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Extra 1.

Sabía que algo iba mal cuando sus camisas empezaron a desaparecer. No se dio cuenta al tan rápido, tenía una manada, sí, una manada que atender ahora que era el Príncipe Consorte del Príncipe de los Vampiros y además, había muchos lobos en su territorio. Nos se hablaba mucho al respecto, los vampiros no oficializaban muchas cosas, solo quién era el príncipe quién gobernaba en cierto territorio y quiénes formaban parte del consejo, de resto, si tenías pareja, con una mordida en el cuello era suficiente para la oficialización.

No eran de muchos protocolos, solo de fiestas, fiestas y más fiesta.

Así que era un secreto a voces que ahora él también podía mandar a los vampiros del aquelarre del príncipe.

Pero, ahora con su estatus de Lobo Blanco, muchos lobos empezaron a pedir asilo en el aquelarre de su vampiro. Al punto de que habían más de 300 lobos ahora bajo su techo. No estaban viviendo en el castillo, joder no, sería insoportable tener lobos y a vampiros cachondos por los lobos.

Así que prosiguieron a hacer cabañas, no muy lejos del castillo. El castillo podría ser grande, muy grande, tenía que serlo dada la cantidad de vampiros pero no podían tener a los lobos, no daban abasto. Aprovechando que el territorio de su príncipe era, bueno, todo el país, se tomaron libertadores.

El castillo estaba rodeado de un frondoso bosque y un montón de lugares hermosos bien escondidos donde podían crear una nueva manada y sí que tenías que crea una nueva dada la cantidad de lobos que llegaban todos los días para buscar "refugio" con el Lobo Legendario.

Cuando en realidad era una excusa para poder estar cerca del Lobo Blanco. Después de todo, su poder se sentía a kilómetros y los lobos solo querían estar cerca de tan inmenso poder que irradiaba seguridad y confort. Y solo querían estar cerca del lobo más fuerte.

Claro que esto no explica por qué sus camisas y luego sus suéteres empezaron a desaparecer. Al principio no pensó mucho en ello, la lavandería era un desastre con tantos vampiros exigiendo que su ropa sea cuidada de la mejor manera. Pero luego, no tenía nada que ponerse cuando hasta sus pantalones también desaparecieron.

Sumándole a esto, estaba su vampiro. Quién se había sentido muy mal las últimas semanas al punto de necesitar su sangre todos los días. No tenía problema, como lobo, bombeaba muchísima sangre, así que si Taehyung quería beber litros y litros de ella, su vida no peligraba.

Y sí que había querido tomar mucho de ella. A su vampiro le encantaba su sangre, por supuesto, pero más que eso, ahora le calmaba los dolores por el que su cuerpo había caído últimamente.

Eran leves: de cintura, de cuello, de espalda, incluso tuvieron que hacer el amor acostados de lado por un tiempo, y con Jungkook haciendo todo el trabajo porque su vampiro se cansaba con facilidad. Y gracias a eso, habían comenzado los cambios de emociones en su pareja. No con él, la mayoría de las veces Jimin era el más afectado, y Jin, por alguna razón, toda la furia iba hacia ellos.

Él, en cambio, recibía mimos y escenas de celos, mucha de ella. Los vampiros habían aprendido rápidamente a no tirarle miradas de deseo o algo parecido, por otro lado, los lobos no tenían deseo pero sí anhelo y esa estúpida mirada de querer complacer a Jungkook. Esa era lo peor para Taehyung.

Después de tres meses, no toleró nada más y le dijo a Jungkook que enviara a otro lobo a hacerse cargo de esa manada o iba a quemar a todos esos lobos. Por suerte, no pasó a mayores, Yoongi tuvo que venir a explicare que los lobos veían a Jungkook como un padre, un todopoderoso y naturalmente querían complacer. Y siempre querrían hacerlo, estaba en su adn. A Taehyung no le gustó nada pero ahora lo toleraba.

Lo toleraba porque iba con él sin falta y se le pegaba, más bien lo abrazaba mucho. Y estaba bien con eso, Taehyung amaba igual ir y salir de su castillo, además que estaba encantado con los cachorros que había en la nueva manada de su territorio. Podía pasar horas jugando con ellos, se desenvolvía bien con los niños.

Una mañana le había preguntado—: ¿Por qué eres tan bueno con los cachorros pero no con los adultos?

—Porque ellos no te miran como si quisieran saltar sobre de ti, de esa manera. —Gruñó Taehyung. Su labio inferior saliendo lindamente, en un dulce puchero. Estaban regresando después de visitar la manada. Caminaban agarrados de la mano, bien pegaditos. Solo disfrutando del bosque.

—¿oh? Había pensado otra cosa.

—No lo digas.

—No, no, pensé que querías cachorros.

—¿Perros? No creo que sea buena idea, digo...

—No, cariño, perros no... —Jungkook se paró un momento para tomar el rostro de Taehyung en sus manos, apretando ligeramente sus mejillas para que los labios de este formaran una linda 'o'—Cachorros.

—¿Te refieres... te refieres a bebés?

—Sí.

La reacción que esperaba Jungkook no era para nada a la que obtuvo. Fue cacheteado, suavemente, en su cabeza, cinco veces, luego se vio envueltos en otras cachetadas en su hombro, y abdomen.

¿Qué carajo?

—¡¿Quieres traer un omega?! ¡Eres un idiota! —Los colmillos de Taehyung estaban brillando, sus ojos gritaban peligro mientras seguía golpeando a su ex – sigue siéndolo – guardaespaldas.

—¿De dónde sacaste esa conclusión? ¡hey, deja de...! Ven aquí, joder. —Tomó las muñecas de Taehyung, sujetándolo para que dejara de pegarle. Sabía que su vampiro había estado teniendo cambios de humor muy deprisa, y que a veces, no pensaba bien las cosas, pero no pensó que iría por ese camino cuando sabía mucho que lo amaba.

—Tú, monstruoso lobo, patán, idiota... —refunfuñó el vampiro, tratando de alejarse del muchísimo más grande lobo pero era jodidamente imposible. Fue envuelto en un abrazo, y capturado entre un gran árbol y aquel suculento cuerpo.

—No me refería a eso, bebé.

—¿Y cómo piensas traer cachorros, ah, ah?

—Hay otro métodos.

—Que no involucren mujeres y omegas.

—Adopción. Obviamente.

Taehyung hizo un puchero. Todavía reacio a la idea. Ninguno de ellos podía tener cachorros, además, esa opción era más bonita y atractiva. Pero estaba reacio, muy reacio, hasta que...

—¿No quieres?

—No dije eso.

Jungkook sonrío mientras dejaba caer besos castos en la mejilla de su vampiro—: Tendremos muchos, muchos cachorros, ya verás.

—Tampoco dije que sí.

—Mucho de ellos.

Habían tenido esa conversación hace unos meses, cuando los cambios en Taehyung empezaron a hacerse notables. Pero no pensó mucho en eso hasta ahora.

—Ey, tú. ¿Has visto al Príncipe?

—No.

—¡Tú, renacuajo! ¿Has visto al príncipe?

—No, lobo.

—¡¿Alguien sabe dónde coño está Adam?!

—Besuqueándose con ese lobo.

—Maldita sea, ¿dónde te metiste, nene? —Gruñó. Caminando por el laberinto de pasillos. Venía de la lavandería, ahora mismo, toda su ropa había desaparecido y según la humana a cargo, hace días que su ropa no había sido llevaba a lavar.

Había llegado después de correr un rato en su forma de lobo. Había recibido una noticia que le molestaba, no era nada grave pero le molestaba. Así que quería ir y acurrucarse con su vampiro, asegurarse que estaba bien dada las últimas semanas. Además que si salía por mucho tiempo, Taehyung se ponía muy ansioso y luego eso le provocaba dolores en su espalda, así que le gustaba tener a su vampiro con buena salud.

Pero también estaba la cosa de que no era la primera vez en las últimas semanas que esto sucedía. El vampiro se perdía a veces por horas todos los días, y llegaba muy soñoliento, como si hubiera estado durmiendo en esas horas de desaparición. Luego se enterraba en sus brazos y pedía mimos y sangre, mucha sangre.

Pensó en volver a su forma de lobo y buscarlo pero no quería meterse en su hora solitaria del día. Estaba bien, muy dormido pero bien, así que no estaban tan preocupado. Solo que entonces le tocaba a él enfrentar a los problemas del aquelarre. Como si no fuera suficiente.

—Tú, ¿dónde está, Adam?

—Séptimo piso, pasadizo dos, puerta quince.

—¿Y eso dónde carajos queda? —gruñó. Sus orejas moviéndose en mala señal. Ya la calma que la caminata le había dado se fue por el caño. Ni un día libre podían tener.

Subió escaleras, muchas de ellas, evitando a vampiros que querían preguntarle mil cosas. Los evitaba porque joder a quién coño le importaba que la seda para las cortinas no eran B si no C, ¿qué es eso, de todas maneras?

Cuando llegó al piso, no tuvo que adivinar dónde estaba Adam, sus gemidos se escuchaban por todo el pasillo. El vampiro había estado cada vez más de 'desatado' con ese lobo de dos metros y algo, el cual venía a visitarlo con demasiada frecuencia, y lo odiaba. Adam era el pilar de este aquelarre, y siempre que ese venía, lo entretenía, y entonces él no tenía tiempo para meterse entre las piernas de su príncipe. Porque Adam estaba entretenido.

Una verdadera molestia.

Así que si él no tenía diversión, nadie lo tendría.

—Muy bien, ustedes dos, —gruñó al abrir la puerta, con bastante fuerza. Tuvo que empujar varias veces con su hombro para poder abrirla. Una vez dentro, ni siquiera se impresionó por la posición comprometida en que los encontró— muy bonito y todo pero necesito que Adam haga sus deberes, ya luego tendrán tiempo de tortolito.

La mirada aterrorizada de Adam le satisfacía mucho, en cambio, ese lobo, Matthijs, lo miró como si tuviera dagas asesinas. Qué pena. Su casa. Sus reglas.

Aunque sí habría que buscar otro ayudante o dos para el aquelarre, Adam estaba en su proceso de pareja, obviamente, y no iba a tener tiempo para nada y él no iba a tener a su príncipe todo estresado, joder.

Tendría que hablarlo con ambos, cuando uno no esté con las piernas abiertas y el otro no esté desaparecido o dormido.

—Y que sea rápido.

Gruñó. Saliendo de ahí y dejando la puerta bien abierta como chantaje.

Iba a empezar a bajar las escaleras cuando una intensa tristeza recorrió su cuerpo. Oh sí, no era nuevo. Había estado pasando más y más en las últimas semanas. Al parecer, él y su vampiro eran tan compatibles que podían sentir lo que el otro sentía. Algunas parejas de lobos podían hablar mentalmente entre ellos pero no corrieron con la misma suerte.

No lo necesitaban tampoco, ya se comunicaban bastante bien sin eso.

Sin embargo, sí podían sentir cuando tenían grandes emociones del otro. Como ahora. Jungkook se sintió infeliz. ¿Por qué su vampiro estaba triste? ¿Quién coño lo hizo sentir así? Un bajo gruñido se formó en su garganta, sus orejas de lobo se tensaron mientras mostraba sus dientes y corría a dónde estaba su vampiro.

Naturalmente, sabía dónde estaba, solo que nunca hizo el intento, dándole espacio a su pareja, en especial en estos últimos meses que había estado tan a flor de piel.

Corrió entre los pasillos hasta que dio con su antigua habitación. Aquella que había usado en los primeros días como guardaespaldas de Taehyung. Frunció el ceño, ¿por qué su vampiro estaría aquí?

La habitación quedaba un poco lejos de donde dormían, actualmente, después de todo, el príncipe tenía toda un ala para él solo. Así que no entendía, ¿su habitación actual no era buena para una siesta?

Se acercó sigilosamente, afinando su oído. Solo Taehyung estaba ahí. Abrió la puerta lentamente y entró, siendo recibido por una adorable escena que llenó de calor su corazón.

Había dos lugares marcados en la habitación, uno estaba en una esquina con montones de almohadas apiladas de manera precisa, pero el que le llamó su atención fue donde estaba su príncipe.

Taehyung se encontraba en la cama, en la enorme cama, de alguna manera había logrado crear una especie de nido con pocas almohadas pero sobre todo con su ropa. Mientras se acercaba pudo reconocer toda su ropa en la cama, camisas, buzos, suéteres, polos, pantalones, deportivos... Todo estaba ahí.

Y fue cuando entendió, pero era imposible, joder.

Sin embargo, eso sería para otro día.

—¿Amor? ¿Nene?

—...

—¿Mi vida? ¿Precioso?

—...

—¿Corazón? ¿bebé?

—Uhm.

—¿Puedo pasar?

—Uh-huh.

Hizo una mueca, eso no le decía mucho. Sabía lo que estaba pasando, así que fue con cuidado. A pesar de que era su pareja.

Cuando un omega hacia su nido, era muy celoso y posesivo, incluso a su alfa le costaba mucho tener permiso para acurrucarse, solo podía después de arrastrarse demasiado. En algunos casos había suerte y el omega quería esos acurrucos y mimos que no había que arrastrarse tanto, aunque igual al alfa le gustaba ahogar a su omega con regalos.

Sin embargo, Jungkook no sabía cuál era su suerte hoy.

Por suerte, no tuvo que esperar mucho.

—Ven. —Un delicado susurró se coló entre el nido de ropas y la almohadas.

Jungkook no tardó mucho en ir hacia su príncipe pero antes de colarse, Taehyung añadió—: Dame la ropa.

—¿Qué?

—Quítate la ropa.

—...

—¡Dámela, ahora!

Y en un parpadeo, su vampiro rápidamente lo desnudó y se escondió en el nido con su ropa actual. El frío lo heló.

—¡Entra, entra!

Se deslizó entre los montones de ropa y mantas, teniendo cuidado de no derrumbar nada. Era muy bonito, era una especie de dona, un círculo con el centro completamente desnudo, perfecto para acurrucarse, con un techito arriba de una manta calurosa. Era muy acogedor, perfecto para un omega, y lo que más noto era que su olor estaba en todas partes, ya de por sí los lobos tenían un olor muy fuerte, él lo tenía el doble, y al parecer, su vampiro estaba encantado.

—Abrázame, abrázame. ¿Está bonito, verdad? —La voz que llegó a sus oídos no era la dura y segura de su vampiro, al contrario, era tímida y miedosa. Sí, tenía todas las señales pero todavía no creía que su vampiro estuviera pasando por una anidación omega. Era imposible, ¿no?

—Está perfecto, mi amor. Acogedor, seguro, precioso, confortante... —Le abrazo de espaldas, en el camino dejó besos en el cuello mientras se acurrucaban, estaba medio doblados, piernas entrelazadas y sus cuerpos tan pegados que no entraba ni un alma más. Suspiraron felices.

—Había hecho otro, —ah, el de almohadas— pero no me gustó, está feo y no entendía que me pasaba, no entiendo qué me pasa. Tengo siempre sueño y, y estos cambios de humor me ponen de mal genio y y y solo quiero venir aquí y acurrucarme, hacer un pequeño espacio para mí y para ti pero no te quería decir porque... porque no sé qué me pasa.

Jungkook buscó una de las manos de Taehyung para entrelazarla con las suyas, tenía una teoría pero ahora no era para traerla a debate.

—No es nada malo, nene. Es mi lado lobo influyendo en ti.

—Mugrosa bestia...

—Oye, adoras a esta bestia.

—...musculoso de buena polla.

—¿Quieres que comience a hablar sobre ti? Veamos... un príncipe mimoso y sediento de sangre...

—fastidioso perro...

—y sediento de polla...

—Bueno sí, soy un príncipe con clase, tengo exigencias.

—¿y yo formo parte de eso, Su Majestad?

—Eres mi mayor exigencia, debes satisfacer todos mis deseos, y plegarias y todo.

Jungkook se quedó mirándole con esa mirada boba y tierna, completamente enamorado, sus orejitas de lobo se derritieron al ver como Taehyung lo miraba de la misma forma.

—Eso siempre hago, mi príncipe.

—Uh-huh... entonces, ¿te gustó mucho, mucho, mi nidito?

—Muchísimo, pero ¿por qué aquí?

—Casi nadie viene aquí, así no me molestan, es muy privado. Y tu olor sigue estando por todas partes. —La voz de Taehyung era tan baja que solo sus oídos extra sobrenaturales le ayudaron a escuchar.

—Déjame arreglar eso, bebé. ¿O no quieres un nido más grande y más bonitos y con más cosas mías?

La mirada de Taehyung se alzó curiosa y brillante, completamente atento. Emocionado. Si fuera un lobo, estaría moviendo su cola.

—Pero me gusta esta...

—Entonces vamos a mudarla, todo lo que quieras, solo quiero estar contigo y saber dónde estás. Y poder acurrucarme contigo en este precioso lugar que hiciste para nosotros.

—Uh-huh.

Lo que Jungkook no sabía era que no iban a ser solo ellos en unos meses. 

¡Y lo prometido es deuda! ¡Aquí el primer extra que espero les haya gustado mucho!

En total serán 5 que vendrán en todo agosto. ¡Muchísimas gracias x leer! 

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