Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra


ANTONELLA

De acuerdo, realmente creí que el día de mi boda sería el momento más nervioso de toda mi vida, pero eso fue porque no tomé en consideración que podría vivir algo como esto. Tengo que hacer uso de todo mi autocontrol para no colapsar, para no ceder ante la ola de nerviosismo que me golpea y amenaza con derribarme.

—¿Estarás bien? —inquiere mi tía Daphne.

Asiento.

—Llegará pronto —respondo con una leve sonrisa —y no queremos que sospeche.

—No sospecharía sobre que tu tía favorita te esté visitando —bromea —pero te haré caso, y me iré. ¿Prometes que me llamarás tan pronto como lo sepa?

—Lo prometo —solo con eso parece dispuesta a marcharse.

Tan pronto como se marcha, creo que realmente puedo desmayarme de lo nerviosa que me siento, o bueno, tal vez pueda ser por algo más.

Volteo hacia el reloj, las manecillas marcan las siete en punto, él debería de llegar pronto.

No me equivoco, exactamente diez minutos después, el sonido del auto estacionando afuera me indica que ha llegado, me incorporo pasando las manos por la tela del ligero y fresco vestido que llevo puesto y doy una rápida mirada a mi alrededor.

He acondicionado nuestra cocina para favorecer a que todo salga absolutamente bien. Afuera la noche ya se ha apoderado del ambiente, y una brisa suave se cuela por la puerta cuando James la abre y escucho sus pasos acercándose.

—¡Cara, he vuelto!

—Aquí estoy —sonrío levemente.

—Oh, ¿me estabas esperando? —dice mientras deja a un lado el portafolio y se quita el saco.

Lanza hacia mí una de sus habituales sonrisas encantadoras, esta dura un par de segundos antes de titubear al ver la mesa servida y la decoración de velas que hay.

—Oh, Dios —dice —¿me he olvidado de algo? —antes de que pueda responder, él vuelve a hablar —no, aún faltan dos meses para nuestro aniversario y...

Me carcajeo ante el estado nervioso en el que parece haber entrado.

—Tranquilo, amore. No has olvidado nada —me acerco hasta donde se encuentra y coloco las manos sobre su pecho —solo he decidido cocinar algo especial esta noche.

Arquea la ceja.

—En ese caso, no puedo esperar para probarlo —admite.

El nerviosismo desaparece levemente de mi sistema mientras vamos a la mesa, se deshace de la corbata y se sienta en su lugar habitual, yo me coloco justo frente a él.

Mis dotes en la cocina han mejorado considerablemente en el ultimo año, y realmente creo que esta cena es la mejor que he hecho, aunque claramente tuve ayuda de mi tía Daphne.

—¿Qué tal todo en la revista?

—Excelente —sonríe —nuestras ventas aumentaron este mes, y creo que, de seguir así, pronto podremos competir contra las revistas populares de Milán.

—No me cabe duda —aseguro —la gente sabe reconocer la calidad del contenido que se les ofrece.

Durante los últimos dos años, han pasado tantas cosas que creo que merece la pena que las mencionemos.

James y yo volvimos a Italia cuando cumplimos un año de casados, yo me encargo de monitorear el casino de París, a pesar del buen pronostico para expandirnos en el extranjero, decidí que solamente tendríamos uno. James me acompañó durante ese año, disfrutamos de nuestro matrimonio como nunca, y luego él tuvo una oportunidad para adquirir las acciones de una pequeña revista local de Milán.

Tuvimos una larga conversación al respecto, y tras considerar nuestras opciones, tomamos la mejor.

Volver a Milán.

James adquirió las acciones de la revista y en menos de seis meses...su éxito comenzó.

—Pero no quiero hablar del trabajo en la mesa —admite —déjame que te sirva.

Se incorpora y cuando abre el recipiente en donde la pasta se encuentra, el aroma se expande.

—Oh, huele delicioso —sonríe mientras sirve un poco en mi plato y luego en el suyo.

Hace lo mismo con el vino, y tengo que inventarme una verdadera excusa para decir que prefiero no beberlo.

Pasamos la cena casi como de costumbre, hablamos y me cuenta de su día, de la conversación que tuvo con su hermana y de la invitación a almorzar para el próximo fin de semana.

Luego yo le hablo sobre lo que hice con mi tía Daphne, y le cuento sobre el nuevo recital en el que Bella participará, cuando hemos terminado de comer, sé que el momento ha llegado.

—Tengo algo para ti —el nerviosismo vuelve mientras me incorporo del asiento.

—¿Algo para mí? —noto el destello emocionado en sus ojos —¿qué es?

—Aguarda aquí.

Voy por la caja que he colocado en el estante de la sala. No sé como James no nota el temblor en mis manos cuando le entrego la caja, y tampoco sé como es que no colapso cuando él la destapa, y examina el interior.

Retrocedo un paso, la respiración se me corta en el segundo en el que noto que sus ojos han reparado en lo que hay dentro.

—¿Qué...?

No termina la frase, un gesto incrédulo se apodera de su rostro mientras toma la prueba entre sus manos y luego la pequeña prenda en al que se lee: "Ciao papá".

—Cara... ¿estás...?

—Dos meses, según el médico —hablo con la voz temblorosa por los nervios.

No dice nada, su mirada viaja hasta mi vientre como si de esa manera pudiera comprobarlo.

—Amore...vamos a ser papás. Estoy embarazada.

Es como si escucharme decir eso lo hiciera reaccionar, se incorpora, la silla cae por el rápido movimiento y pronto camina hacia mí con prisa, ahogo un grito cuando me toma en brazos y aferro los brazos alrededor de su cuello.

—¡Estás embarazada! —exclama —¡Cara, vamos a ser papás!

No retengo las lágrimas en este punto, me aferro a él y cuando vuelve a dejarme en el piso, acuna mi rostro entre sus manos.

—Dios santo, Anto —sus labios se encuentran con los míos —Dios santo, ¿desde cuándo lo sabes?

—Un par de días —sonrío —¿no es increíble?

—Es más que increíble —su mano se coloca sobre mi vientre —realmente te amo, Cara. No tienes idea de cuanto te amo.

Me abraza, me refugio en sus brazos y me siento protegida, me siento completamente segura. James siempre me ha hecho sentir, sin importar la situación...él sigue siendo mi hogar.

Sigue siendo y siempre será...nuestro hogar.

El embarazo fue una noticia magnifica para toda la familia, la madre y hermana de James estuvieron más que encantadas con la noticia y de pronto fui colmada con todas las atenciones.

James se convirtió en un esposo encantador, si lo era antes de saber de nuestro futuro bebé, luego de enterarse fue la maravilla echa persona.

Estuvo al pendiente de mí, cuando las náuseas parecían querer acabar conmigo, cuando mis cambios de humor me hacían insoportables, él estaba aquí para mí. Para traer helado, para ofrecerse a quedarse en cama conmigo, para ver tantas películas como deseé...simplemente para seguir amándome como siempre.

Me sentí afortunada, cuidada, protegida.

Mi tío Ángelo también estaba encantado, y el tío Antoni se convirtió de pronto en alguien mucho más sobreprotector aún cuando él tenía ya a su tercera hija, la pequeña Rosella.

Parecía que no existía mejor momento para que nuestro futuro bebé llegase, no quisimos saber el sexo sino hasta el momento de su nacimiento, y fue así como llego a nuestra vida...nuestro precioso hijo Massimo.

Elegimos el nombre luego de no decidirnos por ninguno, Bella lo sugirió, dijo que así cuando nuestro hijo preguntara, podríamos contarle la historia que nos unió. Y aunque evidentemente no le contaremos todo, consideramos que el nombre es precioso.

Massimo Lombardi Cavalli.

James quiso que mis apellidos fuesen primero, y yo no puse ninguna objeción porque "Massimo Lombardi" sonaba tan poderoso y yo quería que mi hijo lo sintiera también.

El parecido con James es inmenso, comparten el mismo color de ojos, ese precioso azul del mismo tono que los ojos de mi esposo. La nariz perfilada y lo único que parece que quiso obtener de mí, es el color de cabello.

—¿Estás grabando? —inquiere James mientras sostiene a nuestro hijo con firmeza —aunque si se cae y se hace daño, es mejor borrarlo. No queremos evidencia.

—¿Por qué piensas que va a hacerse daño?

Mi esposo se incorpora y acomoda a nuestro hijo entre sus brazos.

—Tal vez debemos esperar a que crezca un poco más antes de...

—Tiene nueve meses, James —sonrío divertida interrumpiéndolo —debemos dejar que aprenda, no se hará daño, te has asegurado de colocar tantas almohadas que seguro nuestro bebé no podrá dar ni un solo paso. ¿Cierto amorcito?

—¡Mamá! —exclama y mi corazón se enternece.

Aún no me acostumbro a ser llamada de esa manera, nadie te prepara para el momento en el que un pequeño ser que se formó dentro de ti dice esa palabra.

—Deja que venga con mamá —pido y James se coloca sobre la alfombra casi refunfuñando.

Coloca de pie a nuestro bebé y lo enfoco con la cámara. Habíamos estado intentando documentar los primeros pasos de nuestro bebé desde hace días, pero parecía que Massimo se negaba a cooperar.

Pero no nos rendiríamos tan fácil.

Empiezo a grabar en el instante en el que James suelta a Massimo, y sonrío al mirar que nuestro bebé consigue quedarse de pie estable.

—Ven con mamá, tesoro, ven aquí.

Extiendo una de mis manos, y ahí ocurre uno de los tantos momentos preciosos que he vivido, Massimo da pequeños y casi inestables pasos hacia mí, se tambalea y chilla emocionado cuando los apresura y lo recibo en brazos justo antes de que caiga.

—¡Ahí esta! ¡Lo tenemos! —exclamo antes de dejar un sonoro beso en la mejilla de nuestro bebé.

—¡Guárdalo! —James me quita la cámara, creo que la dejará de lado, pero luego me enfoca con ella —díganle hola a papá.

Sonrío mirando a mi esposo sonreír, nos enfoca con la cámara y apego a Massimo a mi pecho, tomo una de sus manitas y la sacudo.

—Hola papá —suavizo mi voz —saluda a papá, amor.

—¡Papá! —exclama —papapa

La mirada de James se ilumina, y antes de que detenga el video, pronuncio:

—Te amamos, queremos dejar evidencia de eso, ¿verdad cielo? Lo amamos mucho.

La mirada de mi esposo se conecta con la mía, me observa con profundidad y comprendo cada sentimiento que me trasmite con la mirada sin necesidad de decir ni una sola palabra.

—Yo también los amo, son lo mejor de mi vida.

Detiene la cámara, la deja a un lado y se acerca, sus brazos nos rodean y nuestro bebé extiende los bracitos hacia él.

—Son lo mejor de mi vida —repite en un susurro.

Y ahora, en este instante mientras miro al hombre sostener a nuestro bebé en brazos, mientras escucho cada palabra que dice...entiendo que no importa nada del pasado, que ahora las fracturas ocasionadas tienen un porqué. Una razón.

Nada pasa en vano.

Ahora entiendo que ocurrió todo lo que tenía que pasar para que pudiera llegar a este punto, para que pudiera encontrarme frente al hombre de mi vida, y sostengamos juntos en nuestros brazos...al pequeño amor de nuestra vida


____________________________________________________________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro