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38.- El sitio donde soy feliz.

Antonella

Después de los nueve meses resistiendo la distancia, me bastó un par de horas para tomar la decisión de comprar un pasaje de avión solo de ida a california, no tuve que pensarlo demasiado, sabía que es lo que necesitaba para poder sentirme completamente feliz.

He pasado los últimos nueve meses dedicándome al casino, esforzándome e intentando encontrar en él aquello que me haga saber que es el sitio en donde debo estar, pero no lo he encontrado.

No soy infeliz, pero los casinos no me dan esa sensación que se supone debes sentir cuando estás haciendo lo que realmente deseas.

Y supongo que es eso lo que me ha traído hasta aquí, lo que me ha hecho comprar un boleto de avión y viajar sin decirle absolutamente nada, para verlo.

—Siempre, James —respondo a su pregunta con una sonrisa y con la emoción vibrando en el pecho —mi corazón siempre va a esperar por ti.

Sus ojos me recorren como si quisiera creer que realmente me encuentro frente a él, da un paso hacia adelante, y luego otro hasta que estamos a milímetros de distancia, y entonces me abraza.

Cierro los ojos cuando mi cuerpo lo reconoce, cuando su aroma me envuelve y comienzo a sentirme en casa otra vez. Sus manos se aferran alrededor de mi cuerpo y soy capaz de sentir el latir fuerte de su corazón contra mí.

—Dios, Cara —susurra con la emoción evidenciándose en su voz —estás aquí, realmente estás aquí.

Se aparta, sus manos acunan mi rostro mientras su mirada se encuentra con la mía y mi corazón se agita con salvajismo al reconocer la forma en la que sus ojos me ven. Quiero echarme a llorar al reconocer la misma emoción en sus pupilas.

James sigue mirándome con adoración, sigue mirándome con tanto amor a pesar de los meses que hemos pasado separados, sigue mirándome como si yo fuese lo mejor de su vida, incluso cuando los últimos nueve meses no hemos estado juntos.

—Estoy aquí —susurro de vuelta.

No pierde tiempo, sus labios se apoderan de los míos y todo mi cuerpo reacciona ante su toque, algo en mi se enciende y me empuja a un sitio desconocido, a un lugar que no he visitado desde que lo besé por última vez.

Las mariposas en mi estómago revolotean de nuevo, parecen revivir luego de haber estado muertas por meses y me siento de nuevo como una adolescente que se reencuentra con su primer amor, nuestros labios se mueven con una sintonía perfecta...encajan tan bien y parece que han ansiado este momento por largo tiempo.

Nos apartamos solo cuando el oxigeno es insuficiente, sus ojos buscan de nuevo los míos y ahora el azul de su iris parece mucho más claro, más brillante...más iluminado.

Aparta la mirada un segundo de mí y observa detrás de nosotros, un dejo de vergüenza me invade al recordar que no estamos solos, sino que estamos justo afuera de su oficina. Las personas nos miran, pero contrario a las miradas que espero encontrar...tienen una sonrisa en los labios y nos observan casi enternecidos.

James tira de mi cuerpo hacia adentro de la oficina, cierra la puerta y en el segundo en el que lo hace, la emoción vuelve a envolverlo.

—Dios mío, te eché tanto de menos —sus manos rodean mi cintura, me apegan a él y le rodeo el cuello con mis brazos. —Debiste haberme avisado, pude prepararte algo.

—¿Qué hay de emocionante en eso? Quería sorprenderte.

—Y vaya que lo has hecho —me da una preciosa sonrisa y atrapa mis labios en un corto beso —no puedo creer que realmente estás aquí.

Una de sus manos viaja hasta mi rostro, cierro los ojos cuando deja una caricia suave y me inclino hacia su toque.

Siento sus labios posarse en mi frente, sonrío aún con los ojos cerrados y cuando me atrevo a abrirlos de nuevo, me encuentro con el par de ojos azules que se han convertido en mi perdición.

—¿Cómo se supone que voy a dejarte ir ahora que te tengo de nuevo?

Deslizo mis manos desde su cuello, dejando una suave caricia hasta llegar a su pecho. Lo miro a detalle, luce igual pero distinto al mismo tiempo, algo difícil de explicar. No lleva barba, su cabello se encuentra perfectamente acomodado y la camisa ajustada combina a la perfección con su pantalón negro ajustado.

Algo en mi se retuerce al mirar lo caliente que luce, quiero pensar que tal vez son mis hormonas alborotadas por el tiempo separados, pero no puedo negar que ahora luce tan sexi.

—No tienes que preocuparte por eso, porque no planeo irme pronto —sonrío colocándome en puntillas y acabando con mi necesidad de besarlo otra vez.

La forma en la que me observa cuando me aparto me revelan la emoción que siente, he escuchado a muchas personas decir que los ojos son las ventanas del alma, nunca había experimentado algo que me hiciera creerlo, imaginé que tal vez sería una simple metáfora, pero ahora...ahora teniéndolo frente a mí...creo que es real.

Porque en los ojos de James encuentro amor, adoración...encuentro un sentimiento tan puro que se siente como paz absoluta.

Me ha dicho que me ama, lo ha repetido y lo ha demostrado al dejarme ir para permitirme ser la mujer que soy ahora, se ha esforzado por darme mi espacio, por garantizar mi felicidad, pero es en este punto...mirándolo a los ojos...que veo el amor real que James siente por mí.

Lo veo como es, sin mentiras, sin heridas, sin temores o inseguridades.

Veo aquel amor que siempre merecí...y que ahora tengo justo enfrente de mí, listo para ser recibido de la manera en la que él siempre mereció.

James no pierde oportunidad para presentarme a todos en la revista, es increíble que varias personas sepan mi nombre sin conocerme y me llamen "la afortunada novia de James Cavalli", aunque él siempre los corrige diciendo "en realidad yo soy el afortunado novio de Antonella Lombardi".

Permanecemos un par de horas en la revista hablando hasta que él dice que quiere que conozca su hogar, y al llegar, una emocionada Rebeca ya espera por mí.

La hermana de James parecía no creer que su hermano me estaba recibiendo en casa, con todo y maletas que aún estaban en el auto de alquiler. Luego del emotivo recibimiento, ella decide dejarnos solos y entonces James me muestra su hogar.

Me lo había enseñado en fotografías y por medio de una videollamada, pero no hay nada mejor que verlo en persona.

—Tienes un buen gusto decorativo —murmuro mientras me paseo por la sala —todo luce muy hogareño.

—Rebeca opina que le hace falta un toque femenino —me rio al escuchar la respuesta.

—Bueno, supongo que es algo que podemos arreglar ahora que ambas estamos aquí —le sonrío y noto el destello emocionado en sus ojos.

Ese sentimiento no ha desaparecido de él ni un solo segundo desde que nos encontramos en la puerta de su oficina, al contrario, pareciera incrementarse un poco más con cada segundo que sigo aquí.

—¿Has visitado California antes?

—No —admito —es mi primera vez estando aquí.

Sonríe con satisfacción.

—Entonces, Cara, me permitiré ser tu guía esta noche. Es hora de que tengamos una cita —agradezco el haber traído ropa adecuada para una "cita", porque Chira dijo que la necesitaría —ahora ven, quiero enseñarte nuestra habitación.

Me toma de la mano y me conduce hacia el pasillo, ya he llevado las maletas a la habitación, pero no le presté demasiada atención, así que cuando abre la puerta y nos permite el acceso, me tomo el tiempo para admirar cada detalle.

Hay una cama matrimonial, dos lámparas de noche a cada costado, las cortinas están corridas y nos permite ver las luces en el exterior.

La habitación a pesar de tener tonos fríos, se siente cálida. Tiene cuadros decorativos en la pared que le dan un ambiente cálido y hogareño, el armario es lo suficientemente grande como para resguardar mi ropa también.

—¿Qué opinas?

—Me gusta —admito —pero supongo que podemos mejorarlo con mi toque femenino —bromeo.

—Es tuya también, así que puedes hacer lo que desees, cara.

Giro hacia él, está apoyado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho. Se he enrollado las mangas de la camisa, dejando ver los músculos de sus brazos y esa imagen de él causa en mí una sensación tan intensa que no puedo ocultarla.

—¿A dónde iremos esta noche?

—Será una sorpresa —sonríe y se aparta del umbral —¿necesitas ayuda para desempacar?

Asiento, se acerca y me ayuda a subir el par de maletas a la cama. Realmente no consideré cuanto tiempo es el que estaré con él, pero James no dice absolutamente nada por la cantidad de ropa.

Mientras desempacamos, vuelvo a tener la sensación que he estado buscando, vuelvo a sentir que James es el sitio en donde realmente quiero estar.

James no revela a donde me llevará esa noche, pero Rebeca parece saberlo perfectamente porque mientras me ayudaba a alistarme, dijo que debería portar un vestido y zapatos elegantes.

Así que opté por un vestido de corte sencillo en color rojo que me llega a medio muslo, tiene tirantes sencillos y un escote en "V" que da un aspecto sexi, aunque elegante. Me coloqué unos tacones en color dorado y decidí dejar mi cabello completamente suelto.

No quise usar más maquillaje del necesario, y me coloqué un collar que me he vuelto a colocar el collar que lleva el anillo de mi madre.

Estoy lista antes de la hora indicada, James es puntual así que ya me espera justo en la sala cuando bajo.

—Tan preciosa como siempre —sonríe y extiende la mano hacia mí.

Porta una camisa de vestir azul que combina con sus ojos y los hace lucir mucho más radiantes, Tomo la mano que me ofrece y tira de mi cuerpo hacia la salida, caminamos juntos y la emoción martillea en mi pecho a cada paso.

El auto de James está estacionado justo al frente y es él quien abre la puerta para mí, me acomodo el vestido y entro al auto. Él rodea el capo del auto y lanza una pequeña sonrisa cuando se adentra.

—¿Lista para una magnifica cita? —inquiere sonriendo levemente.

—Completamente lista —afirmo.

Nos toma veinte minutos llegar a un elegante restaurante de dos pisos, la mesera que nos recibe nos conduce hasta el segundo piso, justo en el balcón y tenemos una vista preciosa de la ciudad.

—Es uno de los mejores restaurantes de la ciudad —expresa James —la comida es exquisita.

—Y tiene una vista preciosa —complemento.

Asiente levemente, trae los menús y tras una rápida mirada pedimos una entrada sencilla y cuando la mesera se retira, fijamos los ojos el uno en el otro.

—No imaginé que pudieras venir hasta California.

—Fue una decisión que me tomó menos de dos horas —admito —lo consideré luego de que mi tío Ángelo me preguntara que es lo que quiero hacer realmente.

James ladea la cabeza, su mirada adquiere un destello de emoción que no reconozco, pero que revela tanto.

—Estos nueve meses lejos se sintieron como una tortura, tal vez es demasiado exagerado decirlo de ese modo, pero...cuando estás lejos de la persona que amas...se siente de esa manera.

Extiende la mano a través de la mesa, sus dedos se entrelazan con los míos mientras lanza hacia mí una de las miradas más sinceras que jamás he recibido.

—No es exagerado, Cara, porque yo igual lo he sentido de esa manera. Pero mi consuelo era, o es, saber que eres feliz, y luces...radiante.

Sonrío con mayor sinceridad cuando dice aquello. Es increíble como cuando comienzas a sanar...todo a tu alrededor cambia, como todo parece volverse más nítido, más colorido...más feliz.

—Luces radiante y eso es suficiente para mí, saber que lo eres y que estás haciendo lo que te hace feliz.

—Los casinos me hacen sentir bien, pero no tanto como debería —tomo una inhalación —vine aquí porque quería saber si al verte...si al estar a tu lado...siento eso que he estado buscando...saber si al verte siento que estoy en el sitio en el que debería estar.

Sus ojos me escudriñan, tiene toda la atención puesta en mí.

—¿Y ahora lo sabes?

—Lo sé, lo supe en el instante en el que abriste la puerta —extiendo la mano para tomar la suya —eres el sitio en donde siempre quiero estar, James.

La emoción se refleja en todo su rostro, aprieta la mano alrededor de la mía y sonríe más. No es necesario que me de una respuesta, no se siente un requisito.

La mesera vuelve y deja los platos frente a nosotros, pasamos el resto de la velada con tranquilidad, hablamos de como nos ha ido en estos nueve meses, a pesar de que solíamos hablar en las llamadas, ahora se siente distinto.

Contamos cada detalle, reímos y bromeamos y a cada segundo siento con mayor intensidad, que venir a él fue la decisión correcta.

Cuando nos montamos al auto para volver a casa, hay un deseo entre nosotros tan fuerte y nuevo...que me hace sentir una ola de nerviosismo que no he experimentado jamás. El viaje de regreso es casi una tortura, cuando llegamos la casa está completamente a oscuras lo que nos deja saber que Rebeca probablemente pasará la noche fuera.

Cuando llegamos a la habitación, James va al cuarto de baño y aprovecho ese momento para calmar mis hormonas alborotadas, permanezco con el vestido puesto mientras me dejo caer sobre el colchón.

Me quito los aretes y luego los zapatos, mis pies se sienten agradecidos de tocar la suave alfombra y recojo los tacones antes de ir hacia la especie de tocador que James tiene. Saco unas toallitas desmaquillantes del bolso y me quito el maquillaje del rostro.

Para cuando James sale, portando solo unos cortos pantalones de dormir, mis intentos de calmar a mis hormonas se van por la borda. El cuerpo trabajado me corta la respiración, una sonrisa ladeada se apodera de sus labios cuando nota la forma en la que lo miro.

—¿Necesitas ayuda con el vestido? —me señala y asiento sin pensarlo.

El elimina la distancia entre nosotros, giro y aparto mi cabello colocándolo a un lado, sus manos dejan una caricia en la piel de mis brazos desnudos antes de tomar el cierre del vestido, y deslizarlo hasta abajo.

La tela se afloja, mi corazón aumenta su ritmo mientras siento la temperatura de mi cuerpo aumentar a un grado en el que nunca he experimentado.

—Gracias —susurro.

James se aparta antes de hacerme sufrir un colapso y me refugio en el baño antes de que pueda darse cuenta del estado en el que me encuentro.

—¿Qué pasa contigo, Antonella? —inquiero en un susurro mirándome en el espejo.

Decido tomar una rápida ducha en un último intento de desaparecer la sensación de mi sistema, gracias a Dios el agua fresca de la regadera ayuda con eso, así que cuando salgo del baño luego de unos diez minutos...he recuperado el control.

James ya se encuentra en la cama, lanza una mirada curiosa hacia mí, pero no dice nada. Cuando me escabullo a su lado, me siento reconfortada, casi como si estar a su lado sea como una especie de energía que me repone las perdidas durante el día.

—Así que, ¿Cuándo tiempo te quedarás? —pregunta cuando hemos apagado las luces, y estoy contra su pecho.

—No lo sé en realidad —admito —tanto como sea posible.

—¿Qué hay de los casinos?

—Mi tío Antoni se está haciendo cargo mientras estoy fuera, deberé volver eventualmente...pero por ahora, no quiero pensar en eso.

—Voy a echarte muchísimo de menos cuando te vayas de nuevo —dice en un susurro.

Tengo la tentación de decirle que no quiero tener que marcharme tampoco, pero sé que ahora mismo nuestros caminos apenas y pueden coincidir, tampoco quiero decirle que mi tío Antoni dijo que si no quiero dedicarme a los casinos...puedo decirlo con libertad.

"No serías la primera Lombardi en seguir un camino distinto"

Esas fueron sus palabras.

