XLII
-No estés nerviosa Gab - Diana me daba ánimos mientras veía al chico con el que había dado mi primer beso hace un par de días, sentado en la misma mesa donde yo debía estar.
-¿Qué tal si queré hacerlo de nuevo? - mire a Diana con nervios.
-Eso sería bueno, ¿no? - me miro confundida.
-Fue asqueroso Diana - y como era de esperar de mi querida amiga, comenzó a reír y burlarse de mí.
Tomé una gran bocada de aire y comencé a caminar hacia la mesa.
Y le pedí a la vida, no volver a sentir los labios de aquel niño sobre los míos.
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