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¡Hola, mirenatylerfanfics!

Bienvenida a México, cuna del tequila, el humor ácido y el chile con más chile, y salsa encima del chile. 

Resulta que vi tu comentario en la entrada pasada y pensé que quizás te gustaría pasar un día juntas. ¿Qué te parece hoy mismo? Miércoles 16 de Noviembre. 

Te prometo que será divertido, aunque debo advertirte que el ritmo no es sencillo, es más, si no te apetece o lo encuentras agobiante, puedes huir en cualquier momento. ¿Trato?

La alarma suena 5:45, muy apenas tengo ganas de alargar el brazo para mandarla a callar. Tenemos que llevar uniforme de diario; una camisa polo azul marino y jeans oscuros. ¿Por qué oscuros? Ah... en realidad no lo tengo muy claro, solamente sé que de no ser así, el prefecto te enviará a casa a cambiarte. Es un hombre un tanto extraño... no quieres vértelas con él.

En fin, ¡te dejé tu uniforme al pie de la cama! Te recomiendo llevar abrigo encima; el clima ha estado poco amigable desde hace unos días.

Supongo que necesitas privacidad, así que voy a la cocina mientras te cambias. ¿Qué te parecen unos bollos con mermelada de frambuesa? ¿Te gusta el chocolate caliente? Perfecto, entonces allí te espero.

Tranquila, puedes comer con calma; tenemos tiempo suficiente. Ey mira, ella es mi madre. No te asustes si comienza a platicar de repente y no se detiene; le tiene un amor auténtico a las charlas con personas nuevas. A mí también me gustaría quedarme hablando todo el día, pero el deber llama. Te traje este cepillo de dientes desechable en caso de que hubieras olvidado el tuyo, puedes ocupar el baño de aquí o el de arriba.

¡Ah, por cierto! Mamá nos hará el favor de llevarnos hoy; no le da confianza que maneje con lluvia.

Mirena (¿puedo llamarte así?), seguro has escuchado hablar de Gandhi. Bueno, pues nuestra primera clase de hoy es con él. Vamos, no me mires así, ¡es una broma! Sucede que mi profesor tiene un gran parecido con este personaje. Si tuviera que compararlo con otra persona, mencionaría al maestro de Dash en Los Increíbles. ¿Crees que sea coincidencia?

Te presento a mi salón: cuarenta asientos listos para ser calentados. Un pizarrón verdusco y el escritorio del olvido —porque ahí llegan las cosas perdidas del aula—. En este corcho pegamos todo tipo de cosas, desde el horario, pasando por cumpleaños mensuales y documentos informativos. Más tarde, si gustas, podemos darnos una vuelta por un salón que pegó fotografías de sus compañeros dormidos y de título pusieron "La vida es sueño, y los sueños, sueños son"
¿Diste con la referencia? Están un año debajo del mío, por lo que una de sus lecturas es "La Vida es Sueño", de Calderón de la Barca. El título de sus fotografías es un monólogo del personaje principal, Segismundo. Ingenioso, ¿no?

La buena noticia de tener Ética como primera clase es que de alguna manera, vuelve el día más ligero. Para nuestra mala suerte, sigue Biología. En realidad no me quejo de la materia, sino de quien la imparte.

Desde el año anterior se rumoraba su apellido por los pasillos, y cada vez que alguien lo hacía, parecían que sonaban sonidos fantasmagóricos.

—Quintana —y el canto de los fantasmas resonó en toda la escuela.

Algo así. Mira, ahí viene. Que su figura menuda y añeja no te engañe. Siempre comienza sus clases de una manera: quejándose. Te prometo que he estado a punto de decirle que vivirá una vida más feliz —lo que le queda de vida— si omite esos comentarios.

La leyenda cuenta que se alimenta de las horas que sus alumnos no duermen... así es, de ahí saca sus energías. La causa placer asustarnos empleando términos complicados y amenazar con incluir el ciclo de Krebs en el examen. Descuida, no lo hará. Espero.

¡Por fin llega el primer receso! Tienes dos opciones: comer o hacer la tarea que no acabaste el día anterior. No te sorprendas si la mayoría opta por esta última. Al final del día entenderás por qué no es posible terminar deberes en casa.

Bienvenida a mi mesita del wi-fi... uno de los pocos sitios donde tienes conexión. ¡Allí viene Alondra! A ella la conocí el año pasado; seguro te llevarás bien con ella. Ama con su existencia la Física, aunque este semestre tiene mayor interés en el área Químico-Biológico.
De este lado, te presente a Marcela. Sí, es pelirroja natural. De hecho se ha presentado de Mérida en fiestas infantiles, pero prefiere mantenerlo en secreto; es parte de su lado oscuro. 

Aún está indecisa sobre su futuro. ¿Te cuento algo? A pesar de conocerla desde hace trece años, no consigo descifrar qué podría escoger dentro de unos meses.

Estás chicas que acaban de llegar son Carlock —la llamamos por su apellido— y Dayane. La primera tiene una memoria sorprende que pronto estará usando en el área que ya te mencioné. Y Dayane, bueno, ella tiene un conflicto interno. Ama diseñar ropa, pero tiene mucho miedo de no poder armar una vida a partir de ello.

¡Ya tenemos que volver a clase, Mirena! Te presentaré al resto de la pandilla en el próximo receso, ¿de acuerdo?

Puebla es de las maestras más jóvenes de la escuela, calculo yo. Puebla es su apellido, pero prefiere que nos refiramos a ella de ese modo; su nombre es algo complicado de pronunciar; mejor conocida como Pue. Le tengo cariño a ella, mas no a la materia. ¿Adivinas qué imparte? ¿Historia? ¡Para nada! Geometría Analítica es la respuesta correcta. Puedo asegurarte que sus clases corren como agua; siempre nos mantiene ocupados en problemas y demás.

Ahora es tiempo de conocer a Adriana, alias Bunbury. Inglés es su especialidad, tanto que en cuanto pones un paso en su salón, tu cabeza cambia el chip de español a inglés, e incluso después de clase continúas funcionando en inglés. Anda, toma tus cosas y acompáñame a su aula; tenemos que cruzar un buen tramo hasta ella.

Ey, ¿a dónde vas? Es por acá.
No te preocupes, el primer día yo también me perdí, pero aquello no fue lo peor. Tal vez lo haya mencionado antes... El primer día del año pasado me abrieron la puerta del baño en pleno procedimiento.

Inglés lo comparto con chicos de otros salones, pero me temo que no hay tiempo suficiente para que los conozcas a todos. Podemos presumir de ser el grupo favorito de Adriana, tal vez porque nuestras presentaciones rebasan sus expectativas. Te pondré un ejemplo:

Hace unos meses tuvimos que actuar un juicio legal con los elementos más importantes. Era necesario un juez, dos abogados, el acusado y el acusador.

El primer caso que expusieron fue el de una mujer que se quejaba por "falta de amor". Argumentaba que su esposo ya era no era bueno en la cama como al principio de la relación.

—Estoy hambrienta —dijo más de una vez jalando del cuello de su blusa.

Las cosas se pusieron tensas hasta el punto en el que el juez tuvo que exigir silencio.

—¿Usted quiere silencio? ¡Yo quiero sexo! —exclamó mi amiga en el papel de esposa.

A fin de cuentas, ella se enamoró del abogado de su esposo y se marcharon juntos de la sala.
Como ya has podido apreciar, la profesora nos da la libertad de tocar cualquier tema. ¡El dos de diciembre tenemos una presentación en un auditorio! Actuaremos un sketch navideño; estás invitada. El de mi equipo es una despedida de soltero en la que irrumpe la futura esposa y encuentra una situación comprometedora.

Se me fue el tiempo hablándote de esto. Ya podemos salir al segundo receso, que por cierto solo dura veinte minutos. Aquí es cuando aprovecho para comer algo más pesado. Te recomiendo que también lo hagas si quieres aguantar la otra mitad del día, a menos que consigas comer contra la ley durante clases.

