Extra 4.
A la mañana siguiente tuvieron el ala abarrotada, sin embargo, todos los no invitados fueron inteligentes y no entraron directamente al cuarto, si no que se quedaron afuera en la sala. El ala era muy grande, con sus propios cuartos, baños y salones privados. Su propio departamento de lujo.
Por eso, fueron inteligentes y esperaron afuera.
El alfa podría tomarlos como intrusos, y el omega, en este caso, vampiro, no estaría nada cómodo. Y aunque se morían por ver a los cachorros, no podían meterse de esa manera tan irrespetuosa.
Sin embargo, no esperaron mucho, las puertas se abrieron y de ahí salió un imponente lobo blanco, quién tenía arriba de su lomo, a tres lindos cachorros que variaban de color. Detrás de él, venía un hermoso vampiro con otros dos cachorros en sus brazos. Su mayor tesoro.
—¡¿Cinco?! —Chillo Jimin con sus ojos y boca bien abierta. Se veía las ganas de correr a Taehyung pero se contuvo hasta que este se sentó en un sillón cercano, uno muy cómodo. Jungkook le siguió de cerca para pararse a su lado, como un lobo trofeo con sus cachorros.
—¿Todo bien?
—Sí. —Asintió Taehyung con un suspiro, haciendo un ademán para que se pudieran acercar.
Cosa que todos hicieron, Jimin no dudo en ser el primero en sentarse al lado de su mejor amigo para tomar a uno de los cachorros, el cual era muy pequeño.
—Ese se había escondido entre los demás. El muy quisquilloso.
—Sabía que eran más de cuatro. —Exclamó Jimin con una sonrisa de suficiencia. Extendió su mano hacia su hermano, quién le dio unas preciosas joyas. —Y por eso hice mi apuesta. Gané, ja.
—¿Cómo estás?, —preguntó Jin, tratando de no estar dolido por haber perdido. No le gustaba perder. Era algo bien conocido.
—Bien. Cansado, todavía. Adam, ¿hiciste los que te pedí?
—Sí, mi señor. Ya hay sangre disponible para los pequeños.
—Uf, sí, huele deliciosa, quería encajar los colmillos. Pero eso no es importante, mira a esta lindura, igual que el tío. —Arrulló Jimin con una hermosa sonrisa mientras que alzaba a uno de los cachorros, el más pequeño.
Taehyung miró un momento con una pequeña sonrisa antes de poner en su regazo a todos sus cachorros, uno por uno, desde bien temprano los bebés se habían montado sobre Jungkook y no lo habían soltado, estaba tan felices acurrucados en el lomo de su padre que este no quiso bajarlos de ahí.
—¿Ya pensaron en los nombres? —preguntó Yoongi a una distancia adecuada. Igual que Hoseok, Soyeon esta vez no estaba. Solo Adam, Jimin, Jin, y Namjoon eran los otros en la habitación.
—Estamos en eso. Por ahora son chiquito, monita, babita, peludito y escurridiza. —Exclamó Taehyung con una enorme sonrisa juguetona.
—¿Esta pequeña es escurridiza, entonces? —Jimin arrulló con ternura.
Todos se morían por cargar a los cachorros pero esperaron a que Jungkook fuera a su habitación para cambiarse y vestirse. Una vez este desapareció, se fueron hacia los cachorros, peleando para todos tener uno.
Eran absolutamente adorables. Se notaba que eran hijos del lobo blanco ya que Yoongi puntualizó que eran considerablemente más grandes que el cachorro promedio.
—Y creo que también salieron a su padre. —Se quejó Jin cuando el cachorro que tenía le mordió la muñeca.
—Soyeon tiene la seguridad que son un mix entre nosotros dos. Habrá que esperar cuando estén más grandes. Pueden tener un lado más dominante que el otro.
—Al menos son todos lobos, el cambio siempre me ha parecido fascinante. —Dijo Namjoon, arrullando al cachorro que tenía Jimin.
—Quién hubiera pensado que el príncipe terminaría no con uno, ni dos, ni tres cachorros si no que la puntería de ese rufián lo preñó con cinco pequeñas pelusas. ¿Verdad que sí, escurridiza?
—Son cinco para que sus tíos cuiden a cada uno de ellos personalmente, ¿no es genial?
La mirada de todos excepto de Yoongi era de terror puro.
Quién lo diría.
***
Los días pasaron, pero no había ningún momento de paz, no por los cachorros, en realidad, ellos se estaban portando como buenos ángeles. Se la pasaban más que todos durmiendo como todos los cachorros a su edad, tanto que sus padres empezaron a llevarlos en una linda y cómoda canasta sin tapa. Amueblado con una camisa de Jungkook y otra de Taehyung para mayor satisfacción.
Los primeros días eran importantes. Los padres creaban un vínculo más fuerte, que crecía con el tiempo.
Entre ambos se turnaban para darle de comer a sus cachorros. Entre sangre y comida para bebé se la pasaban gorditos y llenitos. Habían comenzado a caminar en el segundo día. Todavía no habían pensado en nombres, eran un desastre con eso, realmente, así que solo pensaban en ellos como cachorritos bonitos.
Poco después, ya se aventuraban más por la habitación, no habían querido sacarlos todavía, hasta que les tocó. Después de todo, eran príncipe y alfa de un montón de idiotas que al parecer no sabían funcionar sin ellos.
Excepto, ellos sí están perdidos sin Adam.
—¿Quién dijiste que estaba aquí? —preguntó Taehyung, poniendo a sus cachorros en la canastita.
Estos chillaron porque querían seguir acurrucados con su papá, quién seguía en su estado de lobo. Los cachorros adoraban este lado de él, y siempre se acurrucaban en su pelaje, Taehyung incluido. Se sentía bien tener ese espacio para ellos. Juntos y seguros. Sabiendo que su alfa estaría cuidando de todo.
—Gonzalo Mendoza.
—¿Qué hace ese pomposo aquí?
Adam cerró los ojos al ver que Jungkook empezaba su proceso de cambio. Espero el sonido familiar de ponerse la ropa antes de volverlos a abrir.
—Quiere mirar cómo van las cosas. La nueva manada y eso, señor.
—Lo que quiere es chismosear.
—Y conocer a los niños.
—Sí, chisme.
—No lo digas muy alto, amor...
—Dudo mucho que me escuche desde tan lejos, no eres tú.
—Claro que no. Nadie es como yo.
—No suenes tan creído.
Taehyung alzó la canasta con delicadez, mirando tiernamente a sus hijos acurrucados unos con otros. Eran cinco pelusas bien bonitas. Variaban de tamaño y color en esta forma.
Esperaba que pronto cambiarán a su forma humana, aunque no tan pronto, era más fácil de esta manera. Solo había que tener cuidado con las pequeñas garras, y con la salida de sus dientes afilados. Pero podían con ellos. Además, estaban fascinados con la forma lobo de Jungkook, quién los mantenía en la ralla.
—Muy bien, vamos.
—Espera.
Taehyung pausó su salida obedientemente. Se estremeció cuando el poderoso lobo se acercó por detrás, y luego se derritió cuando este lo cubrió con su olor, frotando su mejilla por sus hombros y cuello. No era necesario, ya que olía a él todo el tiempo, ya ni recordaba como era su propio olor. Ahora solo olía a su lobo y estaba feliz con eso pero entendía, y le gustaba, así que permaneció quietito mientras dejaba que cargara su cuerpo con ese afrodisiaco.
Una vez satisfecho, salieron de ahí. Con Jungkook caminando atrás de él como de costumbre.
Le había dicho hace tiempo ya que no era necesario, ya no trabajaba para él, ya no era su guardaespaldas pero Jungkook le dijo que se sentía más seguro y cómodo teniéndolos en su frente, y protegiéndolos desde atrás, y podía ver mejor todo el panorama. Eso fue suficiente para no volver a tocar el tema.
Pronto llegaron al salón donde Adam había dejado a Mendoza.
Quién estaba con un puñado de sus guardias, comiendo felizmente una tortita de aperitivo.
—Saludos, Alfa Mendoza. Me alegra conseguirte tan cómodo en mi aquelarre.
—¡Oh, la pareja de la década! Un gusto volver a verlos. —El hombre era guapo, eso no se le podía quitar, sin embargo, esta vez lucía más relajado que la última y única vez que lo vieron—. Me alegra ver que les está yendo muy bien. Cachorros, nada menos. Quién lo habría imaginado.
Fue muy inteligente no pedir que si podía acercarse. Ya suficiente cordiales había sido con recibirlo sin aviso previo. Taehyung ya sabía que Jungkook no estaba de humor, no solo lo reflejaba en toda su cara, toda su aura gritaba enojo.
Que un alfa pisara territorio de otro sin aviso previo era insultante, tanto que podía causar peleas.
Cosa que Mendoza notó. Cauteloso, terminó de comer su aperitivo antes de proseguir—: Me disculpo por llegar de improviso. Al parecer, el consejo... todo el consejo fuimos los últimos en enterarnos de la noticias de que estaban teniendo cachorros. Y no pudimos esquivar el venir para evitar malentendidos. Y asegurarnos que todo va bastante bien.
Taehyung tomó una profunda respiración. Su embarazo no había sido del todo secreto pero sí cauteloso.
Sus cachorros eran del linaje lobo más poderoso de todos. Descendientes directos, primogénitos del gran lobo blanco. Y como si eso no fuera suficiente, eran hijos también del actual príncipe de los vampiros. Una combinación maravillosa y peligrosa, depende de a quién le preguntaras.
Sabía que el consejo tendría que tener cuidado pero no le gustaba que los acusaran de ocultar algo, algo que no tenía nada que ver con ellos.
Solo eran un montón de inútiles miedosos que tenían miedo de que su autoridad se viera frágil cuando tenían al legendario primer lobo entre ellos.
—Y me gustaría decir que era lo único pero la cantidad de lobos viniendo a unirse a su manada es inquietante.
Taehyung enarcó una ceja. Ni siquiera hizo un ademán de ir a sentarse. Seguían parados cerca de la puerta. Este invitado no iba a durar mucho.
—Creo que hemos cubierto todas las leyes con respecto a la manada. Es legal y creo recordar que si hay lobos que quieran refugio se les concederá, como todas las manadas y si quieren unirse, tendrán su proceso de evaluación, cumplimos con todo.
—Por supuesto, sin embargo tus hijos...
—Mis hijos son mitad vampiros, y no veo la razón por la que el consejo lobo tendría que ser el que se entere primero.
Para estos momentos, Jungkook estaba eufórico de furia. Sus orejas de lobo estaban en señal de amenaza, y gruñía muy bajito pero eso podía cambiar, Taehyung tenía que controlar esta situación o sí iban a tener razones para tener al consejo en su puerta.
—El detalle es que no son cachorros normales.
—¿Disculpa?
—Príncipe...
—Su Alteza —Gruñó. Pero no más fuerte que Jungkook. Un alfa no dejaba sus instintos tan fácil en los primeros días, incluso primeros meses, después de que sus hijos vinieran al mundo. Incluso, tendían a comportarse más salvajes y protectores. ¿Cómo osaba este alfa venir a invadir su territorio de esta manera sabiendo que tenían cachorros? Era inaudito—. Su Alteza para usted, Alfa Mendoza. Y voy a ignorar a cómo te has referido a mis hijos, por el bien de usted, Ahora, permíteme aclarar: Mis hijos no son asunto de nadie más que mío y de mi pareja, y si quiero ir más allá, solo de mi familia cercana. El consejo lobuno no tiene nada que decir mientras sigamos las normas, cosa que hemos hecho al registrar a nuestros hijos. ¿Quedó claro?
Por un momento pensó que este alfa se daría cuenta que estaba en un territorio gobernado por vampiros. Pero sobre todo, el territorio oficial del príncipe de los vampiros nada más y nada menos pero como todo hombre altanero, solo veía el poder y su estatus. Pensó que era diferente pero al final, como todo alfa de poder, no le gustaba ser cuestionado y menor verse amenazado por un alfa más fuerte y poderoso.
—Alteza, debe entender que el consejo lobuno lleva años trabajando sin casi incidentes, manteniendo el orden, y que estos cachorros tengan sangre de dos seres poderosos, es inquietante.
Era verdad. Sus hijos ya tenían un aura poderoso, y ya eran más grandes e inteligentes de lo normal, pero eran sus hijos, y ya se estaba enojando, y ni hablar de Jungkook, que estaba a nada de tirarse al alfa Mendoza.
—¿Inquietante, siendo cachorros? Hablemos en unos años, cuando estén más grandes y sobre todo, cuando aprendas a pedir una cita para entrar en un territorio que no es de lobos.
—Ahora, Alteza, no permitiré que me insultes de esa manera. —El tono tranquilo y pasivo de Mendoza cambió con cada palabra, y empeoró cuando camino hacia adelante.
Eso fue suficiente para Jungkook.
En un parpadeo, el gran lobo blanco voló hacia el otro alfa, tomándolo por la garganta, penetrando la punta de sus garras en la piel, levemente, mientras lo estrellaba con la pared. Los guardias ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar de lo veloz.
Una vez que lo hicieron, vampiros aparecieron para poner en resguardo a su príncipe. Era la nueva guardia que habían contratado y enseñado. Todos habían crecido en su aquelarre, y Jungkook llevaba meses entrenándolos, y se habían asegurado de que eran fieles.
—Vienen sin avisar, me insultas, hablas sin permiso, insultando a mi pareja, reniegas como perro, insultando a mi familia. ¿Tantas ganas tienes de morir? Te lo dejé claro hace meses, no me interesa tu posición, y si lo hiciera, ya no serías el alfa de tu manada, ni parte del consejo. —Jungkook lo mantenía tan bien agarrado, con sus garras tocando la yugular que el otro no podía moverse. Sus ojos se encontraron: un par había miedo, en el otro par había furia bien justificada, y era algo divertido ver que aunque se estaban mirando, el Mendoza era al menos dos cabezas más bajo que Jungkook, tenía que subir su cabeza para mirarlo bien—. Espero que te quedé claro. El consejo no tiene nada que hacer aquí. Lárgate.
Los otros lobos que acompañaron a Mendoza no hicieron nada. El aura Alfa de Jungkook era demasiado poderosa. Naturalmente, los lobos no tan fuertes querrían su apreciación, y no su molestia.
Taehyung observó todo con una sonrisa, sin preocuparse de nada, acarició a sus cachorros que seguían muy animados, ahora más después de ese calor de poder viniendo de su padre. Los condenados solo querían jugar y seguir jugando.
—Fue un gusto verle, Alfa Mendoza. —Dijo con sarcasmo viendo como el hombre salía sin dignidad de su casa. Y sin palabras, porque tan poco se despidió. — Hoseok estará tan enojado. Seguro le dirá unas grandes palabras.
—Joder, quería destrozarlo.
—Oye, oye, nada de eso, me prometiste compórtate.
—Nunca acepté eso.
—Yo tuve a tus hijos, tengo derecho.
—¡No puedes usar esa carta para todo! —Se quejó Jungkook, tomándolo por la cintura, poniendo ojos de cachorrito. Incluso sus orejas estaban agachadas.
—Espero que tus hijos no sean igual que tú.
—No, serán como tú. Hermosos, inteligentes, fuertes, valientes, poderosos... —con cada palabra, Jungkook dejaba una hilera de besos en el cuello de su príncipe, quien había movido la canasta para que Jungkook tuviera acceso completo a él.
—Cállate. Vamos a buscar a Adam, tengo que ponerme al día con algunas cosas. Y me estás entreteniendo.
—Más tarde sí que te voy a entretener. —Murmuró Jungkook con esa voz rasposa y sensual, cerca de su oído antes de dejarlo ir.
Taehyung ruborizado, hizo un ademán de 'déjalo' antes de correr lejos de él, aferrándose a sus cachorros como si eso lo detuviera.
Ja.
Nada detendría de encajarlo su erección todas las veces que quisiera, porque ese príncipe era igual de cachondo que él. Solo que lo disimulaba mejor. Algunas veces.
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