Capítulo 26
FRAN
Observo el vehículo avanzar por el camino de entrada y poco me falta para soltar un chillido de emoción. Mamá acaba de llegar y no puedo sentirme más que feliz. Dejarla sola en Minnesota se sintió horrible, pero le había hecho una promesa a Noah y debía cumplirla. Sin embargo, con ella en casa de los abuelos de mi esposo falso, todo es mejor.
Espero a que estacionen el auto para salir y ella me recibe con los brazos abiertos para estrecharme contra su pecho. Se la ve feliz y también orgullosa, sus sueños de que me casara con alguien con buena posición económica se volvieron realidad, aunque no de la manera en la que ella planeaba.
—¿Qué tal el viaje? ¿No crees que los aviones son asombrosos?
—Ay, mi niña. —Ríe ante mi emoción y me acaricia el cabello con ternura como suele hacer—. ¿Por qué no vamos adentro y nos unimos al resto de las personas?
—Sí, tienes razón. Lo siento, solo estoy feliz de que estés aquí.
Su sonrisa se endulza y con los brazos entrelazados seguimos a los abuelos de Noah que muy amablemente fueron por ella al aeropuerto. Él y su mamá están recibiendo a los otros invitados que llegaron pocos minutos antes: Tony y su padre. La casa está llena y es tan extraño que siento una vibración rara en el estómago.
—Esta casa es un sueño —me susurra— y su familia también. ¿Dónde está tu esposo?
—Adentro, su mejor amigo acaba de llegar y está ayudándolo a instalarse. Él te agradará.
—Sus abuelos son agradables, seguro él es así también.
—Es mejor.
—Vaya, Francine, que no se note tanto tu enamoramiento.
Blanqueo los ojos provocando su risa y la acompaño a la sala de estar donde Ana espera por nosotras. Los ojos de mi suegra se abren con asombro al notar lo joven que es mi madre, pero pronto se recupera y vuelve a su amable comportamiento. No la culpo, mamá apenas tiene treinta y nueve años y luce incluso más joven.
—Soy Ana, mucho gusto.
—Amanda. Muchísimas gracias por recibirnos, tienen una casa preciosa.
Me es raro ver la situación y notar lo lejos que han llegado nuestras mentiras. Hemos engañado a las mujeres de mi fraternidad, a los alumnos de Phoenix y a nuestras familias. Las mentiras tienen patas cortas, o eso dicen todos los ancianos, y no puedo evitar preguntarme qué tan cortas serán las patas de nuestra historia. ¿Cuánto tiempo hasta que la verdad salga a la luz y decepcionemos a todos los que queremos?
Mis pensamientos negativos se ven interrumpidos por unas pisadas ruidosas que bajan la escalera y la vibración en mi estómago se transforma en un nudo de nervios al ver a Noah seguido de Tony. Ambos me sonríen nada más verme e intento devolverles el gesto.
—Te ves tensa —me susurra Noah, dándome un abrazo que no esperaba—. Respira profundo, Fran.
—Tengo miedo.
—Estamos juntos en esto, ¿sí? No te abandonaré ahora.
Me deja ir tras brindarme una mirada significativa y se acerca a mi madre para saludarla como el caballero que es. Tony ya está con ella, hablando sobre lo pesada que puedo ser y haciendo reír a todos.
—Tú eres Noah —chilla mamá y la emoción impregna su voz—. ¡Estoy tan feliz de conocerte!
—Igualmente, Amanda. Fran me ha puesto al corriente sobre tu vida y todo lo que te gusta. Esperamos que te sientas bienvenida.
—Estoy más que cómoda. —Mira a todos en la sala y creo que va a romper en llanto en cualquier momento—. Gracias por cuidar de mi Fran.
Anastasia es la primera en notar el cambio y le ofrece un vaso de agua por lo que las dos se alejan hacia la cocina. Quiero llorar por mamá y a la misma vez me siento avergonzada por su comportamiento. No necesito que me cuiden, ella hizo un excelente trabajo como madre.
—Vaya, Fran... —Tony silba y me dedica una mirada divertida—. ¿Esa es tu madre? Ya veo de donde vienen los buenos genes.
—Di algo grosero y te golpeo.
—Te golpearemos —me corrige Noah.
—No iba a decir nada grosero. Pero ahora entiendo de dónde vienen tus tetas y tu culo.
No mentí y Tony recibe un golpe de puño en su brazo de mi parte. Noah también es fiel a su amenaza y su mano abierta va a parar a su cabeza provocando un quejido por parte de su mejor amigo.
—¡Oigan! Estaba haciendo un cumplido.
—Rara forma de hacerlo.
—Tu madre está buena y tú también, ¿era necesaria la violencia?
—Sí —contestamos al unísono.
—Son tal para cual —se queja, sobándose la cabeza—. Debería haberme quedado en Nueva York, pero entonces ustedes habrían llorado mi ausencia.
—¿No te cansas de escuchar tu propia voz? —lo molesto.
Su respuesta es asfixiarme con un abrazo y las carcajadas no tardan en escapar de mí cuando comienza a mecerme de lado a lado. Está a nada de despeinarme, lo sé y de alguna manera consigo zafarme de su muestra de cariño para recuperar el aire y la compostura.
—¿Dónde está tu padre? —pregunto arreglándome la ropa que me ha arrugado.
—Ana mencionó que la puerta de su habitación hace ruido y mi padre casi corrió a arreglarla. Está allí, ya debe bajar.
—¿Sus padres están...?
—¿Están qué? —suelta Noah con confusión.
—¿Son pareja?
A la misma vez sueltan quejas y niegan con la cabeza.
—¿Por qué reaccionan así? Son adultos.
—Porque sería raro, Baker.
—¿Que dos adultos se atraigan es raro?
—No, que nuestros padres lo hicieran sería raro —contesta mi esposo falso y se remueve como si un escalofrío lo hubiese invadido—. Seríamos como hermanos reales y me niego.
—Sí, me niego a tenerlo de hermano. ¿Sabes lo territorial que es?
—Claro que lo sé.
—Me robaría mis cereales —chilla Tony—. No, no puede suceder. Nuestros padres son amigos y ya.
—Ajá.
—De verdad, Baker.
—Como ustedes digan.
—Sácala de mi vista, Wayne. Me siento asqueado por sus ideas.
No discuto cuando Noah me aleja de él y río todo el camino hacia el piso de arriba, no dándome cuenta hacia donde me lleva sino hasta que estamos frente a nuestras habitaciones. Lo observo con duda, en primer lugar, porque me ha alejado de nuestras familias y, en segundo lugar, porque no entiendo qué espera. ¿Quiere que tengamos sexo ahora?
—¿Qué sucede? No esperas que algo pase ahora entre tú y yo, ¿o sí? Mi madre empezará a llamarme en cualquier momento.
—No, no planeo que tengamos sexo ahora.
—¿Y a la noche? —ofrezco arqueando una ceja.
—Lo pensaré.
—¿Qué sucede? —repito al notar su incomodidad—. Te ves... raro.
—Bien, te diré algo y espero no molestarte.
—No estoy siguiéndote.
—Tenemos muchos invitados, ¿lo has notado?
Asiento con lentitud.
—Más invitados de lo normal.
—Okey...
—Y hay un número fijo de habitaciones.
—Oh.
—Con la llegada de Tony y su padre faltan camas y quería saber si...
—¿Si me molestaría que compartiéramos habitación? —concluyo por él.
—Así es. Pero si no estás cómoda con la idea, Tony y yo podemos dormir juntos. No sería la primera vez.
—Espera. —Poso una mano en su brazo y eso detiene su parloteo nervioso—. ¿Estarías tú cómodo si compartiéramos habitación?
—Bueno, podría estarlo.
—Es una situación de sí o no, Noah.
Aparta su mirada de la mía por unos segundos y noto que está pensando en la situación. No tengo problema en compartir habitación y cama con él, creo que de hecho me gustaría más de lo que debería; no obstante, Noah es muy reservado con su espacio y no quiero invadirlo. Estoy en casa de sus abuelos porque él lo pidió, pero eso no significa que me meteré en su cama tras todas las veces que me recordó que su dormitorio estaba prohibido.
—Estaré bien —declara.
—¿Estás seguro?
—Sí, no te preocupes. Ya te conozco, eso no significa que no puedas matarme mientras duermes, pero me sentiré más cómodo.
—¿Por qué no te gusta compartir cuarto? —quiero saber con curiosidad.
Se encoge de hombros.
—Soy hijo único y fui un poco malcriado. No hay una razón profunda.
—Correcto, te usaré de estufa personal esta noche.
—Oh, claro que no. No te dejaré abrazarme, Francine.
Separo mis labios con sorpresa y eso provoca una risita baja en él.
—¿Por qué no?
—No seré tu peluche.
—Oh, o sea que puedes meterte en mí, pero no puede soportar que te abrece por las noches.
—Me gusta mi espacio.
—Cuando es conveniente para ti.
Se encoge de hombros sin borrar la sonrisa de su rostro y se ve tan lindo que quiero golpearlo.
—Abrazar está prohibido.
—Te molestaré con mi culo toda la noche.
—Te amarraré a la cama para que te quedes quieta.
Parece comprender un poco tarde el doble sentido de sus palabras y es mi turno de reírme porque sus mejillas se colorean.
—Bueno, Noah. ¿Quién soy para juzgar tus fantasías sexuales?
—No me refería a eso.
—Puedes amarrarme, pero solo si me das algunos orgasmos.
—Fran...
—Oye, que la que no podrá moverse seré yo. Tiene que ser justos para ambos.
Noto el momento exacto en que deja de sentirse avergonzado y decide seguirme el juego. Da dos pasos hacia adelante logrando que su presencia me envuelva y me veo en la obligación de echar hacia atrás la cabeza para poder mirarlo a los ojos.
—Puedo darte todos los orgasmos que quieras, pero ¿te sentirías cómoda bajando a la mañana siguiente a desayunar después de que toda mi familia te oiga gritar?
No encuentro palabras para contestarle porque me he quedado en blanco. Por todos los cielos, ¿de dónde ha salido este Noah y por qué había tardado tanto en aparecer? Creo que podría venirme tan solo con una caricia de él en este momento y es que la intensidad con la que me mira me resulta embriagadora.
—¿Se han acabado las bromas? —susurra.
—Anotaré esto en la lista de pendientes para cuando volvamos a Phoenix.
Sus hoyuelos aparecen cuando me sonríe y siento que voy a derretirme. Necesito que me toque, de cualquier manera posible.
—Eso significa que no dejarás de insistir con esto hasta que me canse.
—Tú prometiste orgasmos múltiples.
—Yo no lo prometí —se defiende—. Solo te hice callar.
—Te encanta escucharme.
—Tienes una mente retorcida, Francine.
—El que esté libre de pecados que arroje la primera piedra.
Su mirada chocolate desciende con lentitud hacia mis labios y puedo sentir el roce de su boca contra la mía. Quiero que me bese, quiero que acalle toda mi mente y me deje viendo estrellas. Quiero sentir la ternura con la que me toca y lo bien que nuestros cuerpos se acoplan. Sin embargo, no obtengo ni un beso porque Tony aparece por el pasillo y se aclara la garganta para luego dedicarnos una mirada significativa.
—¿Interrumpo? —pregunta con burla.
—Siempre.
—Tu madre te busca, Baker. ¿Quieres que le diga que estás ocupada?
Me toma gran parte de mi energía separarme de Noah y bajar para encontrarme con mi madre. Todo mi cuerpo cosquillea ante el recuerdo de lo que pudo llegar a suceder y me prometo encerrar a Tony en el armario por unas horas si con eso consigo que no nos interrumpa. También me recuerdo cerrar las ventanas porque suficiente tuve con Noah cruzándose de una habitación a la otra.
¡Hola, hola! ¿Cómo están? ¿Qué tal su fin de semana?
Tenemos la casa llena y algunas cositas importantes tendrán lugar en los próximos capítulos. ¿Qué creen que podría suceder?
Estoy preparando una mini-maratón para cuando pueda y creo que les va a gustar mucho. Tendremos muchas emociones.
Muchísimas gracias por leer, comentar y votar. Si sos nuevo, bienvenido. Si estás desde el inicio, mil gracias. Recuerden que pueden seguirme en mis redes sociales, siempre me encontrarán como entregafas98.
Me despido hasta el jueves.
MUAK!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro