Capítulo 7
Hoy es mi graduación. Ya terminamos de empacar todo, mañana a primera hora volamos a Estados Unidos y en vez de estar feliz me siento un poco triste.
Salgo del baño con una toalla en el cuerpo y en la cabeza.
—¡Hija, debemos darnos prisa, estamos atrasadas! —me grita mi madre desde la sala.
—Ya casi mamá.
Me pongo ropa interior, un Short de jean, la camisa blanca mangas largas y la corbata. Suelto mi cabello, lo seco con el secador y me maquillo (polvo, delineador, sombra, rubor y labial rojo). Me pongo la toga, los tacones, agarro el birrete y salgo, mi madre me sonríe.
—Te ves hermosa, hija —dice poniéndome el birrete.
—Tú también, mamá —sonríe y luego se pone seria.
—No te ves del todo feliz, ¿qué pasa? —pregunta y yo suspiro.
—No me quiero ir —ella suspira.
—Yo soy la menos interesada en irnos, pero ¿qué podemos hacer? Ya no estés así, es tu graduación. Ahora sonríe y vámonos —asiento y salimos de la casa.
Llegamos a la universidad y nos llevan a una sala donde están todos mis compañeros de carrera, a lo lejos veo a Jhoidy y Oscar, dejo a mi madre hablando con otras señoras y me acerco a ellos.
—Hola, chicos —digo y ellos sonríen en forma de saludo.
—¿Nerviosa? —pregunta Oscar y yo niego.
—No es la primera vez que me gradúo —él asiente.
—¿Van a ir a la celebración en la playa? —pregunta Jhoidy y yo asiento.
—Sí, así paso otro rato con ustedes antes de irme —Jhoidy y yo suspiramos al mismo tiempo, luego sonreímos.
Nos hacen sentar en unas sillas con los demás compañeros y empiezan a dar el discurso. Creo que esto va para largo.
* * *
—Ya somos enfermeras oficiales —chilla Jhoidy de la emoción y yo río.
—Sí —nos abrazamos y salimos del salón.
Quedamos en que ella pasa por mí en tres horas para la fogata en la playa.
—Hija voy a resolver unas ultimas cosas. Dejé dinero donde ya tú sabes, llegas temprano que mañana debemos madrugar, te amo —besa mi frente.
—Yo también te amo —digo y ella sale de la casa.
Yo me quito todo lo que traigo encima y me acuesto a dormir.
* * *
Llegamos a la playa y ya están todos. Hay cervezas y autos con música, Jhoidy y yo nos sentamos en la orilla del mar con dos cervezas, una cada una. De casualidad se me viene a la cabeza la discusión con el chico de ese día.
—Estás sonrojada, ¿en qué piensas, bandida? —pregunta Jhoidy codeándome con picardía y sonrió.
—En la discusión con el chico el día ese, él de la playa —respondo y tomo un sorbo de cerveza.
—Uy, y después dice que no le importa —yo la miro mal.
—No me importa, es un chico maleducado que no quiero volver a ver en mi vida —digo y ella me mira incrédula.
—Como digas —dice y me tira la cerveza encima, saca su celular y nos toma una foto rápida.
La miro mal.
—Jhoidy, borra eso —frunzo el ceño.
—No seas cascarrabias quedaste divina —dice riendo y no puedo evitar hacerlo también.
Agarro arena mojada, se la tiro y le cae en la boca. No puedo evitar reír y salgo corriendo, ella me corretea y jugamos como dos niñas pequeñas.
* * *
Son las 5:00 a.m. y estamos a punto de abordar el avión, mi mamá se ve pensativa, como si algo le frustrara. Yo por mi parte estoy un poco triste; llevo toda mi vida viviendo aquí y me duele dejar esta ciudad para ir a un país donde no conozco a nadie.
Subimos al avión y yo me pongo los auriculares; miro por la ventana como nos alejamos de la ciudad que me vio nacer y derramo una lágrima. Espero que en Estados Unidos todo sea igual o mejor.
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