29.- Una noche que acaba con todo
Antonella.
Entre las ocupaciones, mis nuevas responsabilidades y la planeación de la gala, la fecha establecida ha llegado, y aquí me encuentro, mirando mi reflejo, portando un hermoso vestido y luciendo tan impresionante como nunca en mi vida.
Sin embargo, no consigo hacer que la sensación de nerviosismo desaparezca de mi sistema. Deslizo mi atención a las hojas que descansan sobre el colchón, el discurso que escribieron para mí y al cual le hice modificaciones me tienta a tomarlo de nuevo para darle una última repasada a pesar de que ya me lo sé de memoria.
Tomo una inhalación, tratando de eliminar todo sentimiento negativo de mi sistema. No es momento para esto, no lo es en lo absoluto.
Un par de toques me sobresaltan, la puerta se abre y mi tía Daphne ingresa. Porta un vestido de lentejuelas en color rojo, luce preciosa, tan impresionante como nadie. Su cabello se encuentra recogido y hay leves mechones ondulados que caen a los costados de su rostro, dándole un aspecto relajado.
—Luces preciosa, impresionarás a todos —intento sonreír —¿te sientes bien?
—Creo que puedo vomitar —admito.
Sonríe con comprensión.
—Lo harás excelente, cariño —sus tacones resuenan por la silenciosa habitación. Extiende las manos y la coloca a los costados de mis hombros, su cálido contacto me da un poco de confort, elimina tan solo un poco la sensación de negatividad que amenaza con envolverme.
—Quiero creer que así será, detestaría cometer algún tipo de error.
—Anto, si no crees en ti, de nada servirá que todos los demás lo hagan. Debes confiar en ti, creerte capaz de absolutamente todo. Si cometes un error, ¿qué más da? Esta es tu noche, debes disfrutarla hasta el último segundo.
—Realmente no sé que haría sin ustedes —admito abrazándola —gracias.
—No me agradezcas, todo por mi niña —acaricia mi rostro en un gesto maternal y luego me hace una seña con la mano —ahora, debemos irnos porque hay un apuesto caballero esperando por ti ahí abajo.
Me rio cuando reconozco la mirada que me dedica, tomo el bolso que va a juego con el vestido y tomo una profunda inhalación antes de atreverme a salir de la habitación detrás de mi tía.
Bella y Jacob irían esta noche a los casinos, ambos se unen a nosotros en el pasillo que conduce hacia las escaleras y mientras avanzamos van sorpresivamente en silencio.
Localizo a James cuando estoy al borde de las escaleras, lleva un traje negro que se ajusta perfectamente a su cuerpo, mantiene las manos en los bolsillos de su pantalón y solo voltea cuando mi tío le hace un gesto con la cabeza.
Soy consciente de la sonrisa que se extiende por sus labios, a pesar de los pocos metros que nos separan, puedo ver la emoción chispeante en sus ojos. Algo en mi se retuerce con furia al reconocer la manera en la que me observa, como si fuese la cosa más preciosa del mundo, como si no fuese capaz de apartar la mirada de mí.
—Por Dios, Cara...—se acerca, su sonrisa se hace tan solo un poco más grande cuando está frente a mí. Extiende la mano, tomando la mía y luego retrocede como si de esa forma pudiera admirarme mejor —cuando creo que no puedes lucir más hermosa, apareces así y me dejas sin palabras. Estás espectacular, joder...tan...preciosa.
—Gracias —mi corazón golpetea como el de una adolescente hormonal cuando ve al chico que le gusta, no puedo ocultar la sonrisa y ahora tengo unas ganas enormes de gritar para tratar de minimizar la emoción —tú luces tan apuesto como nadie.
Se acerca, sus labios se encuentran con mi mejilla en un gesto cariñoso y luego se aparta de nuevo.
—Son demasiado cursis —dice Bella.
—Matando momentos como siempre —replica Jacob a su costado.
—Bueno, bueno, si los tórtolos están de acuerdo...creo que es hora de irnos —dice mi tío con una sonrisa —los autos nos esperan.
Ellos son los primeros en salir, seguidos de Jacob y Bella. James y yo nos tomamos unos momentos antes de seguirlos.
—¿Lista para mostrarte al mundo esta noche, Cara?
—Creo que nunca estaré lista para algo como eso, pero lo haré —sentencio —será una gran noche.
Me corresponde la sonrisa, entrelaza nuestras manos para guiarnos hacia el exterior mientras repite:
—Será una gran noche.
Y lo sería realmente, aunque justo en este instante, no pude imaginar cuánto.
Estoy temblando, realmente temblando.
—Cara, tranquila —la voz de James se cuela por mis oídos —lo harás excelente, ya verás.
Puedo escuchar los murmullos al otro lado, mi corazón golpea con tanta fuerza que creo puede salirse, mis manos tiemblan y soy incapaz de sostener el vaso de agua que James intenta darme.
—Puedo hacerlo —murmuro para mi misma —puedo hacerlo.
—Claro que sí —me encuentro con su sonrisa al elevar la mirada —todas esas personas están aquí para verte, esperan ver a la poderosa mujer que dirigirá todo esto —señala nuestro alrededor con su dedo índice —están aquí por ti. Así que debes demostrarles porque eres una Lombardi.
Da un paso hacia el frente y coloca las manos a los costados de mi cuerpo, se inclina hacia adelante y sus labios se encuentran con mi frente. La sola acción consigue eliminar todo sentimiento negativo de mi sistema, me repito sus palabras, me las creo mientras tomo una inhalación en el momento justo en el que escucho a mi tío pronunciar mi nombre.
—Deslúmbralos —James me dedica un guiño y sonrío.
No sé de dónde reúno la valentía para caminar hacia las cortas escaleras y subirlas, la ola de aplausos me recibe cuando aparezco, las luces me enfocan y me armo con la mejor faceta de seguridad que puedo mostrar.
Me acerco a la especie de pódium que tienen colocado, me olvido de las hojas que descansan frente a mí y centro la atención al frente. Los innumerables rostros me miran fijamente, me obligo a mi misma a dejar de sentirme tan ansiosa y sonrío, tan segura, tan confiada como puedo.
—Buenas noches a todos, estoy realmente agradecida de tener su presencia en un momento importante como lo es este. Como sabrán, me he convertido en la directora operativa de los casinos "Mía Regina", un imperio que hasta ahora era dirigido en su totalidad por mi tío, Ángelo Lombardi. No tengo otro deseo más que seguir el impecable camino que el ha trazado hasta este punto, y dar mi mejor esfuerzo para garantizar que siga creándose del mismo modo.
Mis palabras brotan firmes, seguras. Ubico a Bella, a Jacob y a su costado, James. Me mira de una forma casi orgullosa, con la emoción destellando en sus ojos.
—Estos casinos han pasado de generación en generación, adaptándose a cada líder que los ha tomado, superando los obstáculos y las limitaciones. Es mi deseo como directora operativa conseguir el mismo resultado, o incluso mejor. Estoy comprometida para continuar haciendo de nuestros casinos un lugar en el cual todos y cada uno de nuestros visitantes, se sienta a gusto.
Volteo brevemente hacia el hombre que se encuentra de pie a mi costado, mirándome con orgullo.
—He aprendido del mejor hombre, tío y padre que puedo tener. Y deseo ser tan buena y digna de este imperio como él lo ha sido. —Su mirada brilla con emoción —. Agradezco nuevamente su presencia esta noche, y espero que disfruten hasta el último segundo de esta velada. Gracias.
Sonrío, los aplausos vuelven a escucharse de manera fuerte, permanezco unos segundos de pie recibiendo los flashes de las cámaras y solo me aparto cuando veo a mi tío caminando hacia mí.
—Ya eres digna de esto, desastre —asegura —lo has demostrado justo ahora.
—Es una sorpresa que no haya colapsado, ¿no lo crees? —ambos reímos —gracias por confiar en mí, aprecio tanto tenerte a mi lado.
—No podrás librarte de mí tan fácil —advierte —aún tendrás que soportarme por muchos años más.
Me abraza y me siento reconfortada, sintiendo que toda la ansiedad y angustia anterior no tuvo razón alguna, creyéndome por primera vez...que tal vez esto si es lo que deseo hacer.
Cuando bajamos recibo el abrazo de mis tíos quienes parecen tan orgullosos, Bella también dice lo espectacular que estuve aún cuando apenas hable por cortos minutos, y luego de sus felicitaciones, lo encuentro.
—Estuviste sensacional, Cara.
—Gracias, es bueno ver que no colapsé delante de toda esa gente —se ríe levemente —creo que ahora me siento un poco más convencida de esto.
—Me alegra escuchar eso —asegura apegándose a mi cuerpo. Retengo la sonrisa cuando elimina la distancia entre nosotros y en el instante en el que sus labios se encuentran con los míos, me pierdo a mi misma.
Se separa demasiado pronto, pero me guardo mis réplicas.
—Andando, tenemos que disfrutar de tu noche —sentencia.
Nuestro camino hacia la zona de juegos se interrumpe por las personas que se acercan a dar sus felicitaciones, algunas de ellas parecen interesadas en mantener una conversación y eso hace que, en cierto punto, suelte la mano de James.
Desearía que la noche no implicara mantener conversaciones con personas que creían que era buena idea interceptarme para hablar sobre negocios o futuras ideas a implementar. Tengo que emplear habilidades que ni yo misma sé que poseo para poder dar una respuesta favorable pero no comprometedora y conseguir escabullirme.
James se mantiene a mi lado, aguardando hasta que cada una de las cortas conversaciones termina y no parece impacientarse en lo absoluto.
—Estoy un poco celoso de que todos quieran tu atención —bromea cuando termino de hablar con uno de los nuevos socios —esperaba pasar la noche con mi chica.
Cielo santo, creo que puedo derretirme justo ahora delante de este hombre.
—Lo siento —sonrío casi apenada —no creí que todos quisieran hablar conmigo hoy.
—Bueno, tienen que quedar bien con su nueva jefa —me dedica un guiño —pero...
—¡Jamie! —una voz melosa se deja escuchar —pero que, apuesto, señor Cavalli.
James voltea, una molestia inmediata se presenta cuando reconozco a la chica que se acerca, es la misma modelo con la que estuvo hablando el otro día.
—Señorita Lombardi, muchas felicidades —dice mirándome —enhorabuena, todos estábamos ansiosos por esta noche, ¿cierto, Jamie?
Extiende la mano y rodea el brazo de James, él es mucho más alto por lo que ella tiene que elevar la mirada y juro que le lanza una mirada que me hace tener instintos asesinos que no tenía idea que podía poseer.
James se aclara la garganta, luce levemente incómodo. Arqueo la ceja, mirándolo y tratando de ocultar la molestia que me produce que ella lo llame Jamie.
—Es una noche importante, creo que yo era el más ansioso por la noche de mi novia —se apega a mí, su mano cruza por detrás de mi espalda y descansa en mi cintura —ahora...¿nos disculpas?
La chica le lanza una sonrisa y asiente, estoy agradecida de alejarnos de ella, pero no puedo evitar preguntar:
—¿Ahora las modelos te llaman Jamie? —no quiero sonar molesta pero evidentemente termina escuchándose de ese modo —que falta de profesionalismo.
—Cara, por favor...
—Estaba coqueteándote, justo enfrente de mí.
—Anto, realmente no sé qué le sucede, pero...
—¿Vas a decirme que no lo notaste?
—¿Realmente me estás reclamando? —da un paso hacia atrás.
—Vino y te coqueteó enfrente de mi —la molestia crece en mi pecho —¡En mi cara! —exclamo en un grito ahogado —¿te llama Jamie todo el tiempo mientras trabajan?
—Anto, esto es ridículo —dice —no puedo controlar como la gente me llama, y no, no me llama de esa manera todo el tiempo. No sé que es lo que busca, pero creo que ocasionar justo lo que está pasando ahora entre nosotros puede ser una opción.
Cierro los ojos, tomo una inhalación repitiéndome que tiene razón, pero hay una parte de mí, esa que aún mantiene la herida a punto de cerrar, que trata de hacerse escuchar cada vez con mayor fuerza.
No debo escucharla, lo sé bien, mucho menos en una noche como esta.
—Cara, no quiero discutir contigo en tu noche —James toma mi mano —te dije que no coquetearía con nadie, ¿crees que soy capaz de hacerte algo como eso?
Busca mi mirada, sus ojos enfocan los míos y me pierdo en ellos.
—¿Crees que podría lastimarte de esa forma? —su mano abandona la mía, siguen un camino hasta que consigue acunar mi rostro y mantener el contacto visual —nunca te haría algo como eso, tesoro. Jamás.
Me aparto porque me siento ridícula. ¿Qué motivo me ha dado para creer algo que no es? ¿Para considerar que algo puede estar pasando?
—Lo siento.
—Sin disculpas —pide —solo quiero saber si lo crees, Rilee es solo una chica con la que trabajo, hemos hablado algunas veces...
—No tienes que darme explicaciones —lo interrumpo —lamento haber reaccionado así es solo que...
Es solo que cuando te engañan una vez, siempre hay el temor de que vuelva a ocurrir lo mismo.
De que vuelva a existir una nueva traición.
Ya pasó una vez... ¿qué impediría una segunda?
—¿Es solo qué...?
—Nada —sacudo la cabeza —¿puedes olvidar la forma en la que reaccioné? Me siento avergonzada justo ahora.
—No tienes que sentirte avergonzada, pero quiero saber que confías en mí, ¿lo haces?
—Completamente.
Esta vez su sonrisa es completamente sincera, se acerca y deja un corto beso sobre mis labios antes de apartarse nuevamente. James me besa mucho, realmente me he dado cuenta que parece aprovechar cada oportunidad que tiene para besarme, en público, en privado, en cualquier lugar.
Entrelaza nuestras manos en un movimiento firme y por la forma en la que me mira, sé que espera dejar la corta discusión a un lado.
Hay sonidos de las máquinas y un ambiente de celebración, James no suelta mi mano mientras nos pasemos por el área de juegos y no dejo que se aparte cuando las personas se acercan a saludar.
Parece encantado en realidad, tiene una habilidad social bastante admirable lo que me hace sospechar que tal vez fue eso lo que hizo que estudiase periodismo.
Conforme la noche avanza me siento cada vez más cómoda, en determinado punto mi tío Ángelo me llama para presentarme a un par de invitados especiales así que me aparto de James, y acompaño a mi tío.
—Señores, les presento a mi sobrina, Antonella —siento la mano de mi tío colocarse en mi espalda baja mientras me da un leve empujoncito.
Ambos hombres me observan con una sonrisa amable, son de mediana edad, y no parecen ser de Italia.
—Es un honor conocer a la siguiente líder del imperio Lombardi —habla uno de ellos —diste un discurso fenomenal, y ¿Cómo no? Si estás aprendiendo del mejor.
—No nos queda duda de que dejarás a los casinos en buenas manos, Ángelo —habla el otro.
—Gracias, es un placer conocerlos y que estén con nosotros esta noche —respondo con una sonrisa en los labios —espero que la velada esté siendo de su agrado.
—Pero por supuesto, está siendo un completo éxito —sonrío satisfecha.
Permanezco un tiempo más hablando con ellos, escuchándolos adular la gala y todo lo relacionado con el evento de esta noche. Cerca de unos diez minutos después, se apartan diciendo que esperan tener algo de suerte en la mesa de las cartas y se alejan.
Cuando volteo, dispuesta a volver con James, lo encuentro de frente con la misma modelo, Rilee, como recuerdo que él la llamó.
Dios, deja de ser tan paranoica.
Me reprendo a mi misma, tomo una inhalación mientras mantengo la mirada fija en ellos, están a aproximadamente medio metro de distancia, James se encuentra apoyado en la barra mientras parece mirar a otro lado, no específicamente a la Rilee. Sin embargo, ella evidentemente quiere captar su atención.
Antes de que pueda siquiera pensarlo, me encuentro caminando hacia ellos. James me ubica un par de segundos después, sonríe levemente y deja de darle la poca atención que le brindaba a Rilee.
—Eres una mujer cotizada esta noche —bromea —¿todo bien?
—Todo excelente —enrosco mi brazo alrededor del suyo —¿vamos con Bella? Debe estar aburriéndose.
Mi intento de alejarlo de la chica que no deja de lanzarle miradas coquetas sin importarle mi presencia, funciona.
Sin embargo, todo ocurre con rapidez. Cuando nos alejamos un par de pasos, no entiendo como ella consigue acercarse y chocar, derramando el contenido de su copa sobre el traje y camisa de James.
—¡Jamie lo siento tanto! —él se aparta, suelta mi mano y hace una mueca al mirar la mancha roja en la camisa.
Rilee toma varias servilletas y se acerca, cuando sus manos abren el saco de James, un gesto que resulta demasiado atrevido para mí, es más de lo que puedo tolerar.
—Puedo hacerlo solo, gracias —dice James quitándole las servilletas de las manos antes de que yo pueda decir algo.
La molestia se incrementa en mi pecho y tengo que recordarme que estoy en medio de una gala, con personas que seguramente están mirando.
—Que vergüenza, realmente lo siento —James se aparta ante el intento de cercanía que ella hace.
—Conveniente descuido, ¿no lo crees? —intervengo —ya dijo que puede hacerlo solo, Rilee.
—Solo intento ser amable, Antonella —dice con una sonrisa falsa.
—No necesitamos tu amabilidad, gracias.
—Anto —la voz de James se escucha, su mirada se encuentra con la mía y tiene el ceño levemente fruncido —está bien, déjalo.
—No, no está bien cuando no has dejado de coquetear con mi novio desde que lo miraste por primera vez —espeto.
—Anto, basta —James habla con suavidad, sus manos se colocan a los costados de mis brazos, siento su tacto cálido pero que esta vez no consigue eliminar la sensación molestia.
Dios, contrólate, Antonella.
—Lo siento, pero no entiendo de que hablas —dice y juro que quiero perder mi sentido de la educación —lamento que estés malinterpretando todo.
—Oh, por favor, solo diré esto una vez, deja de coquetear con mi novio.
Alguien tira de mi mano y me toma un par de segundos identificar a James, no parece preocuparse porque nos apartemos con rapidez, en realidad no se detiene hasta que nos ha alejado de la atención de toda la gente.
—¿Por qué me sacas de ese modo? —inquiero con molestia.
—Porque estabas a punto de armar una maldita escena —dice con severidad.
—Oh, así que ahora las escenas las hago yo, ¿no es cierto?
—Antonella ¿qué carajo pasa contigo? —reclama —joder, no entiendo porque estás actuando de esta manera, ¿he hecho algo para que desconfíes de mí? ¿Para qué te comportes así? Es tu noche, Cara. No deberías estar tratando de encontrar si alguien coquetea conmigo o no.
—¡Es que ni siquiera te das cuenta!
—¡Porque no les presto atención! —responde con exasperación —joder.
Maldice, se aparta un momento y cruza la mano por su cabello. Tiene la mandíbula tensa y parece estar en un intento fallido para calmarse.
—¿Realmente estás diciendo que no te diste cuenta de que ella estaba coqueteándote? Llamándote "Jamie" y derramando bebidas sobre ti claramente a propósito. No eres ningún idiota así que claro que sabías que ella estaba coqueando contigo.
No estás pensando claramente, Antonella. Solo cierra la boca.
La voz en mi mente me reprende, pero soy lo suficientemente necia como para ignorarla.
—No me importa lo que ella estaba haciendo, no le presté atención ni un solo segundo, Cara. Deberías saber que, aunque lo intentara no le prestaría atención, ya dije que no te haría algo así, ¿quieres que lo repita?
Me siento tan avergonzada y frustrada de no poder dejar pasar esto, el pinchazo de molestia en mi pecho se combina con la herida aún no cicatrizada.
—Solo cámbiate la maldita camiseta —siseo antes de darme la vuelta, y dejarlo ahí solo a mitad del pasillo.
Me toma dos minutos arrepentirme de mi reacción y de mis palabras, estoy llegando al final del pasillo cuando me detengo. Cierro los ojos y me obligo a mi misma a dejar de actuar como una mujer paranoica. James tiene razón, ¿por qué estoy desconfiando cuando no me ha dado ni una sola razón?
Me doy la vuelta, mis tacones resuenan por el pasillo mientras vuelvo sobre mis pasos, sin embargo, cuando llego al sitio en donde James se quedó, ya no está ahí.
Avanzo siguiendo el camino hacia los baños, pero cuando llego...cuando doblo y aparezco en el pasillo, lo veo.
Está de espaldas, con Rilee frente a él. Sin embargo, lo reconozco, lo reconozco perfectamente.
Ella se acerca, parece tratar de limpiar su camiseta y mi respiración se agita cuando noto que está mucho más cerca de lo que debería permitir. Me quedo ahí, congelada en mi sitio sintiendo los latidos de mi corazón aumentar con fuerza, sintiendo como el nudo aprieta en mi garganta y amenaza con arrebatarme la voz.
Todo explota cuando miro como ella lo toma de la camisa, y lo besa.
Un jadeo brota de mis labios, un dolor agudo me atraviesa, pero permanezco mirando porque sé que ella lo ha besado, porque ella lo ha tomado de la camisa y ha creado el contacto, me repito que va a apartarse, que la apartará y se marchará...pero no sucede.
Las lágrimas nublan mi visión, el ardor se presenta en mis párpados, pero puedo ver como la toma de la cintura, con un gesto habitual de como me sostiene a mí también.
Algo se rompe dentro de mí cuando caigo en cuenta de que no va a apartarse, de que ahora él la está besando también.
Mi mundo se cae a pedazos, las lágrimas descienden por mis mejillas y ahogo el sollozo porque...Dios...duele tanto. Porque no se ha apartado, porque sigue besándola sin recordarme, sin recordar que hace menos de dos minutos dijo que no le prestaría atención a nadie más.
Yo nunca te haría algo como eso, Tesoro.
Recuerdo sus palabras, recuerdo la manera en la que parecía tan seguro...pero Leo me mintió por nueve años, ¿por qué sería diferente con James?
Leo estuvo conmigo casi una década y fue fácil engañarme, ¿por qué sería imposible para James hacerlo cuando solo llevamos un par de meses?
Mi mente se nubla, mi razón se apaga y solo puedo darme la vuelta, darles la espalda y correr hacia el otro lado dispuesta a acabar con esta noche de una maldita vez.
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