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A mi manera


Clare

Lo que Sofía acababa de hacer significaba una prueba de superación hacia ella misma. 

Justo detrás suya, Gevanni apareció mientras se apartaba las gotas de sudor de su frente.

Todos nos alejamos de Mello en ese instante, todos nos callamos para admirar sus figuras heroicas.

-¿Lo tenéis?- A lo que mi amiga tan solo asintió.

Pasada una media hora nos acomodamos en el suelo mientras proyectaban las fotos que Sofía y Gevanni habían sacado de la libreta.

Y fue en ese momento cuando mi pecho se encogió.

No había ni una sola página en blanco, Mikami no se había dado el privilegio de no rellenar, aunque sea un nombre.

-Que buen trabajo.- sonrió Matt.-Las fotos tienen una muy buena calidad.-

Sin embargo, no era la calidad lo que abrumaba mi mente, eran las palabras que estaban escritas en el cuaderno. Mis ojos observaban las fotos una por una, e inconscientemente, me levanté del suelo para acercarme aún más a las pantallas, pues desde donde estaba sentada no veía bien.

Iba leyendo cada nombre, de arriba a abajo, columna a columna sin perderme ni un solo detalle.

-Vaya, si que eres meticulosa, Clare.- se burló Mello. Pero lo que él no sabía era que lo que realmente estaba haciendo era buscar mi propio nombre en aquellas fotografías.

No creo que las vacilaciones que Light y yo nos mandábamos mutuamente fueran porque sí. Estoy segura de que ha intentando matarme, solo que no pudo, o bien porque levantaría sospechas, o bien porque no estaba en su mejor momento.

Buscaba, aunque sea un intento del castaño por haberse intentado tirar a la piscina si con eso podía matarme. Pero no fue el caso, mi nombre no apareció, o por lo menos yo no lo encontré.

-Hay algo que no me cuadra- dijo de repente el albino, a lo que yo tan solo me giré extrañada.

-Puede que no sea la verdadera.- continuó Mello.-Después de todo, se puede matar con páginas sueltas. ¿Quién dice que esta no sea más que una imitación para hacernos picar?-

-¿Crees que Light ha actuado por impulso suponiendo que es lo que íbamos a hacer?- pregunté sin entender.

-Puede que Mello tenga razón.- interrumpió Near mientras se levantaba del suelo.-Para Sofía y para Gevanni ha sido muy fácil conseguir la libreta. Además de que aún no han visto al Shinigami. Pero también puede ser que Light suponga todo este malentendido que está ocurriendo, y que por lo tanto sea la verdadera.-

Matt tan solo bufó mientras se echaba hacia atrás desesperado.

-¿Entonces qué hacemos?-

-Lo suyo sería esperar a ver que ocurre con Sofía y con Gevanni. Es la única manera de confirmarlo.-

Una vez finalizada la reunión, se determinó que se continuarían con las mismas tareas. Aunque resultó haber una excepción.

-Clare, en tu caso, no es necesario que intimes más con Light. Hay que tomar precauciones teniendo en cuenta que la situación se ha vuelto un poco contraprudecente.-

Yo tan solo asentí estando de acuerdo con él. Tampoco tenía pensado seguir quedando con él, o al menos no hasta saber si la libreta que poseíamos  era falsa.

Es así como cada uno se fue por su lado. Sofía, Gevanni y yo salimos por la puerta mientras que el resto se quedarían en el cuartel, como ha ocurrido hasta entonces.

-¿Qué harás tú, Clare?- me preguntó mi amiga mientras esperábamos al ascensor, pues era consciente de que el encargo que Near me había repartido hasta ese momento había desaparecido para mí.

-Vigilarle, me imagino.-

-¿No te han dicho que debes de tomar precauciones y guardar las distancias?- no pude evitar mirar a Sofía con indiferencia.

-¿Entonces, por qué tocaste el cuaderno?- pero ella tan solo entrecerró la boca con el ceño fruncido mientras se cruzaba de brazos.

Todos teníamos el mismo objetivo en mente, y lo cierto era que ninguno de nosotros pensaba escatimar en cuanto a esfuerzo y valentía.

Nada más salir del ascensor, los dos compañeros con los que trabajaba se fueron por la derecha y yo por la izquierda.

Por un momento pensé en coger la moto de Mello,  no me hacía mucha gracia que un desconocido supiese, o aunque sea observase a lo lejos la residencia de Kira, en el caso de que pillase un taxi.

Sin embargo, rechacé aquella idea de inmediato y opté por el transporte público, a pesar de que tardaría más. Nunca había montado en una moto, y el solo hecho de que algo malo le ocurriese haría enfurecer a Mello.

Minutos más tarde, me senté en el asiento del autobús esperado a que llegase a mi destino. El trayecto se me hizo corto, me entretenía escuchando las conversaciones de los demás pasajeros.

- ¡Kira es genial! Mira Haru, lo ha vuelto a hacer.- exclamó animada su amiga mientras le entregaba el periódico para que leyese la noticia.

-¿Qué tiene de genial saber que hay una persona que no tiene misericordia en matar a otras?- resopló su amiga.

Me di cuenta, en que muchos de los pasajeros que estábamos escuchando la conversación  también, la miraron mal. 

Por desgracia, la sociedad de hoy en día se distinguía entre los que apoyaban a Kira y los que le tachaban de asesino. Y eso no podía evitar sentirse como un enfrentamiento entre dos bandos. 

Una sociedad rota y divida por una persona al que, mientras hay quienes le reconocen como un héroe, otros le temen como si se tratase de un asesino en serie.

Es triste observar este panorama en el día a día, porque la sociedad en su conjunto no debería de estar fraccionada, que es lo que nos hace más débiles.

 Si como comunidad no podemos agruparnos para luchar aún por nuestros valores y principios, por lo que reconocemos como "el bien" y "el mal". Entonces me temo que nos encontramos en la decadencia de la humanidad. Porque, a pesar de encontrarme rodeada de humanos, no me encuentro rodeada de civismo, ni mucho menos de sensibilidad.

Cuando finalmente llegué a mi parada, me bajé del bus lo más tranquilamente posible. Tenía que evitar mostrar signos de nerviosismo porque lo que iba a hacer ahora seguramente es algo que no le haría nada de gracia.

Empecé a observar las calles lo más minuciosamente posible, y una vez visualicé su casa a lo lejos, con unos prismáticos que tenía guardados en la mochila que cargaba a mi espalda, observé las ventanas para saber si había o no alguien dentro de ella. Pero las luces estaban apagadas, y a no ser que estuviesen ya acostados a las cuatro de la tarde, diría que la casa estaba vacía.

Al no haber nadie en la calle, corrí hacia la puerta principal. Sabía que Amane guardaba la llave debajo del felpudo, ya que Mello, en alguna ocasión para insinuar las pocas luces que tenía el segundo Kira, había utilizado ese argumento.

No pude evitar sonreír cuando me encontré con estas, e inmediatamente abrí la puerta.

El ambiente estaba frío, todo parecía demasiado siniestro para mí.

La cocina, que se encontraba a la derecha estaba hecha un desastre. Las sartenes estaban por el suelo y había un plato roto en la encimera.

Encendí la luz que daba al pasillo para ver mejor por donde iba, hasta que llegué al salón. La chimenea estaba encendida, y había un portátil apoyado en el sofá, pero estaba apagado y necesitaba una contraseña para entrar. Sin embargo, la cogí para llevársela a Matt, pues podría intentar acceder a ella.

Continué caminando hacia las habitaciones. La cama estaba deshecha y en el lado izquierdo se encontraba la ropa interior de Misa. Ladeé la cabeza hacia el escritorio que tenían en el otro extremo y me di cuenta de que en uno de los cajones había un dibujo de Mello y de Near de cuando eran pequeños.

Esos trazados los conocía muy bien. La suavidad que presentaba el lápiz sobre el papel la había visto antes en el pasado, concretamente en un orfanato.

Estaba segura de que este dibujo era de Linda. Cuando éramos amigas se dedicaba a copiar mis rostro para plasmarlo sobre el papel. 

¿Por qué tenía él esto?

Soy consciente de que Misa no puede saber el nombre de ambos por un simple dibujo, pero con esto era capaz de hacerse una idea sobre como son si les ves por la calle. Puede que Near no suela salir de la SPK, pero Mello sí.

Un escalofrío me recorrió la columna con tan solo imaginar su nombre en el cuaderno, por lo que angustiada, cogí la hoja junto el portátil para guardármelos en la mochila.

Me pasé una hora investigando los rincones del pequeño apartamento, hasta que un sonido hizo que mi corazón parase de latir, aunque sea por un instante.

-¿Te lo has pasado bien, Light?- era la voz de Misa. 

Aterrada porque notaran mi presencia me escondí debajo de la cama.

-¿Por qué está la luz del pasillo encendida, no la apagaste antes de salir, Misa?-

Mi pecho se estremeció ante ese comentario, pues antes de esconderme se me había olvidado apagar la luz que daba al pasillo.

-Ya sabes que soy muy despistada, Light. Alomejor se me ha olvidado.-

No pude evitar suspirar ante la poca memoria que tenía Misa. Si hubiese dicho que estaba segura de que la había apagado, se me hubiese caído el pelo.

Noté como sus pasos venían hacia la habitación en la que yo estaba, de hecho, observé los zapatos de Light, que se aproximaban hacia la cama.

El segundo L se apoyó en la colcha mientras que Misa parecía estar en el salón.

-¿Vas a salir ahora en un rato, Light?-

-No, hoy me tomaré el día libre en el cuartel. Podemos quedarnos aquí toda la tarde si te parece bien, Misa.-

-¡Genial!-

Sabía que aquellas palabras no eran casualidad. ¿Light tomándose el día libre sin investigar a Near ni a la SPK? 

No hay quien se crea semejante cosa.

Light sabía que había alguien en su casa. Si fuese de noche podría esperar a salir una vez estuviesen dormidos. Pero eran las 18:00h.

Definitivamente, estaba arrinconada.

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