{ 35 . A falta de uno... }
La noche de Halloween, ni Tom ni Harry fueron capaces de dormir. Aunque, a diferencia de Tom, Harry no parecía estar queriendo correr a buscar a Sirius Black por todo el castillo. Tom se encontraba demasiado ansioso, más por haber oído las cosas que había oído de Sirius Black, y dándose cuenta de que era muy probable que ese hombre también fuera un Mortífago. Los Black habían sido sus primeros seguidores, junto con los Malfoy y los Nott. Sería casi típico que aquello ocurriera incluso en las nuevas generaciones.
Cuando llegó el alba era sábado y todos fueron conducidos hacia sus Salas Comunes. Los Premios Anuales —un Weasley desagradable como los demás y una chica de Ravenclaw— recogieron sus bolsas de dormir de un fastidioso color rojo chillón y se encargaron de comprobar la salud de cada alumno. Fue un extenso y engorroso momento.
En Slytherin, Harry arrastró a Tom a la habitación y le contó lo que había pasado la noche anterior. Prácticamente botaba en la cama mientras le contaba. Lupin. Lupin era tan malditamente oscuro que era capaz de conseguir que su magia camuflara su oscuridad hasta que él quisiera demostrarla. Era furioso, y animal de alguna manera. Y necesitaba hablar con él.
Tom no se lo prohibió. Se dio cuenta hacía algunos meses que prohibirle algo significaba motivar a Harry a hacerlo. De modo que, tan pronto se calmaron un poco las cosas con los alumnos fuera de los pasillos, Harry y Tom pasaron a visitar a Remus Lupin.
...
El despacho de Remus Lupin era un lugar mediano, de paredes iluminadas por la luz que se filtraba de ventanas altas. Estaba cargado de libros, muebles de madera clara y un tocadiscos. Lupin se encontraba escuchando música en el tocadiscos mientras garabateaba sobre un pergamino. Harry le observó cómo no había podido observarle la noche anterior: sus mejillas estaban hundidas, sus ojos rodeados de profundas ojeras ennegrecidas, sus labios resecos y mordidos. Su expresión de cansancio parecía casi dolorosa, mucho más cuando se tenía en cuenta que su semblante estaba tan blanco que las cicatrices rosadas sobre su rostro parecían tirantes.
—Harry, Ian —Lupin les sonrió, afable—. Bienvenidos. ¿Desean una taza de té? ¿Una limonada? ¿Qué los trae por aquí?
Sus ojos dorados estaban posados en Harry, sin abandonarlo ni un segundo. La presión que Harry sentía en la muñeca por parte de su demonio decía que claramente lo quería arrancar de allí y llevárselo lejos, muy lejos.
—¿Qué ocurrió anoche? —preguntó Harry, al final. Lupin sonrió demostrando los dientes. Parecían ligeramente más afilados y puntiagudos de lo que Harry recordaba haber visto con anterioridad.
—Tenía cierta información que deseaba compartir contigo —Lupin movió su varita, el tocadiscos deteniéndose a mitad de canción. Harry volteó la mirada un instante y cuando regresó los ojos, Lupin estaba frente a él, mirándole directamente a los ojos—. Sé muchas cosas que nadie aquí sabe. Cosas que sólo gente como yo podemos notar —sus ojos se voltearon a Tom, y su sonrisa se ensanchó—. Tu demonio es alguien muy carismático, Harry. Parece dispuesto a enfrentarse a mí para protegerte, lo cual podría significar hasta su muerte. ¿No has visto lo que he hecho con el dementor, pequeño diablo?
El pulso de Harry se disparó.
—¿Usted...? —observó a Tom, en guardia, y a Lupin. Nada en su postura era amenazante, y a la vez, todo lo era—. ¿Qué es lo que quiere?
Tom apretó los puños. Definitivamente parecía no gustarle no poder adentrarse en la mente de Lupin. A Harry tampoco le había gustado ni una pizca.
—De momento simplemente hablar contigo, Harry —Lupin se irguió, caminando hasta apoyarse sobre su escritorio. Su túnica marrón claro estaba abierta, revelando un viejo sweater cargado de remiendos casuales y unos pantalones que podrían haber sido ajustados si no fuera por la delgadez alarmante de sus piernas. Harry se dio cuenta de que Lupin estaba tan delgado como había estado en el tren, dos meses antes, y quizá tan descompuesto como en ese entonces—. Concuerdo con tu demonio en que necesitas detener tus actividades recreativas fuera de clase. Pero quizá detener no sea la palabra: quizá lo sea canalizar. ¿De dónde nacen tus impulsos homicidas? ¿De dónde nace tu afán de ser la mano que castiga, el cuchillo que desciende, el artista tenebroso de la obra mayor? —sus cejas se arqueaban y su sonrisa jamás había abandonado su rostro—. Déjame ayudarte, Harry. Déjame sumar números en esta jugada. No seré una de las piezas de tus juegos macabros, pero puedo ser alguien que otorga mayor nivel a la apuesta. En fin. Tú decides.
Tom se acercó al oído de Harry. Susurró, tan bajo y tan grave que apenas pudo creer que lo hizo, pero lo hizo.
—Acepta.
Harry no se lo pensó.
—Con una condición.
Los dedos de Tom se aferraban a su muñeca. Sus dedos se deslizaban en un patrón de ocho, un patrón de infinito que Harry recordaba haber leído en varios libros anteriormente.
—Me gustaría oírla —Lupin tenía aquella expresión afable y simpática que lo hacía el profesor favorito de casi todos los alumnos de Hogwarts.
Harry tragó saliva.
—Un Juramento Inquebrantable.
Lupin no dudó cuando le ofreció su brazo, remangándolo hasta el codo y mostrando gruesas vendas cubriendo su piel. Más heridas, pensó Harry, frunciendo el ceño. ¿De dónde se hace esas heridas?
Tom parecía saberlo. Unió sus brazos entrelazados con llamas que no quemaban hasta que se hundían a su piel, y tanto Harry como Lupin cerraron los ojos ante el ardiente escozor, dejando que fluyera en sus venas.
Tom apretó los dientes.
—Remus Lupin —murmuró, con una voz calmada—, ¿juras velar de y proteger a Harry Potter, así sea perjudicial para ti de alguna manera?
—Lo juro —respondió Lupin, repentinamente serio. Harry observó cada faceta del rostro enfermo, y cómo la seriedad parecía haberle sumado un par de años de algún extraño castigo.
—¿Y juras guardar los secretos de Harry Potter, sin importar lo que sea que él te diga, si lo que te pide es discreción y silencio?
—Lo juro.
—E, incluso más importante... ¿Juras hacer todo lo que esté a tu alcance y alcanzar lo inalcanzable para conseguir ayudar a Harry Potter, así esto te ubique en un punto crucial y pueda exponer tu cabeza como culpable en caso extremo?
La sonrisa de Lupin se curvó mientras le dirigía una mirada socarrona. Pero, al final, aceptó.
—Lo juro.
Las lenguas de fuego se hundieron en los brazos, cerrando el pacto que conseguía hacer de Remus Lupin una de las personas en las que Harry pudiera confiar. Al menos, hasta que fuera prescindible.
{ ... }
*si no se entendió, el título refiere a la frase "A falta de uno, dos".
HOLA.
En estos momentos estoy sumamente feliz de compartir este capítulo: a) porque aparece más Remus que es el segundo amor de mi vida después de Tom y: b) pORQUE APARECE REMUS-OSCURO-HERMOSO-Y LO AMO MUCHO.
Así que... preguntas justo aquí.
¿Teorías? Este es tu lugar. Yo me alimento de teorías. Mi mente las necesita para seguir buscando formas de sorprenderlos dándoles lo que quieren pero no de la forma que lo esperan.
Si has amado a Lupin, comenta aquí .
SI HAS AMADO A TOMMY-DEMON PREOCUPADO COMENTA AQUÍ AQUÍ AQUÍ.
Y me voy a dormir. LOS AMO BAI.
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