Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Sentados en la sala de espera ambos movían sus pies creando ritmos y mirando la pantalla con la esperanza de que mágicamente el tiempo se hubiese adelantado y, con él, los números hubiesen avanzado más rápido. Amelia miró su papel, el sesenta y tres, aún le quedaban más de veinte números para que fuera su turno y pueda retirar los exámenes que tan nerviosa la habían mantenido. A su lado Nicolás jugaba con sus manos mordiéndose el labio mientras trataba de concentrarse en la televisión donde las noticias anunciaban un accidente en la carretera. Si bien el día anterior le incomodaban un poco las muestras de cariño de Romina hacia él por la presencia de su posible madre, en ese momento le hacía falta su novia y le habría gustado tenerla al lado.

—Ya, cariño, si va a salir todo bien —le dijo posando su mano en su hombro antes de que entrara a la consulta donde un enfermero le haría el examen.

—Ojalá.

Suspiró y volvió a mirar la pantalla donde se anunciaban los números, pero aún no era su turno. ¿Tanto debía esperar para que le entregaran un sobre con una hoja dentro que tendría escrito el resultado de los análisis?

—Con todo esto... —empezó una conversación Amelia ya cansada de sólo escuchar las voces de personas que no conocía. No había tenido oportunidad charlar con él de otras cosas que no fuera aquello que los tenía ahí en el hospital— no nos hemos conocido como corresponde... quiero decir, no sé mucho sobre usted.

—Tiene razón... ¿qué quiere saber?

—Mmm... —Pensó un momento— A parte de la feria ¿te dedicas a algo más? —preguntó finalmente con la esperanza de que le hablara de una universidad y una buena carrera.

—No tengo otro trabajo... antes, cuando era más chico, trabajaba mucho en fundos, pero lo dejé cuando mi tía Xime me ofreció trabajo con ella en la feria.

—¿Y no estudias?

—No, no he tenido oportunidad. O trabajo o estudio, es difícil hacer las dos cosas y tampoco es un chiste vivir de mi tía. Por mucho cariño que me tenga, no quiero que me mantenga porque no le corresponde, suficiente tiene con darme un techo.

—Veo que la quieres mucho —comentó Amelia sintiendo ciertos celos.

—Como a una madre, soa Amelia —respondió sin pensar y sonriendo Nicolás al pensar en todo lo que aquella mujer había hecho por él.

Amelia bajó su mirada a sus manos luego de sentir cierto dolor por la declaración del joven. Si realmente era su madre sería muy difícil que él la llegara querer tanto como a Ximena y eso la desanimaba. Una a una sus esperanzas se rompían, quizá había cometido un error al buscar a su hijo ya adulto que ya tendría su vida hecha después de tantos años.

—¿Has tenido algún problema con ella por buscarme? —Lo interrogó ya esperando la afirmación. De algún modo ya veía que la feriante se interponía entre su hijo y ella, de este modo perdería el contacto con Nicolás. No podía culparla, estaba en su derecho de defender al chico que debía ser como su hijo, aun así eso no la animaba a rendirse.

Los recuerdos invadieron la cabeza del joven, las cosas no iban tan bien en casa como antes, ciertas discusiones se habían dado entre él y Ximena desde que había encontrado a esa señora, cosa extraña considerando que ella no se enojaba mucho con él. Más discutía con Damián las noches que llegaba tarde a su hogar después de una fiesta o cuando decía que iba a salir con una chica, que por lo general siempre era diferente a la anterior con la que había salido.

Revivió en su cabeza la cena anterior, una de las más incómodas que había vivido y en la que estuvo a punto de perder la paciencia.

—Mi'jo, enserio, yo se lo digo con todo el cariño que le tengo, pero ¿no cree es una locura estar haciendo estos exámenes después de tanto tiempo? —Repitió Ximena para luego llevarse una cuchara de comida a la boca.

—Tía, usté' sabe que quería encontrar a mi mamá, si no le agradaba ¿por qué no me lo dijo antes? —Respondió él ya molestándose.

—No creí que la encontrarías —susurró.

—Ya, mami, si el Nico no se va a olvidar de nosotros solo porque encontró a su mamá.

—Aún no es seguro —lo trató de contradecir la mujer.

—Con todas esas coincidencias, yo creo que es un poquito obvio —terminó Damián su idea.

"Un poquito obvio", esperaba que fuera cierto, porque después de todo Amelia no era una mala persona y no se sentía tampoco preparado como para tener una desilusión y tener que empezar desde cero.

Parecía que tenían resortes cuando por fin fue su turno y ambos se pusieron de pie al instante. A paso apresurado se acercaron al mesón y pidieron los resultados con el comprobante del día anterior. Para ambos fueron los minutos más largos de su vida, era como si el reloj se hubiera detenido justo en ese momento en el que la secretaria les entregaba el sobre. Habían esperado mucho por tenerlo en sus manos, a pesar de eso cuando ya estuvieron sentados nuevamente se quedaron mirando, de algún modo esperando que el otro tomara la iniciativa de abrir y leer.

—¿Lo hago yo? —Preguntó Nicolás con un poco de tartamudeo.

—Sí... claro.

Con manos temblorosas el joven rompió el sobre, cuidando no hacer lo mismo con su contenido. Contuvo la respiración unos segundos antes de desdoblar el papel, una vez que ya lo estiró buscó con la mirada lo que realmente le interesaba de ese análisis, saltándose el relleno del margen de error y procedimiento.

—¿Y? —dijo Amelia ya perdiendo la paciencia. Nunca había sentido a su corazón latir tan fuerte, tal parecía que la gente a su alrededor podía oírla.

***

Cuando pasó el umbral de la puerta ya era la hora a la que acostumbraba almorzar, sin embargo no tenía hambre, las emociones del día le habían robado el apetito. Sentados a la mesa estaban Damián y Ximena conversando de las ventas del día. No les prestó atención y solo se sentó en el sofá dándoles la espalda a ellos, mirando al techo mientras su mente se llenaba del ruido de sus pensamientos.

—¿Cómo te fue? —lo interrogó Ximena algo preocupada al verlo llegar así y a la vez nerviosa por los resultados del examen.

—Bien...

—¿Bien? —Dudó Damián de su respuesta.

—Bien

—A ver mi'jito —dijo la mujer mientras se paraba de su asiento y se posaba al lado de Nicolás— ¿Qué pasó?

—Nada... me fue bien.

—¿Entonces por qué está así, Niquito? ¿Salió negativo?

—No... Salió positivo, soy su hijo.

La sala quedó en silencio unos segundos, cada uno con reacciones diferentes. Damián estaba sorprendido y poco a poco comenzaba a formar la alegría en su interior por su casi hermano que durante mucho tiempo había deseado eso. Nicolás seguía tratando de asimilar todo, recordando las lágrimas derramadas en el momento y la incertidumbre al no saber qué hacer, cómo sería su vida y la de esa mujer luego de dicha noticia. Por otro lado Ximena trató de ocultar su dolor y reemplazarlo por una falsa alegría por su niño. El único corazón atormentado y dolido era el de ella, el cual temía que le arrebataran al chico que tanto quería y muchos años antes se había ganado un lugar en su interior.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro