XV
Hemos llegado al momento que nadie quiere vivir, que nadie quiere confrontar. Hemos mirado el reloj por mucho tiempo buscando detener el caminar de sus agujas solo para confortarnos, momentáneamente, con una falsa idea de inmortalidad.
Todas no son más que mentiras y patrañas edulcoradas por un trastocado y siniestro presente, por un indulgente pasado impregnado, solo y únicamente, con nuestra propia esencia.
He ahí la verdad verdadera tras el espejo. He ahí la verdad verdadera carente de máscaras y colores. He ahí lo que queda de lo que alguna vez fuimos ante un espejo de fantasías. He ahí el mirar propio de la despedida.
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