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Les traje un Tag de escritura al que me invitaron en Tumblr; espero que dicha persona entienda que me viene mejor dejarlo por aquí que allá. Si tú, lector, te sientes cómodo con las preguntas y deseas llevarlas a tu publicación, adelante. No olvides mencionarme en algún punto, ¡me encantaría leerte!
¿Cuál es tu lugar favorito para escribir?
Me gusta probar sitios nuevos, pero como no puedo irme de aventurera cada que quiero escribir, diré que mi escritorio.
¿Cuál es tu parte favorita al momento de escribir?
El instante en el que me doy cuenta que quiero contar algo. Fuera de ahí, puede que el lenguaje corporal de los personajes.
¿Tienes hábitos de escritura o rituales de escritura?
Ni uno ni otro. Admito que no tengo horarios fijos para hacerlo, ni necesito tener conmigo, por ejemplo, un tazón de helado a mi lado para ello. Tampoco me aíslo del ruido o inhalo profundo antes de sentarme frente a la página en blanco.
Lo que sí hago, y no sé si entre en las categorías de ahí arriba, es escribir a la par que le doy vueltas a mi casa. Suena extraño, y lo es. Quizás no es la mejor manera de escribir, pero me funciona. Imagínalo: escuchas que tecleo diez minutos, luego a paso veloz me ves recorrer el camino a la cocina. Más tarde vuelves oír tecleos y segundos después ya estoy en la sala. Lo peor de todo es que no hago nada en los sitios donde me planto... sólo me quedo ahí, mirando a la nada esperando que mi cabeza encuentre las palabras para continuar.
De los personajes que has creado, ¿cuál es tu favorito?
A todos los quiero por una razón. Aunque ahora pienso en Liana, la madre de una chica con trastornos de personalidad. Es la clase de madre que te diría:
—¡Acelera! Manejas como una viejita con problemas reumáticos.
No le importa salir al súpermercado en pijama ni le causa conflicto preguntarle a su hija cuál es su método anticonceptivo preferido.
¿Cuál es tu escritor favorito?
TENGO que mencionar a varios. En el caso de Fantasía, sin duda Laura Gallego por Memorias de Idhún y Donde los árboles cantan. Para Novela Histórica, Sofía Segovia con El murmullo de las abejas, y Jean M. Auel con sus publicaciones sobre Los Hijos de la Tierra.
Dejando un género en específico de lado, diría que Armando Fuentes Aguirre. Es un periodista, abogado y escritor mexicano de humor sabio y ácido. Tiene el tipo de escritos que te hacen pensar "Esto que he leído no lo olvidaré en un buen rato, puede que nunca". Si eres una persona nostálgica, él se encargará de sacarlo a la superficie aún más.
También José Saramago, sobre todo por su crítica social, Ensayo sobre la ceguera. Varias veces tuve que cerrar el libro de golpe sintiendo que no podía continuar leyendo. Consigue abrumarte lo suficiente para que te des cuenta de la realidad en la que vives. Muy astuto al momento de usar el lenguaje.
Escoge a un escritor para escribir un libro y cuéntanos de qué escribirían.
¿Tiene que estar vivo? El menú es demasiado extenso. Siento que estoy invocando a un Pokémon.
Sofía Segovia, yo te elijo. Quisiera que trajéramos de vuelta algún fragmento de la Independencia mexicana al estilo con el que trajo la revolución en El murmullo de las abejas. Quizás un poco más crudo y no desde el enfoque de una familia con soltura económica.
Describe tu proceso de escritura desde el inicio hasta el final
Tengo que encender mi antena receptora de ideas. Capta sensaciones, olores, sonidos, pensamientos, emociones e imágenes. A la par de ella trabaja un cocinero creativo que se encarga de ver cómo encaja lo que mi antena ha recibido. Él agrega, quita, suaviza y delinea. Su resultado es para mí una idea, que mandamos a reposar un buen rato hasta que sea más consistente.
Luego un buen día está lista para salir del refrigerador y ser trabajada.
¿Cómo lidias con las dudas de si eres lo suficiente bueno escribiendo?
Me refugio en los brazos amorosos de Wattpad ♥️.
¿Cuál de tus escritos ha implicado una mayor investigación para poder escribirlo?
Uf, hasta el momento seguramente ha sido Doble Personalidad. Tenía una idea muy básica sobre el trastorno, así que resultó necesario conocer más para así, poder echar a andar a un personaje que lo padeciera. Descubrí —y más tarde confirmé— que se tiene un concepto un tanto errado sobre los trastornos mentales, no sólo en el caso de los que involucran a la personalidad.
En segundo lugar quizás está una historia corta que planeo terminar este verano: Eleanor de Venus. No quiero adelantarme hablándoles de ella, pero diré que la vida de un ciego tampoco es como la imaginamos comúnmente.
En promedio, ¿cuánto escribes al día?
Pufff... como pueden ser cero palabras, pueden ser cinco mil. Una vocecita al fondo de mi cabeza me dice que debería tomármelo más en serio.
¿Cómo es tu proceso de edición?
Sentarme frente a la computadora y pensar que no sé editar.
Compártenos las primeras líneas de algo en lo que estés trabajando.
Sí jiji, con gusto. Discúlpame lumayadreams , sé que ya lo has leído.
Un parásito es un organismo que vive a costa de otra especie. El parásito, que puede ser animal o vegetal, se alimenta del otro organismo, debilitándolo aunque, por lo general, sin matarlo.
Karina era un parásito.
Ella lo sabía, claro que lo sabía. Por esa razón, cuando la profesora dio la explicación por terminada y Nicolás se giró a verla con ojos de moneda, ella se hundió en su asiento.
Compártenos un fragmento de otra cosa en la que estés trabajado.
Este es un fragmento de "Los venados hablan francés":
La llama de la vela ondulaba a ritmo constante, se agrandaba en un parpadeo y volvía a su tamaño original. Destellaba colores amarillentos, anaranjados y rojizos vivos. Lo que más le gustaba del fuego, a pesar de que siempre recibía un regaño, era acercar la mano para sentir su calidez. El olor a cera derretida era un recordatorio de la noche, sin importar qué hora del día fuera.
La habitación estaba sumida en alargadas sombras cambiantes que daban un aire de verdadera seguridad. Un cama tibia, más el calor de las velas, no tenía comparación. En una de las paredes colgaba, encendida, la única lámpara de queroseno de la casa.
—¿Nos lees un cuento? —susurró un gemelo.
Eloise volvió la vista a la pila de libros y torció los labios. Se encontraba sentada al pie de la cama de Claude, todavía llevaba su delantal de cocina y la pañoleta en la cabeza. A pocos metros de ella, su hija estaba acostada en posición fetal; en una mano aferraba la manta y en la otra, los trozos de sus lápices heridos.
—No...
Explicó que les contaría un secreto a voces nacido al sur del bosque, donde la batalla de Ardenas había tomado lugar varios años atrás; una leyenda, para ser específica. Los niños se sumieron un poco más entre las frazadas y engancharon sus ojos a ella.
En los inicios de la guerra, las tropas británicas defendían la frontera belga de la ofensiva alemana como apoyo a Francia. Era el primer choque armado entre los dos ejércitos, y para su mala suerte, los germanos los superaban en número, tanto que los británicos se vieron obligados a retroceder en dirección a París a través de Mons.
Entre los combatientes estaba el regimiento de Coldstream, quienes eran los últimos en replegarse junto al quinto escuadrón francés para evitar ser rodeados y aniquilados.
—¿Qué es un regimiento? —interrumpió Arlette.
Su madre buscó la manera sencilla de hacerlos entender.
—Un grupo militar con varios batallones donde manda un coronel. Como un gran equipo.
—Quiero ser un coronel cuando sea grande —intervino Cédric en voz baja.
Eloise le dedicó una sonrisa que ocultaba amargura.
—¿Puedo seguir?
Los niños asintieron.
Forzados por las circunstancias, el regimiento tuvo que penetrar en un tupido bosque. Habían conseguido dejar atrás las fieras garras alemanas, pero era cuestión de tiempo para que éstas los apresaran una vez más.
Cuando se hizo de noche, el regimiento perdió contacto con el resto del ejército, de modo que el coronel ordenó detener la marcha y esperar al siguiente día. Aunque la derrota era inminente, se enviaron dos patrullas para buscar una salida. No hubo éxito.
Los ánimos estaban por los suelos entre los hombres, que con sus mochilas y armas esperaban una muerte segura. Los alemanes eran demasiados, tarde o temprano les darían alcance.
Los soldados McAllister y Brown ya se habían resignado a su derrota hablando de la mala suerte que cargaban. De pronto, una luz les alumbró la espalda, causando que se giraran con los ojos desorbitados y las armas en alto. Dicha aparición parecía tomar forma humana conforme se acercaba; se trataba de una figura tan alta como delgada, de largos cabellos, con una cinta dorada en la frente y una túnica cubriendo su cuerpo.
—Trae al-al co-coronel —tartamudeó McAllister dando golpes en el pecho de su compañero.
Brown tropezó al devolver sus pasos y echó a correr en dirección contraria. Los demás soldados no tardaron en arremolinarse a tropezones frente a la escena. El coronel se abrió paso refunfuñando, hasta que sus pies se negaron a dar un paso más ante la figura, la cual levantó su brazo y apuntó al regimiento, haciendo señas para que le siguieran.
El coronel seguía absorto en la imagen, así que sacudió su cabeza y se aferró a su arma. Luego ordenó a la figura que se identificara, pensando que podría ser una trampa. La silueta no respondió.
Sin nada que perder, el regimiento siguió a la aparición luego de la autorización del comandante. Atravesaron con recelo el mismo camino que las patrullas habían recorrido en vano. Sin embargo, decidieron seguir andando, alentados por la figura. El bosque se mostraba siniestro, incluso el movimiento de los animales más inocentes alertaba a los hombres. Los árboles que de día eran muestra de vida y bienestar, de noche representaban gigantes acechándoles el paso. Los últimos soldados de la formación lanzaban miradas nerviosas al camino recorrido y afinaban el oído en busca de sus enemigos.
Pronto encontraron la salida; su salvación. Antes de que los soldados terminaran de ver el horizonte o de creer lo sucedido, la silueta había desaparecido.
La habitación se quedó en silencio, a la espera de que los niños asimilaran las palabras. En el primer piso se escucharon los pesados pasos de Marius.
—¿De verdad sucedió? —inquirió Arlette al mismo tiempo que se incorporaba para quedar sentada en la cama.
—Es una leyenda; parte es cierta, parte no —dijo la madre en tono tranquilo. Las velas le iluminaban la mitad del rostro.
—Pero... ¿qué era la aparición? —insistió.
Sus hermanos estaban atentos al cambio de palabra.
—Me gusta creer que fue un ángel —musitó Eloise alisando su delantal, como si el hecho le avergonzara.
Arlette hizo una mueca escéptica, casi ofendida.
—Los ángeles no existen.
No le cabía duda alguna de sus palabras. Para empezar, si los ángeles existían... ¿por qué no habían evitado la guerra desde un inicio?, si tanto era su poder. Además, ella jamás había visto uno, ni nadie que conociera.
Le hubiera gustado seguir indagando el tema, pero su madre apagó las velas con un soplido, les dio el beso de buenas noches y se llevó la lámpara de queroseno.
¿Prosa o poesía? ¿Por qué?
¡Prosa! La poesía me queda muy grande todavía. La siento tan complicada...
¿Compartes lo que escribes con otros antes de tener la versión final?
Depende... habrá cosas que me hagan sentir que necesito compartirlos, habrá otros escritos que sean más celosos de ellos mismos y quieran salir hasta estar terminados.
¿Escuchas músicas mientras escribes?
Me estoy dando cuenta de que soy una junta palabras muy inestable.
Si embona con lo que escribo, sí. Pero hay ocasiones en que escribo escenas tranquilas con música de gimnasio nada tranquila. Que en paz descanse Shakespeare y me perdone por la comparación que estoy a punto de hacer, pero, es como si los diálogos empalagosos de Romeo hubieran sido escritos con reggaeton de fondo.
Sacrilegio literario.
¿Escribes a mano o en computadora?
En un comienzo fue a mano. Tengo libretas llenas con mi letra terrible y prosa aún peor. Ahora a computadora. Pero me sigue gustando más el sonido del roce en el papel que los tecleos.
¿Cuál es la frase más inspiradora que has encontrado sobre la escritura?
Si no te gusta la historia de alguien, escribe tu propia historia.
¿En cuántas historias puedes trabajar al mismo tiempo?
Como la junta palabras desastre que soy, varias. Pero... nunca es algo serio, o muy extenso. Aunque tal vez el problema está en que yo no termino de verlo así, de manera seria. Ahora mismo estoy puesta a dos: Eleanor de Venus y Los venados hablan francés. Pero a la par cargo otros escritos... son mi aperitivo antes de plato fuerte o... el licor digestivo al terminar.
¿Eres un ávido lector?
¿Es usted un organismo aerobio? Si su respuesta es "Sí, lo necesito para desarrollarme", ¡entonces ahí tiene mi respuesta también!
Imagina que cierta historia tuya es llevada a una serie de televisión o película. ¿Cómo se vería?
Mágica jsjs. En el caso de Eleanor de Venus, donde los personajes principales son una madre y su hija con ceguera congénita —ya he revelado todo— imagino que comienza concentrándose en partes de una casa desordenada. Un cartón de leche abierto sobre la mesa con gotitas a su alrededor... las migajas de pan regadas de aquí allá, la frescura de unas flores con rocío gentil y algunas abejas paseándose cerca, los libros en las estanterías con un poco de polvo... el pelaje del perro de la familia y la manera en que su cuerpo se agranda al respirar, la luz tímida que se asoma a la casa.
Si tienes cuenta en WeHeartIt, puedes darte una mejor idea con mi colección "Eleanor de Venus". Mi usuario allá es el mismo.
Y de ser posible, quedaría más que mejor tener a Bon Iver y Hans Zimmer haciendo el soundtrack. ¿Es mucho pedir?
¿Cuál ha sido la idea más rara que has tenido?
La tarea se comió a mi perro. Créditos a lumayadreams
¿Cómo te cambió la escritura?
Antes de escribir sólo miraba, ahora observo. Antes oía, ahora escucho. Me ha hecho más ligera de alma, si es que así se le puede llamar a eso que llevamos dentro.
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