-No estuvo tan mal - La voz de Cameron reprimió las pequeñas lágrimas que serían derramadas por mi.

-Si lo fue, todos creen que soy torpe y ahora están seguros de ello - dije sin despegar mi rostro de mis manos.

-Bueno, ahora ya conocen a otro ser torpe - pude escuchar su risa.

Separe un poco mis dedos y la vi de cuclillas frente a mi. Llevaba pantalones negros y una camisa blanca con una gran mancha azul.

-¿Qué ocurrió? - me apresure a tratar de retirar la mancha con la tela de mi vestido, como si eso fuese a funcionar.

-Me he caído, tenía un jugo extraño que me pidió la abuela Alice y bueno, mis piernas me fallaron - ella sonrió - vamos, mostremos con orgullo nuestra torpeza, que vean que después de la caída nos levantamos orgullosas.

-¿De verdad?, que inspirador - la mire con una sonrisa.

-Si - me ayudó a bajar del árbol - y también por que quiero pastel.

Yo solo reí ante su respuesta. Ella tendió su mano y yo la enlace con la mía.

Mientras caminábamos de regreso a la fiesta, me di la oportunidad de mirarla a escondidas, ella parecía un poco cansada, pero su sonrisa no desaparecía. También había adelgazado mucho en los últimos dos meses. Aquello realmente me preocupa, una vez le comenté sobre ello, pero ella dijo que no era nada, que era por el trabajo y la universidad.

Yo le creí.

Un apretón por parte de ella me sacó de mis pensamientos, me concentré en la calidez de su mano y volví con la frente en alto a la fiesta.

Cuando llegamos, Cameron soltó mi mano.

No se como explicar lo que sentí en ese momento, pero una extraña sensación se presentó en mi pecho.