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I. Allá


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Después de una tranquila noche de guardia dentro del territorio de la reservación, necesitaba un momento de paz mental. Estar todo el rato entre los pensamientos de Embry resulta muy agobiante durante la noche.

Solo podía escuchar tonterías sobre lo estúpido que se veía Jacob enamorado y la cólera que le causaba los comentarios de chulería de Paul. Odiaba escuchar sus incesantes quejas y las burlas que soltaba a modo de lucir más genial.

Y decían que yo era el más inmaduro.

Es decir, ¿Cómo se atreve a quitarme mi puesto como el latoso de la manada? Inaudito.

Ahora entiendo porque Leah se negó en un principio a compartir turno conmigo o con Embry. ¿Así de irritante podía llegar a ser yo? Nah, yo era más entretenido.

Llegue a mi destino cuando estuve a unos metros del agua. La Push podía ser un lugar muy tranquilo y relajante cuando no hay extraños rondando o reuniones de la manada para pasar el rato. Respirar el aire húmedo impregnado de un olor a sal y libertad que te hacía sentirte tan bien como si todas tus preocupaciones y responsabilidades se dieran a la fuga y solo quedará un sentimiento de paz profundo. Era maravilloso.

Amaba pasar un par de horas aquí luego de mi turno nocturno, aún aunque mi madre me diera una riña por ello.

Solo me senté en la arena y mire las olas en un estado de tranquilidad mental que solo me producía estar aquí. Solo y sin ningún pensamiento transmitido por mis compañeros de manada.

Conecte mis sentidos y escuché atentamente el ruido del mar, el de los pájaros cantar y los árboles bailar. La naturaleza era hermosa y la suave brisa que traía canciones me lo confirmaba una vez más.

Esta sensación de serenidad es una de las más exquisitas que he vivido en estos cortos quince años. Puesto que, aunque soy un adolescente muy inquieto y parlanchín, estar desconectado del mundo por unos segundos y sentir desde lo más profundo que tu vida está en paz, aunque sea solo por minutos, es lo más extraordinario que se puede experimentar en la vida.

Mis oídos se agudizaron cuando note unas pisadas sobre la arena, lentas y cautelosas.

Me gire bruscamente y mire la sombra de alguien esconderse entre las rocas. Puedo deducir que corrió desde el bosque o que me estoy volviendo loco. Lo descubriremos.

Caminé intentando ser lo más cuidadoso posible para no ser notado, pero fracase al momento en que mi pie rompió una ramita que crujió al contacto.

Nunca fui bueno jugando a los espías, y ahora lo puedo comprobar.

Observe un extraño movimiento y un cabello rubio detrás de las rocas. Eso que estuviera allí podía ser un vampiro del territorio Cullen intentando pasar desapercibido en el territorio Quileute.

Entre en pánico ya que me encontraba solo, pero debía ser valiente y enfrentar lo que sea con dignidad y honor, creo.

Me quite la sudadera para estar preparado y transformarme en caso de peligro extremo.

— Se que estás allí— intenté que mi voz saliera fuerte y amenazante, pero fracase cuando al final tembló un poco—. Te ví.

Al no escuchar ningún tipo de respuesta, agregué:

—Sal o me veré en la obligación de buscarte— por favor que salga.

Escuché la arena moviéndose y me alerte de inmediato, colocando una posición de defensa, listo para transformarme.

Pero nada salió.

Frustrado comencé a mover el pie de arriba a bajo. No quería ir a buscarlo, podía saltarme encima y arrancarme la cabeza de un tirón y adiós Seth, que descanses en paz allá con los espíritus guerreros.

—¡Ay!, por favor— me quejé—. Solo sal, si eres un Cullen solo dilo, no creo que llegue a mayores.

Y nada.

Bueno, si me muero por lo menos fue por causas para nada estúpidas y por un acto de valentía para nada innecesario.

Di un paso hacia atrás para transformarme.

Pero entonces la cabellera dorada se asomó y un pie también.

Respire pesado notando que la complexión incompleta era de una mujer.

— Anda, sal— alenté—. Si no me haces nada, no te haré nada.

Pareció tomar confianza cuando dije eso y asomó la mitad de su cara sin mirarme a los ojos.

— Yo no buscó hacerte daño, solo quiero irme— pidió. Su voz era suave y delicada.

— Está bien, te dejare ir. Pero primero tengo que saber quién eres— insistí. Los chicos me matarían si saben que deje ir a una posible vampira así—. ¿Eres una Cullen?

— No se de que me hablas. Vete antes de que pierda paciencia y no responda por mis actos— amenazó.

Esta bien, es momento de entrar en pánico.

— Solo quiero saber quién eres y que haces aquí. Si no lo hago me gano una reprimenda— supliqué—. Por favor.

— Si te lo digo me atacaras, no titubearas.

— Si tienes buenas intenciones, creo que no tengo porqué hacerlo.

Ella titubeó. Parecía estar entrando en confianza, eso era bueno.

— Advierto que si intentas algo, no dudaré en reaccionar— de inmediato relaje mi postura para no mostrar algún indicio de ataque.

— Esta bien— acepte.

La rubia salió de la roca y abrí mis ojos sorprendido al notar que su piel estaba totalmente expuesta y ninguna prenda cubría su cuerpo.

— ¡Oh, demonios!— grite antes de cerrar mis ojos con fuerza—. Estás... Estás desnuda ¡Estás desnuda!

Quería darme vuelta pero tenía miedo de que la chica escapara. A simple vista, solo era una joven normal y corriente con la diferencia de que estaba sin ropa y parecía algo loca. De allí en adelante no parecía haber problema alguno.

—¿Pue... puedes ponerte la ropa?— estaba muy nervioso—. No es bueno que estés así en un lugar así.

—¿Tú qué sabes lo que es bueno para mí?— atacó. Parecía muy enfadada.

— Solo di... digo. Es peligroso, hay muchos tipos malos allá que pueden hacer algo malo.

— ¿Eso acaso es culpa mía?— estaba a la defensiva.

Bien, Seth, mantente alerta. Está muy enojada.

Pensé en la sudadera que llevaba puesta antes de todo este embrollo. Abrí mis ojos evitando mirarla y me agache tomando aquella prenda de color verde oliva. Volví a cerrar los ojos y se la tendí para que ella la tomara.

— Ten, pontela— pedí.

— ¿Por qué?

Ay, dioses.

— Es que, me incomoda un poco que estés así— me sinceré sonrojado.

— ¿Y por qué tendría yo que complacerte?— preguntó dudando.

— Solo quiero hablar cómodamente, por favor— suspiré.

Pasó un tiempo hasta que la prenda abandonó el tacto de mi mano y supe que había aceptado.
Espere unos minutos hasta que el silencio se hizo presente de nuevo. Abrí un ojo para ver si ya había terminado de ponerse la sudadera y en efecto, estaba cubierta hasta los muslos y nada importante estaba a la vista.

— Mucho mejor— sonreí.

Ahora que podía ver mejor su rostro, había quedado atónito. Su rostro tenía las facciones más hermosas que había visto, parecía estar tallada a mano con tanta delicadeza y amor. Su piel se veía suave y era extremadamente blanca —obviando los espacios rosados de sus mejillas—. No podía ver sus ojos, tenía la mirada baja y no parecía querer subirla. Pero estaba seguro de que serían tan hermosos como su rostro.

Me fijé más en su cabellera, era rubia y tenía hebras de color oscuro dando un perfecto degradado claro-oscuro. Bailaba con el viento y eso lo hacía ver más brillante y sedoso.

No había notado que mi boca estaba abierta y sin querer estaba suspirando como estúpido. Por lo que solo tenía una pregunta en mente:

¿Quien era esta chica?

— ¿Ya me puedo ir?— su pregunta en tono brusco me hizo reaccionar y baje la cabeza apenado.

— Sí— acepté. Ella se relajo aliviada—. Pero antes quiero saber de dónde vienes.

Observé como la calma la abandono de nuevo y se mordía el labio con frustración.

— No creo que quieras saber— se negó a contestar.

— Por favor. Solo dime de donde eres y te prometo que te podrás ir— la mire suplicante, aún cuando ella no podía verme.

Dudó mucho, bastante podría decir.

— De allá— y con su mano señaló al agua donde las olas rompían en las rocas.

¿Ah?

— ¿De allá donde?— pregunté confundido.

— Ya te dije, adiós— se dio la vuelta luego de despedirse, dispuesta a volver al bosque.

— ¡No!, Espera— grite llamando su atención y avance unos pasos—. ¿Vienes del norte?

— Mm... Sí.

El hecho de que dudará tanto al hablar me hacía cuestionar si era una chica normal que paseaba por la playa en busca de lo mismo que yo. Paz y estabilidad.

Pero me burle de mi mismo, ya que con solo ver que no llevaba nada puesto en iba por allí como si nada daba un claro indicio de que ella no era una chica normal.

Fruncí mi ceño intentando averiguar que quería decirme está chica.

— ¿Y en qué localidad vives exactamente?— indagué.

— Ya te dije lo suficiente— respondió cortante. Se cruzó de brazos y de nuevo comenzó a caminar.

Yo solo observé cómo se iba caminando hasta perderse su figura entre las hojas, sin hacer otro intento por detenerla.

No quería responder mis preguntas pero aún así con las primeras cedió un poco. Eso me hacía sentirme un poco conforme al respecto, más, sin embargo, mañana a la misma hora tenía pensado volver y averiguar quién era y de dónde venía.

No sabía que era lo que me hacía desear aquello, pero el aura atrayente que desprendía era irresistible.

Todo de ella parecía atraerme.

Pero la curiosidad también jugaba una parte importante en mis sentimientos y solo reforzaba está extraña atracción.

Era misteriosa y muy hermosa, extraña y obstinada.

Sonreí levemente antes de marcharme a mi casa y esperar los regaños y quejas de mi mamá.

Aún cuando no quería irme


































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antes que todo quiero decir que no me siento muy cómoda con el primer capítulo, pero es lo único que sale de mi cabecita así que creo que lo dejare así. pueden ver también que pienso manejar una parte más madura de seth y que el será quién narre la mayor parte de la historia, no quise hacerlo muy estúpido o torpe, solo quería hacer ver que aunque es un crío muy extrovertido, tiene su lado serio y en casos responsables.

igual se que no van a leer esto, yo la mayoría del tiempo no lo hago jajsksl. disfruten y espero llegar a los 10 votos para poder actualizar, así que voten.

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