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{ 56 . Momentos familiares }

HABEMUS ACTUALIZACIÓN.

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—¡Harry James Potter, ven aquí ahora mismo!

Harry mordió su labio y se escabulló entre los pasillos del mercado atestado de personas que hablaban entre sí con los acentos y palabras más extrañas que pudiera oír e incluso hacerle sentir curiosidad con sus palabras, pero a la vez sentía incapaz de percibirlas lo suficientemente interesantes como para prestar más atención. Las ropas muggles le incomodaban, demasiado ajustadas y rectas a sus movimientos acostumbrados a las flexibles prendas mágicas, pero cuando Severus le había dicho que irían de compras no le dejó de ningún modo vestir con esos "enormes harapos que no eran suyos" en referencia tanto a las túnicas como a las camisas de Tom, y mucho más teniendo en cuenta de que tenía su propia ropa a medida, cómoda y fresca para usar y no llamar demasiado la atención. No había ropa que se comparara a tener la de Tom, proveyéndole seguridad sin importar donde estuviera o por cuantas paredes debieran estar distanciados.

—Aquí estás —así de pronto Harry saltó al verse atrapado con Regulus acercándose y acorralándolo sin vías de escape—. Harry, Ian te ha estado llamando. ¿Qué ocurre contigo, por qué huyes?

—Severus quiere que haga la compra —gruñó. Sabía a ciencia cierta que estaba viéndose como un niño mimado, pero mierda, no podía evitarlo... y mucho menos en esa situación, cuando de verdad lo estaban tratando como un hermano mayor de un niño que lo odiaba y, francamente, Harry consideraba que aquel sentimiento era más que recíproco—. Quiere que haga la compra con Heri.

Regulus talló su frente.  

—Sé que no te cae bien, pero...

—Tu hijo me odia, Regulus. Sin ofender, pero se la pasa fastidiándome, y yo no voy a tolerar que nadie me fastidie —Harry se colocó mirándole ofendido desde su estatura casi una cabeza más baja, con las manos en las caderas y el ceño fruncido. Regulus alzó una ceja, claramente burlón, consiguiendo que Harry torciera el gesto y soltara un sonoro suspiro—. Bueno, nadie que yo no quiera me fastidie. Heri es un mocoso... iugh, tampoco puedo decir diabólico, porque hasta Ian se sentiría ofendido.

Regulus soltó una risita.

—Haremos un trato —le ofreció su mano, sonriendo con todo su rostro, con las cejas un poco alzadas y mueca de cálida burla. Harry tragó saliva observando la mano que, aunque pareciera imposible, parecía destellar suavemente en blanco más blanco, como un celestial halo brillante envolviéndole la promesa—. Tú haces la compra con Heri, cuidas que no se escape, cuidas de su salud y, a cambio... puedes compartir habitación con Ian todo el verano.

Harry lo consideró lentamente valiendo en su mente los pros y los contras de aquella oferta.

—¿No nos obligarán a dormir en diferentes habitaciones? —preguntó, curioso, luego del pequeño análisis. Regulus sonrió.

—Sólo dormirán. Nada más. Un poco de respeto, es una casa de familia.

Harry resopló.

—Pero... ¡Regulus!

—Nada —movió su mano frente a su rostro ofreciéndole el trato que, al parecer, era lo más flexible que llegaría por lo menos durante ese verano—. ¿Aceptas?

Finalmente, con una mueca de clara indignación total por verse rebajado a tal vil manipulación, Harry estrechó la mano de Regulus y fue empujado por él hasta donde Severus se encontraba con Heri, de obvio malhumor, sentado en el diminuto asiento del interior del carrito metálico de compra casi totalmente vacío a excepción de alimentos básicos.

—¿Heri no está demasiado grande para ir ahí? —preguntó Harry receloso sin poder evitarlo. Heri le hundió la mirada con demasiada furia para un niño de seis años. Recargó el rostro blanco y redondeado sobre los diminutos puños con expresión más que enfurruñada, frunciendo sus labios y entrecerrando los ojos grises en expresión molesta.

—¿Y tú no estás muy grande para hacer preguntas bobas? —siseó Heri, arrugando la nariz cambiando su expresión a una asqueada—. Es obvio que estoy grande para estar aquí. Pero papi no quiere dejarme caminar, dice que romperé cosas y él no las pagará.

—¡Severus! —regañó rápidamente Regulus, yendo hasta su esposo y mirándole ceñudo. Severus rascó su nuca con expresión de "Eh, yo no dije eso... o al menos con esas palabras, cómo crees". Tom, recargado junto al carrito de compra, puso los ojos en blanco y ayudó a Heri a bajar con cuidado por los broches del asiento que aferraban su diminuto cuerpo a la silla. Una vez en el suelo Heri pareció demostrar todo lo que era el comportamiento digno de un adulto responsable al mantenerse quieto, serio, ceñudo y notablemente aburrido sin la necesidad de fastidiar a nadie.

—Muy bien —acabaron por decidir los esposos luego de una breve conversación con miradas serias y palabras en voz baja—. Ian, vendrás con nosotros.

Tom observó a Regulus con expresión que pasaba de irónica a hiriente.

—Regulus, no es por ofender, pero ¿de verdad confiarías el cuidado de tu hijo a Harry?

—¡HEY!

—Dije que no era por ofender. Sólo estaba siendo sincero.

—En todo caso —Severus observó a Harry con expresión cínica— Reg, ¿de verdad confiarías la estructura del supermercado a Harry?

—Bueno, no me quejo con eso, es casi un halago —Harry se encogió de hombros y jaló del carrito y del brazo de Heri—. Vámonos, Heri. Somos mucho mejores que estos tres tontos. Podemos hacer la compra, no matarnos entre nosotros y no destruir el mercado, todo a la vez.

Severus puso los ojos en blanco. Heri se encogió de hombros y caminó junto a Harry, su pequeña estatura apenas llegándole al hombro con los cabellos cargados de ondas negras. Tom les observó.

—Espero que sea algo necesario el alejarme de Harry. De verdad yo no seré quien pague los destrozos.

Severus y Regulus se observaron y sonrieron, ambos sujetándole de un brazo cada uno con todas sus fuerzas. Tom se mantuvo congelado a la espera como un depredador bajo ataque. Podía resistirse a ellos, pero no podría hacerlo sin llamar la atención rodeado de todos aquellos muggles.

—Tus ropas muggles —comentó Regulus, bajo y cómplice— son demasiado anticuadas para un niño de catorce años en pleno siglo veinte. ¿Qué niño de catorce usa camisas y pantalones de vestir? Te falta el chaleco y la pajarita y ya estás para servir mesas... sin ofender.

—No seremos expertos en moda, pero compraremos lo más vendido aquí, y lo usarás —acabó por decir Severus, mientras emprendía el arrastre de Tom, quien por adopción mágica en ese momento estaba maldiciendo a sus queridos padres, mientras intentaba no retorcerse ni patalear como un niño. De verdad siempre había odiado comprar ropa, y mucho más que la escogieran por él (a menos que, claramente, Harry fuera quien estuviera escogiendo sus prendas. Eso jamás podría siquiera molestarle).

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Harry suspiró.

—Okay —miró a Heri y sacudió la lista de compra entre sus dedos frente a su rostro para que él la apretara en su puño—. ¿Sabes leer?

—Claro —Heri se cruzó de brazos sobre el pecho mirándole con expresión insultada. Harry sonrió de lado.

—Pues lee y busca. Tú buscarás la mitad de las cosas.

—¿Y si no alcanzo lo que está más arriba?

—Me llamas.

—¿Y si tú no lo alcanzas?

—Llamamos a tus padres.

—¿Y si ellos no vienen?

—HERI, SÓLO LEE LA PUTA LISTA.

Heri sonrió ampliamente entrecerrando los ojos con malicia.

—No quiero —jugueteó con ella entre sus dedos, rompiendo un borde—. ¿Qué pasa si se rompe?

—Te mato —advirtió Harry. Heri se encogió de hombros.

—Inténtalo.

Pequeñas llamas brotaron de sus dedos. Dos segundos después la lista se estaba quemando entre sus manos hasta cenizas. Harry parpadeo deslumbrado y Heri sonrió exponiendo los dientes blancos, apenas puntiagudos en los colmillos aún de leche, mientras los ojos grises se tintaban de plateados acentuando su expresión maliciosa.

Harry sonrió con ternura.

—Para ser un ángel das miedo.

—Mitad ángel —Heri chasqueó la lengua, arrugando la nariz con desagrado—. Padre dice que no debo decírselo a nadie... es un poco estricto en ello de desconfiar de todo el mundo. Dice que podrían usar a los niños muy poderosos como armas. Creo que también se refiere a ti cuando dice eso. Y por eso trata de ser silencioso con estos temas.

Harry se encogió de hombros.

—Decírmelo es más fácil que dejar que intente adivinar —chasqueó su cuello, hombros, y observó los pasillos del mercado con las familias empujando carritos cargados, niños tratando de cargar los bolsillos de sus madres con dulces y adolescentes enfurruñados cargando más compras—. ¿Tienes idea de que había que comprar?

Heri le miró interesado unos segundos.

—¿Chocolate?

Harry sonrió verdaderamente apenas, una pequeña sonrisita curvando las comisuras de sus labios mientras veía a Heri, los ya no tan odiosos ojos claramente enojados, pero esperanzados.

—Me gusta esa idea.

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—Te pedí tres cosas, Harry. Tres.

Harry enumeró con expresión calmada.

—Me pediste que hiciera la compra y —señaló el carrito cargado de comestibles y elementos de limpieza detrás de sí— está hecha, aunque encuentro innecesario comprar cloro para lavar. ¡Somos magos, podemos lavar las cosas mágicamente! Y no pienso tolerar castigos que impliquen que limpie algo que no es para mi estricto uso. También me pediste que Heri no se escapara —señaló a Heri, tranquilo y calmado con una ancha sonrisa de lado a lado... sobre el siguiente carrito vacío que se deslizaba impulsado por magia por todo el mercado, dejando caos de latas y bolsas detrás de sí— y no lo hizo claramente, le dije que se quedara en el carrito donde podría estar a salvo de cualquiera que quisiera llevárselo. Y nadie se lo llevará, claro que no. Y cuidé de su salud, por supuesto. Lo alimenté.

—Con chocolate —Regulus unió las manos frente a su rostro en actitud de plegaria—. Heri no tolera tanto el azúcar. Lo exalta demasiado.

Harry se encogió de hombros totalmente indiferente.

—No tenía la menor idea. No conozco tanto a mi hermano adoptivo Regulus, al menos podrías habérmelo dejado con algún manual de instrucciones. 

—Voy a matarte tantas veces que tu alma no se dará cuenta —amenazó Regulus, extendiendo sus manos y apagando las luces del mercado en un apagón que sólo le costó un chasquido de dedos. Todos los compradores quedaron paralizados en jadeos de sorpresa, algunos niños chillaron y otros adultos aferraron con más fuerza sus monederos—. Ve a buscar a Heri. Ahora. Yo me encargaré de las cintas de filmación.

Harry puso los ojos en blanco.

—Como digas, papá —murmuró con pleno sarcasmo mientras avanzaba con pasos apresurados hasta perderse de la vista de Regulus.

Echó a correr a una pila de carritos y tomó uno para colgarse con los pies aferrándose del posamanos como el capitán de un barco a su vela, impulsando su magia a sus ruedas y acelerando para ir detrás de Heri, chocándolo con fuerza y desnivelando su viaje haciéndolo estrellar contra una góndola cargada de galletas y dulces. Heri echó a reír a carcajadas mientras Harry lo atrapaba, dócil en sus brazos, su magia exaltándose en vertiginosa alegría multicolor que parecía hacerlo temblar todo incluso refulgiendo contra la oscuridad. Harry tiró de ella, haciéndolo chillar de molestia y un poco de dolor al encontrarse de pronto limitado y ahogado ante la sensación, bastante similar a una Imperius, pero siendo muy capaz de resistirse, Harry siendo atacado por sus pequeños puños lo que le dio la motivación necesaria para cargarlo sobre su hombro mientras bajaba de su carrito y dejaba todo el desastre detrás.

Severus parecía dispuesto a golpearlos a ambos mientras tomaba a Heri de los brazos de Harry con sorprendente facilidad. Detrás, en las penumbras, con las luces de emergencia del mercado encendiéndose en secciones de tres en tres iluminando un poco más brillante y a la vez más blanco el ambiente, Tom apareció con los cabellos largos despeinados en claros signos de haber sido peinado y despeinado repetidamente y una playera celeste con un escudo azul, rojo y blanco con una estrella que Harry conocía de haber visto en historietas cómicas, además de bastantes bolsas en sus manos. Harry se carcajeó y se lanzó a sus brazos, apretándose contra su cuerpo en un abrazo fortísimo, respirando con alivio al sentirlo cerca.

—¿Qué haces? —murmuró Tom, claramente divertido.

—Observando y contemplando que tienes un nuevo guardarropa que probablemente quemaré cuando lleguemos a casa. Quiero que te acostumbres a tener mi olor cerca porque estarás vistiendo con lo mío, y probablemente no estés usando ropa interior cuando duermas en mi cama.

Tom enarcó una ceja.

—¿De verdad crees que Regulus te de permiso?

—No —Harry sonrió, oyendo los chillidos de Heri, los regaños bajos de Regulus y los suspiros resignados de Severus... y disfrutándolo, de algún modo, sintiéndose inesperadamente bien con aquel panorama tan familiar. Familia. Tenía una familia, quién lo diría—. Pero al menos cumplí con todo lo que dije que haría. Tiene que dejarte conmigo. Además, eres un demonio, ¿no podrías simplemente atravesar la pared o algo así?

Tom soltó una risita cómica entre los cabellos de Harry.

—Podría, pero no sería tan divertido.

—No, lo sería aún más.

Heri ya estaba dormido para cuando salieron del mercado llevándose comestibles, artículos de limpieza reducidos mágicamente por Regulus con miradas furibundas, ropas a punto de ser incineradas y cintas de grabación que inexplicablemente faltarían en los controles de seguridad al día siguiente.

Un día bastante normal a los estándares que acostumbraban, a decir verdad.

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HOLA MIS BELLEZAS DEMONÍACAS <3

No anduve muerta, anduve de parranda. Esa es mi excusa más usada y no la cambiaré, ni explicaré nada. Podría hacer un fic con todo lo que estuvo ocurriendo en mi vida últimamente, y de hecho algún día haré algo con eso, así que just you wait. :>  

Pues como verán, quería presentarles un poco más a Heri bebé:3 Recuerdo que hace mucho alguien me comentó, no sé en qué capítulo, que Regulus y Severus parecían tan casuales que seguramente tomarían mucha importancia en un futuro... PUES UN PREMIO PARA ESE LECTOR que aparezca y lo reclame, pls ;3

¿Qué les pareció el capítulo? UwU 

Quería hacer algo así como un... interludio, además de todo, como un momentito de paz para PsychoBaby que con las que están a punto de caerle, merece cada segundo de paz que encuentre... *huye*

Si amaron a Heri, quiero su grupo de fans en este comentario. El bebé de los PrinceBlack MERECE ser amado ;A;

Sí, Ian-Tom tenía una playera de Capitán América JEJEJEJEJEJE *huye alv* PsychoBaby mi amor va a quemar al Capipaleta;) 

¿Parte fav y parte menos fav del capítulo? Sean sinceros pls -?-

Espero que me perdonen por toda la demora, DE VERDAD todo esto ha sido como mínimo caótico, pero puedo jurarles que no pienso dejar de publicar este fic, y así me demore un mes o seis, nunca me demoraré un año y nunca lo abandonaré;3 

Mucho amor para ustedesss

xxx G<3




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