No creas que he olvidado hablarte de las otras chicas, solo estoy esperando a que lleguen a nuestra mesa. Somos de distintos salones, así que no solemos coincidir en el momento de salida. Prometo que no tardarán. ¡Ah! Ahí está Alondra, ¿la recuerdas? Esta vez viene con Bre, que también conocí el año anterior. La única clase que comparto con ella es el taller de Redacción, y aunque solo sean dos horas, disfruto mucho de su presencia. Al final tenemos la costumbre de irnos juntas platicando de cualquier cosa, desde filosofías de vida hasta bromas sobre los profesores. ¿Te ha pasado que tienes mejor conexión con alguien que recién conoces a comparación con alguien que conoces de toda la vida? Pues algo así me sucede con ella.

Me parece que huele a café por aquí, ¿no crees? Es la señal de que Montse está cerca. Si ves a una chica de cabello a lo afro, avísame; ella es Montse. Tiene un estilo que no hallarás en otra parte, también escribe y dibuja, pero no intentes encontrar sentido a sus creaciones, limítate a apreciarlas.

Mirena, te tengo malas noticias... es hora de volver al aula. Podríamos buscar a las demás que aún no conoces en los siguientes recesos de diez minutos, pero implicaría correr, ¿no importa?

Manuel Moreno, alias el Doc, es mi titular y profesor de dos materias: Formación Integral y Educación para la Salud. La primera de ellas, que tenemos ahora, se podría decir que es una hora libre que rara vez busca formarte. Hablamos de compromisos como salón, eventos cercanos o cualquier otra cosa por hacer.

Si te soy sincera, no me gusta su manera de dar clase. Educación para la Salud podría ser una materia aún más interesante si él no actuara como si estuviera exponiendo el tema más aburrido del mundo. Basta con decirte que su gesto ¡siempre es una línea! Algo necesita añadir a sus clases para inspirarnos. Es como si le faltara salsa a los tacos, limón al tequila o cereza al pastel.

Estos días hemos estado viendo cada vértebra de la columna. ¡Y hace unas semanas vimos neuronas en el laboratorio!
Pero mi sonrisa de emoción se apagó al ver la expresión del profesor, tan... inanimada.

El Doc lleva trabajando aquí desde hace años; básicamente dio clases a los abuelos de sus alumnos actuales, al igual que Quintana. *Suenan sonidos fantasmagóricos*
Ya sabes lo que dicen... hierba mala nunca muere. Lo siento, no pude evitar decirlo, sabes que es broma. Me consta que fuera de lo académico, ambos son personas increíbles. Sí, incluso Quintana. *Ya no suenan sonidos fantasmagóricos*

Tengo la sensación de que ya estás fastidiada de mi escuela. No lo tomaré personal; todos nos fastidiamos en algún punto, algunos más temprano que tarde, lo cual los lleva a darse de baja las primeras semanas. Al concluir el año, un salón completo se pierde; estamos hablando de cuarenta personas que salen.

La buena noticia es que ya solo quedan dos clases, mis favoritas. Este año tengo Historia de México, lo cual... me causa algunos problemas internos, pero a la vez me fascina. Los libros se encargan de ponerme el sinfín de problemas que hemos tenido en la cara, y no conforme, los restriega una y otra vez. Al final de la clase, ya dije todo un diccionario mental de maldiciones.

Fabián, el profesor, se encarga de encender aún más mi enojo, pues la mayoría de las ocasiones nuestra opiniones sobre el pasado mexicano concuerdan; es como si nos echáramos mutuamente madera al fuego.

Para calmar mi humor no hay mejor medicina que Literatura, con Ernesto. Siempre comienza su clase con una breve reflexión. El día de hoy le dio por hacer preguntas aleatorias sobre escritores latinos, así que... ponte atenta. Tiene un don natural para hacerte leer, y por sobre esto destaco su manera de ver la vida. Si no fuera veinte años mayor, o si yo no fuera tan joven, quizás, solo quizás, me acercaría a él más allá de lo académico.

Hace unas semanas le dije que me interesaba tomar el camino de la literatura para mi vida. Se puso el gorro de su chamarra, me tendió una mano y dijo con voz siniestra:

—Bienvenida al lado oscuro.

Esta clase se pasó volando, ¿no te parece?
Ahora tenemos que ir a casa a comer; debemos volver aquí a las 17:00.
Una amiga nos hará favor de pasar por nosotras. Ven, sígueme, de camino al estacionamiento te platico un poco de ella.

Se llama María José, tiene veintiún años y estudia Relaciones Internacionales. La universidad queda un tanto lejos de aquí, pero por nuestros horarios, solo en este momento podemos vernos. Siéntete libre de hablar con ella lo que sea, incluso si es un tema de Wattpad; ella sabe de mi existencia en ese mundo. El único tema que le corta la respiración es cuando le pregunto si tendrá hijos. Sonará cruel, pero disfruto molestarla con ello, más si su novio está presente.

Allí está. ¿Quieres ir de copiloto? Anda, Marijo no muerde. Tiene una voz muy dulce que seguro termina encandilándote; el tipo de voz que encuentras en el doblaje de películas.

No me extraña que te llevaras de maravilla con ella. El poco tiempo que compartimos entre clases muy apenas se siente. 

Y como todo depende del tiempo últimamente, debemos comer lo más pronto posible; no querrás sentirte mal durante el entrenamiento. Mis abuelos y yo hemos hecho una especie de trato implícito para que vaya a comer con ellos algunos días entre semana.

¿Que si mi abuela cocina bien? Uf, no te imaginas. Me gustaría decir que es la mejor todas, pero quizás quienes leen esto me saltarían encima hasta que cambiara de opinión. Entonces, sí, solo digamos que tiene un don para cocinar.

Te presento a mi abuelo... gran parte del tiempo lo encontrarás leyendo el periódico, o bien, atento al noticiero negando con la cabeza por cada cosa que sucede por estos rumbos. Bien... son las tres y media, así que tenemos la media hora restante para comer. Los treinta minutos siguientes, o avanzo tarea, o me tiro en uno de los sofás e intento dormir para no terminar el día arrastrándome; puedes hacerlo también, con confianza. Aunque no lo creas, esos diez o quince minutos que duermo me dejan —casi— como nueva.

Acompáñame a casa caminando, haremos a lo mucho ocho minutos entre pendientes abruptas. Desconozco la condición que tengas; si no lo soportas... me ofrezco a llevarte en mi espalda. Si ya cargo con todos estos pecados... qué no pueda cargar contigo.

Bienvenida a mi casa, tu casa. ¿Te molesta si me cambio aquí? Creo que ya nos tenemos un poco más de confianza. Por favor no te rías de mi uniforme, es un tanto extraño; se llama dobok y da mucha libertar de movimiento. Confieso que ha fungido de pijama cuando llego muy cansada.

¿Por qué me ves así? Ah... las llaves. Tranquila, si te abrochas el cinturón todo estará bien, además ya no está lloviendo. Déjame introducirte a mi ritual pre entrenamiento. Ventanas abajo aprovechando el repentino buen clima, música un poco más alta de lo normal, un rezo pidiendo que los camiones no se lleven los retrovisores exterior y... no traigo lentes de sol para ninguna. Hacía días que no veíamos el sol, así que dejaremos el glamour para otro día.

La primera vez que tomé un volante tendría alrededor de ocho años. Mi tía tenía la costumbre de soltarlo de repente, y yo tenía que reaccionar como parte del juego; guiar el auto unos segundos, bastante peligrosos he de admitir. En una de esas ocasiones casi nos fundimos con un árbol. 

Oye, no pretendía asustarte. Evolucioné; ya soy más prudente, quizás dos o tres puntos más que en ese entonces.

Faltan veinte minutos para las cinco, perfecto; hacemos quince de vuelta a la escuela, diez con prisa, y ocho si maneja mi mamá. Ya que tenemos este momento de relativa paz, cuéntame... ¿te gusta leer? Imagino que sí, de otra manera ya habrías mandado a volar esto. ¿Qué me dices de tu familia? ¿Tienes hermanos? ¿Qué cuenta el novio, o novia, o algo entre esas clasificaciones? Te haré la pregunta que todos hacen en este punto de la educación si prometes no devolvérmela... ¿Ya sabes qué quieres estudiar en la universidad?

Llegamos más pronto de lo que esperaba. Me estacionaré debajo de un farol porque al salir del entrenamiento ya está oscuro y me causa conflicto buscarlo en la penumbra; pienso que lo robaron o algo así.

El flujo de estudiantes a esta hora es mucho, como el flujo que tendrías los primeros días de tu periodo, pero con personas... ¡Mirena, mira! ¡Es un mapache! En hombros de... un chico. Uf, me encantaría acercarme, lástima que hay tanta gente rodeándolo. No todos los días se ven mapaches; no son naturales de aquí. Cuidado cuando caminemos cerca de las canchas; un balón puede materializarse de la nada frente a tu cara. Aquí están las canchas de basquetbol, allá, pasando esas bancas, fútbol, y junto a ellas voleibol. ¿Tienes idea de dónde está mi dojo de taekwondo? Buenos, ¿ves esos baños de allí? Ah, pues por ahí no está. ¿Ves la enfermería? Ahí tampoco.

Entrenamos hasta la fregada, subiendo tres pisos de escalones muy separados. Mira el lado positivo, trabajas piernas y glúteos. Por cierto, en el tercer piso también queda mi salón, lo cual implica que transito esas escaleras en un total de ocho a diez veces por día tomando en cuenta los descansos, salidas y clase de Inglés. Glúteos vemos, escaleras no sabemos.

No te desanimes si llegas sin aliento; a todos nos pasa las primeras semanas. Tengo que hacerte una pregunta decisiva para el rumbo de tu vida... ¿quieres entrenar conmigo? Ten en cuenta que los miércoles toca cardio. Veo que no te convence mucho... tengo una idea: ¿qué te parece si, por ser la primera vez, nos observas? Si te gusta, estás más que invitada a unirte al próximo entrenamiento. Tenemos un torneo el veintisiete de noviembre, de modo que entre más cercana está la fecha, menos piadoso se porta el profesor. El peor mes del año es el primero; si eres constante, aunque sea un poco, te mantuviste activo durante vacaciones. Ya te imaginarás que muchos optan por no hacerlo y la factura viene luego. Aún recuerdo que este año varios vomitaron, yo estuve a punto hacerlo... mejor no te cuento qué tuve que hacer para impedirlo.

¡Ya debo ir! Puedes sentarte ahí. Te dejo mi celular para que lo conectes a la bocina y ambientes este asunto. La contraseña es 1, 3, 7, 0. En mi música hay una lista titulada TKD que si bien no está tan actualizada, motiva mucho.

Después de perder la cuenta de los golpes recibidos y las veces que pensé "Ya recógeme, Dios mío", podemos irnos casa. Ahora conoces la razón de mis moretones en las piernas; el peto no llega hasta allá. Los sitios más lastimados es donde la espalda pierde su nombre y los muslos vistos desde cualquier ángulo. Si nos acompañas en el próximo entrenamiento, también tendrás el placer de salir con las piernas temblando.

En cuanto me duche y cene, podré empezar deberes. No me esperes, por favor, normalmente comienzo a las ocho. Puedes cenar mientras yo me aseo, a menos de que prefieras esperarme para que te prepare algo. Todo el día te has acoplado a mí, así que es mi turno de obrar según lo que decidas. ¿Cenar juntas? Me parece bien.

¿Te apetece algo ligero o pesado? Yo tomaré algo pesado; llego muy hambrienta. Podría prepárate tacos de lechuga, el jamón es la tortilla en este caso. Suponiendo que quieras algo ligero, claro. De acuerdo, entonces eso haré.

Gracias por pasar el día conmigo, Mirena. ¿Te gustaría repetirlo luego? En fin de semana, por ejemplo. Podríamos ir a un museo interactivo que seguro te gustará... ¡tiene laberintos donde las paredes son cactáceas altísimas! Y un observatorio astronómico que se ve desde cualquier punto del lugar.

En fin... Aquí tienes tu boleto de avión de vuelta a Galicia. Cuídate mucho, ¡buen viaje!

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