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{ 45 . El sueño de alguien es la pesadilla de otro }

—¿En qué piensas?
     
Lily volteó el rostro, apenas sorprendiéndose cuando Remus se dejó caer junto a ella bajo la sombra del enorme árbol. A pocos pasos de ellos el lago reflejaba el hermoso sol que cristalizaba la superficie, el calor consiguiendo que coloridas flores brotaran entre las piedrecillas y la tierra húmeda.

—En nada, en realidad —Lily se encogió de hombros mientras se recogía los cabellos rojos, sangre en hilos de seda, y los anudaba descuidadamente en lo alto de la cabeza sosteniéndolos con un lápiz—. Creo que extrañaré Hogwarts este verano.

—Yo también.

Ambos suspiraron. Los exámenes acabados, tenían exactamente doce días antes de partir en el tren. El año siguiente sería algo totalmente diferente: responsabilidades, preparación. Remus había oído casi por casualidad que el profesor Slughorn estaba pensando hacer de Lily Evans una prefecta, y sabía que, teniendo los amigos que tenía y recayendo en él la personalidad bastante más "tranquila", McGonagall le haría un prefecto. Y, además de las responsabilidades de Prefectos que implicaban revisar pasillos de Hogwarts a altas horas de la noche e interceptar paquetes que tuvieran un peso o tamaño superior a lo permitido, estaba el claro hecho de estudiar para los TIMOs y, para Lily, estudiar para sus exámenes de ingreso en la Secundaria Superior.

Remus, muchas veces, sentía una enorme admiración por la cantidad de trabajo que su amiga tenía sobre los hombros y no parecía quejarse de ello ni una vez. Siempre parecía libre, despejada, sonriente y con algún comentario que te dejaba la boca abierta del espanto o asombro. Descarada como ninguna, fue aquella que a partir de tercero se presentaba desarreglada en la mesa de Gryffindor las noches posteriores a la luna llena, dándole una coartada de su "aspecto horriblemente cansado". Remus fue hechizado varias veces por Severus después de ello, lo que llevó a una vendetta por parte de los Merodeadores que acabó con Lily gritándoles a todos, maldiciéndolos y consiguiendo que no pudieran abrir las bocas para nada más que no fuera disculparse sinceramente con ella.

Remus, además de apreciarla, la admiraba terriblemente.

—Podemos... —Lily dudó. Sus dedos tamborileaban sobre sus piernas extendidas, las tablas oscuras de su falda derramándose hasta sus rodillas— podemos alquilar un lugar para vivir. Con autorización de nuestros padres, claro. No creo que no podamos...

—Lily, creo que has olvidado a mi... pequeño problema peludo —balbuceó Remus y su amiga se silenció—. No creo que tus padres te dejen siquiera mantener una amistad conmigo fuera de los límites del colegio. Además, tu casa no está tan mal.

—¿Bromeas? —Lily se volteó hasta él, sus ojos verdes y cargados de vitalidad sorprendentemente abiertos. Su expresión era alarmada—. ¡REMUS! ¿Acaso olvidas a Petunia? A la perfecta Petunia, la chica que claramente no está loca, que es normal, que aborrece todo lo que toco y me representa, que amenaza con decirle a los vecinos mis anormalidades si no hago lo que a ella le plazca. ¡PUTA MIERDA CON ESA PUÑETERA MUÑECA DE PASTEL! A veces quiero coger una de esas tazas de porcelana con las que toma el té y partirla en su cabeza.

Remus exhaló cuando Lily guardó silencio, pero su alivio se vio interrumpido con el desarrollo de la idea.

—Sí, la partiré en su cabeza. Ella me gritará, claramente. Estará indignada. ¡Lily, eso pertenecía a nuestra tía!, gritará, y yo le diré que nuestra tía era una mujer que no conocía el término independencia y que su sola existencia ponía en vergüenza a las mujeres. Ella intentará golpearme o gritar, y entonces cubriré su boca. No puedo usar magia fuera de Hogwarts, sí, eso está bien. Así que no usaré magia. Le demostraré que, si bien la magia es todo lo que me completa, no es todo lo que soy. Soy carne, soy hueso, soy sangre, y ella también lo es. Y se lo mostraré —la sonrisa de Lily se extendía, sus ojos perdidos en una ensoñación que a cualquiera le parecería enfermiza. Remus la observó, fascinado—. La taza está rota, pero como es porcelana, sus bordes serán amplios y estarán afilados. No lo suficientemente afilados para cortar la carne como mantequilla, pero sí lo suficientemente para rasguñar y crear la sensación de pánico previo a la muerte. Petunia llorará, ¿cómo no llorar? —el rostro de Lily se tornó de pronto afectado, imitando la expresión que en su mente tenía su hermana—. ¡Lily, déjame! ¡Somos hermanas! ¡Las hermanas se aman! —imitó con pulcritud la voz de su hermana mayor. Remus, que la había oído personalmente pocas veces, pudo reconocerla—. Sí, seguramente saldrá con una gilipollada como aquella. Y no, le diré. Yo sí te amaba, te amé durante muchos años, te escribí cartas que jamás respondiste y te lloré durante las noches que no sabía cómo estabas. Entonces tú te cagaste en mí y en todo lo que soy porque yo tengo magia y tú no, maldita perra. Y tú jamás me amaste. No estoy obligada a amarte por la sangre y, tú, ¿estás obligada a amarme por la sangre? Si la derramo un poco, quizá... ¿crees?

Lily rió, sus ojos enormes empañados con una sangrienta fantasía. Remus tomó sus manos con fuerza y pudo sentir toda la euforia de su amiga, casi pudo ver la escena que se desarrollaba en su mente: Lily aferrando a Petunia de los cabellos rubios ralos, arrastrándola hasta una pared, hundiendo el trozo de taza de porcelana contra su cuello hasta que cortara. Petunia gritaba, y Lily reía, y era la misma risa que tenía en ese momento.

—No quiero saber a quién estás matando ahora, Lily —Remus soltó las manos de su amiga inmediatamente cuando Severus se dejó caer junto a él. Le lanzó una mirada apenas cálida a Severus, que le dio un empujón con su hombro; su "relación" apenas podía ser llamada como un tenso compañerismo, ambos unidos en aquella extraña e incorrecta amistad solamente por estar junto a Lily—. ¿Quién es?

—Petunia —respondió Lily, sus ojos desenfocados—. Justo ahora le estoy arrancando la piel desde la abertura de su garganta y...

—Demasiada información —la detuvo Remus, riendo. Realmente lo que menos necesitaba era imágenes sangrientas, creativamente sangrientas, que hicieran crecer su hambre. En tres noches sería la luna llena—. Tierra llamando a Lily Evans. Tierra llamando a...

—¿Sabéis que la última víctima de Ian Brady fue un muchacho? —Lily se enfocó y Severus dejó caer su cabeza contra el hombro huesudo de Remus, riendo en voz baja—. Sí, exactamente. Edward Evans. Creo que es algo morboso compartir el apellido con alguien que fue víctima de un asesino serial, pero algo morbosamente cínico compartir el apellido con alguien que fue la víctima que hizo que ese asesino serial fuera descubierto, ¡Y ES QUE PUTA MIERDA ES MARAVILLOSAMENTE ASOMBROSO Y-...!

—Lily —Severus extendió la mano para tomar la de su amiga—. Cálmate.

Lily les observó haciendo un puchero, sus cejas de un rojo más oscuro que su cabello alzándose como las de un payaso triste.

—Vosotros no me comprendéis —gruñó—. Es tan emocionante que...

—Me apellido Snape —le recordó Severus— y Snape es un envenenador italiano. Yo debería decir que es increíble compartir el apellido con un asesino serial.

—Eso es diferente. Lissandro Snape no fue un asesino serial, en primer lugar, fue un asesino por encargo. Él no mataba porque quería, mataba porque le pagaban por ello. Y, además, era conocido como Snape por quienes le contrataban, pero su apellido real era Snapazza, de modo que...

—Lily —Remus rió. Las mejillas de Lily estaban tan rojas como su cabello por la emoción y la ofuscación—. Tu memoria muchas veces me sorprende.

—Y a mí —coincidió Severus—. Es increíble que pueda recordar tantos detalles de asesinos seriales, asesinos en masa y asesinos por encargo...

—Y venenos letales, además de los lugares donde se pueda hundir un cuchillo para herir de forma fatídica o simplemente herir para desarmar...

—O las fechas exactas en que las víctimas fueron encontradas, más sus nombres completos y descripciones físicas...

—¡PERO NO SEA CAPAZ DE RECORDAR UN MAPA ASTRAL!

—¡CALLAOS, GILIPOLLAS DE MIERDA! —Lily se levantó y se apartó, marchándose de junto de sus amigos a pasos agigantados—. ¡BASTARDOS, BASTARDOS, BASTARDOS!

Severus y Remus alcanzaron a Lily que despotricaba sobre las mejores y más rápidas formas de ahogar a alguien. Severus, cautamente, la tomó del brazo y la apartó del lago, alejándola de la tentación.

—Lo lamentamos, Lils —se disculpó Remus por ambos—. Sabes que nos gusta burlarnos de tu memoria, o de la falta de ella, no es nada personal.

Lily les expresó un puchero.

—Sois seres hechos de crueldad y carne —gruñó—. Me vengaré.

Cuando ambos se miraron tenían la certeza de que, claramente, Lily se vengaría. No de una forma sangrienta (ella había aprendido casi a las malas que matar, o intentar en su defecto, a las personas que simplemente te caían mal era más problemático que una solución fácil y diplomática) pero Lily, no por nada, tenía un Patronus de serpiente de fuego. Era astuta, ágil, manipuladora y ardiente, con la fuerza y el poder suficiente para incinerar a alguien desde dentro con una mirada.

Lily se alejó, saludando animadamente a Regulus Black, que apenas se dignó a mirarla. A Lily no pareció importarle mientras lo arrastraba lejos de su grupo de amigos de tercero para hablar con él y Remus decidió que, quizá, orar un poco por mantener la cordura y ante lo que Lily pudiera hacer en doce días no estaba tan mal.

...

Lily nunca había sido de aquellas que se tomaban sus tiempos en hacer las cosas. Lo meditaba muy detenidamente, lo que en su mente acelerada significaba más de un minuto, lo consultaba con Levy, su gato peludo negro que había encontrado cerca de King Cross en su primer año, y luego actuaba.

Cuando lo hizo esa vez al final de su cuarto año... bueno, muchos de ellos lo seguirían recordando incluso años después.

...

James pasó el brazo sobre los hombros de Remus. Remus echó a reír a carcajadas con la cantidad de insultos que profería Sirius por detrás de ellos, corriendo con las piernas atusadas a lo muggle; Sirius se jactaba de jamás haber sido afectado con hechizos, por lo que Peter se había encargado de atarle los tobillos entre sí con los cordones de sus botas y, al haber estado Sirius dormido en ese momento, creía que era una maldición de la cual no conseguía liberarse.

Estaban llegando al Gran Comedor para la hora del té cuando una maldición pasó volando sobre sus cabezas. James le tiró cuerpo a tierra, la grava del camino incrustándose en sus palmas y barbillas.

—¡TÚ ERES UN MALDITO-...! —gritaba, a todo pulmón, Regulus Black. Remus se incorporó mientras observaba al menor de los Black acercarse como un energúmeno, su varita temblorosa en los dedos y los ojos plateados reluciendo.

—¡REG! —Sirius chilló, apartándose los cordones con una maldición cortante al darse cuenta de que ese era el problema, y corriendo hasta él para detenerlo—. ¿Qué ocurre?

—¡SUÉLTAME! ¡NO TE ATREVAS A TOCARME, SIRIUS! —gritaba Regulus, en lo que Sirius llamaría tiempo después "Modo Reina del Drama: activado", pero en ese momento parecía desesperado por calmar a su hermano—. SOIS UNOS MALDITOS, TODOS VOSOTROS.

—Hey, Reg —James se levantó, sacudiéndose el polvo y la grava de los pantalones, cargado de manchas de pintura y mal lavado, que llevaba—. ¿Qué te ocurre? Creo que la presión te ha hecho estallar un poco...

—Ocurre —y de pronto, Reg sonrió. Fue una sonrisa tan tétrica que Remus se echó hacia atrás, su corazón disparado en amenaza— que el infeliz del hombre lobo al cual llaman amigo se acostó con mi novio.

James se volteó junto a Peter, que estaba varios metros por delante de ellos. Peter, de cabellos rubios cenizos y rostro cargado de diminutos lunares negros, se cubría las mejillas y abría la boca en una representación regordeta de "El Grito". Sirius, en cambio, tenía la expresión cargada de recelo.

—¡POR MERLÍN BENDITO! —gritó—. ¡REGULUS ARCTURUS BLACK, TIENES TRECE AÑOS! ¿CÓMO ES POSIBLE QUE TENGAS NOVIO?

—¡CIERRA LA BOCA, HIPÓCRITA! —las mejillas de Regulus estaban al rojo vivo. Bastantes personas se estaban acumulando, observando la pelea—. Que te he visto desde que estoy en primero escabulléndote por las noches con...

—¡VALE, BASTA! —James se adelantó, silenciando a Regulus y ofreciéndole la mano a Remus para que se levantara—. Reg, no sé qué es lo que estés pensando, pero no creo que Remus haya podido acostarse con... emh, ¿quién es tu novio? Bueno, eso no importa, porque Remus es heterosexual.

Remus soltó una carcajada, o más que soltarla se le escapó. James le pisó el pie.

—Por Merlín, Lunático. Estoy intentando ayudarte, joder —gruñó—. Porque sé que serías capaz de acostarte con cualquiera que tuviera un rabo o agujero y dos piernas. Créeme, tengo memoria a pesar de embriagarme.

Remus silenció su risa. Regulus temblaba de ira.

—¿Desde hace cuánto son novios, Reg? —preguntaba Sirius, insistiendo en ello—. ¿Ya se han acostado? Merlín, no. Aún eres un niño. ¿Qué se cree este caradura? Joder, le romperé las piernas y lo ahorcaré con los intestinos, infeliz intentando profanar a mi hermano....

Peter, junto a la puerta, juntaba apuestas.

—Anda, ¿quién ganará? La situación está ocho y a quince, con todas las apuestas a favor para Regulus Black, y le sigue James Potter. ¿Quién será el primero en golpear? ¿Quién será el primero en ser golpeado? ¿Qué maldición usarán?

Remus pensaba que no se había acostado con nadie en las últimas doce horas, que había sido la última vez que había intercambiado saludos cordiales y sin más amenazas que las comunes con Regulus Black, y había sido cuando acompañó a Lily a...

Oh, Merlín. Maldita pelirroja del demonio.

—¡VOY A MATAR A ESA JODIDA PENDEJA! —gritó Remus, soltándose del agarre de James para echar a correr en el castillo. Ella estaría en algún lugar donde pudiera observar todo sin perderse del menor detalle. Sin embargo, no fue capaz de hacer nada más que chocarse con el alto y desgarbado Severus, que justo salía para ver qué era lo que causaba tanto escándalo. Severus lo sujetó con fuerza y le observó, su expresión enloquecida y el pecho jadeante.

—Lupin, ¿estás bien?

—Estoy a punto de cometer un homicidio, Severus, así que por favor...

Severus le sujetó con más fuerza de los brazos. Remus intentó liberarse, y los gritos de Regulus llegaron con desespero.

—SOIS UNOS COBARDES, NI CAPACES SOIS DE DECÍRMELO EN LA CARA, ¡COBARDES INFELICES! ¡MALDITOS! OS CORTARÉ LAS PELOTAS Y LAS PONDRÉ EN EXHIBICIÓN EN MI CASA JUSTO AL LADO DE LA PARED DE CABEZAS DE ELFOS DOMÉSTICOS, PUTA MIERDA, ¡INFELICES!

Entonces todo estalló en gritos.

—Regulus, ¿¡ESTÁS SALIENDO CON QUEJICUS!?

—REG, ¡POR MERLÍN! ¡REMUS TIENE MEJOR GUSTO QUE ACOSTARSE CON QUEJICUS!

—SEVERUS NO SÓLO ES UN AÑO MAYOR QUE TÚ, ¡ES MAYOR INCLUSO QUE YO! ¡ÉL YA TIENE QUINCE Y TÚ CUMPLIRÁS LOS CATORCE EN AGOSTO!

—INSISTO EN EL BUEN GUSTO DE MI AMIGO, Y COMO SU ABOGADO DEFENSOR EN ESTA CAUSA OBRARÉ POR USARLO COMO NUESTRA MEJOR DEFENSA TENIENDO EN CUENTA QUE REMUS SOLAMENTE HA INTIMADO CARNALMENTE CON PERSONAS ATRACTIVAS O AGRADABLES, Y QUEJICUS NO ES NI UNA NI OTRA...

—¡GODRIC! Entonces, el novio de Regulus Black es Severus Snape. ¿Habrá sido capaz de ponerle cuernos? ¿Por qué habrán mantenido el secreto? ¿Qué habrá llevado a Remus a acostarse con Severus? Vamos, todos, quiero sus galeones en este sombrero y habladle a mi vuelapluma que apuntará sus apuestas sin errores, podéis comprobarlo...

—Y PODRÉ UTILIZAR EN DEFENSA DE MI ACUSADO FOTOS DE LA NAVIDAD PASADA EN LAS QUE CLARAMENTE RECHAZÓ LA PROPUESTA DE INTIMAR CARNALMENTE CON EMMELINE VANCE QUIEN ESTABA EXPONIÉNDOSE EN BRAGAS NEGRAS DE ENCAJE; EN CAMBIO, ESCOGIÓ FOLLAR A PELO Y DE FORMA DESENFRENADA CON...

—REGULUS, ¡NO PUEDO CREERLO! QUEJICUS, ADEMÁS DE SER FEO QUE DA MIEDO, ¡ES UN AMARGADO DE LOS COJONES! ¿CÓMO TE PUEDE LLEGAR A SIQUIERA AGRADAR? UN POCO DE SENTIDO COMÚN, HERMANO.

Y, el inevitable:

CON UN DEMONIO. MUCHACHOS, ¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO AQUÍ?

Casi todos guardaron silencio. Muchos, incluso, marcharon al Gran Comedor esperando no caer en el enorme castigo que seguramente os esperaba.

Minerva McGonagall les observaba, los ojos fijos en Sirius Black sacudiendo a su hermano de los hombros, James Potter leyendo de un pergamino vacío y sacando fotografías de uno de sus bolsillos, fotografías de adolescentes Gryffindors en paños menores y algunas otras representando claros actos coitales, en Remus Lupin siendo estampado contra un muro y besado con desespero por Severus Snape en lo que según ella parecía un claro efecto de Amortentia ya que sabía claramente que Snape solamente toleraba a Lupin por la compañía de su mutua amiga, y, por supuesto, Peter Pettigrew sin enterarse de nada y siguiendo con sus apuestas.

Sobre sus cabezas, sentada como toda una dama sobre la escoba de carreras de Regulus Black, Lily Evans reía a todo pulmón. Lucía como una princesa punk, con una corona hecha de flores frescas de un intenso violeta, los cabellos rojos despeinados siendo sacudidos por el viento, los ojos delineados de negro en una raya gruesa y un pantalón de cuero negro y con pequeñas manchas más claras como si de pintura se tratase, además de la obvia playera negra atada en un nudo bajo las costillas dejando ver la piel sonrosada de su vientre, que en el centro del pecho exponía la inscripción NOW THIS TIME FOR HELTER SKELTER en, lo que parecía, pintura roja que hacía alusión a sangre.

Minerva McGonagall talló su frente, ignorando como todos que los ojos de James Potter se posaban en la sonriente Lily Evans como si fuera la primera vez que la veía realmente.

...

Regulus Black definitivamente no creyó que Severus estuviera bajo efectos de la Amortentia. Los enfermeros de San Mungo que debieron crear el antídoto para Severus dictaminaron que Lily Evans tenía prohibido acceder a un aula de pociones sin supervisión, ya que su receta de Amortentia era increíblemente capaz de pasar desapercibida incluso para quien estaba afectado por ella. Lily hizo pucheros, pateó una silla y arrojó su corona de flores al suelo, pisándola en furia, pero ningún berrinche hizo que los miembros del Consejo Ministerial en San Mungo desistieran de su orden. Si debía hacer una poción sería, claramente, bajo la atenta mirada de su profesor y sin libros adulterados.

E, incluso con las pruebas en su frente, Regulus Black seguía sin creer que Severus Snape hubiera estado bajo efectos de la Amortentia. Una revisión a fondo del menor de los Black dictaminó que su memoria había sido afectada y muchas (demasiadas y demasiado explícitas) imágenes de su novio y Remus en pleno acto sexual habían sido ingresadas a su mente, y por más que intentaron retirarlas, parecían aferrarse a todo lo que lo componía.

Luego de varias horas Regulus pudo comprender que aquellos eran recuerdos añadidos artificialmente, que Severus había estado bajo efectos de una poción, y que definitivamente sería inhumano que Remus la tuviera tan grande. Remus, por supuesto, tratándose el puñetazo que Regulus le había propinado en un ojo y en la nariz, no estaba de acuerdo con ello y se ofreció en medio de la enfermería para mostrarle sus atributos de considerable tamaño, cosa que todos denegaron -aunque muchos sentían curiosidad.

James, acompañando a Remus e intentando por todos los medios que Sirius dejara de querer asesinar a Severus (más de lo que normalmente y por defecto quería, por mera portación facial), intentaba prestar atención a los regaños de McGonagall, del director, y de los miembros de San Mungo y el Ministerio. Lily, luego de recuperarse de su rabieta, cargaba sobre su pecho al gato peludo que ronroneaba ante sus caricias. No miraba a los ojos a ninguna figura de autoridad; en cambio, acariciaba bajo la barbilla al gato negro que abría y cerraba sus garras sobre su hombro, proveyéndole el mismo afecto que ella le dirigía.

—Señorita Evans, lo que ha hecho además de no permitirse entre las normas del colegio, es casi totalmente ilegal y...

—Y, por supuesto, los riesgos a los que nos enfrentábamos con...

—Deberá recurrir una supervisión durante todas sus clases de pociones, y más teniendo en cuenta...

—¿... y qué se hará si los afectados desean imponer acciones legales?

Lily tomó asiento junto a la camilla de Regulus y le dejó el gato sobre las piernas. Regulus observó al animal con sorpresa mientras Lily se incorporaba sobre él.

—¿Pondrás acciones legales sobre mí, Reg? —preguntó, haciendo un puchero. Regulus gruñó.

—No sería capaz. Me caerá el Ministerio encima, con todo esto de la inclusión de los muggles y estas gilipolladas...

Lily sonrió. Luego corrió hacia Severus.

—¿Tú, Sev? ¿Pondrás acciones legales sobre mí?

Severus puso los ojos en blanco.

—Como si fuera capaz de sobrevivir siquiera si pienso aquello.

Lily abrazó con fuerza a Severus, regresó con Regulus por su gato y luego encaró de frente a todos quienes estaban casi juzgándola. McGonagall, Dumbledore, dos sanadores y dos miembros del Ministerio.

—Mirad —expresó, sin soltar a su gato jamás—, ¿acaso tenéis en cuenta la cantidad de cosas que os podría afectar si llegáis a hacer un movimiento en mi contra? Tengo a mi favor gran parte de las cosas en este momento, en primer lugar, que soy una nacida de muggles y que el jurado que apuesta a la inclusión jamás querrá hacer alguna medida legal conmigo para no ensuciar su reputación. Además de que soy una Slytherin y por supuesto, juzgarme sin más pruebas que una declaración y suposición sería, claro está, una estigmatización por medio de la diversidad de casas, aunque ninguno de los directamente afectados sea, bueno, de otra casa. Y, claro está también el pequeño tema, que no soy más que una paciente del Sanador Mental Gotter. No queréis tener al Ala de Salud Mental de San Mungo en vuestra contra, ¿verdad? No soy la primera paciente de allí que estudia en este colegio, pero sí una de las primeras a partir de la nueva ley... No queréis, definitivamente, impedirme hacer lo que yo guste. ¿Habéis oído?

Todos guardaron silencio. Lily arrulló a su gato cerca de ella, como un bebé, y se marchó con sus cabellos como una estela de sangre.

James Potter, fascinado, siguió su caminar hasta que salió de la enfermería.

...

Remus emergió del lago sintiendo el tirón familiar de energía, magia fluyendo en sus músculos, irradiando a través de su alma como fuego que brotaba al ritmo de su sangre. A los pies del lago negro Sirius cabeceaba, los ojos entrecerrados, apenas reaccionando cuando Remus se acercó para despeinarle los largos cabellos negros.

—Buenos días, Canuto.

Sirius soltó un murmullo apagado seguido de un bostezo. Remus sacudió su cabeza, todo su cuerpo tirando en la agonía de la mañana posterior a la luna llena, y a la vez la energía que le provocaba haber tomado otra magia. Sirius, por supuesto, sabía que debía hacer aquello; Sirius lo soportaba, el ver y saber que estaba vivo gracias a la muerte de otro, algo que de momento James y Peter no superaban.

—Buenos —balbuceó Sirius, incorporándose como un zombi y trepándose a la espalda de Remus. Remus lo cargó en ella como si fuera un niño y emprendieron camino a Hogwarts, el agua goteando sobre sus heridas cerrándose. Todo reposaba en una agonía animal que, sin embargo, lo mantenía vivo.

—Anoche, James no llegó —bostezó Sirius contra su cuello—. Me pareció extraño. Desde el año pasado, jamás ha faltado. No sé si tú lo recuerdes, pero...

—¿No llegó? —Remus frunció el ceño, ajustándose las piernas de Sirius más en torno a su cintura para que no se resbalase—. ¿Dónde fue?

—No tengo id-...

Pero ambos se interrumpieron mientras avanzaban por las baldosas sepia de la entrada al castillo. Telas desgarradas que no se habían movido por el viento, cabellos arrancados.

Sangre.

Remus cayó de rodillas al sentir que aquello pertenecía a su mejor amiga, a aquella que había estado con él en todas, a aquella cuya sonrisa insana era más sana para él que nada. Aquella que le había enseñado que no se necesitaba una atracción para saber que se amaba.

Lily Evans había sangrado en aquel lugar, y el aroma de James estaba desesperadamente impregnado en todo.

( ... )

Al viejo barbudo le habrás valido verga, pero los reyes magos me dijeron que actualice... Y mi médico que tome los medicamentos, pero actualizar es más divertido.

¿SABEN LO QUE CUESTA ESCRIBIR ESTA HISTORIA CON 38 GRADOS DE CALOR? HASTA EL TECLADO ESTÁ RESBALOSOMe calmo. 

Hola, mis pequeñas criaturas demoníacas <3 ¿Cómo los trata el año nuevo? A mí me maltrata directamente, pero bien... 

Si no se ha llegado a comprender del todo bien, este capítulo está narrando en tiempo pasado, años de los Merodeadores en Hogwarts. ¿Por qué lo aclaro? Porque ya veo venir gente diciendo que fue un sueño, por lo del título y eso xd

Amo mucho a Remus, qué decirles. El bebé apareció y se robó mi historia uwu Y mi corazón. Y mi mente. Y mi vida.

Y aquí comenzaré a fastidiar: ¿teorías? ;) Quien adivine o se acerque tendrá galletitas... y una edición a gusto, quiero practicar hacer ediciones-portadas, esas cosas random.

¿Preguntasss? Sé que las tienen. AQUÍ.

¿Parte fav/parte menos fav? *risa de extrema maldad*

Saben que siempre están en mi cora. Nunca me cansaré de agradecer a todas estas personitas que me leen, me votan, comentan y siguen. Son parte fundamental de mi vida y mi corazón, y muchas gracias.

Creo que esto es todo xd El siguiente capítulo se titula algo así como "Gente estúpida y luego tú" pero​ no tengo el 100% de seguridad porque el documento está en la laptop y tengo paja de encenderla. Aunque algo así era.

Goodbye~

xxx G.

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