Camino desesperada por la habitación, ya han pasado días. No sé cuántos específicamente, porque no me dejan salir, solo he salido dos veces a tomar aire y pude ver que esto es una casa, en un bosque y se nota que está lejos de Seattle. En este tiempo que llevo aquí, me he sentido más agotada que nunca, presiento que está cerca el día de mi parto y tengo miedo; hoy más que todos los días me he siento pesada, como si ya los bebés fueran a salir y no he podido parar de llorar. Esta situación me tiene desesperada y angustiada. Además, me siento demasiado agitada y eso le hace más daño a mi corazón, tengo que estar bien por mis hijos.

Escucho que abren la puerta y por ella entra Chantal con un plato de comida, deja la bandeja en el piso y sale de la habitación, me pongo de pie con esfuerzo y agarro la bandeja. Escucho murmullos y pego la oreja en la puerta.

-¿Cuándo va a ser el maldito día de que esos mocosos nazcan? Esta situación ya me tiene harta, si esos niños no nacen en esta semana te juro que tu venganza no me va a importar y la voy a matar de una buena vez -escucho que dice Chantal y mi corazón se acelera.

-No puedes alterar el plan, ten paciencia. Voy a salir, no hagas una locura -dice Angela y me alejo de la puerta para sentarme en la cama.

Tengo que hacer algo, miro la bandeja de la comida y una idea pasa por mi cabeza. Tomo el cuchillo que siempre me traen y lo escondo, cuando ella entre se lo entierro y la golpeo con la bandeja para que me dé tiempo de buscar una salida.

Me como la fruta que hay en la bandeja y a los pocos minutos de habérmela comido entra Chantal.

-Veo que ya comiste. ¿Sabes? Me das lástima, si pudieras verte ahora mismo creo que tendrías lastima de ti misma -dice burlona y se voltea.

En eso aprovecho; agarro el cuchillo y lo escondo en mi espalda.

-Aquí la única que da lástima eres tú, que no pudiste retener a un hombre a tu lado y tienes que recurrir a esto para tenerlo -respondo y me mira mal.

Se acerca a mí y me da una bofetada, aprovecho la cercanía y le entierro el cuchillo en el abdomen.

-¡Eres una maldita! -grita y se lleva las manos a la zona afectada.

Tomo la charola y la estampo en su cabeza, cae al suelo y aprovecho para salir. Ya se está oscureciendo, miro por todos lados y no veo salidas, comienzo a caminar con dificultad hasta que descubro un celular. Lo tomo esperanzada y marco el número de Joham.

-Contesta cariño, contesta por favor -digo desesperada y al tercer tono lo hace.

-¿Diga? -contesta y suspiro.

-Joham, mi amor -digo desesperada mirando para todos lados.

-Scarlett, no sabes lo preocupados que estamos, ¿dónde estás? ¿están bien? -pregunta y me encantaría responderle pero no hay tiempo para eso.

-Joham por favor tienes que encontrarme, tu mamá y Chantal me tienen secuestrada, en una casa abandonada, a las afueras de Seattle. Tienes que encontrarme, Angela se quiere vengar de mi porque tu no la elegiste a ella y me quiere quitar a los niños cuando nazcan, tienes que venir.... -digo muy rápido, siento que me quitan el teléfono de la oreja y me dan una empujón.

Caigo al suelo y al hacerlo siento un dolor en la parte baja de mi vientre y espalda. Chantal tiene la mano en su abdomen tratando de parar la hemorragia y también tiene sangre corriendo por su frente.

-Tu único amor debería ser yo y olvídate de ella, porque apenas nazcan esos mocosos ella estará tres metros bajo tierra -dice Chantal y cuelga el teléfono.

En eso viene entrando Angela y al ver la escena agranda sus ojos.

-¿Qué te pasó? -le pregunta a Chantal y me mira a mí, hago una mueca de dolor.

-No estás viendo, idiota, ¡Ayúdame! No te quedes ahí parada como una estúpida. Tenemos que irnos, esta maldita le dijo a Joham donde estábamos y no tardará en llegar -dice histérica.

-No podemos irnos, zopenca, no la ves, parece que tiene contracciones o algo así -dice Angela y no se equivoca.

El golpe hizo que sintiera dolor, pero no son contracciones, no hasta que rompa fuente. Pienso y en eso siento un líquido correr por mis piernas. No puede ser posible, niños por favor no me hagan esto ahora.