VI. Escondidas
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Mire en cada dirección manteniendome alerta. Esperando ver alguna señal o movimiento erróneo que delate su posición.
Camine con cuidado para callar mis pisadas y agudice cada uno de mis sentidos. Intenté oler para buscar partículas delatoras en el aire, pero no hallaba nada. Ésto se había vuelto muy difícil.
- ¿Comodín?- espere su respuesta.
De inmediato una piedra impacto en mi espada. Gire rápido buscando en todas partes su hermosa cabellera dorada o algo que siquiera me ayudara a saber su paradero.
Pero no había nada.
Un poco frustrado intenté adivinar de dónde había venido la piedra, esperando verla. Camine rebobinando mis pasos y volví a mirar en todas partes. ¿Dónde se había metido?
Suspire rendido, había pasado más de treinta minutos y aquí seguía. Debía parar.
- Muy bien- me cruce de brazos-, tú ganas. Me rindo.
- ¡Si!- un grito que pareció venir desde el cielo me hizo mirar hacia arriba-, Ya me estaba cansando.
Y allí en la copa de un pino está Maeven caminando sobre una gruesa rama que parecía que soportaba muy bien su peso.
- ¡Eso es trampa!- fruncí el ceño disgustado.
- ¡Tú dijiste que podía esconderme en donde yo quisiera!, ¡Estas cambiando las reglas!- reclamó. Ella tenía un muy buen punto.
Tal vez debí limitar más el terreno.
- ¡Si, pero estás literalmente en la cima de un árbol!- hice un berrinche-, ¡Uno muy alto!
- No me dijiste que no podía esconderme aquí- se encogió de hombros.
Baje la cabeza dispuesto a no seguir protestando.
Luego pensé en lo ingeniosa qué había sido y mis dientes se dejaron ver en una gran sonrisa de orgullo y diversión.
Hace aproximadamente una hora atrás, Maeven se encargo de explicarme algunas cosas de su mundo, cosas que aún no entendía.
Hablamos sobre los compañeros, la familia, en otras palabras. Tenía lo que parecía un hermano mayor mucho más cerca de lo que me gustaría y una amiga que salía muy de vez es cuando en estos lares.
No voy a mentir, me preocupo bastante aquello.
Sabía que podía confiar en Maeven, ella me había demostrado que podía hacerlo. Pero no tenía algo que me asegurará que podía confiar en los demás, solo la palabra de Maeven.
Ella me prometió que algún día me los presentaría. Espero que ese día no llegue muy pronto.
También hablamos sobre mí. Me preguntó sobre mi familia y le expliqué las diferencias jerárquicas entre mi mundo y el suyo. Ella lo entendió bastante rápido, no me sorprendió.
Después de terminar la charla, ella me alentó a jugar a las escondidas. Me quería negar al principio y hacerme el maduro, pero me es extrañamente imposible no acceder a las peticiones de la rubia.
Así que cambie las reglas del juego para que sea más fácil encontrarla. Lo que de verdad se complicó más de lo que yo esperaba.
Ahora después de dos rondas ganadas por parte de la sirena, estábamos culminando la tercera.
Eso me dió justo en el orgullo de hombre lobo, pero por ella puedo tragarmelo.
- ¡¿Ya puedo bajar?!
- ¡Si!- asentí levantando los pulgares.
Esperaba ver cómo era que ella podría bajar de allí. Quería analizar los movimientos y quizás también podría copiarlos yo en algún futuro.
Impresionaría a los chicos con esto.
Pero sus piernas se estiraron y supe que si seguía mirando, vería algo que no necesitaba ver.
Avergonzado me enfoque en cualquier otra cosa que no fuera a Maeven. Tenía las mejillas algo calientes y humedad en mis palmas a causa del sudor exagerado.
Me preocupe al escuchar un golpeteo seco. Temí que Maeven tropezara y a causa de eso, se haya caído y lastimado. Gire y me acerque a inspeccionar que todo estuviera en perfecto estado, lo cual comprobé a los minutos.
Ella estaba de pie y me sonreía como solo ella podía hacerlo. Con esas hermosas perlas blancas y sus labios colorados tiernamente de un rojizo dulce.
No parecía ser una caníbal. En ningún sentido.
- ¿Estás bien?- pregunté aún sabiendo la respuesta. Solo quería cerciorarme.
- Sí.
- ¿Quieres jugar otra ronda?- me relaje y metí mis manos en los bolsillos de mi sudadera.
- ¿Tú quieres?
- Bueno...- lo pensé-. Si tú quieres yo quiero.
- Pero si quieres yo también quiero.
- Yo quiero si tú también quieres.
- Entonces ¿Quieres?
- Si tú quieres.
Nos miramos a los ojos por tan solo segundos antes de que yo soltará una gran carcajada.
Me flexione hacía delante y con los brazos abrace mis estómago doliente por tantas risas.
- ¿Que pasa?- me preguntó confundida.
Intenté hablar pero el aire no llegaba bien a mis pulmones y tenía que tomar bocadas desesperadas. Levanté la mano en señal de que me estaba recuperando y cuando creí poder comenzar a hablar, otro ataque de risa volvió.
- ¿Estás bien?- se acerco.
- Si...- respire hondo-. Creo que ya pasó...- limpie una lágrima que se me había salido por el esfuerzo y sonreí.
- ¿Por qué tantas risas?- sonrió de vuelta.
- No se si lo entiendas- dudé.
- Está bien. Quizás en otro momento me expliques- expresó comprensiva.
- No- negué-. No es que no quiera explicarte. Es que no siento que vas a entender del todo- suspiré pensando que quizás ella pensaba que la tomaba por tonta-. No quiero que me mal entiendas, solo es un humor un poco tonto.
- No te preocupes, lo entiendo. Aún no se mucho de por aquí, es normal- se alzó de hombros.
- Para no saber mucho de por aquí te desenvuelves bastante bien- intenté que sonará a un halago, pero pareció sonar más a una sospecha-. No es que este insinuando otra cosa... Solo olvida lo que dije- me avergonce y baje la cabeza rascándome la nuca.
- No, tranquilo- susurro mientras se acercaba-. Nuestra especie es de recepción fácil. Podemos captar y aprender cosas más rápido que algunas otras y eso nos beneficia bastante al momento de pasar desapercibidos.
- Eso es asombroso- digo sorprendido-. Yo apenas puedo retener dos párrafos en un mes para un exámen escolar.
- ¿Exámen escolar?, ¿Párrafos?
- Sí, bueno. Nosotros los "terrestres"- hago comillas con los dedos de forma graciosa-. Vamos a la escuela, una instalación donde aprendemos cosas de la vida y demás. Entonces para probar cuánto hemos aprendido nos hacen estudiar mediante libros y apuntes para después hacernos la prueba, o examen, y determinar que tan inteligentes somos- explico moviendo mis manos.
- Eso es...
- ¿Terrible?, ¿Espantoso?, ¿Explotación infantil y juvenil?- interrumpí bromeando.
- No- negó-. Es curioso.
- Curioso...- repetí-. ¿Y en qué sentido?
- En su único sentido- contestó obvia.
- Bueno, hay muchos subsentidos para esa palabra- señalé- puede parecerte curiosamente horrible, curiosamente inestable, curiosamente injusto, o si eres de las que les gusta aprender pues curiosamente increíble.
- Pues en ese caso me parece curiosamente interesante- sonrió.
- Seguro que serías toda una cerebrito en la escuela- comente imaginando cómo sería si estuviéramos en la misma clase.
- No lo sé. Tal vez me gustaría ir, ¿Puedo ir?- se volteo a mirarme.
Me quedé estancado sin poder decir algo.
- Bueno... Quizás no ahora- dije intentando no darle tantas esperanzas.
No era que no creyera que Maeven podía ir a la escuela. Pero creo que es más que obvio que en las circunstancias que nos encontramos era casi imposible.
Si tan solo las cosas hubieran sido distintas...
- Entonces ¿Cuando?
- En un tiempo- agudice mi voz.
- ¿Cuánto?
No parecía estar conforme con las respuestas que le daba.
- No lo sé, exactamente no lo sé.
- ¿Un aproximado?
- Unos meses, quizás- hablé con miedo a como pudiera reaccionar. No quería que se hiciera ilusiones, pero me parecía muy cruel decirle que probablemente nunca lo haga. Se veía extrañamente interesada en mi mundo y quería estar relacionada con todo.
- ¡Está bien!, Creí que sería mucho más tiempo- exclamó contenta.
- ¡Sí!... Unos meses no son tantos...- balbuceó.
Unos segundos de silencio se esparcieron por el ambiente.
— Me gustaría pasar más tiempo contigo, Seth— soltó, Maeven, en un susurró. La mire extrañado y al mismo tiempo todos mis niveles de confianza y seguridad se dispararon hasta el suelo.
— Y-Yo... E-es decir, a-a mi tamb... ién— tartamudeo de la impresión.
— Lo se— sonríe—. Me gustaría poder conocer más tu mundo, Seth. Cómo sobreviven ustedes aquí en la tierra. Que comen, como cazan. Quiero saber absolutamente todo sobre tí. Conocer a tus compañeros, tu hogar, ir a la escuela— enumeró con emoción—. Tu mundo parece ser menos aburrido que el mío. Hay tantas cosas diferentes que siento curiosidad por conocerlo todo, es tan fascinante.
No estoy muy seguro que fue lo que sentí con todo esto. Puede ser felicidad porque ella se interesará de esta manera en mí, que tuviera curiosidad por conocerme. O puede ser decepción porque solo sentía curiosidad y nada más.
Aún no lograba estabilizar mis sentimientos.
— Yo... Maeven, estaría encantado de mostrarte mi mundo— exprese intentando transmitir toda mi sinceridad en mi voz.
— Seth, eres el primer terrestre con el que he hablado. Por alguna extraña razón... No sentí ganas de comerte.
Qué...
Mientras en un lugar más alejado de los jóvenes sobrenaturales...
Una sombra se vio pasar entre los frondosos árboles. Rápida e imprecisa, perdiéndose de vista entre un descuidado parpadear.
Un hombre de ojos dorados perseguía el olor de una liebre víctima de su sed por sangre. Deteniéndose sigiloso al acecho del pobre animal. Estudiando con cuidado cada movimiento y pensando en el momento adecuado para atacar.
Inclinó su cuerpo hacia atrás dispuesto a dar el salto que cobraría la vida del mamífero cuando algo se le adelantó.
Una figura de piel morena destrozó al animal justo frente a sus ojos y le arrancó la piel a mordiscos mientras de sus labios salían chillidos de placer. Su cabellera castaña no dejaba a la vista más que parte de su espalda y sus ensangrentados brazos, así que su cara era un completo misterio de momento.
Jasper abrió sus ojos con asombro y bajo su cuerpo para esconderlo totalmente de la vista de aquella cosa. Aspiro las partículas metálicas del aire, esforzándose por no dejarse llevar ante la tentadora sangre y busco alguna fragancia delatadora.
Pero nada.
La figura de piel hermosamente tostada se describía como femenina y sus movimientos eran bruscos y desesperados.
El rubio alucinaba.
Miro a los alrededores para buscar una salida rápida y sin dar algún dato de que el alguna vez estuvo allí.
Entonces un sentimiento de placer lo embargo. Estaba sintiendo las fuertes emociones que aquella mujer parecía emanar desde lo más profundo de su ser. Aquello causo un estímulo extraño dentro de si mismo.
Sus emociones se estaban transmitiendo a una escala en donde parecía sentir casi por si mismo el sentimiento.
Decidió que la mejor idea era salir de allí lo más rápido que su condición lo permitía y casi como un relámpago corrió devuelta por dónde había llegado, sin percatarse que aquella morena había sentido su presencia efímera.
Algo estaba rondando por los bosques de Forks. Algo peligroso y aterrador.
Y Jasper sabía bien que tenía que hablar de inmediato con su familia de lo que había visto.
Esto podía cambiar las cosas de forma brutal.
Quizás ya no solo debían preocuparse de Victoria.
Había cosas peores allá afuera.
sí, se merecen una explicación. primero que todo, lamento no haber actualizado cuando debía de haberlo hecho, una vez más, pido perdón. ahora mi excusa es que después de pasar una horrible semana llena de tareas de último lapso, tuve un colapso de creatividad y me era sumamente difícil inspirarme para hacer el capítulo. aún así tome todo mi esfuerzo y les traigo hoy un nuevo capítulo de esta historia.
quería agradecer por tanto apoyo y banda nunca creía que de verdad llegaría a tanto. estoy muy orgullosa de esta fic y no puedo estar más contenta con todo. somos ya 5K de lecturas y espero podamos seguir llegando a más.
y ahora la meta de votos que deben alcanzar para actualizar es de 150 VOTOS. se que con lo lejos que llegamos no será un problema, así que revienten el botoncito de estrella.
les comentó en el próximo capítulo, asta la procsimaaaaaa
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