"Mereces seguir aquello que te hace feliz"

Tampoco le digo que hace semanas que estoy pensando en que los casinos no es lo que quiero hacer en realidad, que he considerado hacerlo por un tiempo...pero no para siempre.

—¿Todo en orden? —la voz de James se cuela por mis oídos.

—Sí, solo estoy pensando que no quiero tener que irme de nuevo.

—Los casinos te necesitan.

—Pero no es lo que me hace feliz, James. Es el imperio de mi familia, y he hecho un grandioso trabajo, soy buena, sé que si decidiera seguir ese camino podría ser igual de exitosa que mi tío Ángelo...pero...no se siente como lo que quiero hacer el resto de mi vida.

—¿Y que es lo que quieres hacer?

—Si decidiera solo...apartarme...podría vivir perfectamente sin tener que trabajar. Tengo dinero por ser heredera, también me colocarán en el cuerpo de accionistas eventualmente, puedo hacer lo que sea...en donde sea.

Me aparto para mirarlo, encuentro sus ojos en la tenue oscuridad.

—Y quiero estar contigo, sin distancia de por medio, nueve meses han sido suficientes para saber que no quiero apartarme más.

—Cara...

—No quiero que nuestros corazones esperen más, cariño —extiendo la mano para acariciar su rostro —ya han esperado lo suficiente.

Hay un corto silencio, uno que se rompe cuando vuelvo a hablar.

—Quiero estar contigo porque a tu lado, siento que es donde debo estar, a tu lado soy feliz, amore.

La respuesta que obtengo es un beso, un beso intenso, salvaje. Un beso que me deja saber que yo también significo lo mismo para él.

Gira, sus manos se colocan en mi cintura mientras su peso cae sobre el mío, atrapándome. El deseo se enciende otra vez, y ahora no lo escondo en lo absoluto.

James crea en segundos una atmosfera de deseo y necesidad que es imposible apagar, sus labios crean en mí un sentimiento que nunca antes he experimentado, uno que me enciende, que me hace desear más.

Y me lo da, sin siquiera pedirlo...me lo da.

—James...

—Si no lo deseas, Cara, juro que paro ahora mismo —dice contra mis labios. Una de sus manos acaricia la piel desnuda de mis brazos y el toque de sus yemas contra las mías se siente como fuego.

—Que te detengas es lo último que quiero.

Sonríe, esa es toda la respuesta que necesita para volver a besarme mientras su mano se pierde por debajo de mi delgado pijama. Ahogo un jadeo cuando su mano acuna uno de mis pechos y presiona con ligereza, James sonríe contra mis labios y hace más presión.

No trae camisa y la delgada tela de mi ropa no se siente suficiente, él toma los bordes de la tela y en un movimiento rápido se ha desecho de mi delgada blusa de tirantes.

No me siento cohibida bajo su mirada, al contrario, la manera en la que sus ojos me observan se siente...excitante.

—Dios mío, eres tan hermosa —dice antes de volver a atrapar mis labios entre los suyos.

Abandona mi boca para dejar un camino de besos desde mis comisuras hasta mi cuello, me remuevo sobre el colchón sintiendo una necesidad exponencial en mi sistema, jadeo cuando su boca llega a mi pecho, arqueo la espalda cuando la humedad de su lengua juega con mi pezón y luego, cuando deja un suave mordico, creo que voy a perder la maldita cabeza.

—James...

—Dime, Cara.

Su mano se pierde en el interior de mi corto pantalón y creo que he llegado al cielo, un gemido brota de mis labios cuando frota sobre la tela de mi ropa interior, siento como uno de sus dedos hace a un lado la suave tela, y se pierde en mi interior.

—Oh, James...

Sus labios atrapan los míos acallando mis palabras y el movimiento de su mano se vuelve más profundo, más placentero.

Una ola de corriente me recorre por completo, hace vibrar cada fibra de mi cuerpo mientras comienzo a caer en un abismo de placer que se siente como el paraíso.

Cuando aparta la mano, me quejo y él sonríe.

—Oh, tesoro, aguanta.

Toma los bordes de mi pantalón y ropa interior y tira hacia abajo, muevo los pies ayudándolo a deshacerse de las prendas y luego él también se deshace de las suyas. No puedo evitar que mi vista viaje hasta su entrepierna, él atrapa mi mirada otra vez cuando se apega a mí y lo duro de su miembro me hace jadear.

Se mueve contra mí, jadeo y por inercia elevo las caderas para sentirlo mucho más cerca, James se sostiene contra mi cuerpo apoyando las manos a cada lado y empuja levemente dejándome sentirlo mucho más cerca, pero sin entrar en mí y eso comienza a crear una necesidad incontrolable en mí sistema.

Se aparta solo para colocar la mano de nuevo entre mis piernas, mis gemidos no tardan en dejarse oír, cierro los ojos y abro las piernas mientras elevo las caderas tratando de sentirlo más cerca...más profundo.

No sé cuando tiempo pasa, James toca, acaricia y besa cada parte de mi cuerpo, cada zona que me genera placer, me lleva hasta el límite sin hacerme caer en él y cada que creo que puedo perder la cabeza...me hace saber que no.

Sin embargo, cuando se coloca sobre mí, cuando lo siento abrirse paso en mi interior y sus ojos buscan los míos, sé que hemos llegado al borde de un abismo al que ambos caeremos sin premura.

Cuando empuja, cuando entra en mí y me llena por completo...caemos.

Arqueo la espalda sintiendo el placer inundarme, James se mueve hasta que encuentra un ritmo adecuado, empuja contra mí y mi cuerpo lo recibe como si estuviese hecho para él. El gime, el sonido ronco de su voz mientras cierra los ojos y echa la cabeza con ligereza hacia atrás me vuelve loca.

El placer se refleja en su rostro mientras embiste contra mí, mientras nos hacemos uno mismo y el placer nos ahoga a ambos.

Todo se esfuma, no mido el tiempo, no me percato de cuanto tiempo pasa, solo me concentro en él...solo lo siento empujar las caderas cada vez más profundo, con más intensidad, mis uñas se clavan en su espalda, mis gemidos se combinan con los de él y cuando mi cuerpo se tensa, cuando cada fibra de mis músculos se contrae...sé que estamos por estallar.

El emite un gruñido ronco, lo siento tensarse sobre mí y empuja con más fuerza, sus embestidas se vuelven más fuertes, más rápidas y profundas, y luego...estalla.

Un gemido particularmente fuerte sale de mis labios mientras la liberación me envuelve, todo mi cuerpo se contrae y luego...mientras me dejo ir, creo que en serio veo luces de colores, lo siento llenarme, siento la liberación de James en mí y eso se siente mucho mejor de lo que pude imaginar.

—Maldición eso fue...—James aún permanece dentro de mí —eso fue la mejor cosa de mi vida.

Está agitado, me siento vacía cuando sale y se deja caer a mi costado.

Me tomo unos segundos para regular mi respiración, para recuperarme y entonces lo miro, sus ojos ahora me miran distinto...con mayor adoración.

—La mejor cosa de mi vida —coincido —fue completamente maravilloso.

—Ven aquí —pide y abre los brazos, me refugio en él otra vez, me recuesto sobre su pecho y mientras acaricia mi cabello, lo escucho decir...

—Tú también eres el sitio en donde soy feliz, Cara. 

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¡Hola, hola! 

Sé que he estado algo atrasada con las actualizaciones, pero es mi semana de exámenes y el trabajo ha sido demasiado intenso últimamente, así que no he tenido el tiempo suficiente para escribir, les pido una disculpa por no haberles entregado las actualizaciones acostumbradas, pero a veces tengo que darle prioridad a mi trabajo y universidad. 

Saben que les doy actualizaciones tan rápido como me es posible, y estoy agradecida por toda la paciencia y el apoyo que siempre me han dado <3 probablemente la otra semana sea el mismo caso, pero haré todo lo posible por tenerles todo listo <3 

¡Gracias! 

No se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí <3

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