Vienes como viene el tiempo desde la nada.

Surges de mi memoria como surgen otras tantas cosas, pero contigo es distinto. Porque tu cuerpo, hoy, es distinto, pero no en mi memoria.

Tu desnudez de ayer es la que viene conmigo. Es la que se queda pausada ante mis deseos no resueltos y mis siempre contradictorias palabras.

Vienes como viene la mentira de nuestra última travesía.

Y me dejo timar por el encanto encarnado, por tu piel desnuda, por tu mirar insistente y mi propio impulso de llevarte a la cama.

Pero es todo ilusión, es todo memoria.

Mi lucidez busca la locura como busco yo tu desnudez. ¿A dónde has llegado en el hoy que o compartimos?

Vienes como viene el viento por la ventana: solo de paso.

Aprovecho la fugacidad del momento, de la ilusión, y la imaginación me permite sentuirte como lo recuerdo, tocarte como lo recuerdo, besarte mejor de lo que recuerdo. Pero no eres tú. Solo es el ayer, uno de los pocos que pudimos hacer historia.

Hoy por hoy, ni tú estás, ni yo te tengo.

Hoy por hoy, todo es cuestión de reconocimiento.