Tres semanas después...

Escucho el llanto de los bebés y abro los ojos de inmediato, a la habitación entra mi suegra con dos teteros más pequeños, en los cuales se encuentra la leche de Scarlett.

—Pensé que estabas dormido —me dice y yo tomo a la bebé en mis brazos.

Mi suegra me entrega el tetero y se lo meto a la bebé en la boca. Pero lo rechaza. Estas tres semanas han sido muy duras para todos, pero en especial para mis hijos. Ellos necesitan de su mamá y más la bebé que se rehúsa a tomar la leche del tetero y eso me preocupa porque Scarlett no ha dado signos de querer despertar del coma.

—Es imposible dormir, después de todo lo que está sucediendo —veo dolor en sus ojos.

Mi hija no deja de llorar, y la mezo en mis brazos. Su hermano ya se calmó y está dormido. La abuela me la arrebata de los brazos y trata de hacer que se tome la leche.

—Vamos bebé no hagas esto más difícil, vas a despertar a tu hermanito —le dice dulce y parece que entendiera porque comienza a succionar del tetero.

Mi suegra tiene una magia para los bebés.

—Gracias por ayudarme —le digo y ella sonríe.

—Son mis nietos —dice y yo asiento, miro la hora, 5:00 de la mañana.

—Me voy a bañar —digo y la bebé se duerme, mi suegra la acuesta al lado de su hermano.

—Yo voy a despertar a Elisa, debe ir a la escuela —asiento y ella sale del cuarto.

Nos tuvimos que venir para mi antigua casa, aquí nos acomodamos todos, la casa es muy grande. Esta casa me recuerda a Scarlett. Me baño y me cambio, hago todo eso en silencio, para no despertar a los bebés. Beso la cabecita de cada uno y salgo de la habitación.

—Joham, ¿no piensas comer? —me pregunta Michael.

—No tengo hambre, Aurora ¿podrías alistar a mis hijos para llevarlos con su mamá?, yo me voy adelantar. Adiós —ella asiente y yo salgo de la casa.

****
Llego al hospital y le pregunto al doctor si ha habido cambios, pero todo sigue igual. Mi prometida no da señales de querer despertar. Suspiro y camino a la habitación donde se encuentra. Entro y la veo ahí casi sin vida, ya no tiene tantos cables como antes. Ahora solo tiene uno que conecta los latidos del corazón a una máquina, la máscara de oxígeno y la intravenosa.

—Ay Scarlett, no sabes cuánto te extraño cariño. Te amo —digo acariciando su mano.

Escucho la puerta abrirse y entra Aurora con una enfermera, cada una con un bebé en los brazos. Me separo de Scar y le recibo el bebé a la enfermera, la cual nos deja a solas.

—Hola hija, mira quienes vinieron a visitarte —dice mi suegra besando la cabeza de su hija y acercando a la bebé.

Cuando siente el contacto de su mamá comienza a llorar y Scarlett mueve la mano.

Scarlett...
Siento todo mi cuerpo entumecido, me siento como en el aire. Miro a los lados y veo imágenes de unos hermosos niños correr en el pasto y de pronto aparecemos Joham y yo correteándolos.

—Nicholas, Noa, deténganse hijos por favor —grita Joham y yo me rio.

De pronto desaparezco de allí, todo se vuelve oscuro y no sé que es lo que pasa, a lo lejos veo a Brayan.

—¿Brayan? ¡Brayan! —digo y le doy un fuerte abrazo este me abraza más fuerte.

—Hola hermosa —acaricia mi mejilla.

—Pero, tú estás muerto. O sea, ¿estoy muerta? —pregunto asustada y me sonríe con ternura.

—Claro que no —responde.

—¿Entonces que hago aquí? ¿Qué haces aquí? ¿dónde está Joham? ¿Dónde están mis hijos? —me altero.

—Tranquila, yo te vengo ayudar para que encuentres el camino —me guiña un ojo.

—¿Cuál camino? —pregunto y veo a los lados.

En un lado todo está oscuro, sin vida y del otro lado hay una luz. De pronto se escucha un llanto y la luz empieza a desaparecer.

—Corre Scarlett, debes volver con tu familia, no te detengas, sólo corre —comienzo a correr por donde me índica.

Miro hacia atrás y Brayan desaparece, sigo corriendo y abro los ojos, escucho un llanto y mucho ruido.

—¿Scarlett? Mi amor estás despierta, ¡doctor! —miro a los lados enfocando la vista y veo a mi madre y a Joham.

Cada uno con un bebé en los brazos, los cuales están llorando, intento moverme, pero no puedo, los doctores se acercan a mí y todo se vuelve negro, una vez más.