Mello

-El mundo está podrido. Hay demasiadas personas infames, por lo que es preciso erradicarlas. El mal solo genera más mal, cada vez hay más personas corruptas que necesitan desaparecer. Si el mundo cambia también lo hacen las personas, y si no cambian entonces resultarán ser el fracaso del ser humano. ¡Todo está corrupto: la ley, la educación, la política... Si yo no lo hacía entonces quién!-

-Y quien...¿Quién les salva de ti?- nada más escuchar la voz de Clare me giré hacia ella. Su expresión era distinta a como la solía ver. Su ceño estaba más fruncido de lo normal y su semblante no solo estaba serio, también sombrío.

Me atrevería a decir, que Clare estaba realmente enfadada.

-¡No te das cuenta de que solo yo podía hacerlo! ¿¡Acaso alguien habría llegado tan lejos como lo he hecho yo?! ¡Coincidiréis conmigo en que la mayoría de las personas estúpidas lo usarían para su propio beneficio, pero yo no soy como esos fracasados!- finalmente se relajó y tomó aire para nuevamente expulsarlo al darse cuenta de que estaba perdiendo la calma.-Pensadlo.- nos dijo.-¿Preferís que el mundo vuelva a estar podrido, o queréis ver el mundo cambiar por primera vez?-

Y volvió a repetir lo mismo del principio.

-Yo... soy el Dios del nuevo mundo.-

-No.- dijo Near firme.- Tú no eres más que un vulgar asesino, y esta libreta es la peor arma de la historia. Cualquier humano que se hubiese atrevido a hacer lo mismo que has hecho tú hubiese sentido sorpresa, o al menos arrepentimiento, pero tú nunca lo has sentido. Te has dejado dominar por el poder de los Shinigamis.-

-Te equivocas, Near. Yo soy la justicia.-

Iba ha hablar cuando de repente Clare me cortó.

-Nadie sabe qué es lo correcto y que no. Que es la justicia y que no lo es. Si realmente hubiese un dios que impusiera su doctrina yo misma la consideraría y juzgaría por mi misma si es la correcta o no.- dijo mientras daba un paso adelante.-Y, lamento decirte, que la tuya es de las más egoístas que he visto.-

-Tú no eres ningún Dios.- continué.-Y por mucho que tú les indicaras el camino a los humanos y ellos te siguieran. Eso no se traduce ni en paz, ni en justicia. De hecho...- medité.-¿Los aquí presentes consideran acaso correcto lo que ha estado sucediendo todos estos años? ¿O acaso justo?-

Las miradas del resto no hacía más que confirmar mi pregunta mientras él se quedó callado durante un instante.

-Vaya idiota, Mello.- me dijo.-¿Acaso te olvidas de lo que ocurrió en la fiesta?-

¿Qué tenía eso que ver ahora? ¿Acaso estaba haciendo tiempo? ¿Tiene un As en la manga?

-¿Te crees que me importa, Light?- respondí.-Te pegué un puñetazo aquel día, creo que nunca se había sentido tan bien.-

-¿Acaso eso importa cuando yo la besé?- empezó a caminar por los alrededores.

Sabía que lo que quería era provocarme, pero es que eran tan evidente que ni siquiera conseguía frustrarme.

No pude evitar lanzar una suave carcajada.

-Eres patético.- él, al ver que no había conseguido lo planeado cambió radicalmente de tema.

-¿Sois capaces de afirmar con total confianza que las libretas de aquí son auténticas?-

-¿Pero que coño dice ahora?- susurró Matt sin entender mientras dejaba a un lado su consola.

-La libretas que tenéis vosotros, y la que ha traído Aizawa...¿Son reales?-

¿Se está marcando un farol?

-Light Yagami...Kira.- habló Near.- No tenemos ninguna intención de matarte. Si las libretas son auténticas o no realmente no me incumbe. Mi objetivo era atraparte y desenmascararte. Con esto debería de bastar.-

-Sean los cuadernos verdaderos o falsos...- murmuró. Y fue ahí cuando el desastre empezó.

Rápidamente, Light sacó una aguja de su reloj y empezó a escribir en una hoja que tenía guardada.

-¡Lleva un trozo encima!- exclamó Rester.

Hasta que de repente, Matsuda le disparó en la mano consiguiendo que este soltara la aguja y su mano empezara a sangrar.

Light empezó a maldecir a Matsuda mientras se agarraba con fuerza su muñeca. Sin embargo, aquello no parecía ser suficiente para pararle, pues incluso con la sangre empezó a escribir.

El agente de policía, sin dudar, volvió a dispararlo hasta que finalmente posó su pistola en su cabeza.

-Matsuda... no lo hagas.- le dijeron sus compañeros.

-Mataste a tu padre.- susurró dolido.-¡A tu padre! ¡¿Por qué diablos tuvo que morir él?!-

-La gente tan leal y con un sentido tan fuerte de la justicia siempre acaba mal.- respondió Light ensangrentado.-Mi padre era demasiado débil como para proteger este mundo.-

Es cierto que mis padres me abandonaron, pero sé por experiencia de otros, que cuando un padre o una madre se mueren, o tal vez ambos, la Luna se cae a tus pies y la propia Tierra deja de girar.

Los padres de Clare o de Matt no llegaron a navidad aquel año. ¿Acaso se puede decir algo así de las personas?

Los padres de Near y de Sofía no llegaron al lunes de la semana que viene.

Mis padres no llegaron a cuando se me cayó el primer diente.

No llegaron a la vida que tuvimos después de que aquella llegara.

Sí, supongo que se puede decir algo así de las personas, aunque duela.

Rápidamente, Gevanni le quitó el trozo que llevaba encima y que intentaba escribir: Clare Kunt.

No había conseguido rellenarlo por completo.

-Podrías haberme matado.- se alteró Clare mientras cogía el papel.-¿Por qué no lo hiciste aquel día?-

-Joder Clare, ¿tú que crees?- empezó a reptar por el suelo mientras dejaba un rastro de sangre.-Claramente, porque era más divertido verte morir con el resto. Además, si te matase inmediatamente sería demasiado obvio, es como decir que yo soy Kira.-

-Si llevaba un trozo tan escondido en el reloj es porque ya no lleva ninguno más encima.- aclaró mi amiga.

-¡Alto!- exclamó al ver que sus compañeros iban a arrestarlo.-¡No os acerquéis a mi!-

-Es el fin, Light.-

-¡Misa! ¿¡Dónde estás?! ¡Mátalos!-

-Amane está en el hotel imperial.- respondí.

-¡¿Y Takada?! ¡Mátalos Takada!-

-Kiyomi Takada está muerta.- respondió esta vez Matt.

-Que alguien... los mate..- dijo con su último aliento.

Sin embargo, a medida que sus compañeros se acercaban él reptaba cada vez más y más rápido, hasta toparse con los pies de Ryuk.

Instintivamente, noté como la mano de Clare se entrelazaba con la mía.

No era fácil ver a un Shinigami, ni mucho menos a un hombre desesperado y ensangrentado en el suelo.

Por lo que empecé a frotar su mano para que se calmara.

-¡Ryuk, eres mi última esperanza! ¡Escribe sus nombres!- le suplicó.

En ese momento todos nos alertamos, pues no habíamos caído en la posibilidad de que el Shinigami hiciese acopio a las palabras de Light.

-¡Ryuk, corre, hazlo!-

-¡Ni se te ocurra!- le amenazó Aizawa con la pistola.

-No pasa nada.- dije captando la atención de todos.-Si el Shinigami aceptara escribir nuestros nombres porque él se lo ha pedido, entonces ya lo hubiese hecho. Ryuk no le va a ayudar, podéis contar con eso.-

-¿Estás seguro de eso, Mello?- me preguntó mi amigo.

-Mello tiene razón.- me apoyó Near.-No hubiese permitido sino que Yagami hubiese sido disparado ya dos veces ni que se encontrara en la lamentable situación en la que se encuentra ahora.-

-¡Ryuk, porfavor!- le suplicó una vez más.-¡Eres mi último recurso en este mundo!-

-Está bien, lo haré.- sentención el Shinigami.

-¿¡Qué..?!- exclamaron mis compañeros al unísono.

-¡No lo hagas!- empezaron a disparar el cuartel de investigaciones. Pero como era de esperar, las balas no le atravesaban ni mucho menos hacían efecto en él.

-Perdonad, pero soy un Shinigami, vosotros, los humanos, no podéis matarme con eso.- aquella respuesta provocó que Light se riese de nosotros con malicia.

-¡¿Qué decías, Mello?! ¡Ahora os jodéis todos, deberíais de haberme matado cuando pudisteis!- rió más fuerte.-¡Vais a acabar como L!-

-Quien va a morir, Light, eres tú.- dijo de repente Ryuk.

Aquellas palabras supusieron una bocanada de aire, no solo para mí, también para el resto. Nuestras expresiones cambiaron radicalmente al tener ya claras las intenciones del dios de la muerte.

Clare estrechó aún más fuerte su mano contra la mía.

-Se acabó.- susurró.

-Así es.-

Ryuk enseñó el cuaderno de manera que pudiéramos ver lo que estaba escrito: Light Yagami.

-Está clarísimo que has perdido. Tenía curiosidad por ver como saldrías de esta, pero si tienes que recurrir a mi entonces es que estás acabado. Hasta el día de hoy ha sido bastante interesante.- se despidió el Shinigami.

-¡No me jodas!- exclamó.-¡No quiero morir, Ryuk, no lo hagas, Bórralo!- se sujetó a su cintura.

-No seas crío, Light, no va nada contigo. Además, la muerte de alguien cuyo nombre haya sido escrito en el cuaderno no se puede prevenir. Tú lo sabes mejor que nadie.-

-¡Ryuk!-

-Adiós, Light Yagami.-

Aquellas fueron las últimas palabras que Light escucharía antes de morir por un paro cardíaco. Incluso desde la distancia a la que estábamos pudimos sentir su cuerpo colapsarse por el ataque al corazón.

Nadie dijo nada, sus compañeros se llevaron su cuerpo y el Shinigami, nada más fallecer Light, desapareció sin dejar rastro.

Nunca más supimos de él.

Fuimos desalojando poco a poco el almacén hasta quedarnos solo los cinco, pero nadie se atrevía a hablar después de todo lo sucedido en el día de hoy.

Parecía difícil de creer que por fin hayamos terminado el caso. Por un momento, me atrevería a decir que me sentía incluso raro.

-Me encargaré de que limpien este desastre.- cortó el silencio Near.

-No..No creo que debamos contar todo esto que acaba de pasar. Lo mejor sería no hacer público lo de Light.-

-Estoy de acuerdo con Sofía.- afirmó Clare.

-Sí, creo que es la mejor idea...-

-¿Y ahora qué.- pregunté.-¿Qué haremos a partir de ahora, quién tomará el relevo de L?-

Nadie respondió a mi pregunta. Todos nos quedamos mirando al suelo fijamente sin querer responder, porque la respuesta era obvia.

Tenía que ser Near quien se encargase de todo a partir de hoy, después de todo él era el siguiente en la lista de sucesión y fue el mismísimo L quien le encomendó ese puesto.

-Near...- empezó a hablar Clare, pero el nombrado la cortó de inmediato.

-Lo haremos los cinco.-

No pude evitar abrir los ojos con sorpresa al escuchar sus palabras.

-Trabajaremos juntos de hoy en adelante y tomaremos el nombre de L entre todos.-

Que una persona tan orgullosa como lo era él acabase de pronunciar aquello era algo difícil de creer. Mi yo del pasado hubiese puesto la mano en el fuego de que aquello se trataba de un simple sueño y no de la realidad.

No podía imaginarme a Near diciendo lo que acaba de decir hace cuatro años.

Sorprendéntemente, Near había cambiado, y no para mal.

-Estoy de acuerdo.- dijo inmediatamente Matt mientras se sacaba un cigarrillo y lo prendía.
-Puedes contar conmigo.-

-¡Oye, no fumes aquí dentro!- le regañó Sofía, pero ante la profunda mirada del albino no pudo evitar ceder.-Sí, sí, por supuesto que acepto.-

-Yo también.- sonrió Clare.- Será un placer trabajar con vosotros de ahora en adelante.-

De repente, todas sus miradas recayeron en mí.

Pero era distinto a la última vez, ahora no lo hacían dudando de si me uniría o no a su causa. Sabían que no hacía falta y que no era necesario convencerme, porque mi respuesta estaba clara.

-Bah, qué demonios.- choqué mis puños con Near, que me había extendido el brazo.

Los cinco nos miramos alegres y empezamos a reír lo más fuerte que pudimos.

Creo, que aquella había sido la primera vez que carcajeaba junto a ellos de manera sincera. No, de hecho, creo que era la primera vez que empezaba a ser honesto conmigo mismo.

Ha sido una buena carrera a fondo.

Una carrera llena de obstáculos, esfuerzo y lamentaciones. Pero las hemos superado cada una de ellas.

Agarré la mano de Clare con delicadeza y la miré para más tarde plantarle un beso.

Tenía un camino sobre el que poder caminar, y tenía a una persona que estaba dispuesta a caminarlo conmigo y a acompañarme todas las veces que hicieran falta.

Es cierto que hay cosas que me hubieran gustado que pasaran y que no han sido, o viceversa.

Y que bien.

Porque si no ha sido es porque otra cosa puede ser.

Porque no es el final.

Clare y Mello

Hagamos de este, un futuro imposible de borrar.