XI
El sendero se ilumina llegada la temprana noche.
La silueta de la luna se posa en lo alto de lo alto, en lo lejos de lo lejos, entre las estrellas que titilan en lo oscuro y mis ojos que las miran con desvelo.
El sendero se ilumina a lo largo de la espera.
La dulzura del silencio se pasea entre nosotros y nosotros somos nada, de este o aquel lado del camino.
Despiertos o dormidos, ella y yo, vida y muerte, deambulamos el camino, deambulamos la triste senda, deambulamos el desvelo hasta el amanecer.
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