Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23.- Estoy aquí

ANTONELLA.

Observo el departamento con una sonrisa satisfecha, los colores relucen y un nuevo aire se respira. He decidido renovar mi hogar, darle un nuevo aspecto para poder volver de manera definitiva.

Ni mis tíos ni mis hermanas estaban convencidos, pero en realidad sé que apoyan la decisión y esto se siente como algo absolutamente necesario. Necesito apartarme, sentirme independiente otra vez.

—Todo quedó excelente, cielo —mi tía Daphne sonríe con satisfacción —eres una excelente decoradora, ya quiero ver las remodelaciones que le harás al casino cuando llegue tu turno de dirigirlos.

Sonrío de forma tensa, a mi mente llegan recuerdos de la conversación que mantuve con James sobre el tema.

—Supongo que todo a su tiempo —respondo tratando de cortar el tema.

Sin embargo, sé da cuenta de que algo ocurre. Siempre lo sabe. La tía Daph parece tener ese sexto sentido con absolutamente todos, sabe cuando Bella ha mentido respecto a sus ejercicios de Ballet, cuando Jacob estuvo más horas de las permitidas en la play, cuando Lía se ha comido más del postre establecido y saber diferenciar perfectamente cual de los trillizos miente, aún cuando lo tengan absolutamente practicado.

El único que aún puede escapar de su sexto sentido, es el menor de mis primos, Dante.

—¿Todo en orden? —inquiere —¿tiene relación con el asunto de James?

—No —sacudo la cabeza —todo en orden, tía.

—Oh, vamos, no puedes engañarme y lo sabes —sonríe con dulzura —¿qué ocurre?

Suelto un suspiro, mi cuerpo parece perder fuerza y me dejo caer con desgana contra el sillón.

—¿Qué pasaría si decido solo...no hacerlo?

Hay un corto silencio, uno en donde ella trata de entender.

—¿No hacer qué?

—No ser la líder del imperio —un gesto de sorpresa surca su rostro —si deseo, no lo sé, hacer cualquier otra cosa.

No responde de inmediato, se desliza a mi costado y extiende la mano para colocarla sobre la mía.

—Eso sería un golpe duro para tu tío, sabes que desea verte como la líder, te ha enseñado todos estos años para eso.

Una punzada de culpa me atraviesa el pecho de solo considerarlo, porque tiene razón. Él desea que yo dirija los casinos, se ha empeñado en enseñarme todo cuando ha podido.

—Pero sabes bien que te adoramos, que te queremos tanto, y no deseamos que hagas algo que no te hace feliz —me encuentro con su mirada cariñosa y comprensiva —si crees que ser la directora de los casinos no va a hacerte feliz, entonces habla con él. Lo entenderá, sabes que lo hará.

Siento como si un peso fuese retirado de mis hombros, como si la carga se esfumase y esta vez sonrío con sinceridad.

—Cuando tenga hijos, deseo ser tan buena como ustedes —susurro —eres una excelente mamá.

Parpadea, la emoción destella en sus ojos mientras sus labios se curvan en una sonrisa.

—Me he esforzado cada día desde que llegué a sus vidas —su mano envuelve la mía en un gesto cálido —y ten por seguro que me seguiré esforzando mientras lo esté.

Me siento cobijada en bajo el abrazo que me da, deja un sonoro beso en mi mejilla y luego se incorpora.

—¿Qué dices si nos tomamos un día con los trillizos, Lía y Dante? —inquiere —Puedes acompañarme a recogerlos de la escuela, y luego podemos ir a almorzar y por helado, ¿te parece?

—Me encantaría —frunzo los labios —pero aún tengo trabajo que hacer, debo revisar unos informes y firmarlos, ¿para la próxima?

—De acuerdo —vuelve a abrazarme antes de tomar su bolso y sonreír una última vez —si necesitas cualquier cosa, llama. ¿Bien?

—Bien —le devuelvo la sonrisa y la sigo con la mirada hasta que sale de mi hogar.

El silencio me envuelve apenas me quedo sola, tomo una inhalación y decido comenzar a trabajar para no darle oportunidad a mi mente de jugar en mi contra, porque sé bien lo que eso traerá como consecuencia.

Me preparo una taza de café y tomo un par de los panecillos que mi tía ha dejado antes de ir hacia el pequeño cuarto que ha sido acondicionado como oficina. La computadora ya me espera encendida, me acomodo y tomo una inhalación antes de mirar los documentos digitales que revelan los informes de las últimas ganancias de los casinos.

No ha pasado demasiado tiempo, apenas cerca de diez minutos cuando el timbre de la casa suena. Resoplo, echo la cabeza hacia atrás y me incorporo de maña gana. Le doy un rápido sorbo a mi taza de café antes de salir del estudio.

No me molesto en ver por la mirilla para saber de quien se trata. Cuando abro la puerta, James me sonríe con naturalidad.

—Cara —trato de retener la sonrisa en mis labios, pero esta termina revelándose —¿estás libre para un día de Picnic?

—James —soy consciente de como sus comisuras se elevan cuando pronuncio su nombre —en realidad, tengo un poco de trabajo.

—Oh —un destello de decepción lo invade —bueno, supongo que en otra ocasión será. ¿Un café más tarde tal vez?

Ladea la cabeza, sus ojos buscan los míos y lanza hacia mí una mirada casi suplicante. Me rio, lo hago porque es imposible no hacerlo ante el gesto enternecedor que tiene.

—Me harás alguien irresponsable —mascullo en broma —supongo que puedo suspender el trabajo por un momento, y tener ese picnic.

—Eso me alegra, pero no quiero que interrumpas el trabajo, podemos ir por un café más tarde cuando hayas terminado...

—Realmente no quiero sumergirme en números —arrugo la nariz con desagrado —necesitaba una excusa para ignorar el trabajo.

Una sonrisa se extiende por sus labios, un destello divertido se apodera de su mirada azulada y se inclina levemente hacia mí.

—Entonces con gusto seré esa excusa —me dedica un guiño y mi cuerpo entero amenaza con sufrir un colapso.

Me obligo a mantener el control, a no derretirme frente a él y eso resulta en un esfuerzo casi sobrehumano.

—Pasa, tengo que cambiarme de ropa —me hago a un lado permitiéndole el ingreso a mi hogar —hay café por si quieres —señalo la cocina.

—Estoy bien, gracias —me mira por un corto rato —te espero aquí.

Apenas asiento, voy primero hacia la oficina para apagar la computadora y convencerme sobre que si puedo terminar el trabajo más tarde. Luego voy hacia mi habitación, observo mi aspecto, sí, necesito un cambio.

Elijo un pantalón deportivo en color gris y cojo una de las blusas que mi tía Sally me obsequió hace unos días. El color amarillo combina con mi piel y decido dejar mi cabello completamente suelto. Apenas me maquillo, solo lo suficiente para mejorar mi aspecto, tomo una pequeña bolsa y me aseguro de tener todo antes de bajar.

Me he demorado unos diez minutos, James se encuentra en la sala, mirando las fotografías que se encuentran perfectamente colocadas en una de las paredes.

—De joven eras adorable —dice sin mirarme.

—¿Ya no? —voltea hacia mí, su mirada me recorre por un par de segundos antes de centrarse en mis ojos.

—Sigues siendo adorable —sonríe con encanto —¿estás lista?

Cuando le doy un asentimiento, él parece satisfecho.

—Bien, iremos en mi auto, ¿está bien?

—Claro —extiende la mano hacia mí y no dudo en tomarla, la calidez de su palma me envuelve y me brinda esa sensación segura que siempre viene cuando estoy a su lado.

Salimos, le coloco llave a la puerta y avanzamos hacia el auto, cuando llegamos y miro la parte trasera, veo que lleva todo lo necesario sobre los asientos.

—¿Tenías todo preparado? —inquiero —¿pensaste en todo?

—Absolutamente —concede —quería sorprenderte.

Dios, debo parecer toda una adolescente hormonal sonriendo de esta manera. Abre la puerta del carro para mí y me deslizo dentro. Un aroma a dulce me envuelve y ubico un pequeño aromatizante justo delante de mí.

—¿A dónde iremos?

—Parque Sempione —sonrío casi inconscientemente.

No respondo, mi mente se concentra en traer los recuerdos de las tardes que pasábamos con mis padres en el parque, mamá amaba los picnics, así que cada domingo casi obligaba a mi padre a llevarnos al inmenso parque que albergaba a las familias que decidían pasar un tiempo fuera.

—¿Qué ocurre? ¿No te agrada? —la voz de James me devuelve al momento.

—No, no —lo miro por un par de segundos —solo recordaba que era el sitio en donde mis padres solían pasar las tardes de picnic.

Un gesto comprensivo se adueña de sus ojos.

—Mamá solía comparar tardas de todos los sabores, papá traía jugos y comparaba algunas golosinas para Bella. Teníamos una bonita manta que usábamos como base, era realmente maravilloso.

Mi pecho se contrae ante los recuerdos.

—Los echo tanto de menos —parpadeo tratando de eliminar la sensación en mi organismo —lo siento.

—No se pide disculpas por expresar lo que sentimos —su mirada se encuentra con la mía —puedes hablar de ello tanto como desees.

Vuelve su atención a la carretera, pero yo permanezco mirándolo, siguiendo la línea de su mandíbula, sus pestañas se mueven a cada parpadeo y lleva la barba ahora perfectamente recortada.

Sacudo la cabeza lo más discreto posible y vuelvo mi atención al frente, no hablamos mucho durante el resto del trayecto, pero no es necesario en realidad. Cuando llegamos al parque Sempione, hay una cantidad considerable de personas, pero debido al tamaño del mismo, aún hay espacios disponibles.

Nos acomodamos bajo la sombra de uno de los árboles, y escoramos todo lo necesario sobre la manta roja de cuadros que James ha traído.

—Háblame de tus padres —pido mientras me acomodo sobre una de las pequeñas almohadas.

—Mi madre fue bailarina de danza contemporánea en su juventud.

—¿Es por eso que se te dio bien fingir ser maestro de danza? —inquiero con un toque de diversión.

—Supongo que fue el sueño frustrado de mi madre —se ríe —bailó por mucho tiempo antes de embarazarse, mi padre fue reportero, como yo.

Mientras habla, toma uno de los panes tostados y comienza a colocarle la mermelada.

—Ambos querían concentrarse en sus carreras, pero mi llegada se lo impidió, mamá dejó de bailar cuando nací y mi padre consiguió un trabajo en uno de los canales informativos locales. No somos una familia rica, pero nos fue bien, nunca nos faltó nada.

—¿Eres hijo único?

—No, tengo una hermana, Rebeca —sonríe —a la que no he llamado en las últimas semanas y seguramente quiera asesinarme.

Sonrío, no imaginé que pudiera tener una hermana, ¿Cómo sería? ¿Agradable? ¿Tan guapa como James lo es?

—Es menor, tiene veinte años —continúa —y ella ha seguido con el sueño de mi madre, pertenece al cuerpo de Ballet contemporáneo. Y está estudiando artes al mismo tiempo que practica la danza.

—Así que, ¿eres un hermano mayor? —James termina de preparar el pan tostado y me lo entrega. —Me hubiese gustado ser hermana menor, o tener algún hermano, ya sabes, este rollo de ser hermanos mayores es agotador.

Se ríe mientras toma otra tostada.

—Entiendo bien, papá decía que Rebeca le agotaba la paciencia, cuando falleció, entendí por qué, mi hermana tiene una energía exorbitante, nunca está satisfecha, quiere tener las respuestas de absolutamente todo.

—Tu hermana me agrada —le doy una mordida a mi pan.

—A ella también le agradarías —dice con una leve sonrisa —se llevarían bien.

Mi corazón da un vuelco furioso, uno que viene experimentando cada que James hace algo como esto...algo como decir una simple frase que me desestabiliza.

—¿Qué edad tenías cuando tu padre falleció?

—Dieciséis —baja la mirada por un segundo —murió dos meses después de mi cumpleaños.

—Lo lamento —extiendo la mano para colocarla sobre la suya —yo también tenía esa edad cuando mis padres fallecieron.

Gira la mano y su palma se encuentra con la mía, entrelaza nuestros dedos y el sentimiento explota en mi pecho, igual de fuerte, igual de intenso.

—Perder a mi padre fue un golpe duro, no imagino como debió ser para ti perder a ambos al mismo tiempo. Siempre he creído que perder a un padre es algo que te cambia, cuando papá falleció...me volví alguien más frío, porque ya no tenía a la persona que me recordaba constantemente que debía permitirme sentir algo.

—Claro que te cambia —susurro —una parte del corazón se va con ellos.

—Pero estoy seguro de que la Antonella de dieciséis, es tan maravillosa como la que tengo ahora delante de mí.

Sé porqué lo dice, y la manera en la que la pronuncia, crean algo en mi interior. Un sentimiento cálido que se expande por todo mi sistema. Rompo el contacto de nuestras manos porque hay algo que he querido preguntar, algo que no deja de dar vueltas en la mente.

—James, ¿puedo preguntarte algo?

—Lo que sea.

—¿Vas a decirme la verdad? Su mirada me enfoca, arruga el entrecejo, pero asiente.

Tomo una inhalación, dejo mi pan a medio comer sobre la manta y trato de analizar las consecuencias de la respuesta que obtendré.

—¿Cómo supiste de la actriz? —no se espera esa pregunta, lo sé por la manera en la que su cuerpo se tensa, por como de pronto la duda se siembra en él otra vez.

No responde de inmediato, y trato de convencerme que puedo confiar en él, en la respuesta que va a darme.

—Escuchaste a Leo hablar sobre ella, pero...pero estabas ahí ese día en el club. Y escribiste la historia, no entiendo como...no entiendo como supiste todo. Fue tu equipo quien tomó las fotos, ¿cierto?

—Sí —lo dice de una forma tan segura, tan firme, que sé que dice la verdad.

Mi corazón da un vuelco furioso porque debí de sospechar, debí saber que no solo eran simples coincidencias.

—Y esa actriz...la conozco, mejor de lo que crees —arrugo la frente, un pinchazo me atraviesa el pecho.

Entonces entiendo, tal vez...tal vez ellos...

—No —dice tomando mi mano cuando echo la espalda hacia atrás —no de la forma en la que estás pensando.

Entonces comprendo que el pinchazo no es decepción o dolor...se trata de celos.

—¿De que forma entonces?

—Se llama Ross de Lucca, y es algo así como mi mejor amiga —eso se siente como un golpe, como un maldito balde de agua fría —me contó sobre Leo cuando apenas estaba comenzando a trabajar en el artículo, dijo exactamente lo mismo que Leo te confesó esa noche. Y ahora...ahora ambos están...juntos.

Me observa con cautela, como si estuviese tratando de prevenir cualquier reacción de mi parte.

—¿Juntos? —asiente —¿son pareja?

—No lo sé en realidad, le he pedido que no me hable de él —sonrío levemente —si quieres golpearme o gritarme, no lo impediré.

—¿Por qué haría eso?

Parece desconcertado.

—Porque estuve detrás...

—Era evidente —mis hombros caen —¿de que otra forma obtendrías la historia? Eres periodista, eso es lo que hacen. Pensé que tal vez tú habías pagado para obtener información, y planear eso no puede ser peor que mentirme.

Me arrepiento tan pronto como digo lo último.

—Lo siento...

—No, está bien —asiente levemente —es la verdad. Es lo que hice.

—Finges ser un maestro de danza, planeas historias sobre mi ex prometido, armas toda una historia...—mantengo la mirada en sus ojos —todo por ¿qué? ¿Un ascenso?

Sonríe con tristeza.

—¿No es irónico? Terminé despedido y perdí a la chica.

Mi respiración se corta.

—Perdí la única cosa que no sabía que deseaba tener.

Su mano acaricia el costado de mi rostro, inclino la cabeza hacia su toque, ante la suavidad de sus nudillos contra mi piel. Algo en mi se retuerce con furia bajo su mirada, bajo la forma tan maravillada en la que me observa.

Entonces comprendo que nadie me ha mirado así, nadie me ha mirado como si fuese la joya más preciosa en un tesoro, la pieza más valiosa de un museo, nadie me ha mirado como si significara...todo.

Pero él lo hace.

—No me has perdido —susurro conteniendo la emoción —aún estoy aquí.

—No completamente —dice acunando mi rostro —pero no importa, Cara. Me conformo con una pequeña parte de ti, aunque lucharé por tenerte otra vez, por tener todo eso que me dabas antes de lo que hice.

¿Qué es lo que le daba? Ni yo misma lo sé.

Pero cuando se inclina, cuando su respiración roza la mía, no me aparto. Todo se borra de mi mente, cada cosa, cada mentira pierde significado cuando sus labios atrapan los míos, cuando su solo toque consigue devolverme a la vida.

Los sentimientos despiertan, todas las sensaciones dormidas. Mientras nuestros labios encuentran un ritmo sincrónico, mientras siento la adrenalina abrirse paso por cada vena de mi cuerpo...entiendo que lo que James ha creado en mí...solo tiene dos soluciones.

O se extingue por completo, o se desborda hasta explotar.

Y no sé cual de las dos opciones me asusta más.

_______________________________________________________________________________

¡Hola, hola! No se olviden de dejarme su voto y comentario, significa mucho para mí <3 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro