
Capítulo 38
NOAH
Fran no ha salido de su habitación, con suerte ha soltado algunas palabras antes de encerrarse. No sé qué decir o hacer para hacerla sentir que no todo está perdido, comprendo mejor que nadie que esta situación es menos beneficiosa para ella. Incluso cuando no se trata de mí, no puedo evitar culparme. Fui yo el que inició con esta locura de querer pretender; si me hubiese mantenido callado, quizás ella no tendría que estar pasando por esto.
¿Soy egoísta por no querer cambiar nada?
—No sé qué hacer —confieso a mi mejor amigo—. Estoy empezando a pensar que demandar a Carlos es una buena idea, después de todo Milan sabe sobre esas cosas.
—Demandarlo solo traerá más atención no deseada.
—No sé cómo ayudarla.
—Dale su espacio, Noah. Sé que te gusta arreglar las cosas y que todo funcione bien, pero ella necesita procesarlo.
—Tampoco sé qué hacer con mi familia. El teléfono no ha dejado de sonar.
—Ellos lo entenderán.
—Lo sé, pero se sentirán horrible cuando les confirme lo que ya deben estar pensando.
—No puedes proteger el corazón de los demás, Noah. Solo el tuyo. Es importante que lo comprendas ahora o pasarás tu vida con un enorme sentimiento de culpa.
A pesar de que está siendo un gran apoyo y un excelente consejero, no puedo evitar mirarlo con asombro.
—¿Estás leyendo romance de nuevo?
—Seh, me vuelvo cursi.
—Te serviría con las chicas.
—No necesito ponerme sentimental para tener sexo. Eso te lo dejo a ti.
—Me corrijo: te servirá cuando quieras sentar cabeza.
—Falta mucho para eso, las relaciones casuales están bien por ahora. Son vacías, sí, pero los tengo a ustedes para llenar esos vacíos.
Le doy una palmada en el brazo a modo de agradecimiento y decido ponerme de pie antes de que la cabeza me mate. Mi mente no deja de ir y venir con ideas y posibles soluciones, pero el problema es que ninguna es buena y la verdad puede ser lo único que nos saque de este problema.
Busco una botella de agua de la heladera y le doy el primer sorbo cuando escucho una puerta abrirse. Cual desesperado, dirijo mi mirada hacia el pasillo y me alivia ver a Fran venir hacia aquí. Sin embargo, mi tranquilidad se esfuma al notar que va vestida con un traje negro que le queda precioso, aunque anuncia malas noticias.
—¿Todo en orden? —Pregunta idiota, lo sé—. ¿Vas a salir?
—Celestine me llamó, me esperan en media hora en Kappa.
—¿Tenemos que asustarnos? —pregunta Tony desde el sillón.
—El miedo es lo único que conozco en este momento.
Sus bonitos ojos me dejan saber que no bromea y no tardo en ir hacia ella para brindarle consuelo. Me abraza por la cintura y esconde su rostro en mi pecho como si de esa manera pudiera desaparecer todo lo que está pasando a nuestro alrededor. Me encantaría congelar este momento, mantenerla segura entre mis brazos para siempre, pero ambos sabemos que la vida no funciona así y antes de lo que quisiéramos, estamos rompiendo el abrazo.
—Déjame llevarte —le suplico.
—Claro.
—Buscaré las llaves.
Que no discuta no es bueno y me concentro en ignorar ese detalle.
—Yo los esperaré aquí.
—No te masturbes en mi sillón —le advierto.
—¿Qué tal en tu cama?
—No te masturbes en este edificio si lo que quieres es vivir.
Su risa llena la sala y se siente tan extraña dada las situaciones que acaba tan rápido como ha iniciado. Fran parece un robot, de pie junto a la puerta esperando su siguiente tarea.
—Vamos, Fran.
Reacciona solo cuando tomo su mano y parpadea con rapidez como si intentara alejar las lágrimas. Me destroza verla así; sin embargo, es inevitable. Lo que sea que vaya a pasar no puede detenerse y ella lo sabe mejor que nadie. Celestine no la ha llamado para conversar sobre el bonito día que nos regala hoy la primavera, esa mujer quiere ver sangre.
En el camino hacia la camioneta ninguno de los dos dice nada, el silencio nos acompaña y es un intruso. No puedo contenerme mucho más y cuando ambos estamos en el vehículo, le dedico una mirada significativa.
—Fran, no importa qué suceda hoy en Kappa. Estoy de tu lado, siempre lo estaré.
—Lo sé.
—Lo que sea que necesites, te ayudaré a conseguirlo. Nos metimos juntos en este lío y salió bien, no se va a terminar por un video.
—No sé de cuál de todos los líos estás hablando, pero gracias por darme tranquilidad.
—La mentira ya salió a la luz, ¿no? Hablo de nuestro lío.
Sus labios quieren curvarse en una sonrisa, aunque recuerda con rapidez que su futuro pende de un hilo y se apaga. No digo más, no hay mucho más para decir en realidad. No me alejaré por un video vergonzoso y quiero que ella lo sepa. Lo nuestro surgió como una mentira, sí, pero en algún momento se convirtió en algo real y aún ahora lo es.
No decimos mucho más en el camino hacia el campus y decido que es mejor darle su espacio. Tiene cosas importantes que ocupan su mente, no puedo culparla por priorizar su futuro académico.
—No sé cuánto demoraré, puedes irte a casa, Noah. —Fran ya está abriendo la puerta—. No tienes que esperarme.
—Quiero hacerlo.
—Es probable que necesite mi espacio y no quiero desquitarme contigo. Milan estará conmigo.
—Llámame si necesitas algo.
—No te preocupes.
Cierra la puerta a sus espaldas y noto el momento en que duda qué hacer a continuación. Pero es Fran y recobra la valentía con rapidez y vuelve a ponerse en marcha porque esa chica no dejará que ni un tornado la tumbe.
FRAN
Estoy aterrada. No sé qué esperar, qué hacer o qué decir. Los juicios en Kappa no son usuales y resulta gracioso que los llamen así, me reiría si no fuera porque yo soy la acusada. Todo esto es una locura y me lo repito con cada paso que doy acercándome a la hermandad y alejándome de Noah, de mi lugar seguro.
La llamada de Celestine no me tomó por sorpresa, la esperé desde el momento en que Tony nos advirtió de lo que estaba sucediendo. No esperaba escucharla feliz, claro está, pero el tono en su voz me hizo sentir como si fuera una delincuente. No tengo las de ganar ahora y la verdad es que nunca en mi vida las he tenido. Estoy acostumbrada al fracaso, a no lograr lo que quiero por falta de dinero, aunque esta vez estoy dispuesta a luchar con dientes y uñas.
El edificio está en completo silencio cuando llamo a la puerta y la encargada de la hermandad es quien me hace pasar. Ella tampoco luce feliz, aunque creo que se debe más al hecho de que la hayan arrastrado a este juicio tonto nada más volver de las vacaciones de primavera.
No sacrificaré a mis compañeras por salvarme, pero muchas de ellas estaban en ese viaje conmigo y absolutamente todas las que tienen mi edad sabían que no tenía una relación duradera. Ellas decidieron no decirle la verdad a Celestine por algo y eso me hace tener esperanzas.
El cuarto de juicios no es más que la biblioteca y se ve tan concurrida que parece imposible. La mitad de mis hermanas Kappas no había pisado nunca esta habitación.
Trago con fuerza al ver a Celestine, Ava y Marie en una especie de estrado acompañadas de otras mujeres influyentes que pertenecen a las Kappas. Frente a ellas hay una solitaria silla donde me indican que me siente. Sin muchos más preámbulos, mi mayor pesadilla inicia.
—Hermanas Kappas —comienza Celestine, poniéndose de pie—, creí que este día nunca llegaría. Que nunca tendríamos que usar esta hermosa habitación para recordar de la peor manera posible cuáles son los valores de nuestra hermandad. Señorita Baker, ¿por qué no nos recuerda nuestros valores?
—Compromiso, sororidad, valentía, lealtad y honestidad.
—Honestidad —repite y recuerdo que estudió leyes antes de decidir ser madre de familia—. ¿No cree que es un valor importante?
—Sí.
—Entonces, señorita Baker, ¿nos podría decir por qué no ha sido honesta con nosotras, sus hermanas?
—No les he mentido.
—¿No? —Entona con ironía—. ¿No dijo que se había casado con un muchacho y que esa decisión era producto de un profundo amor?
—Sí me casé con un muchacho y sí lo amo.
El asombro llena la sala y no puedo culpar a nadie. Es la primera vez que lo digo en voz alta, incluso es la primera vez que me lo admito a mí misma. Amo a Noah y pase lo que pase lo seguiré haciendo.
—Amo a Noah, no hay más que honestidad en ese sentimiento.
—¿Y lo amaba cuando se casó con él en Las Vegas en un deplorable estado de ebriedad?
—No.
—¿Lo conocía antes de eso?
—No.
No tiene sentido mentir, los chismes corren rápido y Celestine es como un imán para ellos.
—¿No me dijo a mí y a sus hermanas que era la mejor decisión de su vida? ¿No nos hizo creer que su decisión no había sido más que algo consensuado?
—No mentí en eso.
—Pero no dijo la verdad absoluta.
—¿Alguien lo hace? —repongo con molestia, sin poder evitarlo—. ¿Hay alguna persona que sea completamente honesta sobre todo?
—Yo lo soy.
Se escuchan unas risitas incrédulas en la sala ante el comentario de Celestine y en cierta medida me tranquiliza.
—Señorita Baker —continúa, ajena a la incredulidad de su público—, ¿qué fue lo que prometió cuando se le dio acceso a nuestra beca de estudios?
—Prometí seguir los valores de la hermandad.
—Algo que, como ya vimos, no ha cumplido.
No contesto, es mejor no hacerlo porque ella tiene razón y lo sabe. No he sido completamente honesta y, si bien mi vida personal no debería importarles, sabía bien dónde me metía cuando accedí a ser una Kappa a cambio de esa beca.
—No solo no siguió nuestros valores, sino que ensució nuestra institución con sus actos sin control. Un video que se vuelve viral dice mucho y ahora mismo dice que las Kappas no somos personas dignas de formar parte de la alta sociedad.
Como si sus palabras no fueran lo suficiente afiladas, decide reproducir el video que me produce náuseas. No puedo mirarlo, en mi cabeza necesito tener una mejor imagen de cómo inició lo mío con Noah. Lo nuestro no fue ni es un error, una boda ebria no cambiará eso.
—No creo que sea necesario reproducir este video, Celestine —la interrumpe otra de las señoras, una que no conozco y que parece importante—. Estás humillándola y no es ese el fin de este juicio.
—Solo se humilla a alguien que no ha seguido las normas, Clara.
Respiro aliviada cuando detiene el video y decido que pase lo que pase, no quiero esta beca si para conseguirla tengo que ver cómo maltratan a una chica de veintidós años frente a sus compañeras y nadie hace nada para detenerlo. No juzgo al resto de las Kappas, están todas tan tensas como yo. Juzgo a la hermandad y a sus normas arcaicas.
—El caso se ha presentado y recomiendo eliminar la beca de la señorita Baker con efecto inmediato. No formará parte de esta hermandad y no responderemos por ella ante esta universidad.
—¿Algo más que añadir, Celestine? —inquiere Clara, con poca paciencia y mucha elegancia.
—Extenderemos esta situación al decano que decidirá si Francine Baker puede seguir formando parte de la Universidad Phoenix.
El aire se me agota de pronto y el mundo gira a mi alrededor. Celestine está demente y me asusta saber que se saldrá con la suya porque Clara puede haberme defendido, pero el resto de las señoras no se atreverá a ir contra ella.
Estoy frita. Y lo que más me preocupa no es desilusionar a mi madre o tener que volver a Minnesota sin nada más que un sueño roto, lo que más me preocupa es tener que decirle adiós a Noah.
¡Hola, gente linda! ¿Cómo están? Las he extrañado
Este capítulo me gusta, me duele y no me gusta en partes iguales, lol. Me gusta porque Noah la apoya sobre todo y Fran admite sus sentimientos. Me duele porque Fran está chiquita. Y no me gusta porque el fin de semana atravesé un bloqueo escritor y este capítulo fue lo que salió. Disculpen si no está a la altura.
¿Tuvieron alguna parte favorita? Las leo.
Muchísimas gracias por todo su apoyo y cariño. Estamos creciendo muchísimo semana tras semana y eso me hace muy feliz.
Que tengan una bella semana. Nos leemos el jueves.
MUAK!
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