Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra I

Las Vegas, octubre del último año universitario

FRAN

La maleta rueda tras de mí con cada paso que doy sintiéndome como la protagonista de una icónica película de los 2000. A mi lado camina Milan con la actitud de la dueña del lugar y lo es, es la dueña del hotel o al menos la heredera. No tengo palabras para describir lo estupendo que es este hotel, lo brillante que son los pisos y todas las superficies; entrar es como ser transportada en un abrir y cerrar de ojos al reino de los espejos donde puedes ver tu reflejo en cualquier rincón.

El padre de mi mejor amiga nos ha reservado por este fin de semana la suite presidencial y nuestro anfitrión por estos días no tarda en encontrarnos a medio camino de la recepción. Somos un grupo grande y ruidoso, las Kappas y el equipo de futbol americano no son la definición de tranquilidad. Estos días prometen descontrol y creo que la gente del hotel lo sabe más que nadie.

—¿Qué opinas, bebé?

—Estoy alucinada, nunca antes había estado en un hotel como este.

—Ningún hotel se parece a este, mi padre invirtió muchísimo dinero. Casi tanto como el de Dubái.

—¿Tienen un hotel en Dubái? —suelto con sorpresa, aunque la respuesta ya la sé solo que no deja de asombrarme—. Eso es increíble.

—Podríamos ir para las vacaciones de primavera, ¿qué opinas?

—Cuenta conmigo.

No señalo lo obvio: no tengo el dinero para ir a Dubái, pero la verdad es que mi amiga podría llevarme a mí y a todos nuestros acompañantes a la otra punta del mundo y no sentiría el gasto. Su padre es multimillonario, no un multimillonario común que tiene una vida extravagante y ya, sino de los que sientan en las grandes mesas con otros empresarios y presidentes para determinar el rumbo que va a seguir un país. Y yo, al lado, soy una muerte de hambre. No provengo de una familia rica, ni siquiera sé si muchas personas considerarían una familia el hecho de que tenga solo a mi madre. Sin padre, sin abuelos alrededor; solo ella y yo.

—La pasaremos genial —continúa Milan—. El hotel organiza fiestas todos los días y hay un centenar alrededor, incluso tendremos una con temática rosa.

—A lo Paris Hilton, me encanta.

—No digas el nombre de Paris Hilton en público aquí, bebé, está vetada.

—Entendido.

Su brazo se enreda con el mío y noto en su rostro que está satisfecha con la atención. Le gusta que todos sepan que este es su lugar, que es de su familia. No la culpo, no puedo imaginar una fortuna como la suya ni lo que se siente tener más de cien dólares en el banco.

—¿Estaremos muy lejos de los demás estudiantes? —quiero saber con curiosidad, estamos en un ascensor que parece privado rumbo a nuestra habitación. No hay ningún otro estudiante de Phoenix alrededor.

—Por supuesto. Ellos alquilaron habitaciones normales en los primeros pisos, nosotras estaremos arriba como la realeza.

—¿No nos perderemos la diversión?

—Bebé, todos querrán ser nosotras este fin de semana y quizás podamos invitar a algunos muchachos si estás interesada en alguien. La diversión estará alrededor nuestro, te lo prometo.

—Sobre eso... —Muerdo mi labio inferior con nerviosismo—. ¿Te molestaría si pruebo suerte con Tony Rossi?

—¿Con Tony dices?

—Te gustaba mucho en primero —le recuerdo.

—Oh, no te preocupes por mí, eso es tiempo pasado y pisado. —Me sonríe con tranquilidad—. Yo me preocuparía por las otras chicas de la fraternidad, Tony es el premio que todas se quieren llevar a la cama en este viaje.

—Suena como si lo quisieran de premio.

—¿No lo quieres tú de premio? —repone y no sé qué respuesta darle—. Además, no es como si él no nos usara continuamente.

—Bueno, supongo que lo intentaré y si no, encontraré a alguien.

—Puedo presentarte a gente muy interesante, bebé. Hay algunos hijos de diplomáticos hospedándose y tenemos acceso ilimitado a todos lados.

—Eso suena interesante —admito.

—Solo lo mejor para nosotras.

Y no miente, somos tratadas como reinas. Masajes, mascarillas, acceso ilimitado al spa, al bar, al casino, a los restaurantes. Fiestas a todas horas, banquetes dignos de la alta sociedad y la emoción de poder hacer cualquier cosa sin preocuparnos del qué dirán. La mejor parte, es todo gratis.

Duermo poco y bailo mucho, me pruebo ropa de diseñador en las tiendas del hotel y siento que estoy viviendo el mejor momento de mi vida. Es tan injusto que algunas personas puedan experimentar este lujo a diario y otras luchen por un poco de comida. Pero no puedo concentrarme en eso ahora, no si quiero terminar este fin de semana con buen ánimo y mucho menos si quiero captar la atención del capitán de los cuervos. Puede que Milan tenga razón, quiero a Tony como un premio y no me interesa en absoluto nada más que pasarla bien por un rato. No espero su amor, tampoco un mensaje de texto y mucho menos un desayuno romántico después de llevarlo a la cama. Solo quiero divertirme y ya, y he escuchado que él es el candidato ideal para eso.

Mi mejor amiga termina de pintarse sus labios de rosa mientras yo acomodo mi cabello, estamos haciendo tiempo para bajar a la fiesta rosa y disfrutar nuestra última noche en Las Vegas. Mañana a la tarde tendremos que volver a la universidad y las responsabilidades, tendré que seguir aparentando ser una chica educada digna de la beca Kappa. Cuando conseguí esa beca supe que iba a odiar todo el trabajo que iba asociado, hoy puedo confirmarlo. La mayoría de mis hermanas no me agradan y ni hablar de las señoras de la casa que se creen más importantes que la primera dama.

—Creo que ya estoy.

—Te ves genial, Milan.

—Tú igual, bebé. Tony quedará boquiabierto cuando te vea.

—¿Tú crees?

—Serás la estrella de la noche.

Me sonrío a través del espejo y absorbo las palabras de mi amiga. Me veo bien, incluso si el rosa no es el color que mejor va conmigo. Pretender hasta lograrlo, de eso se trata.

Juntas descendemos hasta la planta baja y no puedo evitar sonreír al ver a todo el mundo vestido de rosa. A algunos les sienta bien, otros parecen haber pasado por Wal-Mart por una camiseta del color esta misma mañana. No soy quién para criticar, si no fuera por la generosa billetera del padre de mi amiga yo tampoco tendría qué vestir esta noche.

—Hablando de Roma... —me susurra Milan.

Mi mirada va a parar de inmediato a Tony que camina mientras ríe acompañado de otro muchacho más alto que él y más fornido, parece ser otro jugador del equipo y es bastante atractivo de una manera no convencional. De cabello castaño, ojos chocolates y una sonrisa oculta que solo muestra cuando Rossi dice algo gracioso.

—No sé quién es él, pero es caliente —admito.

—Tampoco sé quién es, no lo reconozco de los juegos.

—¿Segura?

—Estoy borracha, puede ser que lo conozca, pero ahora mi memoria no es confiable.

—Buen punto.

No es la única ebria, tomamos algunos tragos antes de bajar y ya estoy viendo los bordes borrosos. Solo espero que la resaca de mañana no sea tan fuerte porque esta vez no voy a poder taparla con más alcohol como he hecho estos días, mañana tendré que enfrentar la vida real.

—Vamos, bebé. Tenemos una mesa VIP reservada para nosotras.

Con su brazo enlazado al mío, caminamos entre la multitud en un camino abierto que se parece al que Moisés creó en el mar. Me podría acostumbrar a esto, a no tener que pensar en nada más que disfrutar. Y el alcohol ayuda, más de lo que debería. Las bebidas rosas bajan sin problema por mi garganta, la mayoría dulces y acompañadas de frutas que mantienen mi estómago calmo. No comemos mucho durante la noche a pesar de que los camareros no dejan de acercarnos bandejas repletas. Un poco de salmón, algo con crema y listo. Mi vestido es tan ajustado y corto que unos gramos de más y las tetas podrían salirse por el escote.

—Voy al baño —anuncio elevando la voz y arrastrando las palabras.

—De acuerdo, bebé. Estaré aquí.

Claro que estará aquí cuando vuelva, está muy ocupada con un muchacho que luce como un condenado luchador. Había escuchado hablar de él en las pijamadas, aunque mi amiga no decía mucho. Es su amor de verano, trabaja para su padre y solo lo ve cuando visita el hotel. No hacen más que besarse y pasar al otro nivel de vez en cuando; sin embargo, en este fin de semana no los he visto hacer nada que no sea acariciarse con la mirada.

Camino como puedo entre la gente intentando mantener el equilibrio sobre mis altos zapatos. Tengo hambre y me duele la panza, quiero una sopa y descansar. También quiero seguir bebiendo y gritar al ritmo de una canción.

—¡Fran! —me llama un muchacho al salir del baño.

—Hola...

Sé quién es, lo he visto con el equipo y durante el viaje, solo que no conozco su nombre. Es un muchacho latino delgado que juega como suplente de Tony en el equipo. ¿Por qué me habla?

—Carlos —me recuerda—. Cursamos economía juntos.

—Oh, claro.

Sí él lo dice.

—Iremos a beber a la piscina con los muchachos del equipo y algunas Kappas, ¿quieres venir?

—No lo sé, Milan...

—Milan vendrá también —me interrumpe—. Fue su idea, salió con un hombre a conseguirnos la exclusividad de la piscina.

No sé si creerle por lo que rastreo el club con la mirada buscando la mesa VIP donde dejé a mi amiga. Ella ya no está ahí, está vacía y no me sorprende. Milan suele desaparecer todo el tiempo, nunca cumple su palabra y mucho menos cuando está ebria.

—¿Quiénes irán?

—Elliot fue por Tony y el resto del equipo. Las Kappas ya están yendo.

Eso significa que todos. Todos están yendo y no seré la malhumorado que se quede atrás por lo que termino asintiendo con la cabeza. No obstante, antes de seguirlo, me arrimo a la barra y pido un chupito de esos que están repartiendo y que se sienten genial. Termino siguiendo a Carlos con una botella de gin rosa bajo el brazo y un vaso pequeño en la mano que no dejo de llenar.

Mis pasos se van volviendo más torpes a medida que avanzamos y no me importa. Ya estoy borracha, la resaca la tendré igual y hoy es la última noche. Puedo soportarlo.

Me siento con pesadez sobre una de las tumbonas junto a la piscina y fuerzo la vista al frente para ver al otro extremo. En el lado opuesto un muchacho me mira o eso creo que hace porque se ve tan perdido como yo. Es alto y creo que sé quién es. Ojos chocolates.

Él me gusta, no está haciendo lío como los demás. No me salpica al tirarse al agua y tampoco me mira con lascivia. Me gusta ojos chocolates.

—¿Saben qué sería loquísimo? —exclama Carlos desde el agua.

—¿Que tengas buenas ideas? —repone una chica Kappa que ahora no logro reconocer. ¿Laurel quizás?

—Que hiciéramos una boda falsa. ¡Estamos en Las Vegas! ¿Qué mejor lugar para hacerlo?

Le doy otro trago al gin y decido que he tenido suficiente. Ya no recuerdo mi número de estudiante de la universidad y ese es un número importante por lo que es un claro indicativo de que acabo de traspasar la frontera de lo aceptable.

—Hay una capilla en el hotel —interviene Milan—. Seguro puedo conseguir que venga el ministro.

—¡Eso! Ahora necesitamos un novio y una novia.

Nadie contesta porque su idea es absurda y no tenemos diez años para estar jugando al matrimonio feliz.

—Solo será una actuación —repone Carlos intentando animar a su público—. Como mucho se ganarán una mamada. —Busca con la mirada a algún fiestero ebrio y noto que su atención recae en mí, pero también en ojos chocolates—. ¿Qué hay de ti, hombre?

—No creo que sea una buena idea.

—¿Por qué no? Solo estaremos jugando.

—Estaríamos molestando a los huéspedes.

—Vamos, hombre. Toma un trago, cambia esa cara y piénsalo.

Quiero decirle al chico que si fuera él no bebería del mismo vaso que Carlos porque es de público conocimiento que le echa "chispas" a sus bebidas; sin embargo, estoy tan en las nubes que no puedo hacerlo.

—También necesitamos una novia. ¿Fran?

Sus ojos se posan en mí y estoy a nada de decir que no, aunque lo pienso. Tony no está aquí y él era mi objetivo, ¿por qué no ir por ojos chocolates? Se ve lindo y no parece un imbécil al cuadrado.

—Claro.

A través de la niebla de la ebriedad, sus ojos se encuentran con los míos y nos sonreímos por breves segundos. Solo un momento robado entre una multitud porque pronto ambos somos abordados por nuestros acompañantes y sus ojos chocolates no vuelven a estar frente a mí, al menos no hasta encontrarnos en un altar con ropa diferente y a punto de jugar a un juego lleno de engaños. Para entonces, el alcohol se me ha subido tanto a la cabeza que ya no recuerdo quién soy ni dónde estoy. Ya no recuerdo cómo llegué aquí ni lo que estoy haciendo.

Mi vestido rosa ha sido reemplazado por otro más corto de ser posible y color blanco. ¿De dónde lo he sacado? ¿Y quién es el extraño frente a mí? ¿Por qué todos están tan felices y yo estoy tan perdida?

«Sí» es la respuesta que tengo que dar, eso es lo que dice mi amiga que está riéndose más fuerte que nunca y es la respuesta más lógica que he escuchado. ¿Sí a qué? No lo sé. Pero sí y mil veces más sí.

¡Hola, hola! ¿Cómo están? Las he extrañado mucho por aquí.

Me tardé mucho más de lo previsto con este extra y, de hecho, es distinto a como lo imaginé, pero mejor tarde que nunca. ¿Les ha gustado ver lo que sucedió antes de la boda ebria? ¿Qué les gustaría leer en el próximo extra?

Si no me siguen en Instagram, vayan a hacerlo porque mañana tenemos noticias emocionantes e importantes por allá. Mi usuario es entregafas98 y sé que les va a encantar lo que tengo para contarles.

Muchísimas gracias por leer y por seguir aquí. Espero volver a actualizar pronto.

MUAK!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro