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IV. Miedos


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Mis movimientos fueron lo suficientemente rápidos como para llegar a la orilla antes de que ella me atrapará.

Ahora pienso que no son tan rápidos como los describen en realidad.

Llegó a la orilla dando bocanadas de aire y me acuesto en la arena húmeda con el corazón a punto de salir por mi boca. ¡Demonios!, Siento como late desenfrenado.

Miro al cielo para intentar relajarme y hacerme entender que el peligro ya pasó. Ya estaba fuera del agua, ya no podría hacerme nada.

Cerré los ojos con fuerza y ganas de llorar, cayendo en cuenta de todo.

Mi impronta quería asesinarme.

¡Joder!

Si que dolía.

Mi pecho ardió en llamas por la terrible sensación que la traición de mi alma gemela traía a mi persona. La decepción que me produjo ese acto logro hacerme doler la cabeza y ahora solo quería llegar a casa y dormir hasta que descubriera que era un sueño y que mamá esté allí para consolarme y hacerme sentir mejor.

Me senté recostado a una piedra y dejé que un par de lágrimas salieran de mis ojos.

Grite frustrado y seque con rudeza las lágrimas de mis mejillas. No quería sentir esto, no era lo suficientemente fuerte para soportarlo.

Me aferre a mis piernas y escondí mi cabeza entre la apertura de las misma esperando que el fatídico revoltijo de emociones se esfumará.

Pero no.

Aquello no calmó mis sentimientos.

Sentí una presencia ajena a la mía y supe de quién se trataba al instante. Levanté mi rostro casi por instinto y la ví a ella mirándome a una distancia que ahora mismo me parecía muy corta, pero antes aseguraría que estaba demasiado lejos.

Empezó a hacer su cercanía aún más corta y yo solo explotaba por dentro con un dilema sentimental que me estaba haciendo sentir mucho peor que antes.

Ella estaba tan hermosa con su cabello rubio mojado y note que volvió a colocarse mi sudadera que se mojo debido a la humedad que desprendía su cabello y las gotas que adornaban su cuerpo.

¿Por qué tenía que ser yo el que pasará por ésto?

Solo era un joven de quince años con suficientes problemas y responsabilidades como para agregar uno más.

Ahora Maeven formaba parte de todo este embrollo y ya aquella pelirroja que rodaban por el territorio lobuno no me parecía tan peligrosa como antes. Tenía un peligro mucho más grande frente a mis ojos y lo peor era que a mí corazón parecía importarle una mierda.

Porque justo mire sus ojos - sus perfectos ojos- y el dolor desaparecido tan rápido como llego. Sentía un nudo en la garganta y las ganas de llorar se fueron abruptamente. Ella me miraba con culpa y se abrazaba a sí misma como si buscara consuelo en sus propios brazos.

- Te dije que te ibas a alejar- murmuró apenada bajando la mirada.

Quería gritarle. Sentí unas inmensas ganas de hacerlo y de decirle se fuera.

Pero no podía, no podía hacer nada que la hiciera sentir mal o lastimarla de alguna forma. Y era muy estúpido, porque literalmente ella podría comerme ahora mismo si le apetecía o matarme y enterrar mi cadáver en lo más oscuro del mar.

Solo que no parecía tener intención de hacerlo.

- ¿Ya no vas a hablarme?- frunció su ceño.

Tragué grueso y pase mis manos por toda mi cara demostrando la frustración que la situación me causaba.

Rebobine la conversación que tuvimos antes de la tragedia y quería convencerme - o más bien mi corazón- de que si Maeven hubiera querido hacerme daño lo hubiera hecho desde el primer día. De que quizás ella no iba a matarme y por eso tenía tanto miedo de mostrarme lo que era, porque sabía que iba a reaccionar así.

Sabía que el miedo me dominaría y terminaría por dejar en el vacío aquellas palabras que le dije.

Así que creí en ella.

- No...- negué- no me iré- aclaré- pero, no vas a comerme ¿Verdad?

La rubia no quitó su expresión de angustia, pero si relajo su cuerpo. Aquello me hizo relajarme a mí también, y se porqué.

- Jamás lo haría.

La sinceridad con la que me respondió fue suficiente para que las dudas me abandonaran. Pero aún, una parte de mi no parecía estar lo suficientemente convencido, igual decidí dejar de razonar y hacer caso omiso a esa inquietud en mi estómago.

Ella era mi impronta.

Mi alma gemela.

Los ancestros no serían tan crueles conmigo como para hacerme imprimar en alguien que no sería capaz de amarme ¿Verdad?

Ella tomó iniciativa y de nuevo se sentó a mi lado, pero está vez cruzo las piernas. Jugueteo con las tiras de la sudadera y me fue imposible no volver a mirarla.

Admirar su belleza era muy adictivo.

- ¿No vas a preguntar cosas?

- No lo sé- dudé -. Siento que la cabeza me va a... Explotar.

Hice una improvisada explosión con mis manos.

- ¿Es una broma?- ladeó la cabeza.

Fruncí mi ceño al no entender a lo que se refería. Pero luego recordé que ella no era de por aquí.

- Sí... Es una broma- le confirmé.

- Oh, entiendo- asintió lentamente-. ¿Y dónde está tú ¿Familia?- preguntó confundida.

- Am... Sí, familia- asentí-. Bueno ellos están más allá del bosque, en esa dirección- señalé el camino por dónde había venido-, supongo que algún día podrás ir a verla.

- ¿Podemos ir ahora?- se volteo hacia mi con entusiasmo.

Me sonroje al sentir su rostro tan cerca del mío, aunque la verdad no estuviera tan cerca. Tal vez exagero, pero no puedo evitar ponerme nervioso, no con Maeven.

- Bue- Bueno n- no lo sé- me rasque la nuca-, es que no estoy seguro como reaccionaria mi madre y...- me detuve al verla hacer una mueca de decepción- ¿Sabes que? Creo que sí podemos ir.

La rubia quitó todo rastro de tristeza y me dió una gran sonrisa con sus hermosos ojos grises brillando como nunca. Su sonrisa ahora se transfirió a mi cara y sentí una satisfacción inexplicable.

Ahora tenía claro que no le podía negar nada a Maeven y si lo intentará sería muy difícil. Haría lo que fuera por verla así todos los días de mi vida, nunca me bastaría.

Pero de repente su rostro volvió a estar serio y miro rápidamente al horizonte.

- Lo siento- se disculpó-. Creo que ahora no puedo.

- Ouh... No te preocupes- le sonreí-, otro día podemos.

De la que me libre.

La rubia me devolvió la sonrisa como casi siempre solía hacer. Parecíamos estar conectados y eso me encantaba.

- ¿Mañana puedes volver?

- Sí, supongo que sí- suspiré-. No creo poder dejar de venir ni un solo día, de hecho.

- Entonces, mañana iremos- se encogió de hombros.



























Mi mano paso a buscar las llaves de mi casa en mi bolsillo trasero mientras me acercaba a la puerta. Una vez las tuve, las inserte en la cerradura y con un poco de esfuerzo logro abrirse.

Me reí recordando cuando Leah la descompuso en un ataque de irá y no pudo controlar su fuerza. Mamá estaba enojada y tuvimos que intentar enmendarla hasta que pudiéramos comprar una nueva.

Pero...

¡Oh, cielos!

¡Tenía que ir al pueblo de Forks a buscar la puerta que mamá encargó!

Me alarme al instante y me di vuelta para ir a buscarla, rogando que mamá no sintiera el sonido de la puerta abriéndose y Leah no llegue arruinando mis planes.

Podía inventar que me quedé en la casa de Embry jugando videojuegos. Sí, eso.

Todo se fue a la borda cuando la puerta volvió a abrirse y al girarme Leah me miraba con una ceja alzada y los brazos cruzados.

- ¡Hermana!- me lance a darle un abrazo y hacer un intento de distracción.

- ¡Seth, no!- me empujó.

Iba a caer de trasero al suelo, pero logré mantener el equilibrio antes.

- ¡Oye!, ¡No seas tan brusca!- me quejé.

- No seas dramático- bufó molesta- ¿Dónde estabas?

- ¿Yo?- me señalé el pecho haciéndome el desentendido.

- Sí, Seth, ¡Tú!- bajo mi mano de un manotazo.

- Auch...- sacudí mi mano al sentir el ardor del golpe-, estaba con Embry jugando videojuegos- baje la mirada.

- ¡Bien!, Ahora entra- ordenó tomándome del brazo-. Mamá querrá saber porque no trajiste el encargo.

- ¡Espera...!

No me dejó hablar porque rápido me arrastro dentro de la casa donde me soltó y cerró la puerta de una patada suave.

Me puse nervioso al momento en que mamá apareció en el umbral de la cocina.

- Hola, Seth- me saludo con una sonrisa cómplice en sus labios.

Le sonreí intentando parecer inocente y me acerque a darle un beso en la mejilla.

- ¡Aquí está mi hermosa mamá!- adulé.

Escuché como mi hermana soltaba un suspiro y me tachaba de chupa medias.

- No hace falta que comiences con tus comentarios- se enderezó -, ya se que olvidaste traer la puerta.

- ¡Te juro que yo no quería...!-me iba a excusar.

- Tranquilo- me interrumpió-, Leah y yo fuimos por ella. Está en la cochera- explicó.

Solté mis nervios y me tranquilice. Mamá parecía no querer arrancarme la cabeza y todo estaba en orden. Pero si de algo estaba seguro es que me llevaría como mínimo una reprimenda y un castigo.

- Aún así, fuiste irresponsable y creo que eres lo suficientemente grande para no saber que actos como estos tienen sus consecuencias- y como me lo temía-. No vas a salir más de casa a menos que sea por asuntos escolares o de la manada.

Abrí los ojos alarmado.

Le había prometido a Maeven que me aparecería por allá mañana en la tarde y la traería a conocer mi casa. Eso no lo podria hacer si estaba castigado.

- ¡Pero, Mamá!- reproché.

- No, no- negó moviendo su dedo de un lado al otro-. No quiero quejas.

Iba a seguir hablando, pero recordé aquella vez en que le reproché por segunda vez a Sue y tuve que hacer todo lo que Leah me pidiera que hiciera por semanas. Fue el peor castigo se toda mi vida, ¡Lo juro!

Escuché la risa burlona de Leah y la mire enojado.

- Ahora, anda a tu cuarto- me ordenó antes de darse la vuelta y volver a la cocina.

Me cruce de brazos arrugando mi cara y mi sentí a mi hermana pasar a mi lado con una sonrisa.

¡Leah podía ser una pesada como no tienen idea!

Refunfuñando subí los escalones hasta que llegue a mi habitación y me arroje a la cama bocabajo. Di una vuelta perezosa y me puse a pensar en todo lo que pasó hoy.

Recordé la mañana que pase con Maeven y sentí de nuevo el amargo sabor que quedó en mi boca cuando la rubia me despidió porque yo tenía que volver a casa. No podía quedarme - por más que quisiera- todo el día con ella. Fue triste tener que irme, lo admito. Pero tenía esa esperanza de volver a verla mañana.

Esperanza que ahora se había ido en picada.

Suspiré pasando mis manos por mi cabello y volví a pensar, inevitablemente, en ella.

Le di vueltas al asunto de que ella era una criatura de agua y eso ocasionaría muchos conflictos al momento de presentarla a la manada. Sabía que era peligrosa, Maeven tenía esa naturaleza letal que podía poner en riesgo a toda la reserva.

Los mitad pez eran cazadores ágiles y su hambre por humanos complicaba las cosas al mil porciento.

Quiero pensar que ella no es así, que jamás le haría daño a alguien. Ella era pura y buena, no podía ser como los demás, seguro era distinta y por ello los espíritus decidieron que ella fuera mi pareja.

Quizás todo lo que se sabe de los mitad pez es una mentira y nosotros nos inventamos una realidad ficticia a consecuencia del miedo.

Mi cabeza empezaba a doler por pensar tanto y decidí ya dejar de lado el tema.

Aún así estaba seguro que sin importar lo que ella fuera, sin importar cuan riesgosa podía llegar a ser, no me separaría de Maeven. Primero tendrían que matarme antes de arrancarla de mi lado.

Porque ahora yo formaba parte de ella y me encontraría perdido si no estaba.

No importa si muero por estar a su lado, yo sería capaz de soportar todo el peso de nuestro lazo por ella.

Me senté en la cama y mire la la ventana. Estaba perdido.

Ahora ya no pensaba en mi mismo como antes, ahora mi cabeza solo podía pensar en Maeven. Y la razón me abandono justo el día en que mis ojos miraron los suyos.

Solo espero que los chicos lo tomen de la mejor forma y Sam sea comprensible al respecto. No quería tener que cometer una locura por malentendidos y decepcionar a mi madre. Solo quería ser feliz.

Y lo lograría solo estando con mi alma gemela.

De pronto escuché a la lejanía un llamado y me entre en pánico. Sam estaba convocando una junta y no quería ir. Si me transformaba, escucharían mis pensamientos y sabrían todo sobre Maeven.

No estaba listo para que se enteraran.
















































bueno no han llegado a los 30 votos en el cap anterior, pero me apiade de ustedes y decidí subir capítulo. espero disfruten de él y comenten que tal les parece todo, amo leer sus comentarios, eso me anima mucho para seguir.

cualquier preguntita que tenga la hacen aquí →

y la meta de votos a alcanzar de este cap es de 35 votos, así que dejen su voto!¡

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