Nos separamos por falta de aire y lo miro a los ojos.

—Te quiero, Joham —lo tomo por las mejillas juntando nuestras frentes.

—Yo más, Scarlett —y sin más lo beso.

Él pone sus manos en mi cintura y a medida que el beso se torna apasionado baja sus manos a mi trasero y lo aprieta. Interrumpo el beso y gimo, él sonríe y me vuelve a besar. Comienza a acariciar mi cuerpo por encima de la ropa, toma el borde de mi camisa y se detiene un poco acelerado al igual que yo.

—¿Quieres que me detenga? —yo niego.

—Me he dado cuenta de que te mereces algo muy valioso de mi parte, no me defraudes —él me sonríe con ternura y acaricia mi mejilla.

—No lo haré, te amo —dice y vuelve a besarme.

Caminamos y paramos cuando mi trasero choca con el colchón, me quita la blusa y me acuesta en la cama. Comienza a repartir besos por mi abdomen. Arqueo la espalda y este aprovecha para desabrochar mi sostén, lo quita por completo y comienza a jugar con mis senos. Los chupa, muerde y lame sacándome suspiros. Yo tomo el borde de su camisa y se la quito, puedo ver sus tatuajes y ese abdomen musculoso que tiene, me pongo de rodillas en la cama, beso cada uno de sus tatuajes y los acaricio con delicadeza. Puedo escuchar como gime, me toma de las caderas y me tumba en la cama, quita mi jean y me deja en bragas, yo desabotono el suyo junto con su bóxer dejando a la vista su gran erección, me asusto. Creo que eso podría partirme. Él se deshace de mi braga y me deja desnuda, besa la cara interna de mi muslo y gimo.

—Eres hermosa —dice y yo sonrío. Separa mis piernas y se posiciona entre ellas, yo cierro los ojos —. Mírame, esto te va a doler un poco y no quiero que dejes de mirarme por nada del mundo —yo asiento incapaz de formular palabra.

Se adentra en mi de manera suave, y siento un dolor horrible, arqueo la espalda. Se queda quieto dentro de mí por un momento, pero después comienza unos movimientos suaves. No dejo de mirarlo a los ojos en ningún momento. De momento el dolor se convierte en placer. Y solo quiero que no pare nunca, esta sensación es algo indescriptible.

—No... Pares... —digo sin aliento.

Él me mira y besa mi cuello, yo estoy que estallo en placer, gimo y llego al clímax al mismo tiempo que él, caemos en la cama y trato de normalizar mi respiración. Me besa.

—Te amo —dice y siento que algo se remueve en mí.

—Te amo —digo y él sale de mí, nos acomodamos en la cama en posición de cucharita y entro en un profundo sueño.

* * *

Me despierto por unas caricias en mi espalda, pero no abro los ojos. Siento un beso en la misma zona y me veo obligada a abrir los ojos. Joham se percata de que estoy despierta y me roba un beso.

—Eres una dormilona —me dice riendo.

—¿Qué hora es? —pregunto desperezándome.

—10:30 p.m. —dice y abro los ojos como platos.

—No puede ser, mi mamá me va a matar, ya debería estar en mi casa —él besa mi cuello.

—No te vayas —dice y no quiero hacerlo.

—Tengo que irme —me levanto de la cama envuelta en las sábanas y busco mi ropa interior en el piso.

Entro al baño y abro la ducha, segundos después siento unos brazos en mi cintura, sonrío sabiendo quién es.

—¿Qué haces aquí? —pregunto embobada con sus caricias.

—Hay que ahorrar agua, bonita —yo me rio por su excusa y me pone contra la pared.

* * *

Escucho mi celular sonar y lo descuelgo. Estoy en el auto de Joham camino a mi casa.

—¿Bueno?

—¿Se puede saber dónde estás metida? Tu mamá me llamó preocupada y tuve que decirle que estabas conmigo, así que ni se te ocurra llegar a tu casa —le hago una seña a Joham para que se detenga.

—Te cuento cuando llegue a tu depa. Gracias, amiga, te debo una —digo y cuelgo.

—¿Qué pasó? —pregunta Joham desviándose.

—Parece que mi mamá se preocupó por mí y llamo a Jhoidy. Ella le dijo que estaba con ella, así que debes llevarme a su depa —Él asiente y le indico por donde agarrar.

Llegamos al departamento y me deja allí, no sin antes besarme. Llego al depa de mi amiga y ésta se cruza de brazos cuando abre la puerta. Sé que quiere una explicación.

—Ya no soy virgen —digo de repente y ella me mira impactada.