Por: Mónica
No, por qué tuvo que aparecer, por qué no sólo se esfumó, por qué demonios no sólo pasó como en algunas historías, dónde los donadores de espermas nunca vuelven a aparecer, por qué diablos tuve que tener tan mala suerte.
Pero no lo permitiré, no permitiré que me aleje de mi hijo y tampoco permitiré que sea parte de su vida. Él lo dijo, fui un acostón de una noche y por tanto nada de lo que haya surgido de el le tiene que importar.
Decidida a todo camino lo más rápido que puedo con mi bebé en brazos rumbo a las escaleras, tengo que irme, debo irme...
-¡Ey! Moni, espera ¿dónde vas? Te vas a caer, mujer.- pero yo no me detengo, continuo mis pasos como si el mundo dependiera de ello. Luci continúa llamándome, tratando de llamar mi atención pero no lo consigue, no hasta que ambas entramos a mi habitación e inmediatamente nota a qué voy.
-¿Te vas? Mónica, deténte, no estás razonando bien, por favor.- yo sólo la escucho y continúo buscando ropa y tirándola a la maleta.- Moni, por favor, escucha, mírame.
Siento que sus brazos toman mis hombros causando que tenga que parar.
-Me lo va a quitar, si no hago algo, si no me voy me lo va a quitar-. Logro balbucear. Siento como sus brazos rodean mi cintura con fuerza y por fin me dejó ir, mis lagrimas corren con prisa por mis mejillas, mis sollozos irrumpen fuertes en la habitación. Me permito llorar, sacar todo el coraje, el dolor que llevaba dentro, dejo que el miedo tome todo lo que le prohibía hasta el momento.
-Shiih... no lo hará cariño, te voy a ayudar. Estoy aquí, no permitiré que te lo quite.- sus manos ahora sujetan mi rostro. Sus dulces ojos miran fijamente los míos, tratando de trasmitirme calma, pero eso no me calma. Nada puede hacerlo.
-Me iré, lejos, sólo tengo que hacerlo en este momento. Debo irme a un lugar que ni siquiera tú sepas, así no te meto en problemas y será imposible que me pueda encontrar.
-Está bien. Termina de empacar lo necesario, te llevaré al aeropuerto. - ella sonríe, una sonrisa triste. Sé que esto le duele. Somos amigas desde toda la vida caray, pero hoy tenemos que separarnos por el bien de mi bebé.
Luego de terminar de empacar lo necesario, ambas bajamos las escaleras, Lucí con la maleta y yo con Lucas en brazos. Salimos y nos montamos en el auto de ella, camino hacia un nuevo lugar. Antes de ir al aeropuerto, le pedí a que paráramos en un cajero automático para retirar todo el dinero que llevaba ahorrando con el trabajo a medio tiempo que tenía, trabajo que por cierto no he llamado para darme de baja y tampoco pienso hacerlo, no estoy de humor para dar excusas baratas.
-Déjame ir contigo.- la escucho decir bajito. Le miro y niego con la cabeza. No puedo arrastrarla con mis problemas, ella merece algo mejor.
-No puedo ser la responsable de que te alejes de la persona que durante todos estos meses te ha hecho muy feliz. No arruinaré tu relación con Tommy.
-¡Pero tú eres mi hermana!.- grita con lágrimas cayendo por sus mejillas.
-Y él es el amor de tu vida. Cuando me sienta segura te llamaré.- le consuelo
-Pero no estaré para ayudarte a criar a Lucas, me perderé toda su vida.- Llora desconsolada. Trato de mantenerme serena, le sonrío y miro a mi bebé que extrañamente se encuentra tranquilo.
-Él te va a amar estés dónde estés.
El auto para, veo que ya hemos llegado a nuestro destino. Ambas nos quedamos unos segundos contemplando los alrededores, sabiendo que esta es una despedida, un adiós. Suspiro y decido bajar del coche, cuando una mano me detiene.
-Tómalo, lo vas a necesitar.- en sus manos hay un sobre amarillo, bastante abultado a decir verdad y no se necesita ser un genio para saber lo qué hay.
-No lo puedo aceptar, Lucy.- le digo con pesar
-¡A la mierda! O es ésto o que me suba a ese avión contigo. No voy a aceptar un jodido no por respuesta. Piensa en él, sabes que lo vas a necesitar, por favor.- sus palabras ablandan mi negativa y dentro de mi sé muy bien que está en lo cierto, lo voy a necesitar y mucho, al menos hasta que pueda encontrar en qué trabajar, cosa que dudo sea ahora ya que literalmente soy una recién parida y mis ahorros no es que sean la gran cosa.
Para nadie es un secreto que dinero es lo que le sobra a Lucy, pues su familia literalmente defeca dinero, así que sin más opción lo cojo y lo guardo en el bolso de mano de Lucas y finalmente bajo del coche.
Veo a mi amiga bajar e inmediatamente tomo una decisión...
-Creo que es mejor que no me digas, vamos a separarnos aquí.- digo dejando salir de una vez por todas las lágrimas de adiós.
-Pero...- escucho que dice apunto del llanto.
-Es mejor así, te juro que este no es un para siempre.-
-Está bien.- ambas nos abrazamos cómo podemos. Le da un beso a Luk y sube corriendo al coche arrancando al momento, mientras yo me quedo observando cómo se aleja de mi la única persona que sé a preocupado por mi en todo lo que llevo de vida.
Minutos después tomó la maleta y con un Lucas en brazos me dirijo al interior del lugar, una vez dentro me acerco al mostrador para comprar el boleto y sin mucho que pensar elijo un país latinoamericano, siendo más específica República Dominicana, sé que es el último lugar en el mundo en dónde ese demonio me buscaría.
*****
Suspiro lento, en este momento me encuentro en las afueras del Aeropuerto Internacional de las Américas. Miro a mi alrededor en busca de algún taxi que me pueda llevar a un hotel no tan caro y rezo a Dios tener suerte, ya que no me preocupe en buscar uno en internet. Después de unos cuantos minutos encuentro uno y le pido que me lleve a un hotel un tanto económico, en asiente y emprende el camino.
Medía hora más tarde me encuentro al frente un hotel cuya fachada no es tan ostentosa, me desmonto al igual que él taxistas. El va ala baúl y baja la única maleta que traje conmigo, el ballet parking sale en mi ayuda, agarra la maleta y la introduce en el interior del lugar; pago él taxis, le doy las gracias y me encamino a mi nueva vida.
-Buenas tardes, quiero rentar una habitación.- le comunicó a la chica inmediatamente llegó a recepción.
- ¿Número de estadías?-
-Indefinido
-Documentos, por favor
Busco mis documentos y se lo entrego a la chica, Lucas empieza a moverse de forma intensa y sé que es hora de darle de comer. La chica me devuelve mis documentos junto con una llave, a lo que yo los guardo y trato de calmar a mi pequeño demonio.
-Segundo piso, habitación 202. Que tenga bonita estancia.
Doy la vuelta dispuesta a ponerme en marcha y encuentro al chico que me ayudó con la maleta detrás de mi. Ambos nos dirigimos al ascensor, entramos en su interior poniendo en movimiento el aparato. La máquina se detiene, abre sus puertas e inmediatamente aparece en mi vista las puertas de la que será mi casa por un espero corto tiempo.
Me acerco, abro la puerta y los dos ingresamos. Pone la maleta en una esquina, busco en mis bolsillos un billete, encuentro un dólar de diez y le lo doy. El buen chico me agradece y me deja sol en la estancia, mientras que yo procedo a mirar mi alrededor.
Todo está pintado de blanco, los muebles que lo decoran son negros. No hay mucho espacio, la cama está prácticamente en la sala, misma que tiene por decoración dos muebles y una mesita pequeña. Un florero en una esquina cerca de los muebles hacen de decoración, la cocina por otro lado con sólo lo básico y mi bebé y yo somos los únicos que desentonamos en esta neutra decoración con nuestra vestimentas de colores vivos.
Suspiro y me siento en la cama, veo a mi pequeño a los ojos, él también me mira y le sonrió.
-A partir de hora solo seremos nosotros dos, tú tía Lucí estará ausente por un tiempo y tu papá no nos va a separar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro