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Suspiré frustrada.

—¡Sólo déjame!    Por Blue-Pusheen

Suspiré frustrada.

—¡Sólo déjame!

—¡Es una simple broma! —insistió mi hermano.

—No te voy a acompañar a la farmacia para otro de tus jueguitos.

Pero los ojos suplicantes de Ernesto siempre terminaban convenciéndome. A la media hora ya estábamos en la farmacia, formados en la fila para pagar. No era de extrañar que mi hermano tuviese una boba sonrisa bien pintada en su moreno rostros.

Cuando por fin llegó nuestro turno, él alzó lo que llevaría a la altura de su cara.

—¿Dónde están los probadores? —formuló totalmente serio a la cajera mientas sostenía un condón con la mano.

Tuve que taparme la boca para no botarme de risa al ver la asqueada expresión de la señorita.