te confundas, quizá no le ames y sea sólo que sientes una gran gratitud y admiración por la persona que te salvó la vida, es casi como un héroe para ti y eso lo entiendo, pero de esa sensación a amarle va un buen trecho.

- Le quiero – le remarcó Lami - ¿Por qué te cuesta tanto asimilar algo así?

Esa pregunta le hizo dudar. No tenía una respuesta, era cierto que le había afectado enterarse de esa noticia, pero él no sentía nada por Ace, le debería dar igual si su hermana estaba o no enamorada y aun así... le dolía saberlo.

- Tengo que ir a terminar tu medicación – comentó Law evitando el tema – te veré esta noche. Y no te preocupes, intentaré ayudarle todo lo que pueda, pero tú no te muevas del cuarto.

¡Su hermana enamorada de Ace! Era increíble. ¿Cómo no se había dado cuenta de que algo así podía ocurrir? Ace le había salvado la vida, la había protegido de todos allí dentro, era normal que Lami se sintiera segura a su lado pero de ahí a enamorada... y de todas formas... ¿Qué le importaba a él? Su hermana podía enamorarse de quien quisiera y Ace era un buen chico.

- Maldita sea – se quejó Law, saliendo del cuarto y dirigiéndose a la enfermería.

- ¿Está bien, capitán? – preguntó Bepo al ver el puñetazo que su jefe había dado contra la pared.

- Perfectamente. Me voy a la enfermería. Vigílala, que no salga de ahí. Llegaré tarde.

- ¿Va a ir a ver el combate? – preguntó Bepo.

- Claro que iré a verlo. Ese idiota no está para luchar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro