La primera experiencia sigue siendo igual de satisfactoria

Todo comenzó... en una mansión a las afueras de Londres. Los colores vivos y el aire soplando con fuerza. Un espacio tranquilo y lleno de vida. Pero por dentro... un sitio lúgubre y solitario, donde el sonido de pasos firmes, en un vacío corredor; una presencia, que oprime el corazón, aparece. Su figura tan perfecta de un hombre alto de cabellos negros como las plumas de un cuervo y esos ojos borgoña que te hipnotizan con una simple, fría, expresión, te hace tragar saliva en un burbujeo de satisfacción, que acaba con el dulce color de su voz de barítono, que encanta. Esa alimaña que cruza por esa helada mansión, donde la burla entre ambos sujetos es evidente. El perro y su amo.

El hombrecito de trece, como el cabeza de ese lugar, tan astuto a pesar de su edad, que sabe cómo tratar a sus invitados... "¿No le agrada?" pregunta el perro "...así es... no me agrada" contesta su amo, dejando la taza de té a un lado, "haz que disfrute hasta el final. La recepción de la casa Phantomhive". Las palabras de seguimiento a sus órdenes suena estremecedoramente oscuras... "Yes, my lord", pero como corrientes de placer, dándole al hogar una tenebrosa forma de laberinto, donde el juego de niños parece tan macabro al paso del tiempo. El peso en el pecho vuelve a renacer, y aunque el hombre vestido de negro sea una belleza exuberante, y el amo, un chiquillo de trece con carita de porcelana, no siempre darán una apariencia inocente.

El retumbar de aquellos pasos en la habitación te quita el aliento; y su voz, entre cantos canónicos, sólo hace temerle a un más a tu alrededor... "arderás en las rojas llamas". El grito del invitado alejándose de la mansión, es una satisfacción para el niño de trece años, que piensa que los adultos no saben que un juego de niños, puede ser igual que jugar con fuego.

Las letras aparecen al finalizar el capítulo, sonrío con un agrado que hace mucho tiempo no había tenido. Extrañaba esta sensación, ese ardor en el pecho de felicidad que me causa el simple hecho de escuchar la voz del protagonista, ajj una sensación que podría confundirse y entretejerse con la locura y el éxtasis. Fue la primera vez que me sentí hipnotizada con algo que antes no me agradaba.