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{ 57 . Pesadilla }

In memorian S. C. J. J.; Kyu, estés donde estés, si es que estás, sé que te gustaría saber que al final sí actualicé antes de fin de año. 

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Harry despertó sobresaltado, su garganta ardiendo como si hubiera estado hablando entre sueños, pero más que hablando, profiriendo gritos.

Tom, en su disfraz de adolescente, no era en absoluto el único que estaba en esa habitación, pero sí el que parecía más aliviado de verlo despertar, estrechándolo con fuerza contra su pecho, comprobando sus latidos y que realmente estuviera consciente.

—Ian, suéltalo, tengo que-...

No —siseó Tom, aferrándose—. Tuvo una pesadilla. Las tenía desde antes de que tú aparecieras en su vida, sarnoso, y siempre he lidiado yo con ellas. Aléjate.

—Tom, me asfixias —susurró Harry, intentando apartarse del agarre de Tom. Él apenas lo soltó para que pudiera inhalar—. Mierda.

Sirius trepó a la cama, apartando a Tom de una patada en pleno pecho y tomando con fuerza las manos de Harry.

—Harry, ¿estás bien? ¿Cómo te encuentras? ¿Con qué has soñado? ¿Quieres que llame a Remus? Severus está preparándote un té y Regulus...

—Sirius, fue un puto sueño, no jodas —talló su frente, molesto. Su cicatriz quemaba como si le hubieran echado gotitas de ácido sobre la piel, haciéndole fruncir completamente el rostro en desprecio—. Iugh. Estoy empapado en sudor. Me bañé anoche, joder.

Sirius apenas si rió. Dos segundos después Regulus apareció con una manta, Severus con una taza de algo que olía a chocolate caliente pero que probablemente era algún tipo de poción extraña y experimental, y Remus apareció detrás con una bata de dormir, los cabellos desordenados y expresión de "arruinaste mi sueño de belleza, así que espero que sea por algo bueno". Sin embargo, la preocupación relucía en sus ojos, un tanto agotados.

Harry se contuvo de gritar mientras Regulus lo rodeaba con una manta que, contrario a darle calor, era fresca y suave contra su piel, con un perfume a lavandas demasiado relajante. Bebió un sorbo de la no tan asquerosa poción de Snape y dejó que Sirius le tomara la mano. Luego soltó un:

—Muy bien. Gracias por tratarme como el rey que soy, y que es obvio que lo merezco. Ahora, vasallos de mierda, os vais y me dejáis dormir en paz.

Regulus lo golpeó y Severus le observó con expresión asesina. Remus, en la puerta, se carcajeó y le guiñó el ojo.

Tom estaba en el suelo, sentado con las piernas cruzadas, observando el reloj contra la pared y luego a todos los invitados a su habitación con insistencia.

—Tu modestia es hermosa, Harry —halagó falsamente Sirius—. Has pasado mucho tiempo con Lunático, ¿verdad?

Harry puso los ojos en blanco.

—No te estoy golpeando ahora mismo porque tengo una poción en las manos y no está tan repugnante —inhaló y exhaló, suave—. ¿Pueden irse? De verdad. Me incomodan.

—Somos tu familia, te estamos cuidando —reprochó Regulus, apartándole los cabellos del rostro y limpiándole el sudor con una toalla húmeda.

Harry fingió arcadas.

Remus siguió carcajeándose.

—Muy bien —se estiró, haciendo crujir su cuello, hombros y espalda. Harry observó los movimientos de Remus como quien observa algo extraño y demasiado conocido para su gusto, notando que Remus parecía hacer aquel movimiento que él siempre había hecho, pero jamás en frente de él. Parecía como si compartieran un movimiento de calma o distensión crítica—. Yo voy a seguir durmiendo. Como verán, ahora que poseo una belleza inalterable por heridas mágicas, voy a cuidarla cuanto pueda y ocho horas de sueño mantienen el cutis rejuvenecido. Deberías probarlo, Canuto. Tienes más arrugas en la cara que en las pelotas.

Sirius le sacó el dedo corazón con una mirada de odio. Harry apenas rió, severamente molesto por el ardor en su frente, tallándola con la palma de la mano para ver si el dolor disminuía.

Tom pareció darse cuenta.

Alzó las cejas en pregunta. Harry asintió y se encogió de hombros. Tom extendió su mano preguntando si había sido por el sueño. Harry mordió su labio, bajando los ojos sintiendo cómo involuntariamente se llenaban de lágrimas.

Tom se puso de pie.

—Salgan. Ahora.

Remus se congeló. Regulus también lo hizo. Severus aferró a Sirius y lo arrastró fuera, y Regulus acarició maternalmente el cabello de Harry una última vez antes de dejarlos. Remus fue el último en marcharse, preguntándoles con la mirada si era algo grave. Ambos negaron –mintiendo.

Tom tanteó el rostro de Harry con dedos firmes.

—¿Qué soñaste? No fue una pesadilla normal. Estuviste sacudiéndote y gritando bastante tiempo antes de despertar.

Harry arrugó la nariz. Tom pasó sus pulgares por sus ojeras, limpiándole las lágrimas antes de que llegara a derramarlas.

—No sé exactamente con que —explicó con los ojos entrecerrándose—. Soñé con una casa. Estaba oscuro, y frío. Podía sentir el frío en la piel y me dolían los huesos. Y entonces estaban... dos personas hablando. Y luego... —frunció el ceño—. Uh, puede que haya soñado con alguien mayor... y otra persona muy irritante, y una voz... ¿Había una luz verde...? Creo que mataban a alguien. No estoy muy seguro. No lo mataba yo, al menos, sino lo hubiera disfrutado.

Tom inhaló profundamente y exhaló.

—Genial —su tono estaba cargado de sarcasmo—. ¿Podrías ser más específico, Harry?

Harry se encogió de hombros, mirándole fijamente a los ojos.

—Míralo por tú mismo, entonces.

Tom suspiró. Lo sostuvo del rostro y, con apenas un empujón a sus barreras, ingresó a su mente. Harry se sobresaltó, sintiendo algo demasiado extraño y demasiado brusco, quizá como un potente mareo, pero Tom fue suave mientras examinaba sus últimos recuerdos inconscientes, los recuerdos de la pesadilla que acababa de tener que Harry intentaba reproducir para darle la libertad de examinarlos mucho mejor.

Dos hombres hablaban junto a una chimenea, la luz apenas notoria caldeando la inusitadamente helada habitación para el clima veraniego. Todo se veía borroso, cortado en sombras y desniveles desiguales. La conversación era apenas retenida por la memoria de Harry, perdiéndola en susurros como sombras deslizándose tras la trémula luz de una vela. Mundiales, hablaban. Internacional... deportes... Bertha... Tom salió de la mente de Harry cuando observó un encapuchado empuñando una varita y lanzando una maldición asesina que dejaba el sueño en negro.

Harry se recostó contra el pecho de Tom, bostezando.

—Tengo sueño... —murmuró.

—Duerme —susurró Tom, acomodándose nuevamente en la cama y acomodando a Harry sobre él, amoldándose contra su cuerpo y usando su pecho como almohada mientras sus dedos se deslizaban entre sus cabellos—. Descansa.

Harry profirió algunos murmullos incoherentes más antes de caer dormido. Tom no necesitaba oler la poción de Snape, camuflada en chocolate caliente y polvo saborizante, para saber que era un filtro más lento de Poción para Dormir sin Soñar. Sabían, todos sabían, que lo que menos necesitaba Harry en esos momentos era estar despierto de madrugada, histérico y llevado por las pesadillas, dándose cuenta de los pequeños detalles que muchos habitantes estaban sufriendo en esa casa de paredes blancas, principalmente el hecho de que muchas cicatrices de pronto se volvieron negras. 

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Hey, hola a todos. Los extrañé bastante, como a este fic. 

Estos días, semanas, meses... han sido insoportables. No soy del tipo de persona que le gusta quejarse de esto, pero recaí bastante en depresión. La arrastro desde hace años, así que no es algo muy divertido o que, con la cantidad de cosas que me están pasando diario, pueda soportar fácilmente. Trato de ser positiva, tengo un carácter bastante duro, pero a veces me sobrepasa. Me descubrí más frágil de lo que creía. Y uno de los puntos clave de algo que me hundió hace poco es que falleció alguien muy, muy importante para mí. Este capítulo va dedicado a ella, en su honor. 

Probablemente la conozcan, se hayan cruzado con ella en comentarios de esta misma historia y otras mías, si las leían. Escribió el hermoso "El asesinato de Jesús" perteneciente a este mismo universo, "Priosanach" uno de los Tomarry más espontáneos y maravillosos que leí en la vida, y su humor burdo y constante se ve muy claramente en "Veinte palabras". Ella era mi niña, mi bebé, y su muerte fue un importante detonante. Este capítulo está en su memoria. Es apenas un poco de lo que ahora podría hacer. 

Nunca desperdicien ni un día en decirle a las personas que valoran lo mucho que las quieren. Nunca saben cuándo podrá ser el último.

Espero que les haya gustado. En cuanto la trama, se acercan cosas grandes, así que me gustaría saber cuál es su opinión sobre el capítulo de hoy. ¿Dudas? El buzón de quejas y sugerencias está abierto también. 

Prometo ponerme más al día pronto. Gracias por leer.

xxx G. 

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