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Capítulo 14

GRACE

No soy buena pidiendo disculpas. Podría asociarlo a un millón de sucesos que han tenido lugar en mi vida, como el hecho de que en mi casa nunca se me enseñó a disculparme luego de cometer un error, o la ausencia de una madre con responsabilidad afectiva, o que la popularidad que se me subió a la cabeza cuando era adolescente y pensaba que todo el mundo me amaba, y podría seguir y seguir. Pero creo que ahora se debe más bien a que evito confrontaciones o situaciones que me puedan poner en un mal lugar. Simplemente porque me desgastan. No soy de las personas que disfrutan el conflicto, mientras más alejada pueda estar de una discusión, mejor para mí. Hay momentos, sin embargo, que no se puede evitar actuar mal y yo sé que con Tony metí la pata.

La pregunta del millón es cómo disculparme con él y que note lo arrepentida que estoy, además de lo agradecida por todo su apoyo el viernes por la noche. Soy buena con las palabras solo si las leo, más no tanto si debo decirlas, con excepción del sarcasmo porque usarlo sí que me sale bien. Escribir tampoco es lo mío, lamentablemente. Por lo que opté por una tercera opción: un buen acto.

Así que aquí estoy yo a las seis de la mañana en una de las cafeterías más populares de la zona, resguardándome de la lluvia y estando atenta para que nadie me robe mi lugar en la fila. Mi plan es sencillo: quiero comprar un buen desayuno para mi compañero de trabajo porque los grandes gestos parecen ser lo suyo. La espera de treinta minutos es un fastidio, pero no me quejo porque tengo que ser positiva para que mi disculpa salga bien. Además, ya que estoy aquí planeo comprar algo para mí también y no hay mejor manera de empezar el día que con un rico croissant.

A pesar de mi actitud positiva, estoy preocupada. Tony no ha respondido ninguno de mis mensajes este fin de semana y vaya que le he mandado varios. No le he dado explicaciones, solo he intentado comenzar conversaciones con él y no ha sido posible.

Y claro, si decide perdonarme, está ese pequeño detalle que me pone los pelos de punta y que tendré que mencionarle tarde o temprano. Voy a necesitar que finja ser mi novio en noviembre. Por todos los cielos, de solo pensarlo quiero arrancarme la cabeza y también abofetear a mi yo del pasado por haber sido tan estúpida.

«Piensa en positivo, Grace» me recuerdo y me concentro en eso porque es la única manera de no perder la cabeza. Mi vida se ha ido en picada estas últimas dos semanas: mi salud es un asco, he gastado dinero de mis ahorros, tengo que ver a mi madre en unas pocas semanas y nada parece estar saliéndome bien. Aun así, me concentro en las cosas lindas de este día como por ejemplo el estar a un par de minutos de comprar el desayuno, que me gusta la lluvia y que estoy al día con mi trabajo.

Podría ser peor, pero no es un desafío para el universo. Así está bien.



Llego a la escuela a tiempo y muy contenta porque la cafetería no me defraudó. Empezar el día con un buen desayuno es justo lo que necesitaba para poder poner una sonrisa en mi rostro y ser una persona agradable, contrario a la que he sido todo el fin de semana. Sí, me salteé la dieta que me dio el médico, aunque planeo retomarla en el almuerzo con una aburrida ración de arroz blanco con queso.

Voy directo a la sala de profesores para encontrar a Tony porque estas dos semanas de trabajo me han demostrado un poco cómo es su rutina. Siempre llega quince minutos antes, guarda su almuerzo y se prepara un café, luego va al baño y por último se dirige a su salón de clases para dejar todo listo para su primera lección. Todavía faltan veinte minutos para que inicie el horario escolar y son pocos los profesores que han llegado. Me acomodo en la mesa de literatura y espero, paciente y pensando positivo.

Dieciocho minutos. Pienso positivo.

—Buenos días, Grace —me saluda Gloria al llegar y recibo gustosa su abrazo lleno de cariño materno—. ¿Cómo te sientes, cariño? ¿Fuiste al hospital como te recomendó mi hijo?

—Estoy bien —le aseguro, tomando su mano cálida— y sí seguí su recomendación. Un virus estomacal.

—Estás teniendo muy mala suerte con tu salud últimamente, Grace. Deberías prestarle más atención, hacerte unos chequeos para quedarte tranquila.

—No tienes de qué preocuparte, Gloria. Te prometo que ya agendé una cita con mi doctora de cabecera para hacerme esos chequeos.

—Espero no haber sido mucha molestia para ti el fin de semana con todos los mensajes que te envié. —Suena abochornada y no puedo hacer más que mirarla con mucho cariño, de verdad es una mujer fabulosa—. Estaba muy preocupada por ti.

—Me hiciste muy feliz con tus mensajes. También disfruté conversar con David, me dijo que lo habías puesto al tanto de la situación.

—¿Qué puedo decirte? —Ríe por lo bajo—. David es mi esposo laboral y tú nuestra hija en el trabajo. Hay que compartir esta información.

—Les agradezco a ambos. De hecho, les traje un pequeño presente hoy.

—¿Un pequeño presente?

Asiento con la cabeza y busco las magdalenas con arándanos que compré especialmente para ellos esta mañana. Su mirada se llena de luz al ver el dulce y recibo otro abrazo que me hace sonreír. Gloria tiene razón, para mí es como una madre laboral y muchas veces desearía que también fuera mi madre real. Ella y David me ayudaron a dar mis primeros pasos en esta institución y siempre han velado por mí dentro y fuera de la escuela.

David también llega y se suma a nuestra mesa. Ambos comienzan a comer sus magdalenas y no puedo evitar mirar el reloj esperando al último miembro de nuestro equipo. La razón por la que tengo toda esta comida rica y me desperté más temprano de lo usual.

Doce minutos. Debe estar por llegar, solo tengo que seguir pensando positivo.

—¡Gracie! ¿Cómo estás hoy?

Katherine se suma a nuestra mesa sin ser invitada y me sonríe con amabilidad.

—¿Te sientes mejor? —quiere saber, preocupada.

—Lo estoy, muchas gracias.

—Nos diste a todos un susto de muerte el viernes por la noche. Fue muy caballeroso de parte de Tony y el camarero ayudarte —continúa—. No pude dormir tranquila sabiendo que tú estabas mal y la verdad no quise molestar llamándote. Hablábamos con el resto del equipo sobre si vendrías hoy o no, me alegro que lo hayas hecho.

—Me alegro también haberlo hecho. Sé que los alarmé, pero estoy bien.

—Eso es genial.

Le sonrío porque allí está esa preocupación y amabilidad que me hacen considerarla una amiga. Suele tener comportamientos que no justifico y palabras hirientes también, aunque ha demostrado interés por mí. Desde que nos conocemos ha intentado que salga con ella, a cualquier tipo de plan e integrarme. No es la amiga del año; yo tampoco lo soy.

—Tengo que ir a preparar mi salón de clases para la clase de hoy. Búscame en el almuerzo así me mantienes al tanto sobre tu fin de semana.

—Claro.

—Nos vemos, Gracie.

Me da una palmadita en la mano y me dedica una sonrisa amable.

—Yo también debería irme —anuncia David poniéndose de pie—. Si no quieres almorzar con Katherine, puedes hacerlo con nosotros.

—El club de los populares —bromea Gloria imitando el ejemplo de nuestro compañero—. Muchas gracias por la magdalena, estaba deliciosa.

Sus palabras me hacen ver una vez más el reloj y trago con dificultad al notar que faltan solo cinco minutos para que comiencen las clases. Tony no ha venido y sigue sin responder mis mensajes. Podría pasarme por su salón; sin embargo, también tengo que ir a mi oficina a empezar con mis quehaceres y no quiero parecer desesperada.

Tal vez quiera su espacio y tendré que dárselo. Después de todo, la que fue una amiga de mierda fui yo; él solo estaba intentando ayudarme.

Recojo mis pertenencias y me preparo para comenzar mi jornada laboral. Observo la bolsa de la cafetería, el desayuno de Tony espera adentro. Pobre café de especialidad, tendré que botarlo.

De verdad intento pensar positivo el resto de la mañana, me concentro en que depende de mí arreglar este fatídico mes y hacer que todo vuelva a la normalidad. Mis tareas me ayudan no darle vueltas a la vida y para la hora del almuerzo, creo que todo saldrá bien de nuevo.

O eso pensaba hasta que abro la puerta para ir a buscar a Kate y me encuentro a un agitado Tony frente a mi puerta. Parece desconcertado y un poco enojado.

—Tony, hola —lo saludo intentando no dejar ver mi confusión—. Te estaba esperando esta mañana...

—¿Lo sabías? —me interrumpe.

Frunzo el ceño sin comprender a qué se refiere.

—No entiendo.

—¿Lo sabías, Grace? —insiste.

TONY

Tuve un golpe de creatividad.

Así, sin más, el domingo me desperté antes de que saliera el sol con mi cerebro lleno de grandes ideas que escocían para que las pusiera en marcha. Tuve las respuestas a todos los grandes interrogantes: ¿qué? ¿por qué? ¿para qué? ¿cómo? ¿dónde? ¿cuándo? El horizonte se volvió claro, las cosas sencillas y comencé a trabajar de inmediato. Las horas pasaron volando, no recuerdo que comí, o si lo hice siquiera, y me sentí tan bien, tan lleno de energía que, sin lugar a dudas, este domingo pasará a formar parte de la lista de los mejores días de mi vida.

Nunca me había sentido tan inspirado y motivado en mis veintidós años, fue estupendo y hoy, al despertar, todo el trabajo y las ideas siguieron pareciéndome estupendas lo que es un logro igual de grande.

No, para mi mala suerte no creé una historia fabulosa como Harry Potter o El señor de los anillos, tampoco un invento revolucionario ni hallé la solución a la escasez mundial de agua dulce, pero sí organicé todo mi año laboral. No solo eso, también conté con el apoyo de dos de las tres personas que integran mi equipo de trabajo en el área de literatura. Me extrañó no recibir respuesta de Grace, aunque no es obligatorio que trabaje un domingo solo porque yo tuve un momento de lucidez mental.

Esta mañana, he sido el primero en llegar a la escuela, justo después de los conserjes y de Leonard, el portero. Desde entonces, no he hecho más que trabajar. Reacomodé todo mi salón de clases, cambié los aburridos y clásicos posters informativos por algo más llamativo y actual, y, por último, decoré a mi gusto y siguiendo mi idea. El profesor Callahan me dio el mejor consejo del mundo: es mejor pedir disculpas que permiso cuando uno tiene una gran idea; además, me aseguró que ellos estaban de mi lado. Aun así, para seguir el procedimiento correcto, esperé a la directora Castillo en su despacho y le expliqué mis planes antes de que iniciaran las clases. No estuvo del todo convencida; sin embargo, me dio el visto bueno y prometió pasarse para ver cómo avanzaba.

Estoy nervioso, no tiene sentido mentirme a mí mismo ni ocultar mis sentimientos. Esta es mi primer momento eureka desde que me dieron el puesto. Siempre supe que no quería ser otro profesor más del montón, aun así, esta gran escuela y todo su sistema innovador me atemorizaron. Ya no más. Tony Rossi está listo para lucirse.

—Guau —exclama alguien detrás de mí y reconozco su voz al instante—, ¿qué le sucedió a su salón, profesor Rossi?

Sonrío al ver a Alex, mi estudiante estrella, llegar antes que nadie a clases. No es de extrañar, es su comportamiento usual.

—Quise cambiar un poco las reglas del juego. —Me encojo de hombros—. ¿Te gusta?

—¿Por qué está su escritorio atrincherado en una esquina?

—No lo necesitaré por ahora.

—¿Sabe que hay un montón de aulas libres y vacías en este gigante instituto? Podía pedir una prestada.

—Alex, no me siento muy apoyado ahora mismo —le confieso.

—Lo siento —se disculpa de inmediato y me dedica una sonrisa tímida—. Solo estoy tratando de entender esta nueva disposición.

—No seas una persona ansiosa. Relájate y deja que la vida te sorprenda.

—Suena como mi madre —me molesta.

Auch. —Me llevo una mano al corazón y su sonrisa se acentúa—. Okey, te daré un pequeño spoiler, pero solo eso.

—Me muero por saber.

Me siento sobre una de las mesas de trabajo y Alex hace lo propio en una enfrentada.

—Primero que nada, se dividirán en grupos...

Su queja me interrumpe y me hace reír a la misma vez porque elle no se guarda nada para sí misme.

—Oye, recién estoy comenzando.

—Lo siento, casi me duermo del aburrimiento.

—Tienes suerte de que no haya sonado la campana o estarías en la lista de detención —le amenazo.

—Eso no es muy rock and roll de su parte, profesor.

—¿Quieres el spoiler o no?

—Por supuesto que lo quiero.

—Se dividirán en grupos de lectura de acuerdo al tema que cada uno elija de una extensa y variada lista que preparé para ustedes —retomo—. Cada grupo me propondrá al final de la clase algunas lecturas que se amolden al tema elegido y yo las estudiaré para seleccionar una que sea adecuada ya que seguimos en un salón de clases. Por sorteo, se asignarán las lecturas a cada grupo. Por ejemplo, al grupo B le puede tocar un libro propuesto por el grupo H.

—¿Y cuál sería el fin de todo esto?

—¿Te refieres además de promover la lectura?

Asiente.

—Ustedes luego tendrán que elegir un medio de expresión para comunicarme lo que han aprendido y lo que opinan de esta temática. Escritura, fotografía, pintura, audiovisual, danza. Lo que sea.

—¿Tendremos un premio? —pregunta con interés.

—El premio es aprender.

—Aburrido —me abuchea.

—Haremos una muestra —le aclaro.

—¿Así será todo el año? —curiosea—. ¿Haremos lecturas y muestras hasta junio?

Niego con la cabeza.

—No, lamentablemente también tengo que seguir el calendario escolar y darles los contenidos obligatorios, aunque la idea es integrar conocimientos y darles un espacio de expresión y aprendizaje seguro.

Alex se queda en silencio y asiente lentamente, sopesando mis palabras. Se pone de pie y camina con la misma tranquilidad por la habitación sin decir palabra alguna. Ahora soy yo el ansioso.

—¿Y bien? —pregunto sin paciencia.

—Es un buen inicio —admite—. Siga así, profesor Rossi. Quizás se gane un viaje todo pagado al Caribe.

Frunzo el ceño con confusión.

—¿Y eso?

—¿No lo sabe? —Sonríe divertide.

—¿Saber qué?

—A fin de año, les alumnes realizamos una votación a mejor docente y el ganador se lleva un viaje all inclusive al Caribe.

—Estás bromeando —le acuso.

Nop. La recaudación de fondos del día del profesor está destinada a cubrir ese gasto.

—Este es el mejor trabajo del mundo.

Alex ríe y nuestra conversación se ve interrumpida por la llegada del resto de los estudiantes y el consecuente sonido de la campana. Las expresiones de confusión en sus rostros me llenan de energía y me encuentro inquieto por comenzar la lección.


Recibo sonrisas por parte de les alumnes y elogios de mis compañeros de trabajo que han visto salir a adolescentes sonrientes de mi salón durante toda la mañana. No sabía de la existencia de ese sensacional premio al mejor docente y, aun así, me siento con buenas oportunidades de ganarlo. ¿A quién quiero engañar? Mi parte competitiva me dice que me siga esforzando porque me merezco unas malditas vacaciones gratis y all inclusive en el Caribe.

—Eso es todo por hoy —anuncio a la clase al finalizar la lección—. Muchas gracias a todes por su buena predisposición y actitud. Estoy ansioso por trabajar con todas sus ideas.

Me despiden con saludos secretos y sonrisas animadas. Todes y cada une de ellos están entusiasmades con mi propuesta de trabajo. Sé que no he tenido la idea del siglo, pero ver sus ganas de participar ya es suficiente para mí.

—Profesor Rossi —me llama la directora Castillo. Ha presenciado esta última clase para terminar de decidir si aprueba mi idea por completo o no—, la clase de hoy fue estupenda. Me enorgullece tenerlo a bordo y verlo tan entusiasmado con la institución y sus estudiantes.

—Muchas gracias, directora.

—Es un honor compartir este espacio de trabajo con un profesor tan joven y apasionado como usted.

Creo que la última vez que me sonrojé tenía ocho años y en ese entonces perdí los últimos rastros de vergüenza que habitaban en mi cuerpo. Sin embargo, escuchar sus palabras hace que se me encienda el rostro y me produce una extraña aunque placentera sensación en el pecho.

—El honor es todo mío —le aseguro.

—Mi despacho está abierto para todas sus nuevas ideas, profesor.

—Muchas gracias —repito.

—Nos vemos esta tarde en la reunión del comité. Recuerde que es a las tres y media en el salón de honores. Espero que también tenga buenas ideas para esto.

—¿Qué reunión de comité? —suelto sin entender.

—Del baile de bienvenida —intenta explicar.

Mi rostro debe reflejar mi profunda confusión porque ahora es ella la que se ve sonrojada y un poco incómoda.

—Es probable que me haya olvidado de sumarlo al correo con todos los detalles. Le pido mil disculpas, todavía estoy adaptándome a su incorporación. Puede pedirle a la señorita Stuart que le informe y le aseguro que lo sumaré a la lista para que le llegue el correo.

—No tiene de qué disculparse. —Le sonrío con educación—. Que tenga un buen almuerzo.

Asiente como saludo y se retira de mi salón con elegancia. Espero hasta que desaparece de mi radar para llevar a cabo la acción más estúpida de todas: salir corriendo en busca de explicaciones. Intento evitar los lugares concurridos para no quedar como loco y en mi mente no deja de reproducirse una parte de la conversación. «Puede pedirle a la señorita Stuart que le informe».

¿Grace lo sabía?

Voy a asesinarla.

Demonios, no quiero pasar ninguna noche siendo chaperón de un montón de adolescentes.

Llego a mi destino agitado por la carrera y en tiempo record. Me detengo un segundo para tomar aire antes de tocar la puerta, aunque no necesito hacer lo segundo porque esta se abre para mí mostrándome a mi nueva enemiga.

—Tony, hola —comienza a hablar, un poco sorprendida por verme allí—. Te estaba esperando esta mañana...

—¿Lo sabías? —suelto sin más.

Su expresión de desconcierto debe ser igual a la mía minutos antes cuando la directora me habló de la bendita reunión.

—No entiendo.

—¿Lo sabías, Grace? —insisto.

—¿Saber qué?

—¿Sabías que tengo que ser un condenado chaperón en el baile de bienvenida?

¡Hola, gente bonita! ¿Cómo están hoy? Espero que hayan tenido una semana magnífica.

Les pido disculpas por la demora con el capítulo, he estado con dolores de cabeza y sin inspiración, pero por suerte hoy pude escribir. Es probable que tengamos que cambiar el día de actualización, de eso hablaremos después cuando tenga las cosas más claras.

Ahora bien, ¿qué les pareció el capítulo? Tony y sus dramas no acabarán jamás, aunque les aseguro que nos harán muy felices.

Quiero pedir disculpas si hay algún error en el uso del lenguaje inclusivo, como saben estoy empezando de a poco y no soy ninguna experta. Si alguien tiene más conocimientos y quiere dejarme aquí algunos tips o consejos, por favor tómese su tiempo.

Muchas gracias por leer y por todo su apoyo.

Les deseo una bellísima semana.

MUAK!

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