Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

{ 11 · Flourish y Blotts }

Harry no ocultó su timidez cuando tomó la manga de McGonagall, justo después del paseo de compras. Prácticamente todo estaba comprado: túnicas, baúles, materiales de pociones y calderos, pergaminos, tinta y plumas, ropa abrigada para el invierno y pequeños detalles que los chicos habían pedido, y McGonagall les había dejado comprar (o más bien, había dejado que Harry comprara; Ian relucía demasiado retraído y a la vez parecía tener un concepto muy bueno del método "ahorrar").

Harry se había detenido en una tienda de artículos de segunda mano, regresando con un paquete envuelto en papel de madera que escondió en uno de sus bolsillos. La profesora decidió darle su espacio, más cuando el primo del niño preguntó por su contenido, y la escasa respuesta fue "un pequeño detalle para alguien muy especial" seguido de un guiño burlón. McGonagall atribuyó eso a que Ian Evans ya sabía la destinataria de aquel obsequio, tan celosamente guardado.

Habían decidido pasar por la tienda de varitas justo al final. Por eso, se encontraban en la librería, retirando los paquetes con los libros escolares.

McGonagall observó a Harry, quién le contemplaba con aquella dulce mirada en sus ojos.

—¿Ocurre algo, señor Potter?

—Profesora McGonagall —Harry observó que Tom estuviera lejos, observando unos libros de segunda mano y bastante viejos, y no pudiera oírlo—. ¿Los magos tienen… novelas? ¿Libros de cuentos?

McGonagall alzó las cejas.

—¿Por qué lo pregunta, señor Potter? ¿Quiere alguno?

Harry asintió, agachando ligeramente la cabeza.

—Así es. Es decir… —mordió su labio, y McGonagall observó cómo sus ojos se empañaban levemente— si mis padres no hubieran muerto, seguramente me hubieran leído esos libros, ¿no? Si es que hay, claro. Y antes de entrar a Hogwarts, me gustaría… bueno, contárselos a Ian. No tenemos idea de si uno de sus padres fue mago, o ambos fueron muggles, pero me gustaría… Ya sabe. Compartir algo con él. Algo de nuestra familia.

McGonagall sonrió, cargada de ternura.

—Sí, en realidad tenemos varios libros. No tenemos un gran repertorio de novelas, pero sí de cuentos, aunque el que más puedo recomendarle son Los cuentos de Beedle el Bardo. Novelas… hay algunas bastante conocidas, aunque eso no las hace buenas. He conocido a su madre y sé que no se las hubiera leído. Nunca se dejó impresionar por la fama, ni por cómo lucieran las cosas: ella veía más, el interior, la fuerza de una persona. Y de un libro —sonrió. Entonces, le dio a Harry una lista de títulos que buscar mientras ella se fijaba que todos los libros de los paquetes estuvieran correctos y ninguno repetido.

Harry se acercó a Tom.

—Bueno, espero que tengas los títulos a mano, porque no tenemos mucho tiempo.

Tom sonrió perversamente.

Así que, con los libros de cuentos y novelas en una mano y los libros de magia avanzada, hechizos y maldiciones en otra, Tom se encargó de cambiar las imágenes y colores de las tapas. Para mayor seguridad, también cambió las primeras hojas, con información del autor y del libro. Luego le pasó los libros de cuentos y novelas cambiados a Harry, que se los alcanzó a McGonagall. Ella tenía una pequeña sonrisa en los labios.

—Espero que sean de su agrado, señor Potter —dijo ella, animadamente. Harry le dedicó una sonrisa cálida.

—Lo serán, profesora. Puedo asegurárselo. Muchas gracias —y aquella sonrisa, con aquella dulzura en los ojos, sólo podía ser de Lily.

McGonagall no tenía idea de que aquellos que tenían una sonrisa tan inocente, normalmente eran los que menos inocencia poseían en sus almas.

Sin embargo, ella ya había cometido aquel error antes, cayendo como muchas personas ante una sonrisa encantadora y una personalidad cálida. Pero, ¿uno realmente comete errores, si desconoce que lo han sido?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro