{ 41 . ¿¡Qué cojon-...!? }
N/A: Soy buena y les doy un regalo de navidad adelantado en compensación de que seguramente no les daré una mierda individualmente porque el tiempo no me quiere :3 Y la vida tampoco. ¿Tienen idea de la cantidad de cosas que tuve que sufrir en estos días donde planeaba escribir? No ;A; Así que, okay. Voy a sobrevivir por ahí.
( ... )
Harry había tenido la breve sensación durante todos aquellos años de que odiaba la Navidad. Era más que nada una sensación desagradable que se remontaba a años de sufrimiento y dolor, de ser ignorado y maltratado más que nunca en fechas especiales. Sus cumpleaños eran un sufrimiento tras otro, y qué decir de Navidad, o pequeñas fechas especiales como Pascuas y demás. Harry jamás había recibido nada, al punto de no llegar a esperar que nada fuera hacia él.
Pero con Tom en su vida aquello había cambiado. Tom le había dado regalos, diversión, torturas, sangre. Tom le había dado todo lo que él y su mente sádica pudiera querer tener para sí. Tom le había dado todo lo que nunca había podido tener, y lo disfrutaba como un niño pequeño.
Las Navidades de los últimos años no habían sido tan malas, a decir verdad. Pero la navidad de 1993 fue, en definitivo, la peor.
...
Harry abrió los ojos con un peso sobre su cuerpo que lo arrancaba de sus sueños. Remoloneó en las sábanas y mantas, bostezando, y sintiendo la amargura propia de los despertares. En el bostezo una bomba de chocolate fue deslizada en su boca, un dedo acariciando sus labios mientras la introducía, y Harry casi se ahogó al intentar no tragarla por la sorpresa.
—¿Qué demon-...? —y, justamente ahí, sobre su cuerpo, su demonio tenía una mirada cargada de picardía. Harry gruñó, degustando el chocolate en el paladar, estremeciéndose. Se sentía extraño de un modo que no alcanzaba a comprender, como si tuviera fiebre de algún tipo (lo cual esperaba que no fuera así; odiaba enfermarse), y cuando intentó incorporarse en las sábanas, su rostro enrojeció con amplias manchas de sangre en sus mejillas mientras comprendía.
Tom se inclinó sobre él.
—¿Harry...?
—Apártate —siseó Harry. Tom le observó con curiosidad.
—¿Qué-...?
—Apártate.
La mirada de Harry era altamente homicida. Todo su rostro estaba al rojo vivo. Tom se removió en su regazo, intentando tocar su rostro, y Harry rápidamente cubrió su propia boca, los ojos fuertemente cerrados.
Tom volvió a moverse, esta vez inclinándose más aún sobre él. Estaba sentado sobre su regazo, y debajo de las cinco mantas que Harry llevaba, era incapaz de notar nada.
—¿Estás...?
—Poción pimentónica —mintió Harry, abriendo los ojos nuevamente, ojos empañados en una motivación febril—. Ve a buscar una. Con madam Pomfrey. Ahora.
Tom le observó con los ojos entrecerrados mientras salía de la cama. Normalmente Harry no actuaba así en ningún tipo de situación. Todo su rostro estaba rojo y quizá había manchas más enrojecidas sobre sus mejillas y en sus orejas, sus ojos aguados, su pecho subiendo y bajando con una agitación increíble. Tom tironeó de las mantas, intentando desabrigarlo para que se ventilara, y Harry chilló escondiéndose debajo de ellas.
—¡VETE!
Tom posó su mano sobre su frente. Ardía, pero no en fiebre. Su piel quemaba bajo sus dedos. El demonio deslizó sus dedos por su frente, acariciando la cicatriz y comprobando que el calor no brotara exclusivamente de ella. Harry intentó apartar su rostro, y los dedos de Tom se deslizaron con suavidad por su rostro, deteniéndose en el pulso acelerado de su cuello. Casi podía ver la sangre fluir a toda velocidad en sus venas.
Harry suspiró.
—To-... —ahogó un murmullo mordiéndose los labios. Su rostro estaba contrariado en una mueca difícil de descifrar—. Vete.
Tom resopló y se apartó.
—Iré en busca de madam Pomfrey.
Tom partió de la habitación. Harry se aseguró de que Tom estuviera fuera para deslizarse fuera de los pantalones pijama que apretaban la erección dolorosa, dejándola rozarse contra las sábanas, sintiendo deseos de llorar de rabia y humillación.
...
Cuando Tom regresó a Slytherin con madam Pomfrey, Harry, por supuesto, no estaba. Y, por más que intentó percibirlo cerca, no estaba. Intentó que su pecho no se estrujara con pánico, aunque el pánico no parecía provenir de él exactamente.
Madam Pomfrey le dijo que probablemente estuviera algo resfriado, por las cosas que Tom le había dicho. Le deseó feliz navidad y se marchó, diciéndole que siempre podían contar con ella. Una vez la enfermera fuera, Tom despegó el medallón de su pecho, de su piel, sosteniéndolo entre sus dedos y observándole con confusión. Parecía estar incluso más vivo que cuando Harry se lo había dado. Oro brillante y pulido contra su mano, casi latiendo, vibrando. De alguna forma, la conexión que tenía con aquel medallón era casi como si fuera, tan parecido a...
Sus pupilas se dilataron.
—Ábrete —siseó.
El medallón se abrió y una exhalación después Tom echó a reír de forma casi maníaca ante lo que se hallaba frente a él.
Jodida mierda.
...
—Profesor Lup-... —Harry empujó la puerta, sintiendo la asfixiante magia del hombre atravesársele en el pecho. Entonces, se dio cuenta. La noche del veinticuatro de diciembre había sido luna llena. En las primeras horas del veinticinco de diciembre, Remus Lupin seguía teniendo aquel poder espeso y animal en su magia.
Empujó la puerta detrás de sí, moviendo sus manos y creando luces. La ventana estaba cerrada y la abrió con un movimiento de muñeca, derramando la luz blanquecina del amanecer nevado por toda la habitación, y a la vez haciéndole estremecer por completo con el frío erizándole la piel.
—Harry.
La voz sonó, ronca, a un lado. Harry se volteó apenas sobresaltándose.
El profesor Lupin estaba herido. No malherido, y aquello parecía ser algo bueno en comparación con su última transformación. Las cicatrices abiertas le cubrían parte del rostro, y los dientes puntiagudos de forma casi animal estaban expuestos en su expresión de curiosidad.
—Volveré luego —balbuceó Harry, intentando retroceder—. Yo sólo...
Necesitaba escuchar hablar a Remus y aclarar su cabeza. Necesitaba no sentirse tan sucio, tan despreciable, tan humano. Necesitaba, por todos los medios posibles, no sentirse como si fuera alguien más de entre todos, uno más con las mismas reacciones físicas que todos los demás que lo rodeaban. Harry, efectivamente, no era impulsivo en lo humanamente tratable, él no tenía emociones positivas por la gente, él no tenía deseos de entablar conversaciones con niños de su edad si no era estrictamente necesario; él no era fanático del Quidditch ni de las radionovelas. Él lo tenía todo bajo control. Necesitaba tenerlo bajo control. Necesitaba tener su vida bajo control, y un control que parecía huir de sus brazos y su mente y sus manos mientras los sueños lo atacaban, mientras Tom lo tocaba, mientras todo parecía una vorágine de sensaciones contradictorias que lo hacían sentirse tan vulgar y tan enfermo y a la vez tan bien que lo odiaba.
—¿Una mañana difícil? —Lupin se levantó del rincón a un lado de la puerta. Sus caderas estrechas estaban envueltas con un pantalón holgado, y los músculos tirantes se marcaban en su espalda mientras avanzaba dispuesto a conseguir té. Harry lo evitó mirar.
—Algo así.
—¿Puedo hacerte una pregunta, Harry? Sin ánimos de ser ofensivo. No debes responderme si no lo deseas así.
Harry tragó el nudo de su garganta.
—Vale.
—¿Por quién es? —Harry le observó, confundido. Lupin se estiró para alcanzar la parte más alta de la pequeña alacena, buscando su tazón particular de cacao en polvo para mezclar. Harry no necesitaba mirar a Lupin a los ojos para ver el color dorado en ellos, como galeones brillando—. Harry, no puedo entrar a tu mente. De verdad. Jamás he podido hacerlo, como jamás nadie podrá ingresar a mi mente. Sin embargo, puedo sentir. Todas las personas tienen aromas diferentes, pero que tienen los mismos matices en su reaccionar. A pesar de que dos personas huelan diferente, el pánico olerá igual en ellos. Así con todo. Espero que comprendas lo que me refiero.
Harry sintió su rostro enrojecer más de la cuenta. La voz le salió estrangulada.
—Ian.
—Tu demonio —Lupin rió sarcásticamente. Vertió más chocolate de la cuenta en las tazas y se detuvo, ambas manos sobre la mesada—. ¿Por qué estás aquí y no con él? Creo que sería lo mejor y puedo decir que...
—No puedo.
Remus, esta vez, sí le miró. Los ojos eran exactamente como Harry los había imaginado: animales, feroces; podía ver la chispa de oscuridad en ellos, en cada hebra del oro de diferentes matices creando una combinación poderosa y atractiva en su mirada.
—¿Por qué no?
—Yo... no... —Harry sacudió la cabeza—. No quiero ser como todos los demás. No quiero llevarme por impulsos, por necesidades físicas, no quiero ser humano como todos ellos. Yo no tengo una humanidad como la norma. Yo no tengo, no quiero, no...
—Harry —el profesor Lupin estaba frente a él. Harry no comprendía cómo podía moverse con tanta velocidad. Había cicatrices en sus brazos sin vendas y su pecho. Cicatrices similares a quemaduras trepaban por su brazo izquierdo, y Harry sintió una extraña sensación (como de algún recuerdo que pujaba por salir a la superficie, pero que no lo conseguiría del todo por haberlo olvidado en todos sus detalles) que descartó al sentir los nudillos del hombre rozar con suavidad su mejilla. Sus uñas seguían siendo negras, puntiagudas y pequeñas, pareciendo brotar de sus dedos como diminutas garras animales—. ¿Qué significa matar para ti?
Harry no comprendía a lo que se refería. Aun así, respondió.
—Significa... libertad. Puedo manejar todo lo que me proponga. Soy fuerte, soy superior. Soy el dueño de las vidas de todos los que asesino. Soy quien decide.
—Y... —Remus alzó las cejas— ¿cuánto te demoras en decidir por una víctima? ¿Cuánto tiempo lo meditas? ¿Cómo te preparas? ¿La sigues, la buscas, averiguas cosas sobre ella?
Harry enmudeció. Con la única persona con la que había hecho eso había sido con Gilderoy Lockhart.
Remus sonrió, sus colmillos brillando.
—Los humanos no somos más que animales, Harry. Los animales más evolucionados de la tierra. Creacionismo y evolución van de la mano, porque, ¿qué hace al humano humano, y qué hace al animal animal? Los dioses crearon a los seres humanos, dicen. El Edén de Adán y Eva, estatuillas de barro que luego tomaron forma, escoge tu mito de preferencia y refuérzalo con historias tan inverosímiles que consiguen ser creíbles para aquellos que no tienen más que una pizca de esperanza en encontrar un motivo a sus vidas. Ya no queda nada de aquella primera humanidad, porque el ser humano es una criatura que se adapta. Solamente el más fuerte sobrevive. El ser humano debió convertirse en el animal más fuerte, en la cima de la pirámide de la cadena alimenticia —Lupin tenía una mirada ciertamente hambrienta—. Lo que diferencia al humano del animal, ¿qué es? ¿Lo sabes, Harry?
—El lenguaje —murmuró en respuesta Harry—, la comprensión de caracteres que conforman palabras y conforman un lenguaje que los haga compartir y consolidarse como una especie superior...
—Lo que diferencia al humano del animal es la interpretación coherente y cualitativa de los signos que lo rodean —Lupin lo arrastró hasta sentarlo y tomó asiento a su lado. Parecía fatigado de cierta forma—. Podría darte ejemplos de Saussure, pero nos limitaremos a decir que el ser humano es el único animal capaz de dar más de un significado a una misma cosa. Un ser humano verá una mesa y tendrá el significado físico: es una mesa. Pero, también tendrá el significado emocional: en esta mesa pude haber comido mi primer pastel de cumpleaños, en esa mesa pude haber pasado un examen realmente difícil... Un objeto puede tener muchos significados para un mismo ser humano y ni hablar de un grupo. A diferencia del animal que, en su simpleza e inocencia, verá todo como es realmente: animales inferiores son comida, agua es sustento, calor es cazar y recrearse, frío es descansar y guardar energías.
El profesor Lupin guardó silencio una variedad de segundos amplia que se niveló al minuto. Harry se atrevió a preguntar.
—¿Y eso qué tiene que ver con...?
—¿Alguna vez he mencionado algo de los impulsos? —preguntó Lupin, casualmente.
Harry negó.
—No lo he hecho porque he asumido que comprenderías que los impulsos son lo que nos ha traído hasta aquí. Todo lo que vivimos, hacemos y pensamos es un impulso, y hay gran variedad de ellos. Impulso físico, impulso emocional, impulso errático, impulso descuidado... El impulso físico es aquel que te empujará más fuerte en el abrazo de un ser querido, el impulso emocional es aquel que estrujará tu pecho en dolor cuando deseas llorar y cerrará tu garganta anunciándote que es lo que harás. El impulso errático, el impulso descuidado... Tener impulsos no es una característica de alguna casa de Hogwarts, ni de una porción limitada de personas. Tener impulsos es una característica de todo lo existente. Los impulsos nos mantienen con vida, Harry. Los impulsos te han llevado a matar cada vez, y lo has disfrutado, y no por ello te has considerado vulgarmente humano. Te has considerado superior. La superioridad no está en resistirse a los impulsos e inclusive en superarlos, decir que no se poseen. La superioridad está en llevar tus impulsos al punto en que quieras que te lleven.
Harry observó al profesor Lupin con lentitud, una sonrisa suave curvándose en sus labios.
—Creo que eso es bastante... informativo.
Remus despeinó los cabellos negros de Harry con una expresión de afecto.
—Puedes contar conmigo para todo, Harry. ¿Vale?
Los ojos de Harry brillaron mientras le sonreía con una inocencia que realmente no estaba ahí.
—¿Para... todo?
( ... )
OPD OPD OPD ESTOY GRITANDO ALASJDAS ok, me calmo.
HOLA PRECIOSURAS. ¿CÓMO ESTÁN? Les dije que iba a publicar este capítulo el 24, pero estoy seriamente convencida de que pasará algo mañana que me impedirá la tranquilidad. ¡Tomemos en cuenta mis profecías raras! xDD
Muy bien, ya saben: 25 capítulo ;3 ¿Qué creen que tendrá? ¿Qué creen que pasará?
PSYCHO-BABY JR. REACCIÓNO JAJSAJSJA. Soy feliz, gracias Lucifer por permitirme llegar a publicar este capítulo.
¿Teorías? ACÁ BEBÉS.
¿Preguntas-preguntosas? Sé que quieren hacerlas, yo sé que también quiero responderlas alguna vez, qUIERO SABER QUÉ PASA POR SUS MENTES YA.
Nuestro próximo capítulo se titula: "El pecado original".
bai. felices fiestas. LOS AMO.
xxx G.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro